Capitulo Único
Hoy es 24 de diciembre, esa época en que la gente se une para celebrar la Navidad con su familia y amigos, por lo tanto es el último día de trabajo de mis compañeros.
—Inuyasha, ya me voy... ¿Aún quieres trabajar todo el día? —
Me pregunta Miroku, un amigo de la infancia, casi mi hermano y uno de mis colegas de trabajo.
—Sí — digo mientras termino de barrer el piso debajo de una mesa, Miroku me mira mal — No me importa trabajar mañana, Miroku, de todas formas no tengo con quien pasar las fiestas—
Y es cierto, estoy solo en casa, mis padres murieron cuando yo tenía 17 a causa de un accidente y mi hermano me detesta. Pero no me quejo, las cosas suceden por algo y hay que afrontarlo...
—Lo siento amigo, Sango quiere pasar una velada... Ya sabes a que me refiero — sonrió pervertido.
—Oh por favor Miroku, no me hables de tus intimidades con Sango, ¿sabes qué? Ya vete —
—Esta bien, esta bien-- se carcajeo-- pero de verdad, deberías buscarte una pareja, tal vez y ese sea tu regalo de Navidad— se despidió dándome unas palmadas en el hombro y se fue.
Yo seguí barriendo el piso, quedaban algunas horas para terminar mi turno y apenas son las tres de la tarde, clientes salían satisfechos y otros entraban para satisfacer su apetito. La cafetería en estos días siempre tenía mucha clientela, por lo que mi sueldo y propina aumentaban, al igual que el de Ayame, Naraku, Koga y Yura.
Tsubaki era nuestra jefa, muy buena persona al igual que Kaede, la cocinera. Termino de barrer y me dirijo a las mesas en las que hay clientes nuevos, Yura atiende a unos y yo a otros, en ese momento oigo la campanilla de la entrada sonar, volteo a mirar y una chica de cabellera azabache entra.
Trae puesto una falda de tubo negra junto a una camisa de vestir, sobre esta una chaqueta de igual color de la falda, una corbata turquesa a rayas blancas puesta después de los dos primeros botones abiertos de la camisa. Duro más de lo normal viéndola por lo que atraigo su atención, rápidamente volteo la cabeza sonrojado hacia el cliente que estoy atendiendo, anoto su pedido y se lo llevo a Tsubaki para que Kaede lo prepare.
Busco con la mirada a la chica y veo que se ha sentado en un cubículo algo alejado de los demás, me dirijo hacia ella tratando de calmar mi nerviosismo ¿Que me pasa? Es sólo una clienta más, no es como si fuera... Fuera... Miro sus ojos, verdes como una esmeralda pero con un toque de avellana.
—B-buenas tardes ¿Que desea ordenar? — digo tratando de romper el contacto visual que tiene a mi mente fantaseando cosas.
—Una rebanada de pastel de fresa y una taza de cocoa caliente, por favor —
Anoto el pedido y asiento, hago una ligera reverencia y camino con rapidez, más de lo normal, al parecer me vi ridículo porque a lo lejos oigo la risa de la chica.
Camino hacia Tsubaki nuevamente y le doy el pedido con el rostro totalmente rojo, lo sé porque siento caliente mi cara, Tsubaki me mira para luego mirar a la chica a la cual acabo de atender, ella me mira con una sonrisa pícara y toma el pedido guiñandome un ojo.
No hay más clientes que atender así que puedo darme el gusto de descansar un poco antes de que me den la orden de la chica y tenga que llevársela. Pero sigo preguntándome... ¿Porque tengo esa reacción con ella? He atendido a muchas mujeres y no me ha pasado esto que siento con ella, que me resulta familiar.
Tsubaki me toca el hombro, me da la bandeja con el plato y la bebida, junto a esta hay unas galletas, miro raro a mi jefa, ella solo se encoje de hombros y me sonríe pícara. Ignoro el gesto y se dirigió al cubículo de la muchacha, esta levantó su mirada al sentir su presencia, puso el plato enfrente y la taza de cocoa a un lado. Ella miró con confusión las galletas navideñas que adornan el plato de la taza para luego mirarme a mí...
