Cita
-¡¿Ishigami Senku?!
-Hola, leona. -Él le sonrió ladinamente.
-Tú... -Ella sintió la furia comenzar a recorrerla y de inmediato dio un paso en su dirección, con un puño en alto. Él retrocedió dos pasos de inmediato, con las manos en alto-. ¡¿Qué demonios haces aquí, estafador mentiroso?!
-Vengo a aclarar un malentendido -dijo rápidamente, eligiendo muy bien sus palabras.
-¿Qué malentendido? Leí tu maldito mensaje, Senku. ¡Dijiste que ya no teníamos porqué vernos! -Volvió a acercársele con intenciones agresivas y él retrocedió hasta que acabó con un pie en un escalón.
-Antes de que me golpees -exclamó, viendo su puño temblar y sus ojos llenos de ansias por encajarle un buen golpe-. déjame preguntarte algo... ¿cómo podría haberte mandado ese mensaje si nunca me diste tu número?
Kohaku se congeló.
Ahora que lo pensaba... era cierto, ella nunca le dio su número.
-Eh... ¡¿Y cómo es que encontraste mi casa si nunca te di mi dirección?!
Senku se congeló.
-Ese no es el punto aquí. -Viendo que ella ahora parecía más confundida que enojada, dio un par de pasos para alejarse de las escaleras-. Todo fue un malentendido estúpido. Parece que ambos estuvimos buscando en la misma red social, y yo tenía programadas citas contigo y otras mujeres. Cuando te encontré, decidí cancelar esas citas. Un amigo mío se encarga de manejar eso, y no le dije tu nombre, solo que cancelé todas mis citas. -Ella lo miró dudosa, aún con el puño en alto-. ¿Por qué querría cancelar la cita, leona? Estuve todos estos días pasando por un montón de problemas ridículos para encontrarte, y eres la que más posibilidades tiene de ser la persona correcta. Solo fue un malentendido.
Lentamente, Kohaku bajó el puño, cruzando los brazos bajo su pecho con una mueca pensativa.
De hecho, lo que él decía tenía mucho sentido... y ella debió haber pensado en cómo diablos consiguió su número una hora después de haberse visto.
Gimió con fastidio, sintiéndose estúpida.
-Maldita sea... no tienes idea de lo mucho que te maldije estos últimos días. -Se apoyó contra la pared, llevando una mano a su frente-. Lo siento...
Senku rio entre dientes, aliviado de que ella le creyera sin tanto problema.
-Está bien, solo que aún me debes una cita, leona. -Sonrió descaradamente.
-Ja, no soy una leona. -Lo miró mal, pero luego sonrió, feliz de que él no se molestara por su error estúpido-. Y por mí está bien, es domingo, hasta podríamos salir ahora mismo si quieres.
-¿Eh? -Lo pensó un momento-. Pues resulta que sí quiero.
-¿En serio? -Lo miró boquiabierta-. Bueno, pues... déjame traer mi bolso.
Y así, sin ningún plan y sin decir nada, los dos salieron del complejo de departamentos y empezaron a caminar sin rumbo en una especie de cita improvisada.
Tanta planeación con Ruri-nee para que al final mi primera cita con él sea así, pensó Kohaku, divertida por la situación.
No había tirado el vestido que compró para la cita, por suerte, aunque si había llegado a planear el regalarlo, pero no hubo tiempo de cambiarse para esta cita improvisada, y además él tampoco estaba vestido como para una cita, tenía puesta camisa a cuadros, pantalones simples y una bata de laboratorio, como todo un nerd.
-Y... ¿quieres ir a algún sitio? -le preguntó luego de varios minutos caminando en silencio.
-No creo que la biblioteca sea un buen lugar para una cita. -Rascó su oído con el meñique-. Tampoco el museo, aunque tiene una exhibición muy interesante sobre joyas antiguas.
-Ugh, por favor no, Chrome ya llevó a toda la familia allí ayer, fue un suplicio. -Su gesto se arrugó de solo recordarlo.
-Veo que la geología y la gemología no es lo tuyo. -Rio secamente.
-No, pero en general no me suelen gustar los museos, siempre acabó queriendo dormirme. -Bostezó. Hasta recordarlo le daba sueño-. Solo una vez me llamó la atención, cuando exhibieron espadas y armaduras de samuráis. Aunque mi interés duró media hora y el recorrido fue de dos horas.
-Ah, samuráis, a un amigo mío también le fascinan. Sé que durante la era Heian empezaron a usar cuero para sus armaduras, utilizando laca para aumentar la durabilidad a través del tiempo, y eso lo aprendí por las malas. Mi amigo utilizó una réplica exacta de la armadura para un evento, con laca incluida. Soy alérgico, acabe con las mejillas hinchadas como un par de sapos muertos. -Kohaku se echó a reír de inmediato, más cuando Senku la miró con fastidio-. Me alegra que mi experiencia cercana a la muerte te resulte tan graciosa.
-Lo siento -dijo sin dejar de reírse, sonando a que no lo sentía en absoluto.
-Nah, descuida. -Rascó su oído con una sonrisa relajada-. Yo me lo busqué, quería robarme las escamas de hierro de la armadura.
-¿Qué querías hacer qué? -Lo miró boquiabierta.
-Tenía muchísimas, no iba a extrañar unas cuantas. -Sonrió sin ningún tipo de vergüenza.
-Ja, comienzo a pensar que sí eres escoria después de todo. -Sonrió resignada.
¿Se suponía que esta era su alma gemela?
-Con esas piezas podía haber obtenido trióxido de dihierro, me interesaba purificarlo para usarlo como soporte de almacenamiento magnético. En esa época estaba trabajando en un proyecto escolar para crear una súper computadora a base de chatarra y piezas rudimentarias, capaz de controlar un pequeño satélite que lance previamente al espacio en mi primer año de preparatoria.
-¡¿Hi-hiciste todo eso en preparatoria?! -Casi se va de espaldas-. No entendí mucho del triciclo de hierro o lo que sea, pero eso del satélite se oye impresionante.
-Desde primaria me interesa trabajar en lanzar mis propios cohetes, aparte del sueño infantil y fantasioso de ser astronauta, sueño que aún no abandonó del todo. -Rio, mirando al cielo con ojos anhelantes. Kohaku se dio cuenta de que, a pesar de sus palabras que tachaban a su sueño como una simple fantasía, él hablaba muy en serio, y era algo que visiblemente le importaba-. Traté muchos años lanzando pequeños cohetes más a la escala de maquetas, tuve que pasar por varios fracasos. Mi primer fracaso solo fue construido en un par de horas, por supuesto que falló apenas despegar. El segundo fracaso me tomó todo un año, y dio vueltas por todas partes antes de acabar enterrado en el piso. -Volvió a reír-. El tercer fracaso me tomó un par de años, y logró explotar a gran altura, sin abandonar del todo la atmosfera terrestre. -Bufó-. Aunque tomó buenas fotografías... En fin, todos esos fracasos fueron solo los pasos que me llevaron a mi primer éxito, un cohete que logró poner en órbita un pequeño satélite conectado a mi computadora, con diversas funciones. Y hoy en día sigue orbitando la tierra. -Sus ojos brillaron mientras volvía a mirar al cielo, con una sonrisa ladina feroz y complacida.
Kohaku no pudo quitarle la vista de encima, sintiendo su corazón acelerarse. No sabía mucho de cohetes, y jamás le interesó ver a alguien presumiendo lo inteligente que era, pero esto... Él no presumía, él estaba hablando de algo que lo apasionaba, algo que le había costado mucho esfuerzo, el cómo no se rindió y al final, siguiendo paso a paso, logró su objetivo.
Era... no sabía por qué se sentía tan embelesada por él ahora mismo.
¿Se suponía que esta era su alma gemela? Esperaba que sí.
Sonrió inmensamente.
-Ja, creo que es la primera vez que me interesa aprender más de cohetes -admitió, sin dejar de sonreír-. Imaginó que lo sigues construyendo, ¿trabajas para JAXA o algo así?
-Más o menos, trabajó con ellos de vez en cuando, pero tengo mi propia empresa dedicada a otras investigaciones que me interesan, todo con el propósito de recaudar el dinero para fundar una empresa aeroespacial y seguir construyendo cohetes, pero ya sin estar sujeto al gobierno, y además tener total poder sobre el uso de mis cohetes. -Sonrió de forma un tanto psicópata que le dio mala espina.
-Pareces un científico loco o algo así...
-Gracias.
Kohaku negó con la cabeza, hasta que sus ojos captaron unas luces brillantes que llamaron su atención. Volteó, logrando ver a lo lejos una sala árcade.
Siguieron caminando en silencio, sin que ella pudiera quitarle los ojos de encima a los videojuegos que se veían a través de los ventanales. Senku eventualmente notó que miraba fijamente a cierto punto y siguió su mirada, también quedándose con los ojos pegados al lugar.
Los dos siguieron caminando hasta que llegaron a estar junto en la calle frente al lugar, con la baba casi escurriéndoles por las bocas.
Luego de un momento, intercambiaron miradas.
-¿Te gustan los videojuegos? -preguntaron al mismo tiempo, para luego jadear emocionados al darse cuenta de que la respuesta era obvia.
Entraron a la sala de videojuegos como dos niños pequeños y se la pasaron allí toda la tarde hasta que a Kohaku le dio hambre y arrastró a Senku lejos de una vieja consola Atari, ansiosa por llenarse el estómago de algo delicioso.
