07. Su ex
Su ex
Ya ha pasado una semana desde que Manuel empezó a faltar a clases. No lo he visto ni alrededor de su casa, ni asomarse por su balcón, me parece algo extraño y a la vez...debo admitir que me preocupa, sé que es un irresponsable, pero el jamás dejaría de asistir a clases de buenas a primeras y menos después de lo que paso.
Hoy es lunes otra vez, y como siempre me dirijo a la parada del autobús. Estos últimos días han sido más rutinarios para mí, más...aburridos.
Porque el ya no está.
Lo sé, pero si ese día no hubiera intervenido como lo hizo quizás las cosas no estarían así, aunque bueno, el cambio no sería tan distinto, pues con Sae Mi cerca es muy probable que el deje de hablarme, después de todo tal vez el aun sienta algo por ella...es coreana, es bonita, y es de su misma altura, mientras que yo mido diez centímetros menos...
De que hablas, deja de autosabotearte chica, y concéntrate en lo que es importante.
Si, ok, voy a concentrarme en olvidarme de Manuel, ignorar las miradas aniquilantes de Sae Mi, los cuchicheos en los pasillos y a la profesora de matemáticas a la que le caigo mal por saber realizar a la perfección cualquier ejercicio. Genial un día normal en mi vida como en la de cualquier adolescente.
—¿Qué tal tu fin de semana? Apuesto a que no sabes quien termino con quien...— Y así iniciábamos el día, Gia poniéndome al día de la vida de personas que probablemente apenas recuerde sus rostros.
—Interesante, sí fue por las razones que me contaste entonces ella estaba en todo su derecho de dejarlo— comente mientras caminábamos por los pasillos.
—Pero por supuesto que lo estaba, pero como los hombres son tan perros el muy imbécil se hizo la víctima y hasta le fue a...
Las palabras de Gia se quedaron el aire, su mirada se centró en unos metros más adelante y allí venia... él.
Manuel venía entrando junto a los chicos que conformaban el equipo de futbol. Todos traían la chaqueta azul y blanca del equipo, además el vestía una camiseta blanca, un pantalón gris ajustado y unos zapatos deportivos blancos. Estaba feliz junto a su equipo, se notaba por la sonrisa en su rostro y más porque había un montón de chicas suprimiendo gritillos bajo sus manos y otras gritándoles sin pena alguna todo tipo de piropos. Sin duda eran el centro de atención en ese momento... él era mi centro de atención en ese momento, solo podía escuchar los latidos de mi corazón, y su risa en el aire... él estaba cada vez más cerca, un paso, dos pasos más y estaría frente a mi es como si hubiese entrado en una especie de trance... trance del que me saco Sae Mi al abrazarlo sin pudor alguno frente a todos.
—Volviste— dijo muy entusiasmada, mientras se acomodaba en su pecho— te extrañe mucho ¿me extrañaste?
Esa última oración la dijo echándome una mirada de reojo, ella lo hizo a propósito...quería que yo la viera abrazarlo y que la escuchara, ella era tan predecible, no si es porque yo he leído tantos libros o porque he visto un sin número de k-dramas donde la ex o la prometida hace exactamente lo que ella está haciendo.
Bienvenida al drama de tu vida chica.
Él se quedó estático, sin siquiera tocarla...
Haz algo Manuel Alvares, has algo, apártala de allí.
—Es todo, me van a dar nauseas— escuche decir a Gia, quien en ese instante me tomo de la mano y me llevo en la dirección contraría, mezclándonos así en la masa de estudiantes, dejándome sin poder ver su reacción.
—Sabes que lo hizo solo porque tu estabas ahí ¿verdad? — soltó en cuanto estuvimos lo suficientemente lejos de la abrumante multitud— ¿me estas escuchando?
—¿Eh? — conteste volviendo en mi— lo sé, es decir, después de todo ellos tuvieron algo, la que sobra en esta historia soy yo, así que será mejor que empecemos a ignorar a ese par.
—Vaya, tu forma de pensar no deja de sorprenderme. Si yo estuviera en tu lugar lo apostaría todo solo para darle en la madre a la víbora esa— dijo algo irritada.
—¿Para qué? Para hacer que se enferme más de los nervios y luego quiera matarme, no gracias...yo no soy así...si lo quiere que se lo quede, da igual...
—¿Pero y si el ya no la quiere...?
—¿Bueno y a ti no te caía mal Manuel?
—Y me sigue cayendo mal, solo que Sae Mi me cae el doble de mal...a el idiota de Manuel lo puedo soportar a ella no.
—Solo ignorémoslos y ya.
