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━━ XXIII | mephisto



❝ Sagradamente te he visto crecer, ahora todos mis otros dioses han muerto. ❞

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baltimore, maryland | rainbow flag bar | jueves, julio 22, 2021, 6:05 p.m. | actualidad.

ESTABAN SENTADOS EN UNA MESA COMÚN PARA NO LEVANTAR SOSPECHAS, muy escondidos en el fondo sin mucha iluminación, pidieron algunos tragos para tratar de olvidar el verdadero motivo de que estuviesen todos reunidos en ese lugar, habían decidido encontrarse por separado y juntarse en grupo los cinco una vez dentro estando seguros. Ada, Jano, Santino, Chris y Larisa estaban cansados de todo el drama que los envolvía pero ya no había a donde ir, los habían declarado desaparecidos, no sabían nada de sus familias y lo que era peor, las fotos de todos ya estaban dando la vuelta por todos los medios de comunicación como personas desaparecidas, los de mayor reflector fueron los hermanos Lamb, como se esperaría, acechados por la prensa esperando a que los chismes los devoren.

En cuanto Jano vio a Larisa acercarse a la mesa tomada de la mano con el agente Evans, se levantó discretamente a abrazarla, ambos se abrazaron agradeciendo que el otro estaba bien.

—¿Cómo estás?, ¿cómo te sientes?— Preguntó ya estando en la mesa sentados.

—Todo está perfecto— Respondió ella alegremente. Abrazó a Ada, a lo que ella correspondió al abrazo, estaba feliz de ver a su amiga bien

—No, claro que no está nada bien— Ada le dio un codazo —Nos está persiguiendo un sociópata para cazarte, ¿cómo va a estar perfecto todo, loca?— Lari rió ante la gracia de la última pregunta sarcástica de su amiga, tenía la razón, no era nada de lo cual debía reírse.

Comenzaron a conversar acerca de Mefisto, Evans no sabía exactamente quién es, pero pudo encontrar muchos detalles que coincidían con quien había estado acosando a Larisa. Sus víctimas eran todas pelinegras, de ojos verdes, no más de 30 años, su pelirroja coincidía con esa descripción y no sólo eso, descubrió que esa no era la única conexión sino que todas en algún punto de su vida se habían teñido el cabello de rojo, ya que él guardaba fotografías de las mujeres, a algunas incluso les quemaba el rostro, entre ellas las únicas fotografías que seguían intactas eran de Larisa, Evans las reconoció porque fueron tomadas exactamente en el balcón de su antigua casa en Boston. Todos estaban horrorizados con la información que les estaba proporcionando el agente, sobre todo Larisa cuya vida estaba en serio peligro.

Larisa volteó al televisor del pub, observando a ese rostro conocido, su exesposo Rhys asumiendo un lugar que no le correspondía y dando noticias que no le incumbían, supuso que su madre tenía que ver en ello, el que peor impacto recibió fue Orman quien estaba hospitalizado en estado crítico. Chris no dejaba de pensar en Sarah, si estaba bien, si ya comió, si sabría lo que estaba pasando, ningún padre sueña con ser un criminal ante los ojos de su hija.

—Cuando te dije que fueras más atrevida no me refería a esto señorita leyes— Dijo Ada, escondiendo su cabello con la gorra que traía puesta.

—Lo sé, lamento que las cosas se hayan dado de esta manera— Expresó Lari con pena —Nunca me imaginé que sería él quien me había mensajeado— Jano y Ada se vieron entre ellos, ¿de qué mensaje estaba hablando?, ¿por qué Larisa no avisó nada?

—No es tu culpa, ¿cómo íbamos a saber que un trastornado estaba tras de ti?— El remordimiento invadió a Larisa, ¿cómo iba a decirles? —Porque tu no sabías, ¿verdad?— La miró fulminantemente, sin despegar su vista ni un segundo de ella.

A su mente vino el mensaje el primer día que pisó Baltimore y el incidente de la maceta.