-¿Y qué quieres comer? -preguntó él, desganado, todavía lloriqueando por dejar los videojuegos.
-Carne -contestó de inmediato.
-¿Conoces algún lugar por aquí cerca? Yo no.
-Oh, sí, conozco uno muy bueno. -Lo arrastró emocionada a través de las calles.
Llegaron a un lugar que parecía estar lleno de motociclistas, camioneros y delincuentes, con música rock tan alta que Senku la sentía en su garganta. Había una hilera de parrillas donde preparaban barbacoas que llenaban toda la calla de humo, y grandes pedazos de carne suficientes para alimentar una manada de leones en cada una de ellas.
Kohaku entró al lugar felizmente, contrastando como una muñeca Barbie en un estante lleno de figuras de orcos del señor de los anillos. Se acercó al barman, un anciano que parecía haber pasado por tres guerras, pero que le sonrió como si fuera su dulce nieta. Eso fue lo único que animó a Senku a entrar al lugar, pese a las miradas extrañadas de muchos clientes, miradas que pasaron a ser de molestia cuando se paró junto a Kohaku.
-¡Senku! ¡Tienes que conocer a Jii-san! -le gritó para que lo escuchara, debido al alto volumen de la música-. ¡Jii-san, este es mi prometido! -lo presentó ante el barman, enseñándole su anillo, aunque todos la escucharon y muchos empezaron a mirar a Senku con intenciones asesinas.
-¡¿Este?! ¡JAJAJA! -Él se rio como si Senku fuera un mal chiste-. ¡Lo vas a destrozar en la primera noche, niñita!
-¡Ja, puede ser! -Kohaku rio divertida, aunque sonrojada.
-¡En fin, niñita, que bueno que al fin apareciera la rata de tu prometido, comenzaba a creer que te quedarías solterona, incluso con esa cara de muñeca que tienes! -Volvió a reír escandalosamente-. ¡¿Y qué van a comer los futuros esposos! ¡Se nota que tu rata necesita comer más carne!
-¡¿Quieres comer aquí?! -le preguntó ella-. ¡¿O pido para llevar?!
-Preferiría para llevar -intentó hablar alto sin gritar-. No me gustan los sitios con música tan alta.
-Oh. -Se decepcionó un poco, pero lo comprendía, a Chrome y Ruri les daba pánico ese lugar, él al menos entró.
Pidieron brochetas para comer mientras caminaban, y Kohaku se quedó conversando con el barman mientras esperaban a que se hicieran, mientras Senku sudaba frío por las miradas asesinas de muchos hombres allí.
-¡¿Así que el prometido de la niñita, eh?! -El cocinero tampoco lo miró de forma muy agradable-. ¡¿Y dónde está tu anillo, eh?!
Bufando, Senku sacó el anillo de su bolsillo y se lo colocó.
-¡No escondas el anillo, muchacho! -El barman lo miró con desaprobación-. ¡Desde ahora, eres un hombre comprometido! ¡Tienes dueña! ¡¿Te quedó claro?! -Rompió una botella de cerveza y la acercó a su rostro, que palideció de inmediato, asintiendo con nerviosismo.
Kohaku solo se carcajeó.
-¡Jii-san es tan bromista!
Fue un alivio para Senku salir de ese lugar en una sola pieza. A Kohaku le divertía la situación, y rápidamente le dio un palillo y comenzaron a comer.
-Algún día te llevaré al mediodía, es mucho más tranquilo a esas horas -le dijo, de muy buen humor-. No hay música tan fuerte y hasta hay familias con niños, y también puedes conocer a la esposa de Jii-san.
-¿Cómo conoces a toda esa gente? -preguntó, todavía un poco aterrorizado.
-Jii-san es el padre de uno de mis amigos del dojo. -Se comió toda la carne del palillo y sacó otro de la bolsa que le había dado el anciano-. Me hace un descuento, ¡es muy amable!
-Bueno, quitando lo de la amenaza con la botella rota, creo que fue el único que no me miró como si fuera una especie de insecto al que aplastar.
-Ja, no tenías por qué preocuparte, ya me peleé varias veces allí dentro, ¡Jii-san y yo les pateamos el trasero a todos!
-¿Te agarraste a golpes con hombres como esos? -La miró boquiabiertos.
-Sí, pero apenas me tocaron, suelo venir aquí luego del trabajo, así que las tres veces donde tuvimos problemas tenía mi Taser y mi macana. Y claro, una buena patada en los bajos siempre funciona.
Senku siguió boquiabierto otro buen par de segundos, antes de reír con incredulidad.
-Definitivamente eres toda una leona...
-¿Quieres que te dé una patada en los bajos a ti? -Lo miró con una sonrisa apretada en los bordes.
