Cap.#30: Un Viaje Tranquilo por la Noche
Última edición:
07 / 08 / 2021
Mientras tanto en la "Puma Mojada"...
Eran más o menos las 20 horas, o las 8 de la noche. Es por eso que la oscuridad inundaba a las aves aventureras. Pero el ambiente era hermoso. Se podían apreciar medusas de colores rodeando el barco, dando así un buen lugar para conversar y relajarse.
- No puede ser, este lugar me hace llorar de tan hermoso que es. - Comenta Hal al lado de su compañero Bubbles.
- Tienes razón, espero que este viaje nunca termine. - Agrega la pequeña ave naranja.
- Guau, que bonitos animales. - Dijo Bomb en la parte trasera del barco. Era una especie nueva para las aves, así que no sabían exactamente que eran.
- Que lindas criaturitas. - Dice Willow a unos pasos de Bomb.
Así se estuvieron admirando a las criaturas marinas brillantes hasta que los dos dicen al mismo tiempo...
- Debería hacer un poema sobre ellos. - Dijo Bomb mientras que Willow decía... - Debería hacer una pintura sobre ellas.
Así los dos voltearon entre sí mirándose a los ojos por un momento, y luego volteando hacia el lado contrario sonrojados.
Terence estaba sentado junto con su esposa Matilda mientras tocaba una canción con un banjo.
- "Mmm" "Mm" "Mmmm" "Mm". - Cantaba Terence por un rato hasta que terminó.
- Eres tan romántico querido. - Comenta Matilda altamente enamorada.
- ¡Puaj! Que asqueroso. - Se queja Zoe al a ver escuchado a sus padres. - Siempre me terminan avergonzando.
- Así son los padres, se dan mucho amor, ¿Qué tiene de malo?. - Dice Jack confundido.
- Me parece muy cursi.
- Algún día serás como tu mamá. - Le dijo Samantha en forma burlona.
- Es cierto, nadie puede escapar de eso. - Agrega Vicent.
- ¿Quién lo dice?. - Pregunta Zoe indignada.
- Ahhh... ¿La madre naturaleza?. - Jay entra en la plática después de haber dejado de ver a las medusas.
- Pues yo la desafío, no puede obligar a alguien tener pareja.
- Espero ver eso en el futuro. - Dijo Samantha con una mirada desafiante.
- Jaja, no me hagas reír.
- Quién ríe al último, ríe mejor Zoe. - Dijo Jack burlándose de la chiquilla.
- ¿¡Ah si!? Bien, hagamos un pacto.
- A ver... - Suelta Jim con curiosidad.
- Ninguno de nosotros tendrá pareja, y el primero que la tenga, será molestado por los demás, y no será por un corto tiempo.
- Hecho. - Gritan los trillizos azules aceptando el reto.
- Ok. - Acepta Samantha.
- Yo ganaré, ninguna niña se a acercado a mi en la escuela en las últimas semanas, definitivamente me burlaré de alguno de ustedes en mucho tiempo. - Presumía Vicent. Si hubiera sido otra ave, seguramente no estaría tan feliz.
- De acuerdo, junten sus alas y digan: "Acepto el pacto". - Dijo Zoe.
Y así los polluelos juntaron las alas y con decisión gritaron "Acepto el pacto"
- No se aceptan arrepentimientos. - Comenta Zoe con una sonrisa.
- No te preocupes por eso. - Dijo Jack presumiendo.
- Si... - Soltaron Jay y Jim al unísono.
- No, no, ¡3 de 6! - Decía Chuck preocupado.
- ¡Oh vamos! Acepta tu derrota, perdiste las tres veces. - Se quejaba Poppy.
- Te prometo que si consigues las tres victorias, yo pierdo definitivamente.
- Ok... - Dijo con fastidio.
Y así siguieron jugando a piedra, papel y tijera, mientras que Poppy jugaba con fastidio, Chuck andaba preocupado. Así terminando con la sexta victoria de la cacatúa amarilla.
- ¡Si!. - Grita Poppy.
- ¡Noooo!. - Grita Chuck arrodillado con las alas en la cara.
- Ni modo, te toca limpiar el barco. - Dice burlona.
- Ya estuvieras limpiando, pero querías a fuerzas vencerla. - Contaba Red burlándose de su amigo.
- ¿Y por qué tu no limpias?
