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Besos

Kohaku llegó a casa de Ruri al día siguiente con una sonrisa plasmada de oreja a oreja.

Le contó todo. La llegada de Senku a su casa, el malentendido, la cita y los besos.

—Oh. —Ruri suspiro con alivio—. Me alegra tanto que solo fuera un error. Estabas tan molesta que ni siquiera querías seguir buscando a tu prometido, pero ahora me alegra, porque resulta que no tenías nada más que buscar. Estoy segura de que es él.

—¡Ja, también me alegra! La verdad después de ayer también estoy mucho más segura. Él es tan… increíble. Y besa muy bien. —Ambas rieron.

—¿Quién besa muy bien? –La pregunta enojada de su padre hizo a Ruri crisparse y a Kohaku suspirar con exasperación.

Genial, ahora tendría que explicar todo otra vez. Al menos esta vez podía omitir detalles, dudaba que a su padre le interesara saber lo bien que se sentía la lengua de Senku al fondo de su garganta.

—Hmm, ya veo, entonces ese muchacho si es tu prometido. Me alivia. No quisiera que por despecho de no haber encontrado a tu alma gemela empezarás a besar chicos al azar.

—¿Quién besa chicos al azar? —De repente Chrome llegó y Kohaku gimió desde el fondo de su garganta.

Otra vez tendría que contar la historia.

Extrañamente, Chrome no estaba sorprendido. Y eso que hasta la misma Kohaku estaba sorprendida de que al final Senku si fuera el indicado.

—¿Ya te lo esperabas? —preguntó Ruri, divertida por el gesto de sabiondo de su marido.

—Claro. Las matemáticas no fallan. Ellos coincidieron a la misma hora en el mismo lugar, justo cuando no tenían guantes. Es obvio que son almas gemelas.

—¡JA, ya me gustaría a mí tener la misma certeza que tú! —Kohaku rio divertida.

Luego de hablar un rato, se despidió de su familia para poder ir de compras. Necesitaba un nuevo celular para invitar a Senku a otra cita.

Mientras tanto al otro lado de la ciudad, Senku estaba siendo interrogado por sus padres y sus amigos respecto a lo que sucedió con su prometida.

—Nos reconciliamos. —Eso fue todo lo que les dijo.

—¡¿Y YA?!

—¿Qué más quieren? ¿Una obra de teatro?

—¡Me encantaría! –Su padre fue el único idiota que se molestó en responder a eso.

—¿Pero cómo les fue en la cita? —insistió Lillian.

Por ser ella, Senku se permitió contestar algo un poco más elaborado.

—Nos fue bien. Tendremos otra cita esta semana.

—¡¿Eso es todo lo que dirás?!

—Vamos, te ayude a encontrarla, merezco los detalles. ¡Los deseo! —Ryusui estaba siendo más molesto que de costumbre.

—No.

—¡Vamos, Senku-chan!~ Solo unos detallitos~. –Y claro que Gen no se quedaba atrás.

—No.

—A este paso creo que no nos dirá nada. —Yuzuriha ya estaba resignada.

—No podemos dejarlo salirse con la suya —insistió Gen—. Si lo dejamos ahora, solo nos enteraremos de cómo va la relación cuando nos envíen las invitaciones para su boda…

—¡Hurra, yo quiero ir a la boda de Senku! —Taiju estaba tan emocionado como siempre.

Senku rodo los ojos y decidió escaparse de allí mientras tenía oportunidad, excusándose con que tenía mucho trabajo. Era cierto, pero eso no impidió que de todos modos Gen y Ryusui lo persiguieran a su oficina.

—Largo.

—Solo nos iremos si nos das detalles. —Ambos sonrieron malvadamente.

—Aunque sea uno~.

—Bien. —Frotó sus sienes con cansancio—. La besé. Varias veces. —Decidió omitir el detalle de que ella le dio dos de los tres besos—. ¿Contentos?

Los dos se quedaron con las mandíbulas por el piso, totalmente tomados por sorpresa.

—No puede ser… ¡ya eres un niño grande! —Ryusui rodeo el escritorio para rodear su nuca con un brazo y frotar su puño en su cabello—. ¡JA, JA! ¡Sigue así y seguro pronto te ganarás el estatus de hombre!

—Podemos darte consejos de cómo complacer a una dama, si lo deseas. —Gen guiñó un ojo, obviamente divertido de ver el rostro irritado de Senku.

Él no dejó de gruñir con rabia hasta que logró echarlos de su oficina.

Por fin, maldita sea.

Estuvo trabajando en paz varias horas, hasta que de repente recibió un mensaje que ignoró por completo hasta que acabó con una hoja de cálculo, solo entonces tomó el celular y frunció el ceño al ver varios mensajes.

Varios eran de su padre preguntando estupideces, uno era de Lillian diciéndole que no se salvaría de darle detalles cuando fuera a cenar a casa, y otro de un número desconocido.

Estuvo a punto de ignorar el mensaje, pero entonces recordó que se suponía que Kohaku tenía que escribirle para su segunda cita.

Abrió el mensaje de inmediato. Era ella.