-Ya, ya, como sea. -Comió de sus brochetas-. Hmm, esto está delicioso.
-¡Lo sé! ¡Es carne de primera calidad! ¡Es de mis comidas favoritas! -Comió otro gran bocado-. ¿Qué comidas te gustan a ti? La próxima vez tú puedes llevarme a un sitio que te guste.
-Bueno, hay un puesto de ramen al que siempre suelo ir con mi viejo... Es el mejor ramen de la ciudad y creo que del mundo también. -Rio emocionado-. Definitivamente debes probarlo.
-¡Me encantaría! Tenemos que ir allí en nuestra segunda cita.
-Suena bien. -Sonrió con una sonrisa distante, pensando que esta mierda de las citas no estaba tan mal, después de todo.
Para él, todas las citas anteriores que tuvo fueron, si bien no todas tan terribles, sí que no llegaron a parecerle divertidas ni interesantes como esta. Kohaku era totalmente diferente.
Sí... ahora estaba un poco más convencido. Debía ser ella.
La miró llenarse la boca con más brochetas y se preguntó qué pensaba ella al respecto.
Oh, al diablo, le preguntaría.
-¿Y bien? ¿Cómo calificas la cita prematrimonial? -preguntó con el meñique en su oído, con tono despreocupado-. ¿Te convenciste de que yo soy tu prometido, como le dijiste al barman?
Kohaku lo miró con sorpresa por la pregunta tan repentina, para luego fruncir el ceño y acabar lo último de su comida, masticando pensativa.
Estuvo en silencio tanto tiempo que Senku empezó a sudar un poco, hasta que ella sonrió.
-No estoy 100% segura, pero... -Lo miró directamente a los ojos-. Quiero que seas tú.
Él amplió los ojos por un segundo, antes de reír por lo bajo.
-Tampoco creo que sea posible tener diez billones por ciento de certeza, pero también quiero que seas tú -admitió, complacido de ver su rostro enrojecer-. De hecho... -Recordó algo que Lillian le había dicho-. Hay una forma de despejar algunas de nuestras dudas.
-¿En serio? ¿Cuál? -Lo miró ansiosa.
-Déjame besarte.
Kohaku se quedó muda un segundo, antes de repentinamente lanzarse contra él y darle un rápido beso en los labios, enredando y desenredando las manos de sus hombros en un instante.
Senku pestañeó aturdido, para luego volver a reír.
-No creo que eso sea suficiente prueba -dijo con una sonrisa traviesa, antes de jalarla a otro beso, mucho más largo y profundo.
Pegaron sus cuerpos y Kohaku pasó sus manos por sus hombros, quedándose varios minutos así hasta que finalmente se separaron, jadeando un poco.
-Tú... -Kohaku lo miró muy sonrojada- tienes mal aliento.
Él casi se va de espaldas.
-Es por la comida que me diste. -Se separó de ella-. Tú también tienes mal aliento, pero planeaba tener la suficiente decencia de no mencionarlo.
-Ja, parece que si puedes ser un caballero después de todo -bromeó, riendo felizmente.
-Sí, sí, sí. Ya deberíamos dar por terminada la cita, es bastante tarde y los dos trabajamos mañana, ¿o no?
-Sí... -Kohaku suspiró resignada.
Senku la acompañó hasta su casa, más que nada por alargar la cita, y ella lo miró fijamente apenas llegaron a estar frente a la puerta de su departamento.
-Creo que... deberíamos darme tu número otra vez.
-Muy bien, y ya tengo tu número por la aplicación de citas, por cierto.
-No lo tienes, rompí mi viejo celular.
-¿Qué?... -La miró incrédulo, antes de soltar una gran y seca carcajada-. Bien, bien, aún tengo tu correo electrónico. Y aquí tengo una tarjeta con mis dos números, para que veas que no planeó escaparme de ti. -Le dio una pequeña tarjeta que ella tomó rápidamente.
-¡Ja! No te dejaría. -Sonrió traviesamente, antes de volver a rodear sus hombros y darle otro beso, sorprendiéndolo tanto que no pudo ni reaccionar antes de que ella se apartará y se metiera a su departamento, dejándolo oír su risa incluso después de que cerrara la puerta.
Senku solo pudo reír entre dientes, rascando su oído con el meñique.
¿Se suponía que esta era su alma gemela? Esperaba que sí.
De verdad esperaba que sí.
Continuará...
Holaaa :D
Lamento haber tardado tanto en actualizar, me concentré en otros proyectos x'P
Pero bueno, me lo han pedido bastante y aquí lo tienen!
Como siempre, ya tienen el siguiente capítulo disponible en mi Patreon! :3
Muchas gracias por todo su apoyo nwn
No olviden que se les ama!~
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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