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No sé si será el alcohol corriendo entre mis venas aún.
Si, alcohol.
Lo dirás,
pero tú odias el alcohol.
Lo sé.
Pero, embriague a mis demonios en una botella, trate de olvidar esto qué me duele tanto.
¿En serio tienes el corazón tan frío qué nunca en realidad me dejaste un espacio para llenartelo de un calor qué derritiera aquella fría coraza?.
¿Por qué me enseñaste ese mundo tan nuestro, si lo abandonarías?
¿Si abandonarías a éstas palabras qué surcan los vientos de la miseria?
Sólo quiero despertar y qué pueda contarte mis cosas sin sentido.
Mis noches, mis latidos.
Pero no.
Y me dolió, tanto qué ingerir aquel líquido calmo mis pensamientos, qué hasta estas horas de la mañana entorpece mis pasos.
No le entero de la vida, si tú eras mis paradas y mis días.
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