—No sé cómo puedes decirlo y hacer que parezca tan fácil. Yo no puedo ni decirlo, no puedo ni respirar el mismo aire que ella respira, no la soporto, me irrita...
Gia verdaderamente parecía irritada, y eso que la que estaba en una situación incómoda era yo. Aunque bueno, también hay que tomar en cuenta el hecho de que hace un año Sae Mi le robo la idea para su proyecto de ciencias a Gia, según Gia Sae Mi se ganó su amistad solo para robarle la idea y quedar en el primer lugar, de allí todo el resentimiento de Gia hacia ella, y no la juzgo yo estaría igual o más molesta si alguien me hiciera algo como eso.
—Está bien, te entiendo, ya... respira— dije tomándola por los hombros— vamos a hacer algo, si Sae Mi se mete de manera directa con nosotras, le declararemos la guerra, pero si ella solo se centra en revolotear alrededor de Manuel como una garrapata viviremos nuestro ultimo año escolar sin prestarle atención ¿estás de acuerdo?
—No tan de acuerdo, pero por fin dijiste algo agradable, creo que garrapata seria como su segundo seudónimo después de víbora— comento burlona— Te voy a tomar la palabra, pero que conste si ella me toca o te vuelve a tocar la linchamos con leña verde.
Asentí con la cabeza, y rodee sus hombros con uno de mis brazos antes de empezar a caminar por el pasillo, aunque la verdad lo que dije solo lo dije para que se sintiera más calmada, no tengo la más mínima intención de pelear abiertamente con una chica que apenas conozco, y mucho menos...por un chico.
Nadie ha mencionado a Manolo, pero ya te estás haciendo ilusiones...
No he pedido tu opinión.
Lo siento querida, pero vivo en tu cabeza, puedo saber lo que sientes...y sé que tienes más ganas de pelear por Manolo, que de quedarte de brazos cruzados.
Eso nunca, le prometí a mi padre que me graduaría con excelentes calificaciones, y me convertiría en una profesional competente, como lo fue él. No puedo perder el tiempo en alguien como Manuel Alvarez, y mucho menos manchar mi récord académico por alguien como Shin Sae Mi.
Las clases continuaron de manera normal, a excepción por el hecho de que ahora Manuel había vuelto a clases, y Sae Mi también estaba en el salón. Y las cosas eran tipo:
Gia asesinando a Sae Mi cada que su mirada aterrizaba en ella.
Sae Mi, acercándose a Manuel con la excusa más barata que encontrara.
Manuel con la mirada perdida, haciendo muecas de todo tipo intentando tener el menor contacto posible con Sae Mi, mientras Carter lo daba servido en bandeja de plata, tanto así que le cedió su asiento a Sae Mi para que se sentara más cerca de Manuel.
Y yo, tratando de ignorarlo todo y concentrarme en el pizarrón, en lo que verdaderamente me importaba.
¿Magnifica normalidad eh?
¡Rinnn!
Suena el timbre y es hora de comer. Guardo mis cosas mientras escucho a Gia rezongar sobre lo difícil de la tarea que dejo la profesora de geografía.
—Bien, ¿estas lista? ¿nos podemos ir? Ya no soporto estar en este salón, necesito tomar aire.
—Adelántate si gustas, estoy terminando de guardar mis cosas.
—Bien te espero afuera, donde no huele a víbora, pero si a adolescente mal bañado.
Rei al escuchar su comentario, y cuando estuve lista, me dirigí a la puerta, era la ultima que quedaba en el salón, y se sentía raro, por lo que empecé a caminar rápido hacia la puerta.
—¡Emilia! — me detuve debajo del marco de la puerta al oír...su voz.
Imposible, tengo que estar alucinando.
Me gire en la dirección de la que vino aquella voz...y allí estaba él. Apoyado en la pared de fuera del salón.
Nos miramos mutuamente por unos segundos, en un silencio que parecía eterno, es como si ambos quisiéramos hablarle al otro, pero no encontráramos las palabras adecuadas.
—Hola— me escuche decir finalmente, con una voz mitad incomoda y mitad ansiosa.
—Hola— contesto con una cálida sonrisa— escucha yo...
—¡Manuel! — una voz chillona, horrible como empalagosa pronuncio su nombre haciendo que dejara aquellas vagas palabras en el aire— ¿Qué haces aquí? Los chicos y yo te estamos esperando para comer— dijo la garrapata, colgándosele de un brazo— Oh...Emilia, que gusto verte, ¿quisieras unírtenos? — comento con toda la falsedad del mundo, apegándose más al brazo de Manuel.