—Creí que era Evans— Unos resoplidos y suspiros de frustración no se hicieron esperar ante la respuesta de la pelirroja, el castaño solo se preguntaba ¿realmente le veía como un posible acosador de mujeres?, Santino golpeó sus muslos con las palmas de sus manos desviando la mirada a la barra de bebidas, Jano rodó los ojos, Chris se tocó el puente de la nariz con los dedos índice y pulgar, Ada solo agachó la cabeza con una sonrisa en reproche y Larisa se cubrió el rostro con las palmas de las manos visiblemente apenada —Solo me decía que ansiaba verme, jamás me decía quien era.

—Obvio Larisa, ¿qué pensabas?, ¿qué iba a llegar y te iba a decir "hola Larisa, ya llegó el amor de tu vida"?— Preguntó Santino con sarcasmo.

—Muy bien, escuchen, no se trata de si ya lo sabía o no, le han pasado muchas cosas raras, esta no es la primera vez que la acosan, sólo que esta si es la primera vez que el acosador casualmente también mata personas— Habló Jano tratando de apaciguar a todos, nadie molestaba a su hermanita a menos de que fuese él.

—En eso tienes razón— Un recuerdo vago llegó a Larisa, había un tipo en la preparatoria que la seguía a todas partes, le tomaba fotos para la revista estudiantil, pero no era un mal chico, siempre fue amable con ella, no por eso se convierten en criminales, no todos son iguales. Larisa quedó pensativa, ¿qué sería de ese chico ahora?

—Lo que importa ahora es mantenerte a salvo, no dejaré que nadie te haga daño— Chris la abrazó por los hombros acercándola a él, transmitiéndole calor, le daba ternura verla con su abrigo puesto, le quedaba grande.

Todos estaban confundidos, ¿desde cuándo habían vuelto?, se habían dado un beso hace unas semanas pero la cercanía que tenían ahora era extraña. Larisa y Ada conectaron miradas, esta vez Ada levantó las cejas de arriba a abajo con una sonrisa coqueta, como aquel día en el roustique, lo que sea que su amiga decidiera hacer -por muy estúpido que fuera, mientras fuese racional- , esperaba que supiera que la apoyaba y que deseaba que pudiera encontrar la paz que quería.

—¿Podemos no pensar en eso por ahora?, tengo hambre— Anunció Lari.

—Pide, siempre cargo efectivo— Jano guiñó un ojo, llamó a una de las meseras para que pudieran tomar sus ordenes.

—Hola, mi nombre es Lily y los atenderé esta tarde, ¿qué les ofrezco?— Preguntó amablemente la mesera sonriendo ampliamente mostrando todos sus dientes, Ada la observó embelesada ante ella. Se reconocieron al instante, era la mujer con la que bailó esa noche.

Todos pidieron hamburguesas o sandwiches, alimentos que no requirieran mucho tiempo si tenían que escapar, menos ella, quién seguía embobada observándola.

—Háblame sin miedo, no muerdo— Dijo la mesera de forma coqueta hacia Ada, unas risitas de los demás no se hicieron esperar. Larisa no tuvo más remedio que pedir por ella al ver la insistencia entre las miradas.

Cuando se fue todos estallaron en risas menos Santino, cuyo humor decayó a partir de ese momento.

—¿Creen que me vi muy desesperada?— Preguntó Ada al ver las reacciones de todos.

—No, para nada— Contestó Evans sarcástico.

—¿Hoy todos somos reyes del sarcasmo o qué?— Preguntó Santino visiblemente irritado.

—De alguna manera tenemos que liberar la tensión, niño— Respondió Jano.

—¿Creen que sea...?— Insinuó Ada.

—Oh sí— Respondió Jano, todos lo miraron con confusión menos Larisa —Mi radar gay nunca falla— Afirmó él. 

—¿Se puede saber cómo es que tienes un gaydar?— Preguntó Ada con falsa indignación, ¿de qué chismecito se estaba perdiendo?

