Quiero ser la niña que mira triste la burbuja que dejo atrás por ir a jugar con otros niños.

Quiero ser ese loco, borracho, en los domingos.

La letra en los letreros que enmarcan un algo que llevas buscando hace tiempo.

Quiero ser ese reclamo en los labios de un marginado.

La lágrima lanzada al vacío a causa del dolor.

Ser tú musa indiscreta, que me veas de lejos, sin que lo note y que me describas en versos.

Qué tus ojos enmarquen perfección dónde no la hay, qué tus manos creen caminos en zonas áridas.

Ser el azúcar en tú herida esa que lames y te sabe al paraíso.

Ser la sábana que te arropa y el antibiótico para tus enfermedades, tal vez copiloto de carreras, incluso tú fiel enfermera.

Dicen qué amores imposibles son pasajeros, ¿qué saben ellos?

Nada. Cómo la nada de saber que no me extrañas.

Te pido, no des más vueltas al carrusel, qué en vez de causar euforia me dará náuseas.

No dejes más tiempo al queso añejar, que en vez de ser un deleite para el paladar, será un vomito en los labios del mandamás.

Así que...

cierra la puerta,
abre la ventana,
tómame y sin más
bésame si tienes ganas,
que contigo,
hasta arder en Troya
y seguir entre los faraones
hasta su descanso.

Ver girasoles quemarse y lunas llorar sin desamparo.
Un poco de la inocencia de un niño, qué prueba por primera vez un dulce y se encanta.

Ser las manos qué se separan sabiendo que luego de la cosecha volverán a tomarse dentro de una cama cálida.

Un paseo, una mirada altanera, un perdón, mil excusas, vasos rotos, platos voladores, gatos soñadores y labios hechos para tú exigencia.

Ven, desnúdame con versos.

Hazme el amor con poesía.

Mátame con tus líneas y tira en mi funeral palabras sin un adiós.

Pues si tomas la daga y te lo incrustas en el corazón, recuerda.

Dejo de ser tuyo pues me pertenece,
¿no lo sentiste?
ya que al que tratas de asesinar es el mío que murió a causa de tú egoísmo amor...