—Paso, no gracias— dije asqueada por tanta hipocresía y empecé a caminar por el pasillo.
No se ni porque me enojo, es su ex pero no lo parece. ¿Dónde se metió Gia? Dijo que esperaría afuera, si ella hubiera estado me hubiera evitado este molesto momento.
—¡Emilia! Por aquí— llamo Gia en cuanto me vio entrar en la cafetería, estaba sentada en una mesa, con dos almuerzos, obvio uno era mío, ella conocía mis gustos y sabía lo que me gustaba comer y lo que no, en poco tiempo se había convertido en una buena amiga.
—Pense que me esperarías fuera del salón— dije sentándome frente a ella en el otro extremo de la mesa.
—Lo se, perdón, pero la masa de estudiantes iba en incremento y no podía mantenerme allí, además sí no me hubiera adelantado no hubiéramos alcanzado a sentarnos en ninguna mesa.
La escuché decir mientras a su espalda pude ver a Manuel entrar con Sae Mi colgada de su brazo, a pesar de que le permitía acercarse no parecía muy contento. Ambos se sentaron en la misma mesa en la que estaban algunos de los integrantes del equipo de futbol, Carter era el único que parecía entusiasmado de ver a Sae Mi de su brazo, lo digo porque los demás se mostraron incomodos, mientras que Carter se tomo la molestia de levantarse de su asiento para hacer que ella se sentara junto a Manuel.
Un odioso que merece el premio a peor amigo del año.
Concuerdo.
—¡Hola chicas! ¿Puedo sentarme? — la voz de Rayan el capitán del equipo de básquet me saco de mis pensamientos.
El llevaba la chaqueta color roja del equipo de básquet, una camisa negra (irónicamente del mismo color de la mía) y unos jeans color azul.
—No, no puedes, así que te sugiero buscar otra mesa— le contesto Gia cortante.
—¿De que hablas? Es la única mesa semi basia que queda en la cafetería— si eso era verdad, la cafetería estaba repleta, tanto que basto un par de segundos para que Rayan se sentara a mi lado sin importarle mi incomodidad ni la mala cara de Gia.
—¿Cómo van con su proyecto de ciencias? — pregunto de la nada.
—No somos amigos, así que...si vas a comer come, y si no mejor lárgate. — le espeto Gia.
—Yo opino exactamente lo mismo, tu presencia es de mucha incomodidad para mi, porque por sí no lo has notado hay más de un par de ojos sobre nosotros en estos momentos— argumente molesta, ya que debido a los acontecimientos vividos en este mismo lugar hace más de una semana, había personas murmurando sobre nosotros.
—Ah, eso— dijo bajando sus cubiertos algo tenso— siento que te debo una disculpa, ese día solo quería conocerte, por eso me senté a tu lado me pareciste alguien interesante, pero sí te soy sincero cuando Manuel— su mirada se dirigió hacia Manuel quien estaba en el otro extremo de la cafetería— se sentó en la mesa, supe que él tenía algún interés en ti, por eso dije lo que dije, solo quería molestarlo...
Sí el lo hizo por molestar a Manuel...tal vez él también dijo lo que dijo solo por molestarlo...pero al menos este idiota se esta intentando disculpar, mientras que él ni siquiera lo intenta.
—...así que me disculpo, pero también espero que no te hayas hecho ilusiones pues mis ojos estan puestos en alguien más.
—Pero que ego— solté viéndolo como ha bicho raro.
—Creo que exageraste en la última parte, Emilia ni siquiera te había considerado.
—Me parece bien que aclaremos este asuntillo, y despreocúpate, no hubo un solo segundo en el que me haya alegrado la idea de gustarte...
—Bien, entonces estamos a mano, eres muy linda, lastima que no seas mi tipo...lastima que la chica que me gusta no sea igual de sincera que tu...
Pareció apenado al decir la última frase, razón por la que no pude evitar preguntar:
—¿Y se puede saber quien es esa chica?
—Ella...es como una estrella, la cual puedo ver, pero... jamás tocar— no tuvo que decir el nombre para saber a quien se refería, pues su mirada lo delato.
—¡¿Shin Sae Mi?!— Gia y yo no pudimos evitar decir en vos alta.
—Shuss— dijo tapándonos la boca con sus manos— ¿podrían ser menos obvias?
—Oye, vaya que te gusta apuntar alto, te fijaste en la novia de tu rival— comentó Gia, apartando la mano de Rayan de su boca.
—Actualmemte se dice que es su ex— aclaro muy digno.
—Lo que se dice no es lo que se ve...sino míralos— argumento Gia señalando su mesa de forma disimulada.
