65; La felicidad era ese café en sus labios
Imagina que...
Los días en vez de acabar, comienzan.
La torre de Ipiza se pone derecha
apuntando al cielo.
Una madre no mece a su hijo en brazos.
Que un padre nunca aparece
en los cumpleaños de su niño.
A la monalisa le roban la sonrisa.
A Da Vinci lo tachan de cuerdo.
A los pájaros se les caen las alas.
A los adultos se les caen
las caretas.
Los adolescentes dejan de ser
suicidas y sus amores son
eternos.
Un corazón roto se une
cuándo entiende que el otro
ya mató su porción, su pieza.
Un amante llora
y una prostituta se enamora.
Los Alpes dejan de ser fríos.
Los desiertos se llenan de ríos.
Mis manos dejan
de llorar palabras.
Las escuelas se llenan de libros
y no de WiFi.
Las conversaciones son de cara
y no por una pantalla.
Los amores nacen
y no son perseguidos
por la sociedad.
Un gato se encanta del perro
y forman una amistad
verdadera.
La poesía deja de ser rima
para locos y pasa a ser versos
de todos los días.
Qué ese café de tus ojos deja
de quemarme cuándo
sobrepasa la taza.
Que me curas el celo de verte
enamorado de la cama.
Que me callas a besos.
Que me gritas del andén
qué tú alegría son mis líneas.
Que te como la vida
qué paso a ser mía.
Que te bebes mi vida
qué paso a ser tuya.
Que los barcos pierden el timón
y que sin rumbo fijo
llegan al tesoro.
Que me levantas la blusa
con anhelo de tocar mi corazón.
Qué me tocas el corazón
y te das cuenta
de qué siempre te perteneció.
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