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Parte I

Los labios eran suaves mientras repartían besos en la base de su nuca. Ella gimió suavemente mientras salia de la bruma del sueño, sintiendo que entraba a otra más placentera con las caricias que le daba el cuerpo en su espalda.

Grande, fuerte y caliente, Naruto la rodeo desde atrás, moldeando su cuerpo desnudo con el de él. Ella sintió una de las manos curtidas pasar por su cadera, mientras con la otra se hacía espacio en el colchón y la cintura de Hinata. Ella se arqueó, su cuerpo respondió sin pensarlo.

Volvió a gemir al sentir los dedos grandes cerrarse en su pecho, él apretó el globo mientras murmuraba unos "Buenos días" ronco y adormilado. Hinata simplemente volvió a gemir mientras su otra mano acariciaba la cima de su muslo. Caricias suaves, jadeos calientes en su oído mientras él lentamente la excitaba.

Era una rutina diaria, Naruto siempre la despertaba de la misma manera. Aunque la mayoría de las veces ella ya se despertaba con él encima, entre sus muslos dando embistes suaves, o con su boca entre sus piernas, haciéndola jadear. Esa mañana, él parecía querer hacerle el amor de una manera suave, ya que se tomó su tiempo aunque Hinata lo sentía duro como roca contra su trasero.

— Cielo..—, murmuró suavemente mientras su polla se apretaba más contra ella.

—¿Hmm?— gimió suavemente, respondiendo a su llamada, arqueando su espalda para apretarse más contra él.

Naruto siseó en su oído cuando justamente, sus dedos llegaron a su coño húmedo. Él mordió suavemente su hombro mientras sus dedos recorrían sus labios superiores, con pereza, volviendo después hacia su clítoris. Naruto apretó dos dedos mojados contra su carne, luego haciendo lentos círculos, haciendo que apretara las piernas al sentirse tan vacía en su interior. Él nunca debía hacer mucho para que ella estuviera lista.

— Naruto..—, gimió, estirando sus brazos hacia atrás, sus dedos hundiéndose en su cabello.

— Estoy aquí..—, murmuró él, pasando su lengua caliente contra su oído para luego chupar el lóbulo.

Naruto metió una de sus rodillas entre sus piernas e hizo que subiera una. Soltó su pecho para bajar hacia su coño con esa mano, mientras la que había estado allí apretó su muslo para mantenerla en esa posición. Hinata lo sintió acomodarse en su espalda, mientras ella se mordía el labio para aguantar los suaves gemidos que querían salir de su pecho. Cerró los ojos, disfrutando de cada toque mientras la cabeza del miembro de Naruto se acomodaba en su entrada.

Usó dos dedos para abrir sus labios superiores y se sumergió lentamente, centímetro a centímetro. Ella movió un poco su cadera, intentando que la penetración fuera más rápida, pero él cerró su brazo en su cadera, controlando.

— Eres el cielo hecho mujer, amor—, gimió él mientras seguía entrando lentamente en ella.

— Naruto —, jadeó con algo de frustración cuando él no terminó de ingresar y comenzó a salir lentamente.

— Si—, gimió cuando se detuvo, sólo su cabeza dentro de ella y volvió a entrar con la misma tortuosa lentitud —. Me encanta —, casi gruñó en su oído.

Naruto siguió moviéndose de ese modo, ella sintió que podría morir con las ansias que sentía de llegar al climax, pero él siempre se detenía, atrasando el momento.

— Por favor —, rogó mientras arqueaba la espalda, apretando su polla en el interior de ella.

Él se detuvo con un jadeó, quedándose completamente en su interior y ella volvió a usar los músculos interiores para masajear a su miembro.

— Si, cielo — gimió apretando su cuerpo más contra la espalda de ella—. Amo cuando me aprietas así—, pero él volvió a salir lentamente.

