63;¿Cómo pude llegar a odiarte así?
A veces camino por Berlín, ya sabes, me gustan los laberintos.
Perderme detrás de alguna mariposa, buscando ese mapa que me marque el tesoro de tus ojos, quizás y sólo quizás poder encontrarte.
Ignoro esas canciones en las que escucho tu voz, me envicie por otras métricas, letras y su voz me trae paz, cómo la tuya alguna vez lo hizo.
Creo que te estoy olvidando y no, no creas que me jacto cómo aquel ladrón que se enorgullece por haber robado la sonrisa de la monalisa.
No, yo me jacto de superarme, superarte. De aprender que mis pies pueden bailar solos al ritmo del tango que jamás aprendí a bailar
Me aferré al odio, hoy lo dejaré que el amor se desvanezca cómo el humo de mi cigarro sin sabor. Odiar fue mi puño más fuerte, el escudo que decidí proponer en esa guerra sin contraparte.
Sonaban en mi edificio gritos con tu voz, pero ya me acostumbré, se desgasto el vinilo que guardaba recuerdos de un pasado qué muere cada vez más.
Amor platónico, de niños, no te echaré la culpa, entendí que cargas con mucha de por sí para tener más.
Pero te odio.
Se qué él hará que te olvide, amor del pasado, eso eres.
No te preocupes aún no lo encontré, pero cómo diría uno de mis amigos "Primero debes quererte para luego querer"
Y yo te quise más a ti y me olvide de mi. No sé si te pasará a ti también. Pero en las madrugadas echo de menos charlar, sólo mirarte y que me devores los miedos.
Juegos, bromas, locura.
¿Te acuerdas cuándo pensábamos qué nunca nos pararían?
Que tonta, creí tenerte.
Nunca te tuve pues eres un alma libre
Y un alma cómo la tuya debe volar y no permanecer atado.
Qué ilusa fui, ahora lo veo bien.
Me arrepiento de tanto, el rencor nubla mi vista, te mereces lo peor, lo prometo, el karma te dará lo qué merezcas, ya ves, siempre fui así.
No te guardo tanto odio a ti, cómo a mi, caerle mal a quién sea que no le quepan mis palabras.
Eres el lobo feroz y yo caperucita roja, me hiciste tanto daño, la abuela era mi corazón y te lo comiste entero, dejándome sobras, nada.
Muéstrame tú versión. Si tienes los cojones, nunca debimos decir ese puto "para siempre" duró semanas y luego todo se volvió negro.
¿Estarás tan jodido cómo yo?
¿Te esconderás entre escotes sin latidos?
¿Te dejé un vacío?
¿Qué sientes?
Yo sólo siento las mariposas oxidadas que dejaste en mi.
Te olvidaré cómo me lo hiciste.
Te pagarán con la misma moneda, espero.
Adiós.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro