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Cap.#9: Las Variables Cambiaron... ¿Lo Recuerdas?

Última edición:
23 / 05 / 2021

En un lugar alejado de la playa, una casa igual a la de Red actualmente, posaba justo con las olas chocando, pero esta estaba destruida dejando un bonito y grande hueco, por alguna extraña razón nadie le hacía caso. Ese cardenal si.

Red caminaba serio hacía la casa en escombros mientras que Silver lo seguía sin decir ni una palabra confundida, cuando ella estaba apunto de hablar, Red interrumpió sin darse cuenta.

El cardenal sólo suspiro de alivio.

- Hogar, dulce hogar - Con una sonrisa en el rostro se acercó a la casa.

Llegando verificó si nada estaba fuera de lo común, pasando entre los escombros en el suelo hasta entrar completamente al primer piso de la choza.

- Bienvenida a mi antiguo hogar.

- Ya me preguntaba yo que hacía esta casa en medio de la nada, ¿Qué sucedió? - Respondió la halcón.

- Fácil, los cerdos no saben dar buenas presentaciones, y mi casa recibió la consecuencia.

- Entonces, ¿Ellos la destruyeron?.

- Si, y cuando escuché a Leonard decir que era horrorosa, todo se volvió personal sólo por ella, no sé cómo este hogar se mantiene en pie todavía.

Silver veía los alrededores, y al tener varios posters y cosas relacionadas con Águila Poderosa, dedució algo...

- Se nota que eres el fan número uno de Ethan.

- ¿Esos cárteles?, Na..., Era mi antiguo yo, no tenía nadie más en que confiar más que en esa ave voladora, hasta que conocí a Chuck y Bomb, descubriendo que el era un total fracaso.

- La verdad duele.

- ¿Sabes por qué no me has visto mucho fuera de casa? - Decía Red y Silver poco a poco entendía.

- ¿Vienes aquí?, Pero... ¿A qué?.

- Buena pregunta, normalmente no se lo diría a nadie, pero... Yo te tengo confianza... - Le sonrió haciéndole un gesto con la cabeza para que subiera por las escaleras.

Una vez los dos arriba, Red se acercó quedando sólo a unos centímetros del gran agujero, desde este se podía ver el sol ocultarse, creando un hermoso atardecer con el cielo naranja y también haciendo que las nubes puedan notarse más, el mar le daba un toque especial con su reflejo, el sonido era relajante.

- La verdad... Estuve viniendo a este lugar porque, aquí me siento tranquilo, este fue mi primer hogar... - Decía Red mirando el atardecer.

Silver se acercó y lo miró, el no volteaba para nada.

- Entonces... ¿Qué es esa choza en la aldea? - Preguntaba Silver.

- Esa no se siente como mi hogar, esta si, siempre eh vivido aquí desde que la hice.

- ¿Hiciste?.

- Em... Si... Y...

- ¿Y...?

- ... - Se había callado dejando a Silver dudosa.

- ¿Qué sucede?.

Silver puso su ala en el hombro del cardenal sintiendo una aura triste de este.

- ¿Pasa algo? - Silver buscaba respuesta.

- No sé si contártelo.

- Ya me trajiste aquí, y no quiero quedarme con la intriga.

- ...

- Vamos, confía en mi... - Esta sonrió haciendo que el contrario la mirara.

- Bien... - Volvió a ver el atardecer - Toda mi vida... Eh estado sólo, sin nadie que me apoyara, sólo yo, y mi fe en que mis padres nunca me abandonaron y regresarían en cualquier momento, pero nunca hubo respuesta, hasta la vez que comencé a construir esta casa, ¿Por qué amo esta casa?, La respuesta es... Que una casa no te abandona y no se queja de tu comportamiento malhumorado, no te hace sonrisas falsas, no finge sentir felicidad, es como es, un hogar - El cardenal acarició la pared rota de la casa - En fin, nunca pude saber la respuesta de mis padres, no sé si me abandonaron, no sé si murieron, al menos quisiera saber la verdad, así no estaría tan estresado, estaba seguro de que si los demás no me aceptaban tal y como soy, ellos si... - Soltó una lágrima y miró a Silver, después desvío la mirada para que esta no lo viera, mirando el suelo.

Silver sin decir nada se acercó y puso su ala en su espalda.

- Red... - Ella no sabía que decir - Lo lamento...

- No... No es tu culpa, es la mia, nunca quise hablar con nadie, sólo yo, mi hogar, la playa, y el mar... Pero cuando entré a esas clases de ira, descubrí que... Hay aves buenas, Chuck y Bomb nunca me abandonaron, eso me dió la razón, y mírame, ahora también te conocí a ti - La miró con una sonrisa.

Silver se sorprendió por lo que dijo y también sonrió.

- En primer lugar no quería saber nada sobre ti, y ahora eres mi amiga - Soltó una carcajada - ... Pero... - Caminó otra vez para mirar el atardecer viendo que ya el sol estaba a sus últimas de ocultarse por completo - Aún siento que una parte de mi está vacía, y no sólo se llenará con falso amor de las aves de la aldea... Yo... No sé... Que necesito...

- Necesitas a alguien que te apoye - La chica tomó el ala del cardenal, este la miró, luego lo jaló dándole un tierno abrazo.

Red se quedó atónico por unos segundos.

- Las variantes cambiaron... ¿Lo recuerdas?, Ahora tienes amigos que nunca te abandonarán, incluyéndome.

Red entrando en felicidad correspondió el abrazo, luego de un rato se separaron pero tomados de las alas.

- Hay algo que eh querido co-contarte... - Decía Silver algo nerviosa.

- ¿Q-Qué es? - Red también estaba nervioso.

- Yo... Yo...

- Ah... Ah... - Otra voz se escuchó en las escaleras y una explosión asustó a los tórtolos que aún seguían con las alas agarradas.

Una ave amarilla terminó tirado en el suelo justo enfrente de los dos.

- Hola... - Chuck saludó nervioso.

Red y Silver se soltaron rápidamente ultra sonrojados mirándose el uno al otro, luego de un momento Chuck se levantó adolorido.

- ¿Qué tal, ustedes también estaban mirando el atardecer? - El canario chifló - ... Se ve hermoso.

- Esto es grandioso - Era Silver que cambió su actitud a una furiosa, entonces se acercó a el - ¿Enserio Chuck... Ahora vas a espiar todo lo que hago en privado?.

- Y-Yo... - Estaba nervioso pero luego se puso serio - Soy tu hermano Silver, tengo que hacerlo para mantenerte a salvo.

- Sólo te estás metiendo en mi vida, sabes que... No quiero discutir más, sólo... Aléjate de mi, ya no quiero verte, adiós Chuck - Gritaba la halcón pero luego miró a Red - A-Adiós Red... - Salto desde el agujero para caer en la arena e irse dando pisotones enojada.

- Vaya que esta vez si la echaste a perder Chuck... - Decía Red con las alas cruzadas.

- Pero... Pero... - Chuck trataba de responder.

- Pero nada, si ahora vas a romperme los huesos sólo por querer convivir con ella, será mejor que lo pienses bien.

- ¿De qué me perdí? - La voz grave de Bomb llamó la atención de los dos contrarios.

- Genial, ahora me vas a decir que tu también nos espíabas, ¿No?.

- ... Él empezó - Respondió señalando a Chuck y se fue corriendo por las escaleras, después de algunos ruidos de golpes, cosas rompiéndose y quejas dolorosas de parte de la ave explosiva, hubo un silencio, entonces Red miró a Chuck, y sin decir nada se fue también por las escaleras.

- Creo que... Si la cagué fuerte... - Decía Chuck arrepentido, y no hizo nada más que mirar las estrellas.

La historia continúa...

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