Siempre decíamos,
qué escaparíamos,
iríamos lejos.

Llegar al infinito,
ser constelaciones juntos.
Nunca lo concretamos.
No puedo contarte ni
plasmar en palabras
lo qué siento.

No puedo darte
más qué lo qué soy.

Ya sabes, lo de poeta no me queda.
Prefiero ser la qué aún espera.

No te hagas más daño amor
Te espero hasta qué el cuerpo
no de, se qué duele.

Son años, una década ya marchita entre nuestros cuadernos
entre nuestros andares,
secretos, susurros silenciosos
tinta roja desperdiciada
en guerras inacabables
Aún en ésta noche imagino qué miramos la luna en silencio,
juntos,
solos.
Tú yo.

Sin palabras,
sólo miradas
y amor.

Estamos jodidos.
Ambos.
Esto terminó
en una metáfora sin salida.

Tú sufriendo.
Yo tratando
de no romperme.

Amor, resiste.

¿Recuerdas nuestros sueños?.
¿Esas pláticas a la inmensa noche?.
¿Recuerdas qué huiríamos lejos?.

Lejos de casa.
Lejos de los qué nos trataban de locos sin causa.
Sólo te pido qué no me dejes sola.
Sólo toma una larga bocanada de aire.

Somos más qué eternos.
Disfruta sin mí.
Para qué cuándo
nos veamos de nuevo.

Los temblores.
Escalofríos.
Palabras queden atascadas.

Qué cuándo nos veamos,
será el auge del dolor.
Seremos los sordos a esos comentarios.

Seremos esos tontos enamorados.

Culpa de tus ojos.
Tus labios.
Tus brazos.
Tus abrazos.

Culpa de ese amor qué nos consume.
Qué nos vuelve títeres del deseo.
De la ansiedad y incluso de la depresión.

La desolación qué se siente.
El corazón qué resiente.
Qué duele.
Qué lastima.

Pero...

Seremos tú y yo.

Dejé mis versos, rimas, líneas morir.
Desvanecerse por ti.
Por mí.

Por este amor qué nos mata y nos revive.