—Invita la casa, espero disfrute de la comida, señorita —
—Muchas gracias... Inuyasha — sonrió ampliamente y yo, yo... Sólo la mire, sus hermosos ojos brillaban y sus mejillas que se teñian de un color carmesí.
Aún embobado le devolví la sonrisa, me voltee y camine otra vez a la barra, Naraku me codea...
—Te ha flechado, ¿eh? —
—N-no es sólo que... Ahg, vete vete hay otro cliente, mesa 6 — le digo mientras lo empujo.
Él solo se ríe y se va atender la mesa que le he dicho, las horas pasan mientras llevo pedidos, entrego platos y bebidas, casi llega la hora de cierre y sólo quedamos Tsubaki, Kaede y yo, hay poca gente así que no me cuesta nada tomar sus órdenes.
Espero pacientemente la comida en la barra, repaso las mesas que son cuatro ocupadas de las doce que hay, contando el cubículo que ella aún está usando.
Entregó las órdenes que Tsubaki me dio y vuelvo nuevamente a la barra...
—Tsuba-san, prepárame otra taza de cocoa, por favor —
Ella asiente y al rato vuelve con lo que le he pedido, me mira extrañada pero luego sonríe al saber para quién es. Camino despacio para no derramar el chocolate y a lo lejos la veo, leyendo un libro a la vez que se toca el cabello, me acerco a ella que levanta su mirada con una ligera sonrisa.
—Pensé que otra taza de cocoa haría más cómoda tu lectura... — dejo la taza en la mesa, a una distancia del libro para que no ocurra un accidente.
—Gracias, pero no debiste hacerlo—
—No hay problema, yo te la invito, así que por favor, aceptala —
—Bien... Oye ¿Puedo preguntarte algo? —
—Claro —
—¿Crees que... Podrías acompañarme un rato? Sé que ya están por cerrar pero... Tengo que decirte algo—
La miro asombrado, ¿De verdad escuche bien?
—Ah.. Claro — le sonrío con un ligero sonrojo.
Ella me devuelve la sonrisa y vuelve a posar su atención en el libro, yo me retiro con cientos de mariposas revoloteando en mi estómago, recojo platos, limpio las mesas ya desocupadas y tomo las propinas que me han dejado (que son bastantes).
—Inuyasha, ya me retiro al igual que Kaede ¿Sabes si ella deseará algo más? — me dice Tsubaki acomodandose su abrigo y poniendo su bolso es su hombro.
—Hum no lo sé, pero despreocupate, si quiere algo más yo se lo prepararé — volteo a verla y aún sigue leyendo.
—Bien, entonces las copias de las llaves están colgando en el perchero, buenas noches Inuyasha—
Asiento y las despido con un abrazo
—Que pases buena noche y... Compañía, Inuyasha — me dice Kaede, mirando de reojo a la mujer y luego a mi.
—No es lo que crees, Kaede, pero igualmente y gracias —
Las miro alejarse y luego cierro la puerta de cristal con picaporte por aquello de que alguien quiera entrar, volteo el letrero de abierto y lo pongo al revés para que diga "Cerrado". Voy al cuarto del personal y cambio mi traje de mesero que consiste en un pantalón negro y una camisa roja de vestir, junto a una corbata negra al igual que los zapatos de charol, por mis banqueros azules, mi camiseta de mangas largas negra, mis tenis Adidas y mi chamarra de cuero negra favorita, mi cabello lo dejo como está, suelto.
Cojo mi bolso y me dirijo al cubículo donde ella está esperándome...
—Perdona la tardanza ¿Te hice esperar mucho? —
—Oh no, claro que no, perdoname tu a mi por hacerte quedarte, ya deberías de ir a tu casa— bajó su mirada algo apenada y con un poco de tristeza.