—Lo que se ve, no se pregunta— Respondió Larisa por él. Todos en la mesa estaban asombrados.

—¿Eres gay?— Preguntó Ada sin poder creerlo.

—Soy bisexual— Él le guiñó el ojo, se sonrieron con complicidad, de él jamás lo hubiese imaginado porque cumplía con un estereotipo de heterosexualidad, Jano representaba todo lo que un "macho" debía ser en una sociedad patriarcal, sin embargo, Ada reconoció que se dejó llevar por un prejuicio sobre él, le pareció genial tener una 'amiga' más a bordo y se liberó de aquella creencia.

Recibieron su comida, por un momento comieron tranquilamente como si nada estuviese pasando, pero nunca se puede escapar de la desgracia. La misma mesera se acercó a la mesa, asegurando que la "mujer de cabello rojo" tenía una llamada. Pidieron ir todos a donde se ubicaba el teléfono, Chris usando su placa de agente, ella no podía estar sola ni un segundo, no tuvieron más remedio que revelarles sus identidades a la pobre mesera que ahora era cómplice. Una vez en el cuarto detrás de la barra en absoluta privacidad, ella contestó.

—Hola— Su voz hizo eco dentro del teléfono, no escuchaba nada detrás de la línea —¿Quién habla?

—Hola mi Diosa, siempre es un placer escuchar tu voz, hoy desperté y no puedo dejar de pensar en ti, justo como ayer— Larisa cerró fuertemente los ojos, tratando de pensar a quién pertenecería esa voz  —Dudé si venir a tu casa porque sé lo mucho que odias este lugar pero, mi suegra es muy amable cuando le dan lo que quiere, la verdad no siento lo de Orman, se lo merecía— Larisa abrió los ojos en expresión de horror —¿Te gustó tu regalo?, no fue fácil colocar la bomba cerca de alguien tan protegido, pero haré pagar a todos los que te han hecho sufrir.

—¿Tú hiciste volar el edificio?— Preguntó Larisa con miedo.

—Se lo merecía Larisa, hombres como Orman solo tienen agallas cuando el contrincante es débil, pero yo seré fuerte por los dos, yo lo hice pagar por ti, nadie toca a mi Diosa— Los sentidos de Jano y Larisa se conectaron inmediatamente, ambos habían sentido ese raro escalofrío escuchando su voz al teléfono —Espero que no te importe que he visto tus fotos de pequeña, eres simplemente adorable, ¿te gustaba el ballet? no es por presumir pero soy un gran bailarín, te encantaría bailar conmigo— Alardeó.

—¿Qué quieres de mí?— Preguntó visiblemente asqueada.

—Quiero amarte, mi Diosa— Su voz clara y profunda hacía eco en la mente de Lari —Vámonos lejos solo tu y yo, olvida a cualquier hombre antes de mí así como para mí no hubo nadie antes de ti— Una serie de 'no' salieron como susurros de Larisa, ¿cómo podía ser tan cínico después de todos sus asesinatos a esas inocentes mujeres? —No te niegues por favor, porque odio la idea de tener que lastimarte.

—Deja a mi familia fuera de esto, ellos no tienen nada que ver, me quieres a mí— Evans la abrazó por la espalda, por supuesto que nunca dejaría que alejaran a Larisa de su lado, mucho menos ahora que había una oportunidad de remediar todo el daño que le había hecho.

—¿Y cómo me aseguraré de que no quieras escapar de mi amor?, no confío en ti todavía, me tienes que ganar, te advierto que no soy fácil mi Diosa— Si Larisa pudiese ver sus gestos, habría podido ver el guiño coqueto que tenía guardado sólo para ella.  

—Dame una razón para confiar en alguien que no me tiene confianza— Replicó Larisa, si quería ganar el juego debía jugar primero. El susodicho se quedó en silencio, pensando.

—Tienes 30 minutos para salir del bar sola a mi señal, te daré un voto de confianza— El hombre colgó, estaba dispuesto a llevarse a Larisa lejos y tenerla sólo para él.