El mensaje le sacó una risa divertida.

Número desconocido: ¡Conseguí un nuevo celular! Ahora ni tú ni yo tenemos excusa para no tener esa segunda cita ;D

Kohaku no había podido resistir la tentación de escribirle apenas llegó a casa con su nuevo celular y lo conectó a su red wifi.

Le estaba mandando mensaje a su hermana para que guardara su nuevo número cuando recibió un mensaje de Senku.

Senku: Siempre puedo decir que pesque una enfermedad contagiosa.

Leona: ¡Ja! ¡Entonces solo tendría que ir directamente a tu casa! Tú ya fuiste a la mía, estaríamos a mano.

Senku: ¿Qué parte de enfermedad contagiosa te parece una invitación a mi casa, leona?

Leona: ¡No soy una leona!

Espera… no me agendaste como leona, ¿verdad?

Senku: No cambies de tema.

No es bueno arriesgar tu salud solo por querer ver a alguien.

Leona: Nunca me he enfermado.

En serio, mis padres me dijeron que solo tuve fiebre una vez cuando era bebé y después jamás me pasó nada.

Una vez un niño fue a la escuela con varicela. Toda mi clase se enfermó, menos yo.

Y tú no cambies de tema. Envíame una captura de pantalla de nuestro chat.

Senku: Je, qué interesante… Tu sistema inmunológico parece diez billones por ciento eficiente. Me interesaría echarle un vistazo. ¿Aceptarías someter tu cuerpo a algunas pruebas en mi laboratorio?

Leona: ¡Deja de evitar el tema, Senku! Mándame una captura de pantalla.

Senku: ¿Debo tomar eso como un no a mi propuesta para experimentar con tu cuerpo?

Leona: Ja, eso me da igual. Pero ni creas que no sé cómo suena lo que dices, pervertido.

Senku: No tengo idea de lo que estás hablando.

Leona: Ajá.

Ahora mándame la captura de pantalla.

Senku maldijo.

Y él que pensó que iba a dejar el tema de lado…

Senku: Claro.

Rápidamente fue a Google, descargó una imagen y la puso de fondo de pantalla en la aplicación en la que hablaban, en su chat. Entonces sacó la captura y se la envió.

Kohaku descargó la imagen y de inmediato jadeo.

¡El bastardo no solo la había agendado como "leona", sino que hasta se puso un fondo de una estúpida manada de leones!

Leona: Te odio.

Vas a pagar por esto, escoria.

Senku rio malvadamente.

Si se iba a hundir, mejor hundirse con estilo.

Escoria: En fin, estaré disponible solo el fin de semana. ¿Eso está bien?

En ese momento, Kohaku le envió una captura de pantalla de su chat.

Él se rio al ver cómo lo agendó. ¿Esa era su mejor forma de vengarse?

Su risa murió cuando vio su fondo de pantalla.

Era Kohaku en la playa, abrazada a un niño que se parecía a su cuñado, por ende su sobrino, pero lo que llamó su atención fue su traje de baño. Era simple, normal, pero maldita sea que ella no tenía nada de simple y normal… ya lo había notado, pero… Joder.

Para colmo, estaba empapada, con el cabello pegado al rostro, y tenía una sonrisa radiante y alegre mientras abrazaba a su sobrinito. Los mensajes que se habían estado enviando la cubrían parcialmente, aunque ni así podían disimular su piel brillante y visiblemente suave y tersa. Y su figura…

Mierda…

Hasta ahora, siempre había sido conocido por su mala suerte, pero… en ese momento, se sintió el bastardo con más suerte en cualquier universo teóricamente posible.

De inmediato se abofeteó mentalmente y se repitió que él no era ningún pervertido gobernado por sus hormonas y tampoco tenía derecho a pensar en ella así.

Por ahora…

Volvió a abofetearse, esta vez mentalmente y físicamente también.

A diferencia de él, Kohaku seguro que no había puesto el fondo de pantalla a propósito para atormentarlo, porque en ese momento le envió un mensaje expresando su confusión por su falta de respuesta.

Leona: ¿Sigues ahí?

Como me digas que te ofendió el apodo iré a esa segunda cita solo para golpearte.

Escoria: Lo siento, tenía trabajo que hacer.

Hablando de eso, debo seguir trabajando. En la noche podemos arreglar lo de la cita.

Leona: Oh, está bien. Yo debo instalar mi juego favorito y asegurarme de no haber perdido mi progreso. Me tiraría por la ventana D:

Escoria: Je, buena suerte.

Leona: ¡Hasta luego!

Senku volvió a escribirle a la noche y siguieron hablando de tonterías, desviándose del tema y hablando de cualquier cosa por horas, hasta que a ambos les empezó a entrar sueño y hablaron de los detalles de la cita los últimos minutos de la conversación.

Saldrían el sábado al mediodía a comer ramen, luego podrían ir a jugar videojuegos, ya que de tanto hablar se dieron cuenta de que tenían varios favoritos en común. Ambos estaban muy emocionados por verse, y se fueron a dormir con sonrisas idiotas en los rostros.

