Creo que ella era tan valiente cómo para ser esa hada volando entre cuervos son miedos, era dulce u tediosa dependiendo de su brisa. Nunca diría palabras cariñosas si no fueran disfrazadas de sutiles insultos.

Ella traía el ocaso en sus cabellos, la ironía en sus palabras, tristeza en sus ojos y preciosos versos tatuados en sus palmas.  Esas líneas que moría por ocultar, pero por alguna razón sólo yo podía notar.

Cuándo se expresaba el mundo se detenía sólo para exclamar la, tal perfección era posible en tan duro ártico?. Sería posible desmembrar sus hilos para que sólo yo pudiera maniobrarlos?

No.
Ella era consiente de su poder sobre los demás, siempre altiva, jamás bajaría la cabeza ante ninguna tiranía, tan obscura era su noche que en ocasiones ni la luna iluminaba sus colores.

Discúlpame por ser tan idiota, nunca pensé quebrarme ante cada letra que ahora estoy relatando cómo esa poesía de inmensa felicidad que eres tú para mi.

Cuándo vi llegar tu invierno cubierto de un manto rojo recorriendo tú cuerpo no se me ocurrió otra palabra para describirte más que:

Valiente.

Tan joven para tantos golpes, tan resistente que reviertes los trotes llenos de dolor, marcando siempre firme hacia tú norte.

Tan bella, frágil, preciosa guerrera con la coraza destruida. Eres cómo una mariposa, te lo dije una vez.

Tu complejo mariposa te ataca siempre y un poco más a cada vez, la que consiste en que tú no notas tú perfección, dices que no existe tal descripción en tú vocabulario, pero no notas que para los demás eres la más bella pequeña que vuela con las alas mas hermosas que las del resto y ella no lo nota.

Sólo tú conseguiste enamorar mi corazón insaciable, si quieres podemos soñar juntos y así apreciar aquel paraíso sin pedir permiso a nadie. Colarnos en el cielo dónde ningún ángel podría competir con tus encajes de terciopelo que caen de tus delicadas manos al suelo.

Pero primero debes domarme, soy cómo un león al acecho, jamás deje unos labios sin marcar con mi precio, pero si tú aceptas mis defectos.
Me enseñas a encarcelar mis deseos y sólo liberarlos contigo, prometo 5 cosas.

La primera llenarte de tanto que ese vacío deje tus ojos.

La segunda quedarme a tú lado aún cuándo desprecies mis bromas y mis intentos fallidos por mantenerte feliz.

La tercera es concederte cada capricho que te plazca tirar ante mi perdido reflejo olvidado.

La cuarta sangrar si tú lo haces, rasgar mi piel si tú quieres olvidarme, volverme tú soldado listo para tachar tus días largos.

La quinta y última...

Esa la dejaré para ti, para que me digas que quieres que te quiera.
Que me mires con ganas de golpearme con lirios quemados.
Que me dejes abrazarte cuándo en la pista suene esa balada amarga.

Yo seré tú guardián, tú amigo, tú todo y tú nada. Esa margarita que coges entre tus dedos preguntando si te quiero o no.
El que enciende la luz en tú negro cuarto, besar cada cicatriz que dejo el basto tiempo en tú tersa piel.

Comeré cada pizca de tú bandera cuándo pase por tú carretera, te lo advierto.
No tengo miedo del fango, de los obstáculos si eres tú la que me espera al final del umbral.

Ya ves, juré nunca decir cursilerías a nadie, así que perdón.
Perdón por que te enamoraré cada día de mi vida y de la tuya, por que niña, me has capturado y de esta se que no salgo.

Pd: Cuándo leas esto, créeme estaré allí en tú camino, esperándote, espero no te moleste verme.