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Cap.#21: Una Nueva Compañera de Clases

Última edición:
07 / 07 / 2021

Una ave chaparrita se encontraba sentado en un silla y en el frente un gran escritorio con un mazo colocado en un circulo de madera. El lugar era bastante grande, dos pisos llenos de asientos en las paredes. Enfrente del escritorio, más asientos dejando despejado un pasillo que llevaba a una puerta de roble oscuro.

El ave estaba decaído, se le notaba deprimido y simplemente jugaba con sus dedos en el escritorio, hasta que de un de repente la puerta se abrió dejando pasar a dos aves, el ave chaparrita se asustó poniéndose erguido y serio.

- Alcalde, lamento molestarlo, pero necesito su opinión... - Dijo el Oficial Bill poniendo su ala en el hombro de la chica, esta rápidamente se apartó unos centímetros mirando de reojo molesta.

- ¿Stella... Ahora que hiciste? - Preguntó la ave al final del pasillo bajándose de la silla y acercándose lentamente.

- Em... Yo... Yo sólo... - Lo decía nerviosa. - ... Solamente tiré un pedazo de madera en la basura orgánica, yo rápidamente iba a sacarlo cuando...- El Oficial la interrumpió con un empujón y esta lo miró. - ¡Oye, eso no es muy amable!

- Ella miente Alcalde, ocasionó un escándalo con una choza en escombros incluída. - Contaba el Oficial avergonzando a Stella.

- ¿Qué hiciste? - El Alcalde se puso enfrente de ella preocupado.

- ... Yo... Destruí un hogar...

El Alcalde la miró decepcionado.

- Lo lamento Alcalde Picudo...

Este suspiró mirándola fijamente.

- Ya lo hemos hablado, puedes llamarme Sr. Picudo, y... Lo que hiciste... ¿Fue a propósito?

- Te prometo que no fue así...

- Stella... Hay reglas... Y esas reglas no se deben de romper... No puedes usar tus poderes, entiendelo, somos una comunidad feliz, y...

- Por favor... No me saques de la isla... - La chica comenzaba a llorar, entonces al hablar tenía dificultad. - ... No quiero... Dejar a mi familia...

El Alcalde la vió con lastima, no pensó que le afectara tanto.

- Stella... No... No te sacaré de la isla. - Dijo el ave mirándola.

La chica lo vió a los ojos limpiándose las lágrimas.

- Tu eres como una hija para mi, desde que has llegado a esta isla, lo único que has hecho, es ayudar a los demás, y no causar problemas, tu siempre me apoyabas y me debas una razón la cuál seguir habitando en isla pájaro, y también tus amigas te han ayudado con eso, aunque creo que Gale es el problema, pero ella es tu hermana, y no puedo sacar a ninguna de las dos, o al menos un miembro de tu familia, si en verdad tuviera que hacerlo, y no me gustara verlas juntas, entonces, está decidido, te quedarás aquí... No importa cuentos problemas causes, tu siempre los resuelves...

- ¡Siiii! - La chica gritó saltando de alegría.

El oficial Bill tiró su casco fuertemente al suelo.

- ¡Me lleva! - Gritó para luego recoger el casco de mala gana y empezar a retirarse del lugar.

- Sin embargo... - Agregó el Alcalde.

Stella le prestó atención mientras que el oficial a lo lejos se detenía para voltear y hacer los mismo que la chica.

- Tu comportamiento lleno de ira fue bastante... Como lo diré... Muy violento... Entonces tal vez si no controlas ese temperamento, podrás causar un daño mayor que le pueda afectar a una ave...

- No te preocupes, yo mantendré esa aura de ira lejos, eso es fácil mientras... - Fue interrumpida mientras hablaba muy rápido.

- ... Mientras Matilda te de sesiones en su clase... - El Alcalde terminó la frase de Stella, aunque no fuese lo que ella le iba a decir.

El oficial atrás de Stella hizo un gesto de victoria mientras que la cacatúa miraba al Alcalde con el pico abierto.

Una hora después...

Red ya llevaba unas horas en las clases de ira. Se encontraba construyendo una estatua de Águila Poderosa, si, esa águila que ahora es su simple amigo fracasado, pero aún así era una buena imagen para crear maravillosas obras. La estatua no era de tamaño real, era sólo un poco más grande que Red. El cardenal ya estaba apunto de agregarle pintura cuando Matilda llegó.

- ¡Ya llegué... ! - Está se quedó callada al ver tal escultura tan majestuosa. - ... Wow... Red... ¿Enserio hiciste esa enorme escultura con sólo los quince minutos que me fuí... ? - Preguntaba.

Red estaba algo incómodo.

- Ah... Si... ¿Por qué? - Respondió la ave roja.

- No, es que... Parece ser que eres muy bueno en eso.

- En la escuela me gustaba mucho perder el tiempo haciendo estas cosas...

- P-Pero... ¿Cómo que perder el tiempo?, Esto es hermoso. - Decía mientras admiraba la escultura de cerca. - ... Deberías dedicarte a esto.

- Nah... Es algo tonto. - Pintaba con un color café lo que vendría siendo el ala derecha. - Sólo me gusta hacerlo en tiempos libres, no es para tanto.

Matilda sólo lo miraba con decepción. Ella tenía la esperanza de poder darle a Red una profesión que lo hiciera feliz, y que no sea un amargado todo el tiempo. Entonces lo único que podía hacer, era alentarlo.

- "Las mariposas eran gusanos antes de crear su capullo" - Le aconsejo con una metáfora, el cardenal se inclinó para ver mejor a Matilda, ya que estaba en el otro lado de la estatua, lanzando una mirada confundida.

- Enserio deberías dejar de decir cosas sin sentido... - Respondió en un tono serio haciendo que la contraria suelte un gruñido.

- Ehh... ¿¡Matilda!? - Una voz femenina llamó a la mencionada, y una cacatúa rosa pasó entre las cortinas de lianas.

- ¿Stella? - Nombró Matilda confundida.

- ¿Eh? - Soltó Red también confundido.

- ¿Estoy interrumpiendo algo?.

- No, no... Es que se me hace raro verte aquí de un de repente. - Respondía Matilda.

- ¡Wow!, Esa es una increíble estatua...

- ¿Cuál estatua? - Red inmediatamente empujó con nervios tratando de fingir un accidente, así acabando con la obra de un momento para otro.

- Ahh.... Cómo sea... Venía para avisarte algo Matilda. - La cacatúa se acercó poniendo su pico en el oído de la gallina. - ... Todo lo que te diga el Sr. Picudo van a ser puras mentiras... - Susurró.

- ¿Cómo? - Exclamó después de escucharla para luego ver como entraba el alcalde junto con el Oficial Bill.

- Señorita Matilda, un gusto verla de nuevo. - Decía alegre el Alcalde mientras que el Oficial saludó agitando la cabeza arriba y abajo agarrando su casco.

- ¿Qué está pasando aquí? - Preguntaba totalmente confundido el cardenal.

- ¿Señor Red... Qué es lo que hace aquí, que no sus clases se habían terminado ya?

Stella también puso su atención al cardenal, tenía curiosidad de saber por que aún sigue en las clases.

- Mis problemas de ira ahora están en contra de mi... - Decía como si no le sorprendiera.

- Bueno... Ya después hablamos sobre eso, por ahora... - Volteó a ver a Matilda. - ... Señorita Matilda, necesito que se encargue de Stella...

- Oh... - Stella preocupada.

- ¿Qué hizo? - Dijo con disgusto y molestia ya que últimamente han habido más casos de ira en Isla Pájaro, y pues comienza a ser algo frustrante lidear con todo eso.

- Pues verá... - El Oficial tomó la palabra. - ... Una casa ahora está en escombros en la avenida 8, seguramente ya tiene la idea de quién fue...

Matilda miró a Stella la cual juntaba los dedos de sus alas en señal de vergüenza.

- Además, si le dijo que todo eso era mentira, lo siento, pero le doy la oportunidad que lo vea por usted misma... - Sacó una imagen mostrando la misma casa que Stella destruyó con un árbol encima.

- Rayos, no pensé que tuvieran evidencias. - Pensó la cacatúa.

- Tendrá que quedarse unos días aquí, al menos hasta que pueda controlar sus impulsos... - Decía el Alcalde y quedó callado. - ... Poderosos... - Susurró haciendo que Matilda tomara aire sorprendida.

- Ya todo te lo dejamos a tus alas y tu... Experiencia para controlar aves furiosas. - Dijo el Oficial para irse.

- Espero que puedas controlar sus sentimientos Stella, es por tu bien, y adiós señor Red. - Se fue.

- Ahhh... ¿Qué acaba de suceder? - Dijo Red rompiendo el silencio incómodo.

- Pues... Parece que ahora tienes una nueva compañera. - Respondió Matilda.

- Y no te diré cuál es la razón... - Dijo Stella.

- ¿Es por Gale no?.

- Aggh... Pensé que yo era... Bueno... Mis amigas y yo eran las únicas que lo sabían.

- No me olvides... - Comentó Red.

- Y Red...

- Ay... Stellita... Mi trabajo no es sólo controlar la ira, si no también conocer a mis alumnos... - Contaba Matilda.

- Un momento... ¿Tú estuviste en las clases de ira? - Preguntó Red dirigiéndose a Stella.

- ¿Hace tiempo... ?, Si... - Responde.

- Aún es temprano, si quieres resolver tu caso, tienes que confiar en mi, ¿Me contarás sobre que fue lo que pasó realmente?. - Le decía Matilda a Stella.

- De acuerdo... - Contestó fastidiada.


La historia continúa...

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