57; Ese "te quiero" olvidado
Y dime...
¿Cómo sobrevivir a este invierno de silencios?
¿Nos pusieron un punto final?
No lo sé, sólo se que yo sigo
aquí poniendo una coma,
una continuación, un adiós
sin pronunciación.
¿Y si quise luchar?
¿Si rendirme
nunca estuvo
en mis planes?
¿Si sólo nos alejamos?
¿Si los miedos fueron más grandes?
¿Cómo puedo pretender ser feliz?
Dime.
Si eras tú quién me hacia ver lo bueno, cambiaba mi matiz.
Yo te decía, qué eramos cuál café,
tú eras aquel amargo sabor que quedaba mezclado homogéneamente con el endulzante que era yo...
¿Ves?
Incluso yo aquí, lejos de tus vías, tú en aquella estación, sigo sonriendo al saber que el recordar, no es morir.
Eras mi colibrí encerrado, entre esos barrotes de vidrios rotos.
¡Cómo te amé!
Nunca pensé que me notarías.
Un ser con tal esplendor, tenerte en frente y pensar que me veías cómo a cualquier alma rota de la multitud.
Otro más en tú larga lista de admiradores.
¿Ella mirarme?
Eso pensé aquella primera vez.
Escondía placer en sus uñas, dolor en sus ojos y su espalda era aquella carretera que nadie logro circular. Podías ver rastros de esa imperturbable inocencia bestial.
No lo niego, nunca creí aterrizar con mi nave inútil en tú planeta, nadie me culparía, tú eras lo que jamás imagine para mi.
Eras, eras mejor.
Quiero hacerte flotar, sonreír de nuevo, que cuándo me digan que que hago contigo yo responda:
Ella me liberó y yo la rescaté.
Pues me tienes, tan loco que ni las melodías me sacian, ni las horas pasan, llego a las 2, 3, 4, de la madrugada y no te encuentro en la cama.
¿Sabes el dolor que me causas?
¡Despierta!
Sé que me esperarás al borde del sol, mientras sigo preso en este espejo, lo siento por no poder darte mas que retazos de mi corazón.
Pero, cuándo vuelvas te esperaré en aquel andén.
Lo prometo, despertaré en tú infierno, haré que sueñes
Te juro que me paralizo ¿pensar en que te pierdo?
Me tiro al fuego.
El poema que nunca te recite, ese que ahora te diré, va así:
"Ven mi colibrí encerrado.
¿Quién tus alas ha cortado?
¿Porqué lloras?
¿Porqué me ignoras?
¡Oh mi colibrí de hierro!
Deja que te saque el hielo,
deja que te lleve al cielo
deja,
sólo...
dejáme amarte,
dulce colibrí,
no dejes que tus huesos de vidrio
me destrocen.
¡Oh colibrí salvaje!
Dejen que dome al mundo,
dejen que beba de mis miedos,
dejen que sea su esclavo,
dejen que me queme,
pero no dejen que me abandone
ella es mi colibrí,
la que rechina
en mi último suspiro
ese que me asesina
cuándo caigo dormido.
¡Oh colibrí!".
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