—Lo que tu ves no es lo que yo veo, el Manuel que amaba a Sae Mi o el que decía amarla no es el mismo que esta sentado junto a ella ahora mismo.
—Pues yo creo que estas enamorado de la persona equivocada, si no quieres terminar con el corazón roto yo te recomendaría no hacerte ilusiones con ella...ella parece seguir muy interesada en Manuel— dije centrándome en comer y no en ver la cara de Sae Mi, mucho menos la de Rayan.
—¿Y entonces que me recomiendas? ¿Enamorarme de ti?
—No, mejor sigue enamorado de Sae Mi.
Ojalá y se la robara...
Primera buena idea que me agrada.
—Si, yo creo que si, es mejor para mi salud física y mental.
—¿De que hablas? Sae Mi es la encarnación de la cocaína, lo más dañino para el cuerpo.
—Descuida Gia. Yo me entiendo. Es más...no se ni porque estoy hablando de esto con ustedes.
—¡jefe! Hasta que lo encontró, ¡CHICOS POR AQUÍ! — gritoneo uno de los chicos del equipo de básquet.
Instantes después me veía rodeada de medio equipo de básquet, chicos con más de uno setenta de altura. Aunque al principio fue incomodo, después de unos minutos ya estaba entablando conversaciones con algunos de ellos, en realidad no eran tan imbéciles como los había idealizado o como Gia me los había descrito, algunos eran muy inteligentes, incluso nos dieron una que otra idea para nuestro proyecto de ciencias. Me reí mucho debo admitirlo, y Gia igual, incluso creo que le dio su numero a uno de ellos, a pesar de decir que odia a los deportistas creo que en realidad eso no es tan cierto.
La rutina escolar había terminado, dejando como secuelas tareas, tareas y mas tareas, me puse mis auriculares a todo volumen con la canción run de bts. Camine hasta la parada del autobús otra vez sola, y pensar que hace una semana lo hacia con...él.
¿Cómo un perfecto desconocido pudo meterse en mi vida en tan poco tiempo... ¿sera esto lo que llaman destino? Cuando algo esta destinado a pasar simplemente pasa ¿no? Y cuando alguien esta destinado a llegar a nuestras vidas, entra como sí la vida misma ya lo estuviera esperando...
No...que estoy pensando. Eso absurdo, Emilia debes concentrarte. Vas graduarte y luego iras a la Universidad eso es lo único que importa.
Tome el bus sin mayor demora, dado que él tampoco fue a la parada camine sola a casa.
—Por fin aquí— suspire frente a la puerta de la casa. Empecé a buscar en mi maleta las llaves, primero en el bolsillo pequeño...pero no estaban, luego en el grande...pero tampoco estaban.
—¿Qué está pasando aquí? Estoy segura de que las guardé...— desesperada revolví todas mis cosas dentro de la maleta, al no encontrarla empecé a buscar en el suelo del umbral, pero tampoco había nada...
Estaba a nada de entrar en pánico, cuando la puerta se abrió ligeramente...
¿Ladrones?
Trague saliva, y saque el equipo anti-robo que llevo siempre conmigo (gas). Sin pudor alguno abrí la puerta de golpe. No había nada...nada, me adentre en la sala, pero tampoco encontré algo sospechoso todo estaba tal cual lo deje a excepción del olor olía horrible como a hierro con vitamina c, eso era extraño, juraría que cerré bien la puerta antes de....
—¡Sorpresa! — di un brinco del susto, al escuchar dicha palabra a mi espalda. Y literal lo hice, salte e incluso grite y creo que dispare gas en todas las direcciones.
—Tranquila capitana, no somos ladrones— abrí los ojos lentamente y me cercioré que eso fuera cierto. Habían alrededor de ocho chicos dentro de la sala, y todos llevaban la chaqueta del equipo de futbol...
Ahora veo por donde va esto.
Nunca había hablado con ninguno de ellos, jamás, siempre los había visto al lado de Manuel, pero nunca hable con ninguno, a más de un hola y un chao claro.
—¿Qué se supone que están haciendo ustedes aquí? — solté molesta.
—Bueno, lo sentimos mucho por invadir tu casa...pero escuchamos decir al capitán una vez que te gustaba el orden y la limpieza...
—...y tal vez por accidente se te cayeron las llaves de tu casa...
—...y tal vez por suerte uno de nosotros las encontro...
—...y se nos ocurrió la maravillosa idea de venir a limpiar como sinónimo de que te apreciamos y respetamos mucho capitana.
—¿Sorprendida? — pregunto en tono dubitativo uno de ellos.
Estuve a punto de estallar con ellos, no solo porque habían entrado en mi casa sin permiso sino porque también la habían dejado oliendo horrible, peor que a desechos de hospital cuando claramente deje mi casa oliendo bien y perfectamente ordenada...Lo único que se me ocurrió hacer en ese instante fue sacarlos a empujones de mi casa, les lance sus mochilas a el jardín y me pare en el umbral exigiéndoles que me devolvieran las llaves.
—Aquí están— uno de ellos, probablemente el menor subió los escalones del umbral y puso las llaves en mi mano, luego regreso donde estaban sus amigos los invasores.
—Y que esto. — levante las llaves en el aire— no se vuelva a repetir.
—¿Y que hay con nuestro capitán? — pregunto uno de ellos en cuanto me vio hacer un ademan de entrar en la casa.
¿Su capitán?
Manolo pues sonsa.
Claro, Manuel, estaba cegada por la irritabilidad de mi lado sanitario, que olvide quienes eran ellos y quien era su capitán.
—¿Qué? — solté regresando mi mirada hacia ellos.
—Sentimos mucho, haber invadido su casa hoy capitana, pero prometo que lo hicimos con la mejor de las intenciones, nuestro capitán esta pasando por momentos no muy bonitos que digamos...
—...nuestro capitan solía ser muy distraído e irresponsable con cualquier cosa que no tuviera que ver con el futbol, pero desde que llegaste a su vida él cambio...
—...empezó a llegar más temprano a clases, no faltaba a ninguna, aunque a veces llegaba tarde a sus entrenamientos y el entrenador lo sancionaba, él parecía tener una chispa que lo motivaba a hacer cualquier cosa, ya fuera una tarea o cumplir con una sanción que agotaría todo su cuerpo.
Eso yo...no lo sabía.
—Nuestro capitán te necesita para ser un diez, sin ti es como un nueve a medio hacer, el pasar tiempo contigo lo llenaba de vida, nosotros fuimos testigos de eso. Pero hubo un mal entendido en el que todos nos vimos envueltos y quizás eso hizo que distanciaran, y ahora con la llegada de Sae Mi todo parece ir de mal en peor, por eso vinimos aquí para decirte que para nosotros no hay mas capitana que tú, y formalmente...
—¡NOS DISCULPAMOS POR LOS MALENTENDIDOS CAPITANA! — dijeron todos al mismo tiempo en un vozarrón que debió escucharse hasta la parada del autobús.
—Shusss— exigí que bajaran la voz casi aterrada— ¿quieren que todo el vecindario los escuche y que piensen que son una tropa del ejercito o algo así? Además, yo...
—¿chicos? ¡¿Qué hacen ahí?!— se escuchó un grito bastante molesto venir desde la casa de al lado
—Oh, oh ¿Alguien olvido que el capitán vivía en esta misma calle? — dije casi burlona, al ver sus caras de pánico, ¿en serio le temían? Manuel prácticamente era mas tranquilo que el agua del mar.
— Uy no, creo que estamos en problemas— comento uno de ellos.
—Creo que hablaremos otro día con más calma capitana.
—¡Retirada! — anuncio uno de ellos antes de echarse a correr en dirección contraria a la casa de Manuel. Segundos después vi a Manuel echarse a correr detrás de ellos. Momentáneamente se detuvo en la acera y dirigió su mirada hacia mi...nos observamos por unos instantes, hasta que él decidido hablar:
—Lo siento mucho, no se lo que habrán hecho, pero prometo que no volverá a pasar— me quedé totalmente helada sin saber que decir, hasta que él volvió a correr en la dirección a la que habían huido los chicos, lo seguí con la mirada hasta perderlo de vista. Me fue inevitable, no pensar en las palabras que dijeron los chicos antes de irse, retumbaron como ecos en una habitación dentro de mi cabeza:
''Nuestro capitán te necesita para ser un diez, sin ti es como un nueve a medio hacer, el pasar tiempo contigo lo llenaba de vida, nosotros fuimos testigos de eso. Pero hubo un mal entendido en el que todos nos vimos envueltos y quizás eso hizo que distanciaran, y ahora con la llegada de Sae Mi todo parece ir de mal en peor, por eso vinimos aquí para decirte que para nosotros no hay más capitana que tu ''
—Y si me necesitas... ¿Por qué no vienes? ¿Por qué dejas que ella este cerca?
Holaa!!!! Por aquí con un nuevo capítulo de ADC 💗
Espero les guste, leo sus reacciones en los comentarios.ღ
No olviden dejarme una estrellita aquí abajo eso me haría muy feliz
¡Gracias por leer!💛💛
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