Si la ves no preguntes si está bien. Odia mentir.
Si la ves no sabrás de su dolor. Aprendió a ocultarlo.
Ella posee la sonrisa más brillante del mundo (o eso le dicen)

Lleva los labios rojos pálidos, ojos tristes, demasiado a veces. Pero no lo notarás, no, ella es una actriz experimentada.

Ella vive sola, camina sola, duerme sola, despierta sola. Ella esta sola.

Le pesa el alma, demasiado.
Se imagina historias de amor.
Nunca las vivió, nunca la amaron de tal manera que la curaron, sino más bien la destrozaron.

Ella sueña entre letras, escribe aunque sabe que no lo hace muy bien, pero la sacia.

Mira su reloj y son las 03:33.
Dejó de creer en los 11:11
En los dientes de leones,
en las velas en los aniversarios,
en las estrellas fugazes, fuentes, monedas, dejó de creer en la magia.

Pero se creo un mundo, allí no está tan abandonada, se creó amigos imaginarios.
La llaman rara, loca, extraterrestre.

Cambia de humor con la brisa, no puede definirse o describirse. No, ella va más allá de eso.

Ella vive de melodías, no quiere vivir en la realidad. Si la escuchas con atención, por las noches oirás sus gemidos, llenos de miedo por sus pesadillas recurrentes.

Ella no quiere dormir y a la vez no quiere despertar.
Dejó que su corazón se congelara, olvido la fragancia de la libertad.

Ella saltaría del último piso, total, nadie la pararía. Pero nunca lo haría, es muy cobarde y teme hacer sufrir a los demás.

Todas las noches la puedes ver en su cuarto, invadida por la soledad, se queda mirando la pared, se queda hablando con seres que nunca la acompañaran de verdad.

Tiene miedo a decepcionar a todos y se agobia por cosas muy pequeñas. Es muy tonta y a la vez inteligente. Parece mala, en ocasiones.

Pero en realidad sólo no la conocen, es muy tierna, dicen.
Madura para su edad, dicen.
Despistada, dicen.

No conoce de la suerte, es algo que con ella no funciona. Es una pequeña muñeca de porcelana, muy frágil. Demasiado, pero nadie la cuida.
Por eso en las oscuridades extremas aparecen grietas en su piel, no la culpes, ella no sabe lo que hace.

No le digas que debe dejarlo si nunca pasaste por lo que ella, no le digas que la comprendes, no lo harías. No le digas que se levante, fingirá y no lo hará, mejor abrazala sin una sola palabra.

Es lo único que pide.

Escucha canciones todo un día. Sabes por que?
Pues es la forma más sencilla de callar la voces que le dicen que no vale.

Le dicen que es muy débil, muy tonta, nunca sabe defenderse, no debe luchar pues no lo logrará. Ella no quiere oírlos, la cansan.

En sus sueños la destrozan, no existe una noche en la que no tenga sueños que la llenen de temor.

Aún así nadie la oiría, sus pedidos de ayuda nunca son escuchados, su cuarto es muy grande, no sale ningún sonido.

Ella quiere enamorarse, 19 inviernos equivocándose, no encontró un alma que entienda de su dolor. Nunca encontró unas cicatrices que besar.

No, ella amaría una rosa al igual qué al príncipe. Pero nadie pasa por su castillo. Nadie, sólo cuervos listos para reírse de ella.

Ahora se rindió, no vive; existe.
Respira por inersia, no por placer. No come, nadie lo nota.
Se crea nuevas historias en su lienzo, nadie las mira.

Pero no te preocupes, aprendió que nadie estará a su lado.
Le duele pero se dice que es su precio.

Sabe que algo hizo mal, no sabe que, pero algo hizo para sufrir así.

Pues ella escribió esto con mucho dolor.
Pues así me di cuenta de que puedo ser tan buena que ni aún así me necesitarían.

Sueño que no soy esto.
Una niña depresiva, sueño que no estoy sola todo el tiempo. Quizás mis ángeles imaginarios crean abismos entre mis campos de hortigas, crean problemas, huh... Muchos.

Pero al menos me abrazan por las noches, auque no pueda dejar de sentir este frío.

Si me conoces sabrás que vivo en el constante invierno, a veces incluso en verano, siempre diciendo que me congelo, de verdad siento mucho frío.

Nadie me salvó.
Nunca hubo una rosa,
menos un príncipe.
Tampoco un alma,
nada de magia, ni compañía.

Nada, no hay nada. Si alguna vez fui un ángel pues perdí mis alas. Sabes, de la misma manera en que conozco personas que me entienden, nunca me abrazarán. Están muy lejos.

A otras no las veo o escucho más que en muy pocas ocasiones y otras que "veo todos los días" y no me dirá nada. O si me lo dice será para un favor o para recalcarme que todo lo hago mal.

Niña, a 24 inviernos, aprendiste a salvarte sola, me enorgulleces.