—No importa, prefiero estar aquí que en mi departamento, no tengo a nadie esperándome — le resto importancia — Pero dime ¿De que querías hablar? —
—Oh cierto, seguramente ya no recuerdes pero lo voy a intentar... ¿Recuerdas a Aome? —
Me quedo pensando, Aome, era mi mejor amiga desde la infancia hasta que salimos de la preparatoria, su abuela la llevó al extranjero a estudiar en una universidad de Canadá, después de eso no nos volvimos a ver y no pude confesarle mis senti... Un momento... Ella... ¿Acaso ella es...?
La miro con sorpresa y alegría, ella me da una sonrisa cómplice y se levanta, yo hago lo mismo pero la abarazo inesperadamente.
— No me habías reconocido hasta ahora, sin embargo tú no has cambiado nada— suelta una risita mientras me corresponde el abrazo.
—Esto es increíble, has vuelto, yo... Yo te extrañe tanto —
— Yo igual, esos ocho años fueron muy largos...— "y más sin poder verte" quiso agregar.
—Si —suspiré — ¿Cuándo regresaste? — pregunto rompiendo el abrazo.
—Apenas dos días, quería verte otra vez —
—Yo... Yo también— me sonrojo y volteo a ver a otro lado para que no se de cuenta — Oye... Salgamos a otro lugar, tengo que cerrar —
Ella asiente, recoge sus cosas y acomoda la silla junto a la mesa, la espero afuera, cuando sale apago luces y cierro la puerta con llave.
La miro a los ojos a la vez que tomo su mano, Aome me mira incrédula pero luego sonríe y agarra fuerte mi mano, empezamos a caminar viendo las decoraciones navideñas puestas en los faroles, tiendas y calles.
No decimos nada solo disfrutamos del momento, no tenemos dirección a la cual ir así que terminamos llegando al parque, cuando vemos un copo de nieve caer...
—¡Inuyasha! ¡Mira! Oh whao esta nevando —
Miró su rostro, se ve tan hermosa, aún más de lo que recuerdo, anhelaba que ella volviera para declararle todo lo que sentía, todas las navidades deseaba que ella volviera, al quinto año de que ella se fuera perdí toda esperanza de que volviera, pero... Ahora está aquí conmigo, a mis 27 años, ella sus 26, esta a mi lado.
La veo jugar con los copos que caen a su alrededor, haciéndola parecer una niña pero a su vez una diosa, río al ver que un copo de nieve se posa en su nariz, me acerco poco a poco a ella hasta quedar a centímetros de su cara, sus ojos brillan mucho más haciendo que se vean hipnóticos.
Ella se acerca más, dejando que nuestras frentes se junten, en ese momento decido romper el silencio...
—Escucha Aome, tal vez te parezca una locura pero... Yo... Estuve y estoy enamorado de ti — lo suelto de repente — Desde pequeños lo he hecho, en la secundaria mi amor incrementó y cuando estaba por confesarte lo que sentía... Te fuiste... —
—Yo también... —
—¿Qué? — me separo viéndole a los ojos.
—Yo también me enamoré de ti, estar ocho años lejos de ti fue una tortura, pero prometí que cuando regresara, lo primero que haría sería buscarte —
— Entonces... Te amo —
Y sin dejarla responder la beso, dulcemente, demostrandole todo lo que no puedo expresar, y soy aún más feliz cuando ella me corresponde, le tomo de la cintura acercandola a mi a la vez que le acaricio una mejilla, ella pasa sus brazos sobre mi cuello y juega con mi cabello, parece que el tiempo se para y solo la nieve es testigo de lo que hacemos, me separo de ella que tiene su respiración entrecortada y sus labios entreabiertos.
Aome suspira para luego abrir sus ojos y mirarme fijamente...
—Te amo Inuyasha —
Y en ese preciso instante las campanadas que anuncian la media noche suenan, al mismo tiempo que otra vez nos besamos, anhelé por tanto este momento y al parecer mis súplicas fueron escuchadas.
Mi Anhelo Navideño
Se cumplió
§°§°§°§°§
Hola, espero que les guste este pequeño one-shot navideño, y también les deseo unas muy felices fiestas.
Le agradezco a CrystalMerlia por hacer su concurso de Perros Navideños e invitarme a participar. Muchas gracias linda.
Bye Bye
Besos y abrazos 😘
Felices fiestas
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