La mano que estaba en su muslo se fue cuando él también subió la pierna y ancló la de ella por fuera de la él. Hinata casi gritó cuando la cerró en su pecho, apretando el pezón entre sus dedos. Ella se agitó, como si hubiera sido tocada por un cable eléctrico. Sus manos tuvieron un espasmo, una se cerró en la ropa de cama y la otra se apoyó en la fina cadera de Naruto en su espalda. Apretó las uñas, gimiendo más duro mientras él seguía con su exquisita tortura.

—¿Te gusta?— le murmuró al oído, haciendo que sus poros se abrieran en sus brazos.

— Más rápido — pidió, aunque asintió con la cabeza.

Naruto chupó aire entre labios, haciendo un sonido que siempre provocaba que ella gimiera en respuesta. Él acomodó su pierna, haciendo que los muslos de Hinata estuvieran más abiertos y dió un embiste duro que la hizo gritar.

—¿Así?— preguntó, pero no esperó respuesta mientras salía y volvía ingresar, cada vez más rápido y fuerte—. ¿Así te gusta? ¡Dios! Cielo.. Oh, mierda. Me harás perder la cabeza. Si, así. Así ¿verdad?

Ella no podía hilar palabras coherentes, pero asintió a su pregunta mientras gritaba con cada golpe que cada vez la subía más y más. Naruto soltó su pecho y uso esa mano para que ella girara la cabeza hacia él. Sus labios cayeron sobre su boca, exigentes y duros, un beso que transmitía todo el poder que estaba controlando.

— Dios—, murmuró sobre su boca, sus labios rozándose, sus alientos mezclándose —. Te amo—, él uso el brazo que la sostenía por la cadera, bajando su mano, apretando su clítoris hinchado y palpitante.

Hinata tenía los ojos abiertos a media asta, pero podía ver sus ojos celestes sinceros y oscuros con pasión. Ella abrió la boca, jadeando, pero no podía hablar cuando sus piernas comenzaron a temblar con la maravillosa sensación del climax a sólo un paso.

— Si, maldita sea—, dijo Naruto, su rostro sonrojado, su piel brillante de sudor—. Córrete para mi—, casi gritó mientras seguía con sus movimientos rápidos, entrando y saliendo de ella casi sin esfuerzo.

Hinata se mordió el labio con fuerza, sintiendo los dedos de Naruto contra su barbilla, obligándola a mantener su rostro hacia él. Naruto hizo un gesto de profundo dolor mientras la miraba, se sumergió en ella de golpe y movió sus dedos rápidamente contra su clítoris, lanzándola al borde del abismo.

—¡Naruto!— gritó con la explosión, mostrando su rostro arrugado con el fuerte orgasmo que la atravesaba.

Naruto frunció el ceño, abriendo la boca ampliamente mientras los músculos interiores de Hinata se volvían locos contra él. Cerró los ojos, mostrando los dientes apretados fuertemente y se movió contra ella. Primero fue una embestida suave y luego perdió completamente el control. Sus embistes fueron salvajes, casi animalistas mientras también se dejaba ir.

—Joder... Dios.. ¡Hinata!— gritó su nombre, casi como un aullido adolorido mientras dejaba su simiente en su interior.

Ella jadeaba, igual que él, mientras Naruto movía suavemente su cadera con los últimos espasmos. Lo observó, aprovechando que él aún la mantenía con el rostro hacia su dirección. Su expresión adolorida se aflojó a una profunda satisfacción, su rostro relajado, rojo y sudoroso. Hinata sonrió, alzando una mano y acariciando su mejilla.

— Te amo —, le dijo aún algo jadeante.

Eso hizo que Naruto abriera los ojos, la miró con sus posos celestes claros como un cielo de verano, calentando cada parte de su interior con la profundidad de sus sentimientos. Él sonrió, una sonrisa suave.

— También te amo, cielo —, murmuró antes de besarla con pereza.

Hinata respondió a su beso, despierta y feliz. Y mientras él seguía besándola, deseo que su vida siempre fuera así.

Continuará...

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