—¿Cuál será la señal?, ¿cómo sabré que eres tú?— Por más que trataba de sacarle información, no podía, estaba ante un contrincante fuerte, él mismo lo había dicho.

—La reconocerás, nos vemos mi bella Diosa.

En cuanto colgó, todos comenzaron a verse entre ellos, ¿cómo había conseguido su ubicación?, Lari giró su cuerpo para encontrar su mirada con los ojos azules de su amado, vio en ellos lo mismo que sentía, miedo de perderse después de encontrarse, ya no había otra forma de escapar de todo ello, ambos estaban ahogándose en el mismo vaso de agua una vez más, incautados por el crimen. ¿Qué se supone que debían hacer ahora?, de cualquier manera ella ya estaba a un paso de entrar en la boca del lobo y él podía sentir su caída al abismo justo en ese momento.

—No me queda de otra— Dijo Larisa firmemente sin dejar de ver a Evans.

—No irás sola— Advirtió Evans.

—¿Qué otra opción me queda?, si van los estoy exponiendo, si no van igualmente intentará hacerles daño— La tenía justo donde quería, entre la espada y la pared.

—Lari, ya no estás sola, estamos todos juntos ahora, somos tu familia y no te dejaremos— Ada estaba a nada de querer llorar, los ojos de Larisa se cristalizaron junto a los de su amiga, ¿era esta la familia que tanto anhelaba tener?, ¿al fin había comenzaba a tener personas en quienes confiar en su vida?

—Y porque son mi familia los protegeré— Dijo Lari —Por eso les pido que confíen en mí— Todos asintieron, Evans se volteó a ver a Lily la mesera.

—¿Podrías prestarme tu celular para llamar a la policía por favor?, es posible que él ya esté vigilando la línea del establecimiento, necesitamos refuerzos— Ella asintió y en cuanto Evans lo sostuvo entre sus manos, marcó a sus nuevos colegas.

—Yo saldré vestida como tu— Aseguró Ada, Larisa negó fervientemente.

—¡Nunca!, ese tipo está loco, te puede hacer daño si sabe que no soy yo, no puedes ir— Sentenció finalmente, Jano estaba atrás observando y analizando que hacer.

—¿Y entonces?, a ti también te hará daño— Sus voces comenzaban a tener un tinte ronco, sus ganas de llorar ante la excesiva carga de estrés, estaban dispuestas a sacrificarse una por la otra y ninguna daría su brazo a torcer.

—Por favor, necesito que me dejen ir sola, es la única forma en que podemos acercarnos lo suficiente como para atraparlo— Pidió Lari.

—Lars tiene razón, soltarla a la boca del lobo nos dará el control sobre la situación— Jano apoyó ambas manos en los hombros de su hermana con fuerza, aferrándose a ella. Las tres mujeres presentes y Santino se giraron a ver al mayor —Obviamente no lo haremos sin un plan, perdóname Larisa, no quiero ponerte en esta situación porque eres mi hermana, pero tendrás que ser la carnada— Ambos hermanos se tomaron de las manos, la pelirroja asintió ante el pedido de su hermano, quería hacerlo.

—Muy bien, llamé a algunos agentes y vienen en camino, también vendrá el SWAT si es necesario, formaremos un plan— Todos los presentes prestaban total atención al castaño.

Mientras Evans explicaba cuál era el plan, un par de mujeres conversaban atrás.

—Lamento mucho haberte arrastrado a esto— Ada pidió disculpas apenada a Lily —Si es necesario, te protegeremos también.

—No te preocupes, es lo más emocionante que me ha pasado desde que trabajo aquí, apreciaría que para la otra no te vayas sin despedirte— La tomó una mano sin pena alguna. El rostro de Ada se encendió en un sonrojo, volvió su atención a la explicación.

—¿Entendido todo?— Todos los presentes asintieron, colocándose en sus posiciones, Jano miró a Larisa con preocupación antes de desaparecer en las sombras.

baltimore, maryland | rainbow flag bar | jueves, julio 22, 2021, 6:22 p.m. | actualidad.

Estaban a poco de ejecutar el plan, nada podía fallar. El lugar estaba rodeado, la música del lugar había empezado a sonar sin desenfreno, todos parecían disfrutar del ambiente que Jano aclimató con una llamada a Samuel, quien dirigía el lugar desde hace un par de años, los había estado apoyando desde que el mayor Lamb le explicó la situación aunque sin mucho detalle, ¿cómo no hacerlo?, le estaban facilitando su tan esperado encuentro con su Diosa, era un placer para él ayudarlos.

Larisa estaba impaciente ante la espera de aquella señal premonitoria del desastre, tenía miedo de ser secuestrada, pero, confiaba en que el plan de Chris funcionaría como el anterior, se mentalizó como si fuese a ir a la guerra puesto que así se sentía, en una guerra donde nadie podía ganar más que él, su victimario. Se sentía como una presa fácil, ingenua ante toda la situación que la envolvía, si bien había tenido la culpa al no interpretar las señales, nada justificaba el hecho de matar por otra persona, se sentía asqueada por su persona.

—Él está aquí y me ha dado la orden de darte esto— Era Lily, quien se acercó a Larisa dándole un auricular para después alejarse.

Justo como él había indicado, More Than a Woman se escuchó en el lugar, cada instante la música se hacía más y más intensa dentro de su cabeza, se colocó el auricular atinando a adivinar que así se comunicaría para sacarla del lugar. Todos estaban escondidos, vigilando a Larisa atentamente, o al menos eso era lo que ella creía.

—Hola mi bella Diosa, incluso en esas condiciones tan decadentes y esa ropa de mal gusto debo decir que eres exquisita— Por más sugerente que fuese su tono de voz, le asqueaba, batalló de sobremanera para no hacer una mueca de desagrado —Escúchame con atención, de ti depende que tus amigos salgan ilesos de aquí, quiero que bailes al ritmo de nuestra canción, ve a la pista.

Larisa se adentró a la pista de baile, se quedó estática por unos minutos observando a todas las personas que bailaban animadamente al ritmo de la pegajosa canción. No lograba distinguir ningún rostro conocido, era imposible, dudaba incluso de su propia persona, ¿tenía que esperar que fuese un desconocido o era una persona que conocía? Por unos momentos contempló la posibilidad de que fuese Chris nuevamente, pero lo descartó de su mente, nadie podría esmerarse tanto en protegerla de esa forma para finalmente aterrorizarla. ¿Qué le habría impedido hacerlo antes?, no era él.

—Te dije que bailes— Ordenó aquella voz en su oído, aturdiéndola.

Contra su voluntad, comenzó a bailar fingiendo hacerlo animadamente como aquellos seres anónimos enceguecidos por las luces neón que brillaban por todo el lugar, el humo nublaba cada vez más sus sentidos mareando a la pelirroja. Sintió unas manos acercarse por detrás sobresaltándola ligeramente, sentía un cuerpo bailar a un ritmo lento pegándose a ella.

—Sigue bailando— Ordenó su voz grave y profunda con sus labios pegados a la oreja de la pelirroja al observar que su víctima dejaba de moverse lentamente. 

Larisa quiso voltearse a verle el rostro, pero simplemente no podía, tenía miedo de saber qué iba a encontrar, al voltear a ver su mano se dio cuenta de que tenía un rasguño, como el que Santino le había hecho a la persona que intentó jalarla en la estampida el día del atentado a la firma. 

Una de las manos del acosador se retiraron del cuerpo de Lari, lo siguiente que sintió rozar su cuerpo la sumió en terror, no estaba segura de lo que era, se sentía duro contra su espalda, como podía se movía simulando bailar. Comenzó a sudar frío, las palpitaciones comenzaban a causar estragos en su pecho que subía y bajaba en frenesí, su boca estaba completamente seca. Estaba a punto de preguntar algo hasta que sintió aquellos labios rozar su oreja nuevamente.

—Quiero que camines conmigo, intenta forcejear y Ada es la siguiente— Ella asintió con la cabeza reteniendo las lágrimas avanzando lentamente abriéndose paso entre la gente.

A medida que avanzaban, memorizaba el camino que tomaban, estaban bajando por una especie de pasadizo secreto al estacionamiento subterráneo del bar, debió imaginar que habría una van por ahí para llevársela, pero al entrar al elevador, subió hasta el último piso del edificio. Cuando las puertas del elevador se cerraron, dejó de sentir aquella dureza contra su espalda, pero su vista fue nublada por una especie de tela que no permitía la entrada de luz.

—Si te digo a donde vamos, la diversión se acaba— Larisa estaba temblando. Sabía que tenía que hacer algo rápido ya que no había rastro de los chicos y la música se escuchaba muy lejana.

Por su parte, el acosador ya había tenido tiempo de planear todo, Lily estaba encerrada atada de manos y piernas en uno de los contenedores de la terraza con Santino, sólo había tenido que noquearlo para evitar que fuera al rescate de alguna de las tres mujeres, los más peligrosos en ese momento brillaban por su ausencia, eran Jano y Chris, imperceptibles por ahora. Ada estaba reservada para el plato fuerte de la noche, cualquier intento de escapar de la pelirroja y disponía de ella como rehén para retener a su Diosa.

La encaminó a su suit, donde tenía todo preparado, velas, flores, música romántica, fresas bañados en chocolate, champagne, mordazas, cuerdas, esposas y cinta adhesiva, los ingredientes perfectos para la receta secreta del amor.

Con cuidado le retiró la venda de los ojos, la primera reacción de Larisa fue voltearse a ver a su acosador iluminado solo por las luces de la ventana, aquella persona que llevaba lo que ella creía eran días de acecho sin posibilidad de escape, lo que encontró fue a aquel hombre de ojos negros que vio en el panel de periodistas en el atentado a la firma, al mismo que le había hablado aquella noche en el rainbow flag, pero había algo más profundo en él.

—¡Sorpresa mi amada Diosa!— El acosador prendió el interruptor. Lo primero que vio en la sala de aquella suit fue a su amiga amordazada sujeta a una silla, su expresión de horror quedaría guardada en su conciencia para siempre.

Intentó avanzar hacia ella, pero no lo logró, fue tomada por los brazos por su contrincante.

 —Sé que no es manera de tratar a una dama como tu, pero, te voy a tener que inmovilizar— El estruendo de la cinta adhesiva la hizo sobresaltarse y antes de que pudiera gritar le cubrió la boca.

Larisa por instinto se tiró al suelo, poniéndose dura para evitar que pudiera moverla, pero era inútil, sin saberlo estaba cavando su propia tumba. El acosador apoyó su peso encima de ella, la tomó de ambas manos sintiendo el contacto con su tersa piel y antes de sucumbir a cualquier instinto de desatar sus más bajas pasiones se apresuró a atarla con la cinta sin ejercer presión innecesaria para permitir el flujo sanguíneo. La pelirroja se sacudía con fuerza tratando de liberarse sin éxito.

La cargó sobre su hombro como si fuese un vil costal de papas, soportando sus patadas, tenía tanta práctica en el ámbito de violar los derechos humanos que ahora era una tarea sencilla. La ató de piernas con cuerda a una silla para evitar que escapara, de cualquier forma, cualquier salida estaba bloqueada, excepto por una que no anticipó.

—Te voy a quitar la cinta para que puedas hablar, cuidado con esa boca preciosa— Después de guiñarle el ojo descaradamente, se aproximó para quitársela, en cuanto lo hizo no se dejó esperar y le clavó los dientes en la mano haciendo que el acosador soltara un alarido de dolor —¡Maldita perra!, ¿así es como me pagas después de todo lo que he hecho por ti?

—¡Ayuda!— Gritó Larisa con todas sus fuerzas —¡Chris!— El acosador le soltó una bofetada, la tomó con fiereza del rostro mirándola a los ojos.

 —No vuelvas a pronunciar ese nombre mi Diosa, de tus labios solo puede haber un nombre— Hizo una pausa para relamerse los labios observando los de su Diosa —Dominic— Escuchar aquel nombre activó algo en los recuerdos de Larisa.

Aquel muchacho de preparatoria que le tomaba fotos alegremente para el periódico estudiantil, lo recordaba cándido e inocente como un amigo vivaz, nunca imaginó que se convertiría en aquel ser obsceno y despiadado que tenía de frente, exigiéndole lo que jamás estaría dispuesta a darle.

El acosador se acercó a su rostro, después a su cabello inhalando profundamente el olor de la pelirroja, Ada veía cada movimiento con horror, deseando poder liberarse para ayudar a su amiga sin éxito.

—Ya vienen por nosotras— Dijo Larisa, sabía que no podía confiar en Chris, pero rezaba porque estuviese en camino.

—¿Qué te hace pensar eso?— Ada volteó al techo, percatándose de algo que ambos sujetos ignoraban.

Chris se acercaba sigilosamente por la espalda, había tenido que recorrer los ductos de ventilación guiado por el lejano grito de su amada mientras Jano había conseguido llamar a sus contactos más peligrosos, consiguiendo un helicóptero que se dirigía al techo del edificio donde estaba aquel pub, estaban listos para el gran escape. Dominic escuchó los sigilosos pasos de Chris detrás suyo, se volteó a él, anticipando que ambos estaban armados.

—Quieto Evans, un paso más y le vuelo los sesos a Ada— Chris se quedó quieto, alzando ambas manos en señal de rendición observando a la morena negar fuertemente con la cabeza —Arroja el arma— Avanzó solo un paso antes de arrojarle el arma en la cara haciendo que le pierda de vista por un segundo.

Se abalanzó hacia él tacleándolo, Larisa como pudo empezó a morder la cinta adhesiva para tratar de liberarse, levantó su cuerpo para golpear la silla de madera a la que estaba atada para liberar sus piernas igualmente, consiguió zafar una de las patas de la silla mientras ambos hombres se golpeaban para derribar al otro, Ada comenzaba a imitar las acciones de su amiga. Al cabo de unos minutos Larisa ya había ido a socorrer a Ada con las manos atadas y un cuchillo entre los labios, iba a desatar a su amiga con la boca a como pudiese.

Chris estaba siendo ahorcado por Dominic, hasta que alcanzó una pieza de cerámica cercana a él, la estrelló a su cabeza, una vez se recompuso pateó las costillas de su adversario, dejó de moverse suponiendo que estaba inconsciente. Velozmente liberó a Ada de sus ataduras y después a Larisa de la cinta adhesiva tan pegajosa.

—Váyanse, llévatela por favor Ada, te lo ruego— Imploró Chris a la amiga de su amada.

—¿Y tu qué harás?— Preguntó Larisa intuyendo su insistencia en quedarse.

—Me quedaré, este tipo sigue vivo y debe ser atrapado— Los tres se giraron a observar donde su cuerpo yacía, pero ya no había rastro de él.

—¡Ay Chris, ya no está!— Larisa se aferró al brazo de Ada a tal punto de clavarle las uñas con miedo.

—¡Hay que irnos!— Chris la tomó por los hombros mientras arrastraba a la morena quien no tardó en seguir su ritmo corriendo.

Los tres salieron corriendo por la entrada, su mejor opción era salir por las escaleras suponiendo que Dominic podía causar un accidente en el elevador. Antes de llegar a la terraza, Chris fue atacado por la espalda, forcejeó para no ser apuñalado por el acosador, mientras ambas mujeres corrían escaleras arriba. Escucharon los gritos de ayuda provenientes de uno de los contendores que había en el lugar, entre las dos unieron fuerzas con fierros que encontraron tirados por ahí, unidos con las fuerzas por vivir de Lily y Santino pudieron liberarlos.