El sábado por la mañana Ruri llegó a casa de Kohaku para ayudarla con su pelo y su maquillaje. Al final no hicieron mucho con el cabello, solo le hizo algunas suaves ondas en el flequillo, y el maquillaje fue muy ligero. El vestido y los zapatos ya estaban comprados, y su hermana la abrazó para desearle suerte una vez estuvo lista.

Acordaron que se verían directo en el puesto de ramen, ya que Senku saldría desde el trabajo hacia allí. Le dijo que los fines de semana trabajaba hasta el mediodía o hasta las cinco cuando estaba ligero de trabajo, y eso que él era el jefe de su empresa y por ende el que se imponía los horarios, definitivamente amaba demasiado su trabajo.

Hablaron mucho durante esa semana antes del sábado, pero aun así Kohaku todavía estaba increíblemente emocionada de verlo y hablar todavía más con él, aunque fuera él quien hablaba más, siempre tenía algo súper interesante que decir.

Cuando llegó al puesto de ramen, Senku ya estaba allí, y la miró con los ojos muy abiertos, recorriéndola con la mirada.

Kohak sintió sus mejillas colorearse y sonrió felinamente, sintiéndose extrañamente complacida.

Si otro hombre la hubiera mirado así ya estaría muerto, pero este era Senku y… bueno, estaba muy segura de que era su alma gemela.

—¡Ja, veo que no tienes ninguna enfermedad contagiosa! —Se acercó a él con una gran sonrisa.

—Veo que ya no quieres matarme. —Sonrió ladinamente, pero volvió a quedarse mirándola cuando se sentó a su lado, cruzando una pierna sobre la otra.

—¿Qué? —preguntó, comenzando a sentirse nerviosa por su mirada fija.

—Nada. —Carraspeo—. Por cierto… —Pareció a punto de atragantarse—. Te ves… bien —soltó, como si decirlo hubiera sido tan difícil como tragarse un puercoespín vivo y enterito.

Kohaku no pudo evitar una sonrisa orgullosa por haber logrado arrancarle ese cumplido.

Comprar ese vestido valió la pena.

—También te ves bien —le devolvió el cumplido al ver que llevaba un traje sin corbata, aun por encima de su bata de laboratorio, probablemente porque venía de trabajar, pero igual se le hizo sinceramente muy guapo. Eso le devolvió su sonrisita irritantemente atractiva.

El almuerzo fue bien, fue incluso mejor que hablar por horas por mensajes, y el ramen fue tan delicioso como él prometió, hasta pidieron para llevar. Luego fueron a una sala árcade que Senku ya conocía desde su adolescencia, para tener más variedad para jugar.

La pasaron en grande, aunque estuvieron compitiendo más que otra cosa, pero fue muy divertido. Muchos los miraban raro por estar vestidos para una cita y estar jugando videojuegos. No les hicieron el menor caso.

Él volvió a acompañarla a casa y de camino compraron helado, y una botella de bebida energética para Senku, que se cansaba por caminar tanto.

—¿Y cuándo será la siguiente cita? —preguntó ella, deseando que fuera lo antes posible—. ¿El próximo sábado? Todavía quiero que conozcas a la esposa de Jii-san, ¡te encantará las hamburguesas que hace!

—De hecho… hay un problema con eso.

—¿Cuál? —Ladeo la cabeza, confundida.

—Tengo que irme a un viaje de negocios a Brasil el próximo sábado. Tengo que preparar un evento para el lunes y dar unas cuantas conferencias, necesito estar allí el fin de semana. También debo estar en Brasil un par de semanas. —Kohaku se vio devastada—. Serán unas tres semanas a lo mucho. Es un viaje que llevo planeando varios meses y…

—Está bien —le aseguró, interrumpiéndolo—. No me molesta, es tu trabajo.

Él la miró fijamente, antes de sonreír.

—Podríamos salir mañana… si no tienes planes. —Ella abrió mucho los ojos—. Y, si puedes, realmente no tengo mucho que hacer el viernes de la próxima semana así que…

Ella lo interrumpió lanzándosele encima para besarlo. Besarlo con muchas ganas.

Bueno, ya eran tres besos en los que ella tomaba la iniciativa.

Senku hizo una nota mental para empatar el marcador antes de irse.

Estaban en medio de la calle y todavía no había oscurecido del todo, pero no se contuvieron en intercambiar saliva y acariciarse los brazos y la espalda. Apasionadamente. Había algo adictivo en el sabor… tal vez porque comieron helado.

O tal vez porque ya se estaban volviendo adictos el uno al otro.

Cuando se despidieron, Senku dejó que Kohaku lo besara otra vez solo por tener una excusa para besarla cuatro veces por su propia iniciativa antes de marcharse.

Aprovecharía esas dos citas pendientes lo máximo posible.

Continuará...

Holaaaa :D

Aquí un nuevo capítulo!

Y como siempre el siguiente ya está listo en mi Patreon :3

Muchas, muchas gracias a todas las personitas maravillosas que se toman la molestia de dejarme un review! Me alegran el kokoro :'D

Ojalá que esté capítulo algo acaramelado les haya gustado! nwn

No olviden que se les ama!~

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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