Tenías mi nombre tatuado en tú alma. Y yo lo tenía en el mío. Años, recuerdos, llantos.

Odiseas superadas.

Desidia entre líneas.

Entre lo celeste y el azul de esa mirada.

Entre esos bosques qué en la noche incendio, cuál llamarada qué va consumiendo la esperanza. Humo negro, flores marchitas, campos de ortigas y yo?. Yo voy sembrando margaritas.

Quizás no todo sea cómo lo quise relatar. Es una historia, dos percepciones de un mismo caos, una mano qué ayuda y la otra qué esconde ese cuchillo qué me a clavado.

Llagas qué no sanan, el pasado qué pisa fuerte con mis miedos a caer entre tus redes. Qué me perdones.

Qué entiendas qué después de la tormenta sigo recogiendo ilusiones detrás del arcoiris.

Te fallé.
Quizás.
Me fallaste.
Quizás.
Nos herimos
Quizás...

Porqué todo cae en un quizás de mil laberintos, ciudades de marquesa, porcelana corrompida por pinceles de hierro.
Pero quiero quemarme en tú infierno, en tú cielo volar, en tus carreteras caminar y en tus labios acabar.

Así de simple. Cuál sample.

Y aquí, aunque deseé terminar con ésta pesadilla qué es despertar y no ver tus ojos, no puedo. Algo llevo dentro.

Será amor.
Costumbre.
Inseguridad.
No sé, no queda más qué aguardar.

Esperar a qué escribas versos y me los dediques, esperar a volver a caer en tablas llenas de alfileres con espadas dispuestas a matarme, acuchillarme y dejarme herida sin ti para cuidarme...