Mes n°4
Hoy estabas sentado en el sofá viendo esa pantalla extraña a la que llamas televisión.
Después de hacer mis necesidades en la caja de arena y de mi baño personal, camino hasta tu ubicación y subo al sofá, recostándome junto a ti.
Tus caricias no tardaron en llegar y empiezo a ronronear ¡Amo cuando lo haces!
Estuvimos un largo rato de ese modo, pero de la nada rompes el silencio:
—Tienes unos lindos ojos verdes, Natita, y muy adorables también.
Un gato no se ruboriza, pero presiento que yo sí lo logré.
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