Mes n°12
Pescado... pescado...
Tan deleitoso pescado...
Se ve tan sabroso y delicioso...
Siento como mis pupilas se agrandan al presenciar tan prodigiosa expectación.
Tan cerca de devorarl...
El ruido de la puerta me despierta de mi maravilloso sueño, sin piedad alguna.
Al reconocer muy bien la persona que ingresaba por la entrada, no pude evitar en planear el crimen de asesinato más aberrante que hubiera querido cometer.
Robert, tenías que ser tú...
¿¡No pudiste llegar unos minutos después?!
¿No te das cuenta que en mucho tiempo no volveré a soñar algo tan maravilloso?
—Hola, Natita —saludas con cariño y dulzura mientras cierras la puerta.
Te dirijo una mirada con odio desde tu sillón.
—Te traje un regalo —avisas mientras te acercas a mí.
Siento como mis ganas de arrancarte los ojos se calman y desaparecen, ahora sólo siento curiosidad.
¿En serio me trajiste un obsequio?
Veo como sacas un objeto de tu mochila y le quitas el envoltorio. Luego con una mano me lo presentas.
—¿Qué te parece?
Lo observo con mucho detenimiento, no podría explicar con exactitud qué es lo que estoy viendo. Por lo que alcanzo a captar, es de color blanco y negro, de forma redonda y con una mirada muy tierna. Sin embargo, me acerco con desconfianza hacia él y lo olfateo.
No tiene ningún olor conocido para mis fosas nasales, y no huele como a algo vivo, a pesar de su apariencia que dice lo contrario.
—Tranquila, es un oso panda de peluche —dices mientras ríes un poco.
Un oso... ¿qué?
Lo colocas a mi lado derecho y no puedo evitar dar un salto en el sillón por el susto.
Te ríes a carcajadas por mi reacción.
—No te hará nada, Natita —aseguras con una sonrisa confiable y convincente.
Me acerco lentamente a ese objeto extraño y le coloco la pata encima por un segundo y la saco.
No me hizo daño, así que te creo.
Aunque, ¿cómo puede lastimar algo tan adorable?
Me acuesto despacio a su lado, sin dejar de mirarlo. No obstante, no tengo una razón específica de mi acción.
—Qué bueno que te haya gustado, Natita. —Me acaricias y te alejas.
Me gusta tu regalo, Robert. Por lo menos, tendré una pequeña compañía mientras no estás en casa.
Sin embargo, nunca me llenará todo el vacío de tu ausencia durante el día.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro