━━ XXVIII | love song
❝ ¿Es seguro ser quienes somos? ❞
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baltimore, maryland | ubicación desconocida | fecha y hora desconocidas | ???.
LA MUJER SE GIRÓ HACIA EL TELÉFONO NUEVAMENTE, no había dejado de sonar desde el día del juicio, estaba harta y por todo el asunto del asesino de Baltimore estaba con los pelos de punta, pero qué es más fuerte, ¿el miedo o la avaricia?
—¿Diga?— Contestó finalmente, irritada.
—¿Todavía quieres los 10 millones de dólares?— Era imposible colgar ahora.
baltimore, maryland | hacienda pinewood | viernes, septiembre 03, 2021, 12:52 p.m. | actualidad.
Jano conducía con Larisa de copiloto, habían evitado el tema por un mes completo, sin embargo, esa llamada de su madre los había dejado helados, Orman Lamb no era un hombre de palabras dulces para sus hijos, pero de acuerdo con su madre él quería verlos. ¿Qué más daño podía hacerles en su posición?, Larisa se sentía abrumada, no había descansado nada desde que volvió a hacer su aparición pública, ya había perdido la cuenta de cuantas veces repetía los mismos protocolos.
Estaba cansada de sus mecanismos de huida y escape.
—¿Qué crees que nos diga?— Preguntó Jano sin despegar la vista de la carretera.
—A ti que te deshereda y a mi que soy adoptada, sin duda alguna buenas noticias— Respondió Larisa sarcástica provocando risas de Jano.
—Gracias por acompañarme Lars, sé que Chris ha estado un poco paranoico— Pararon en un alto, en el que por fin la miró.
—¿Un poco?— Preguntó en broma —No me deja sola ni un momento, me espera afuera de la puerta del baño.
—Mira el lado bueno— Larisa frunció el seño al escuchar a Jano hablar —Si no se despegan, donde quiera que estén, siempre será hora de sexo.
—¡Ay no, Jano!— Jano comenzó a reír por la ruidosa queja de su hermana —Siempre piensas en eso— Larisa colocó una mano en su pecho tratando de controlar su risa.
—Nunca se sabe cuando va a pasar, siempre hay que estar preparados— A pesar del divertido sentido que esas palabras tenían en ese contexto, Larisa no podía quitarse la sensación de que ahora era observada por alguien constantemente.
Los ojos del mundo estaban puestos sobre Larisa Lamb y eso la perturbaba.
—¿Ada sigue molesta contigo?— Preguntó Jano cauteloso.
Ella asintió tristemente —Ya le marqué, vamos a vernos mañana en el Zeke para hablar— Larisa había discutido sobre el tema de la seguridad con Ada.
Antes de que pudiera darle sus razones, Ada le dijo que no podía controlarla solo porque un asesino estaba fuera de control buscándola, que necesitaban quitarse el miedo de encima y aunque Larisa no se lo tomó a bien debía admitir que tenía razón puesto que incluso ella misma estaba de acuerdo con su razonamiento, no obstante, eso no fue suficiente para evitar la pelea y el portazo que la morena le dio.
—Espero que todo se solucione— Le dijo Jano revolviéndole el cabello.
—Yo también— Al ver que seguía revolviéndolo le dio un ligero manotazo —¡Quita!— Rieron un poco más antes de bajar sabiendo que la verdadera tensión estaba por comenzar.
Jano estacionó el auto afuera del hospital, a medida que los médicos los recibieron descubrieron el verdadero motivo por el que les habían llamado, su padre ya no podía seguir en el hospital y su madre no estaba dispuesta a cuidarlo. Menudo amor el de la vejez.
Por más que Gisela Lamb quiso involucrarlos con escarmientos sobre su estado de salud, tanto Jano como Larisa se mostraron reacios a continuar bajo su mando, cuidar de alguien que no merecía su cariño después de tantos años viviendo no sólo a su sombra sino también bajo una dictadura donde los sentimientos valen menos que un centavo.
Sin embargo, aún había un tema pendiente y Larisa lo sabía. Tras varios minutos de rogarle, al fin lo hizo, se había animado a entrar a la sala donde estaba su padre porque quería hablar exclusivamente con ella. La teñida cruzó la puerta viendo a su padre conectado a miles de cables, sin saber lo que le esperaba.
—Acércate— Su voz había perdido fuerza, ya no era el mismo Orman Lamb que gritaba a los cuatro vientos.
Ella se quedó callada observándolo incrédula.
—Di algo, muchacha— Pidió con un tinte arrogante.
—¿Qué quieres que te diga?, lo dejaste muy claro el día que me fui— Ella bajó la mirada y apretó los labios.
—Perdóname— Su padre pidió débilmente —Los traté mal, a ti y él— Larisa sabía que sus disculpas no eran sinceras porque seguía sin llamarlos por sus nombres.
—¿A quienes trataste mal?, ¿huh?— Quería escucharlo sólo una vez aunque sea, para comprobar si era sincero.
—Otra vez tus idioteces— Susurró con el poco enojo que le quedaba —Al afeminado de tu hermano, a mi hija la abortera, son una deshonra para el apellido Lamb— Larisa se levantó de la silla para irse, parada en la puerta su padre la llamó de nuevo —¿No te da pena abandonar a tu padre enfermo?, ¿ya sabes que no volveré a moverme por lo que me queda de vida?— Trató de manipularla, pero ella era una mujer fuerte.
Ese había sido el destino de Orman Lamb, tras el atentado la mitad de su cuerpo se paralizó hasta que con el pasar del tiempo se volvió su totalidad, quedando parapléjico postrado en cama, razón por la cual no había podido retomar la vida que antes tenía. Dominic se había asegurado de hacer "justicia" por su Diosa, comenzando con Orman.
—No, no me da pena— Afirmó Larisa acercándose a la camilla —Y espero que te sirva porque este será tu castigo, te quedarás aquí postrado en una cama por el resto de tu vida reflexionando por qué hiciste de nuestras vidas un infierno.
Salió de la habitación y antes de comenzar una discusión, tanto Jano como Larisa decidieron que lo mejor sería marcharse y por más que su madre estaba dispuesta a incluso rogar para hacer el cambio de tutela, preferían ir a la cárcel por negligencia antes que soportar a Orman por más tiempo, y se tenía en cuenta que estar en prisión no era un ambiente que desconocieran.
Jano y Larisa se marcharon con una sorpresa en su cajuela bajo la atenta mirada de Dominic quien los acechaba, había encontrado el nidito de amor perfecto y ahora sólo faltaba el hermoso gorrión que estaría atrapado dentro.
Se acercaba la tarde y el sol bajaba por el horizonte, condujeron hasta llegar a la hacienda, a pesar de ser un bonito lugar, la pelirroja tenía en mente otra idea de futuro. Quería tener una bonita casa rústica con un granero o algo por el estilo para tener muchos animales, ahora que tenía a Evans a su lado podía pensar en la posibilidad de llevar a Sarah.
Cuando cruzaron el gran portón justo para estacionarse, Larisa bajó del auto rápidamente al ver una caja en la entrada, se dio cuenta de que era igual que la que recibió alguna vez con la gargantilla dentro, disimulando ser simple paquetería. Al abrirla pudo observar miles de notas que decían palabras románticas que sólo le traían dolor y nauseas, a medida que las notas iban saliendo en el fondo de la caja decía "CAJUELA".
—¡Chris!— Lo llamó, para descubrir qué estaba pasando mientras Jano se acercaba a su maletero.
—¡Lara!— Salió agitado con un cuchillo en mano por si tenía que defenderla de Dominic, al verla arrodillada con expresión confundida, abandonó esa posición defensiva sin soltar el arma blanca.
—Estuvo aquí, mira— Bajó la vista a donde la caja estaba —¿No lo viste?— Preguntó Larisa con preocupación.
—No, llegué hace media hora y no había nada cuando regresé— No le mentía, había ido a la joyería desde temprano, incluso ella sabía que había salido madrugando aunque no sabía a donde.
—Por favor, márcale a Ada para preguntarle si está bien, a mi no me va a contestar— Chris asintió buscando el teléfono de casa que estaba cerca de la mesa de café.
Jano temía encontrarse con algún explosivo o arma dentro de la parte trasera de la cajuela por lo que palpó la cubierta y acercó su oído en repetidas ocasiones para sentir el tic tac de alguna bomba, todo indicaba que estaba relativamente limpio. Larisa se acercó a él viendo su indecisión de abrirla por lo que finalmente lo apartó para hacerlo por sí misma. Lentamente lo hizo, tomándose su tiempo de saber qué había ahí porque como bien sabía, lo que sea que iba a encontrarse ahí no le iba a gustar y en efecto, la asqueó.
Había una paloma muerta en descomposición, se podía saber que era de algunas semanas por la pigmentación de la carne expuesta, los animales que ya la estaban devorando y el hedor que expidió en cuanto la abrieron completamente. Encima de ellas otra nota entintada con sangre cubierta por pequeños gusanos "VOY POR TI".
Larisa se inclinó a un lado vomitando siendo socorrida por su hermano quien la ayudó a limpiarse y la dejó en el sofá de su casa, Jano se marchó rápidamente ya que ahora su auto era evidencia del caso. Después de que Ada le aseguró que tanto ella como Lily estaban bien, de advertirle de la presencia del psicópata y de avisarle por el estado de su amiga, Chris se propuso a reconfortar a su novia preparándole sopa para que no le cayera nada de peso, le pidió que fuese a recostarse para descansar y así lo hizo.
Chris se acercó a la habitación que compartía con Larisa con charola en mano, la vio llorar en silencio mientras sostenía otra de las notas de Dominic, no había parado de adularla en cada una de sus cartas pero ella sentía el miedo, miedo a saber que aquel hombre que estaban buscando carecía de este, no sentía remordimiento por la vida de nadie.
—¿Está todo bien?— Preguntó Chris arrodillándose a su lado al borde de la cama, ella negó impaciente.
—No, me siento fatal— A pesar de gustarle la sinceridad de su chica, le disgustaba verla tan triste —¿Cómo no me di cuenta antes?, es decir, mira todo esto, ¿"te amo"?, alguien que te ama no te hace daño, ¿matarías por alguien a quién amas?— Le preguntó a Chris casi como un regaño, él adoptó una postura más seria.
—No— Su contestación la tranquilizó —Si me veo obligado a hacerlo, lo haría aunque la culpa me mate después, pero a Dominic no le importa eso Lara, él disfrutó hacerle daño a esas mujeres y de hacerte daño también.
La ayudó a desvestirse y ponerse algo más cómodo para dormir dejando la sopa caliente a un lado por el momento, estaba sudando, su piel se erizaba al contacto y aunque la veía temblar de frío su cuerpo se sentía hirviendo, se estaba enfermando, justo cuando estaba por retirarse dejándole la sopa al lado su brazo lo detuvo de abandonar la habitación.
—Por favor no me dejes sola— Pidió escuchándose constipada casi en un puchero.
Se sentó junto a ella y comenzó a darle de comer la sopa que ya estaba tibia —No te dejaré, Lara.
Terminó su sopa y ella le pidió recostarse a su lado para sentir su calor, se quedaron en silencio acariciándose hasta que escuchó sollozos.
—¿Estás bien?— Preguntó, y ella negó haciendo un quejido que se desvanecía en su garganta —¿Qué sucede?— Se acomodó para ver su rostro iluminado por la lámpara de noche.
—Mara tiene razón, jamás tendremos bebés— Se escuchó su tono de culpa, no obstante, Chris sabía que no tenía culpa de nada —No tengo útero.
—Larisa, no eres mi máquina de bebés, eres mi novia, la mujer de mi vida— Plantó besos en su frente con suavidad en un intento por hacerla sentir querida —Tu misma me dijiste que no eres un objeto, y yo no pienso tratarte como tal, no dudes ni por un segundo que el amor que siento por ti implica algún rastro de interés.
Ella le sonrió débilmente, más segura de sus palabras y mas confiada de sus sentimientos. Chris se sentía contento, no por el estado de salud de Larisa, tampoco por las circunstancias tan adversas que estaban enfrentando, sino por el hecho de que sin darse cuenta o tal vez de forma maravillosamente intencional, Larisa comenzaba a mostrar sus sentimientos a Chris. Se sentía cómodo con ella, el no tener que fingir que era el tipo rudo controlador o el tipo seductivo para "encantar" a una mujer. No tenía que ser nada que no fuese ya.
Chris Evans podía ser cómo realmente era alrededor de la pelirroja, era la belleza de su vulnerabilidad y la constante de que se permitía sentir sin remordimientos lo que había cautivado a Larisa desde el primer momento, el saber que no tenía que actuar como la niña rica de la ciudad o la tipa interesante para "encajar" con él, podía relajarse sin sentirse acorralada por su pasado.
¿Es posible amarse sin decir "te amo"?
Ninguno lo sabía, pero al mismo tiempo tenían conocimiento de ello, porque para ambos la seguridad de la confianza les dejaba mostrarse ante el otro como realmente eran y habían sido siempre.
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Hola, ¿qué tal todo?
Hoy fue mi primer día de clases presenciales y me siento algo nerviosa de regresar, he estado algo inactiva en cuanto a responder comentarios pero en cuanto los lea me pongo al corriente, ya estamos llegando a la recta final y algunos personajes están prontos a tener desenlaces.
¿Are we ready?
Sin más que decir, disfruten su lectura y nos leemos este viernes wuuuu.
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