Cap.#23: La Verdad
Última edición:
13 / 07 / 2021
Todos pasaron por las enormes puertas que conducía a su destino. Y ahí estaba...
¡LA GRAN INAUGURACIÓN!
Todas las aves las cuales eran polluelos, jóvenes y adultos corrían admirando todos lo que se les presentaba.
En medio estaba una gran fuente con Red haciendo una pose heróica con la pata izquierda acostada y el ala derecha levantada en el aire. El agua salía del pico hasta caer en la parte inferior de la fuente en dónde se acumulaba el agua. Y alrededor de este: se encontraban varias tiendas de diferentes materiales, alimentos, y cosas cotidianas, por supuesto que con su respectiva ave que se propuso a ello en el desarrollo.
La decoración era hermosa. Matilda y Stella si que sabían de ese tema, habían varias esculturas echas de madera, estos tenían flores coloridas pegadas en todo el lugar. Habían cuatro caminos que sobresalían del centro que era circular. El suelo arenoso estaba muy bien cuidado. Y también no podemos olvidar las resorteras que también estaban muy bien decoradas. Simplemente era hermoso.
Todos los que ayudaron en la inauguración fueron presentados por el alcalde unos minutos después de que las puertas fueran abiertas ante todos.
Y obviamente, todos agradecidos aplaudieron.
Ya echo todo esto, ahora si podían disfrutar el resto del día en el nuevo centro de Isla Pájaro.
Un tiempo después...
Pasó una hora, y los amigos simplemente se limitaron a platicar para conocerse mejor. Una razón era por las amigas de Stella. Era la primera vez que tenían la oportunidad de platicar bien con ellas. Lo digo por que en los casos que las veían, era por que presentaban un show o un concierto, pero no algo tan formal como una conversación amistosa. Pues eso fue lo primero que hicieron.
Gracias a una larga charla, ahora si ya se llevaban bastante bien, las únicas aves que casi no hablaban eran Stella, Willow, Silver y Bomb.
En el caso de Willow y Bomb, era por la incomodidad de hablarse el uno al otro, eso por que sólo se vieron y hablaron por primera vez en las citas expréss por diversión pero no pensaron que entre ellos se interesarían tanto, hasta el punto de tener sentimientos confusos, entonces para no echarla a perder, no hablaban tanto para no llamar la atención del contrario.
Y en el de Stella y Silver, bueno... También por incomodidad, pero no como el de Willow y Bomb, si no por su rivalidad.
Aún a sí, los cuatro incómodos trataban de no verse tan separados, por eso tomaban la palabra de vez en cuando.
- ¿Y qué tal estuvo la inauguración eh amigos?. - Preguntaba el alcalde llegando al lugar en dónde varias de las aves que lo ayudaron se encontraban platicando.
En una mesa estaban sentadas Stella y Silver, separadas en cada extremo de la ella, Red, Chuck y Poppy.
Ya en los lados fuera de la mesa, también habían muchos asientos en dónde habían muchas más aves.
En el lado derecho estaban Hal, Bubbles, Bomb y la familia de los Blues que eran la mamá, el padre y los pequeños azules. Y en el izquierdo la familia de Matilda que eran: Ella, Terence, Zoe y sus amigos. Willow con su huevo y Dahlia junto a la del gorrito naranja.
- ¡Estuvo increíble!. - Gritó Poppy levantándose de su silla.
- ¡Nunca habíamos trabajado tan duro!. - Gritaron los trillizos azules al unísono.
- ¡Estuvo de maravilla Paco!. - Gritó Chuck entusiasmado.
- ¡Mmmm!. - Dijo Terence.
- Nos la pasamos bien... - Dijo Red serio para luego dar una sonrisa.
- Muy chido la verdad, no sé como no se nos ocurrió antes. - Decía Bomb.
- Bien, supongo... - Comentó Stella sin emoción alguna.
Esto le extraño a las amigas de la cacatúa, más bien les preocupó ya que en parte sabían la razón.
- ¡Me alegra que les gustara a todos, y de nuevo, gracias por el apoyo, sin ustedes no hubiera logrado nada!. - Decía el Sr. Picudo con una sonrisa.