- ¿Quién fue el que quiso iniciar la guerra de comida?. - Preguntó Silver irónicamente la cuál estaba recargada en el barandal.
- Rayos... - Se fue a por una escoba que estaba tirada.
Poppy se fue con Dahlia a ver que tanto escribía, dejando a Red sólo con Silver.
- ¿Y cómo te va con Chuck?. - Pregunta Red mirando a Chuck la cuál estaba serio limpiando las cáscaras de fruta en el suelo del barco.
- Bien, supongo. - Contesta la chica sin mirar al cardenal.
- ¿"Supongo"?
- No, ¡Si!, Si me va bien la relación de hermano y hermana con él pero... He estado muy ocupada estudiando y haciendo otras cosas que no he tenido el tiempo de convivir con él. - Decía decaída.
- Ya veo, pero... ¿No que estabas en vacaciones?
- Lo estoy, pero si me confío demasiado, no podré entrar a la universidad sin problemas, así que me conseguí una tutora con el suficiente intelecto como para darme algo de estudio.
- Silver, tu entrarás, eres la ave más inteligente de Isla Pájaro, incluso más inteligente que las otras dos islas, ninguna inteligencia se compara a la tuya, y si no entras, es por que ese lugar no era para ti, y necesitabas uno mejor.
Silver simplemente se sonrojo por todo lo que le sijo el cardenal, entonces dejó de mirarlo nerviosa para evitar preguntas personales.
- Gra-Gracias Red, nadie m-me había dicho algo tan lindo. - Agradecía Silver nerviosa.
- Sólo te dije la verdad. - Dijo con tranquilidad, el sabía que debía controlar sus nervios después de haber dicho tales cosas.
- Y agradezco tu sinceridad.
El silencio inundó el lugar, incomodando a los tórtolos, hasta que Red nota algo a lo lejos. Era Stella la cuál estaba tomando el timón, aunque de ella desprendía una aura depresiva.
Mientras Red le extraño sentir esa aura de Stella, Silver recupero la cordura, entonces volteó a ver a Red con decisión.
- Iré... I-Iré a ayudar a Chuck, el no limpiará todo el lugar sólo. - Comentó Silver algo decaída.
- ¿Ok?. - Respondió Red confundido por su actitud.
Así Red se quedó sólo. Entonces ahora que tenía la oportunidad, fue con Stella para poder descubrir la razón por la cuál estaba deprimida.
- Oye. - Llama Red ya a unos pasos de la cacatúa rosa.
- ¿Eh? Ah... Ho-Hola Red. - Saludó al ver al cardenal para luego seguir mirando el mar enfrente de ella.
- ¿Te pasa algo?
- N-No.
- ¿Segura?
- No...
- ¿No lo sabes verdad?
- No...
- ¿Es por Gale?
- Em... Si. - Responde decaída.
- Si sigues pensando en ella nunca llegarás a nada.
- Lo sé, pero no puedo, es muy difícil olvidar a alguien con quién has pasado la mayor parte de tu vida.
- Eso lo entiendo, pero la vida sigue, yo hubiera quedado estancado en mis problemas de no haber sido por las clases de Matilda, no digo que me gusten las clases, digo que de ahí conocí a Chuck y Bomb, cambiando mi vida por completo.
- Pues, vaya que si has cambiado. - Comenta sin entusiasmo.
- Pueden ser unos idiotas a veces, pero ellos fueron los únicos idiotas que me prestaron atención.
Stella se quedó callada.
- Entonces... ¿Dejarías que este idiota te ayude?. - Pregunta refiriéndose así mismo.
Stella no lo podía creer. La forma en la que Red decía las cosas era ofensiva y tierna a la vez. Era algo que simplemente no lo hacía cualquiera, haciéndolo especial. Ella se había aguantado todas las motivaciones que el cardenal le dió, pero esa última frase, la hizo llegar a su límite. Se sonrojo a más no poder.
- A-Ahh... - No sabía que decir. Evitaba mirar al cardenal, y también soltar alguna tontería.
Ese momento se terminó siendo interrumpidos por unos gritos alarmantes desde la parte trasera del barco.
- ¿Qué sucede?. - Preguntó Red confundido.
- N-No lo sé, hay que ir. - Stella dejó de pensar en las palabras de Red y seguirlo para descubrir la razón de los gritos.
La historia continúa...
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