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''Ya no puedo hacer esto''
Se había enamorado, aunque se había prometido varias veces a sí mismo que no desarrollaría tales sentimientos por nadie, dado que enamorarse estando metido dentro de una mafia no traería nada bueno.
Y el simple hecho de amar tanto a alguien no le conviene en lo absoluto, pero lo peor del caso es que se enamoró de la persona menos conveniente: Osamu Dazai, quien será el futuro jefe de la mafia.
Se dió cuenta de ese amor tras haber pasado semana tras semana reflexionando por su cuenta, sin contar con ningún acesoramiento. Nadie, ni siquiera Kouyou, sabía algo sobre esos sentimientos que tenía; puesto que Chuuya había decido omitir el contarle a alguien sobre sus problemas amorosos.
Pero ahora confirmó que, en definitiva, es amor; lo comprendió gracias a esos sentires que le generaba el solo cruzarse con Dazai en los pasillos de la Port Mafia, ningún otro compañero suyo lo podría hacer sentir así.
Amaba a ese bastardo, sí, amaba a ese suicida al que no le importaban los sentimientos ajenos, ni siquiera parecía contar con unos propios. Era un ser humano bastante peculiar y, la mayoría de las veces, muy fácil de odiar.
Lo siguiente que hizo Chuuya luego de comprender lo que sentía fue empezar a pensar en qué hacer con sus sentimientos, no podía simplemente seguir como estab, es decir, ¡era de su compañero de quien estaba enamorado! Si fuese cualquier otro idiota, tal vez no habría problema porque se esforzaría en ignorarlo y, posteriormente, olvidarlo; pero no podía aplicar eso con Dazai, ya que tenía que verle la cara a diario.
Necesitaba una solución porque seguir así, con esa relación de compañeros con Dazai, no le hacía sentir bien. Sin embargo, pese a lo mucho que buscó alguna manera simple con la que no se hiciera daño a sí mismo, no la encontró. Porque no hay forma de olvidar un amor sin sufrir por ello.
Terminaron pasando días, y tambien varias semanas. El sentimiento seguía ahí y Chuuya sin saber como deshacerse o qué hacer con él, no contaba con suficiente experiencia en el ámbito amoroso.
Solo sabía que no podía continuar con esa situación, el sentimiento lo hacía querer cometer actos imprudentes. Y tambien comenzó a sentirse insatisfecho por el simple trato que recibía por parte de Dazai, no se conformaba con solo ser su compañero, intentaba aguantarlo porque quería seguir manteniendo ocultos sus sentimientos por Dazai, aunque ciertamente le doliese, lo trataría de resistir...
Pero el problema fue que ese disgusto hacia el trato indiferente que recibía por parte de Dazai fue aumentando, hasta llegar a un punto donde Chuuya se hartó de seguir siendo solo un compañero. Decidió tomar cartas en el asunto y, habiendo pesado demasiado sus opciones, eligió hacer lo que mejor le parecía.
—No quiero seguir siendo tu compañer —habló Chuuya de frente hacia Dazai. Puede que Dazai se vea muy alto y dominante frente suyo, pero no lo intimidaba. Se paraba firme frente al de cabello castaño—. Es que... ya no puedo hacer esto, me cansé de aguantarte, eres demasiado idiota y un completo desastre. No te soporto para nada, por eso, hablé con Mori para que me reasignara...
Había sido directo y franco, no se iría con rodeos, no daría tantas excusas, ni contaría tantas verdades, solo diría lo objetivo y se iría.
Claro que, aunque se separe el Doble Negro, Chuuya igual podrá ver a Dazai de vez en cuando, pero será con muchísima menor frecuencia, ya no tendrá que calarselo casi todo el tiempo, prefería eso. Así se ahorraba tantas inconformidades y, con el tiempo, al dejar de ver tanto a Dazai, logre desenamorarse.
En definitiva, dejar de ser el compañero de Osamu era lo mejor. A fin de cuentas, lo que diferenciaba el enamorarse de Dazai a enamorarse de cualquier otro idiota era el simple hecho de que a Dazai lo veía a diario, ahora que eso no era así, no debería tener tantos problemas al tratar de superarlo.
Por otro lado, Dazai miraba con total desintéres el como Chuuya tomaba sus cosas para mudarse al apartamento de Kouyou.
Las palabras del pelirrojo, al suicida, le valieron comino y medio. No le importaba en absoluto lo que sucediese con Chuuya.
La verdad era que el suicida sabía perfectamente sobre esos sentimientos de Chuuya hacia su persona, lo dedujo nomás con ver las actitudes que tomaba de vez en cuando y los raros comportamientos. Aún así, no hizo nada, no le interesaba, ¿por qué le importaría? No le gustaba Chuuya en lo absoluto, más bien ese enano le generaba total repulsión y disgusto.
—Me da igual. ¿Sabes? Creo que hasta me alegra eso porque ya no tendré que tolerarte ni tendré agachar la cabeza para poder verte. —Porque, como se dijo anteriormente, a Dazai no le importaban los sentimientos ajenos, ni siquiera parecía contar con unos propios.
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