- Gracias a usted que nos inspiro a hacerlo. - Dijo Willow con su típica dulce voz.
- Estamos a mano. - Comentó Dahlia.
- Ninguna deuda pendiente. - Agrega Matilda.
- Muy bien, los dejo entonces, iré a por unas cosas que tengo en mente, adiós. - Se despide el alcalde y todos corresponden.
- Vaya que si nos quedó hermoso el centro. - Dijo Hal.
- Cierto, aunque se me hizo algo pesado lo que una pequeña ave como yo cargaba. - Dijo Bubbles mirando a su amigo de el gran pico.
- ¿Pequeña ave?. No estés jugando, sin ti no hubiéramos podido mantener el equilibrio en esas tiendas. - Halagaba Chuck.
- Gracias. - Devolvió con una sonrisa.
- Todos dieron de su parte, además Silver se la pensó mucho en los diseños, es muy original. - Decía Dahlia mirando a Silver la cual volteó.
- Tu no te quedas atrás, esa mente tuya no paraba de darme ideas igualmente, deberíamos juntarnos más seguido. - Respondía Silver.
- ¿¡Enserio!?. - Gritó pero luego de detuvo. - Es decir... ¿Enserio?.
- ¡Claro, eres muy buena en la arquitectura!.
Stella se puso algo celosa.
- Por cierto, está muy buena la estatua de Red, ¿De quien fue la idea?. - Decía Hal.
- Aquí mi amiga Stella. - Dijo Poppy mirando se reojo a la cacatúa.
Red volteó a mirar a Stella. Esta se puso más nerviosa de lo que estaba antes de sentir esa mirada determinada del cardenal.
- Em... ¡S-Si... ! F-Fue mi idea... - Comentó nerviosa tratando de no mirar a Red.
Ahora Silver era la que sentía celos.
Hubo un silencio incómodo que fue rompido por Bomb.
- ¿Y qué fue lo que más les gustó de la inauguración?. - Dijo la explosiva ave.
- Pues a mi las grandes esculturas de flores. - Comentó Matilda.
- A nosotros los juegos. - Dijo Jack, sus otros dos hermanos asintieron.
- A mi me gustaron las tiendas de comida... ¡Digo!, Las tiendas de vestimenta... - Decía Poppy nerviosa.
- Tu siempre pensando en la comida, ¿No es así?. - Dijo Dahlia burlona viendo como la de amarillo se enojaba y se sonrojaba de vergüenza.
- ¡No es cierto!.
Algunas aves se rieron de como lo dijo aquella ave glotona.
- No te culpo, a mi también me gustaron las zonas de comida. - Dijo Chuck mirando a Poppy con una sonrisa.
La mejillas rosadas miró al canario y se volvió mejillas rojas de nuevo.
- Oh... E-Esta bien... - Soltó.
- Esta inauguración me hace recordar cuando mi amá y yo nos poníamos a construir casas, siempre lo hacíamos por gusto, es por eso que les caíamos bien a todos, que recuerdos... - Contaba Bomb.
- Mi mami también me pedía ayuda en diferentes proyectos y yo siempre estaba ahí para ayudarla. - Contó Chuck mirando a Bomb.
- Red... Tua amigos ya contaron sus anécdotas... ¿Tú también te la pasabas bien con tu mamá o papá?. - Pregunta inocentemente Zoé.
Eso no se lo esperaba el cardenal para nada. Un golpe doloroso le llegó al corazón. Mirando en la nada se puso a pensar en las palabras de la pequeña, no sabía que responderle, unos segundos pasaron y este decidió irse de ahí con la mirada perdida.
Esto preocupó a todos. Silver fue la única que se levantó para acompañar a Red. Chuck y Bomb se miraron entre si, querían ir pero a la vez no, pensando que sería incómodo hablar de su familia.
- Mami, ¿Qué le pasa a Red?. - Preguntó Zoe a su madre.
- Es que... El... Es por que el no tiene padres. - Respondió la gallina mirando a Zoe preocupada.
Zoe y sus dos amigos dieron un jadeo de sorpresa, lo mismo pasó con los Blues.
Pero a Stella le sorprendió mucho más de lo que los pequeños estaban. Entonces siguió sigilosamente al par para averiguar más sobre el tema.
Obviamente esto le extrañó a sus amigas que también estaban incómodas por como actuó Red y saber la respuesta. Pero se quedaron ahí para no meterse.
En la playa...
Red estaba sentado en la arena cabizbajo. Su corazón latía más lento de lo normal, y sus sentimientos estaban en su punto más bajo.
Silver lo miró a lo lejos, el cardenal había corrido para llegar antes que alguien más, y la halcón tuvo que correr igualmente para alcanzarlo, entonces se acercó lentamente.
- Red... - Soltó mirando al cardenal de espalda.
El mencionado levantó la cabeza pero no miró atrás, si no... Miro el atardecer.
- Ella no tenía idea... - Refiriéndose a Zoe.
Stella por fin alcanzó al par poniéndose detrás de una gran roca, ni Red ni Silver notaron de su presencia.
- Ya lo sé... - Respondió Red, luego de unos segundos siguió hablando. - Pero no lo puedo evitar... - Con una voz quebrada dijo.
- Tienes que olvidarlos, sólo te está lastimando más. - Decía Silver, resulta que ella ya sabía sobre el tema familiar de su amigo rojo.
- No... Puedo...
Silver se sentó al lado de Red en la arena mirándolo, aunque este no lo hacía. Desde esa perspectiva ella pudo notar las lágrimas de el bajando por sus plumas.
- Lo lamento mucho, la mento que nunca hubieras podido ver su cara, pero no te servirá de nada seguir pensando en ellos.
- ¿¡Estás segura!?. - Exclamó Red mirando a Silver con un rostro lleno de furia.
Esto sorprendió tanto a la halcón como a Stella que aún seguían detrás de la roca.
- ¡Tengo que saber la verdad, no puedo seguir fingiendo que no me interesa, no puedo dejar de pensar un posible rechazo paternal y maternal de ellos hacia mi, o una muerte segura antes de que yo naciera, no puedo Silver, no puedo dejar de pensarlo!. - Sus lágrimas simplemente salían, hasta que tomó conciencia de lo que dijo y desvío la mirada con vergüenza para dejar de ver a la va gris.
Hubo un silencio y Silver tomó valor y puso su ala en el hombro del otro.
- De algo estoy segura, nunca lo sabrás mientras ellos mismos, o alguien quieran hacértelo saber, por ahora, tienes que pasarla bien, por que si tus padres de verdad querían o no tener un hijo, estarían orgullosos o decepcionados de si mismos dependiendo de lo que a pasado en realidad, tu eras, eres y siempre seguirás siendo un héroe para mi, y para todos las aves que te conocieron.
Esto conmovió bastante al cardenal la cual abrazó rápidamente a la halcón, y ella lo devolvió con mucho gusto.
Stella que AÚN seguía detrás de la roca viendo a las aves, tenía varias cosas en la cabeza a la vez, celos, lastima, furia, tristeza, entre otros sentimientos negativos, hasta que decidió dejarlos solos regresando a el centro.
- Ahora que ya estamos bien, ¿Volverías con tu verdadera familia?. - Sugería Silver apuntando hacía lo que vendría siendo la entrada de dónde había comenzado la inauguración, luego extendió el ala con la intención de ayudarlo a levantarse.
- Por supuesto. - Dijo decidido tomando el ala de Silver y levantándose. - ¡Vamos, no se vayan a acabar la sidra!. - Gritó ya más feliz y aliviado para luego jalar del ala de Silver, esta trató de seguirle el paso y velocidad ya igual de aliviada.
Y así los dos, o podría decir, LOS TRES, volvieron con sus amigos.
Red evadió cualquier tipo de pregunta hacía lo que acabada de suceder, pero los demás entendieron, y así disfrutaron lo que restaba del día hasta llegar la noche la cual todos se fueron a descansar en sus cómodos nidos.
La historia continúa...
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