Los presentes escuchaban las balas que eran disparadas donde estaban peleando Chris y Dominic. Antes de poder explicarles qué estaba pasando con exactitud, un ruido ensordecedor inundó el techo, una luz enceguecedora iluminó a todos los presentes, era Jano con una entrada triunfal digna de una película de acción. Todos corrieron al helicóptero sin siquiera dudarlo.

—¡Corran, debemos irnos ahora!— Habló Jano con un megáfono, los tres fueron subidos inmediatamente al helicóptero excepto por Larisa —¡Larisa Lamb, sube ya!

—¡No me iré sin Chris!— El aire del helicóptero despeinaba a la pelirroja quien sólo esperaba a ver a Chris correr hacia su encuentro.

Se quedó estática como si el tiempo no pasara para nadie esperando que Chris permaneciera por siempre a su lado. Sus plegarias fueron escuchadas, puesto que Chris apareció corriendo a toda la velocidad que su malherido cuerpo le permitía.

Ambos se colocaron el arnés para subir juntos, el helicóptero se nivelaba para que ambos pudieran subir sin peligro para retirarse, la primera que estaba por subir una vez vio que el ojiazul estaba fuera de peligro fue Larisa.

—¡Larisa!— Un grito los sacó de su tarea, volteando a ver de donde provenía y un sonido tan ensordecedor como las hélices del vehículo inundó el lugar.

Como si todo pasara en cámara lenta, el terror se apoderó de la escena, el pánico en el rostro de la pelirroja que era sostenida por los fuertes brazos de su amado era inconmensurable, sus alientos se mezclaban dolorosamente mientras ambos respiraban con dificultad como si fuese el último de sus vidas. Larisa bajó la mirada, después fue Chris, la sangre manchaba sus ropas y las lágrimas manchaban sus rostros. Dominic intentó disparar nuevamente sin éxito, sus balas se habían agotado. 

Chris había cubierto el cuerpo de Larisa para evitar que la bala la atravesara, sin quererlo le dio aquel voto de confianza que tanto anhelaba, aquella certeza tan pura como sus sentimientos de que su amor por ella era capaz de soportar el ardor que quemaba dentro de su cuerpo herido.

Los adoloridos brazos de Larisa lo sostuvieron para evitar su caída, como pudo Jano lo ayudó a subir junto a Santino, Dominic se estaba acercando a ellos con un fierro suelto en mano, pero antes de llegar el helicóptero ya estaba lejos del edificio. Larisa cubrió como pudo la hemorragia de Chris.

—Daría mi vida por ti— Dijo Chris débilmente.

—Shh, no lo digas, no lo digas, no sigas— Suspiró dejando sus lágrimas salir finalmente —Chris por favor, quédate conmigo, no te duermas— Lo sacudía como podía para evitar que cayera inconsciente —¡Jano, has algo maldita sea!

—Es lo que hago Larisa, ya cálmate— Dijo dirigiendo a los pilotos al hospital más cercano.

—¿Cómo quieres que me calme?— Gritó fuertemente, su voz estaba comenzando a escucharse ronca de tanto gritar.

—Lara...— Pronunció jadeante, casi sin aliento, respiraba con dificultad, estaba a nada de caer inconsciente.

—Aquí estoy mi amor— Le besó las manos en busca de consolarlo —Chris...— Miró su mano cubierta de su sangre, tan roja como la que había manchando la camilla de la clínica clandestina, tan roja como su cabello, tan roja como alguna vez lo fue aquella rosa en el bolsillo izquierdo de su pantalón.

—Sarah...











Su mano dejó de tener fuerza sumiendo a la pelirroja en la sensación que más acostumbraba de su vida. Esta era la incertidumbre de la ansiedad, la desesperación y la melancolía. Esta era la angustia.




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PONGÁNLE CONDÓN A ANGOS POR QUE SE VIENE AAAAAAA

Hola hola, perdón sé que este capítulo está super largo pero he querido retratar cada aspecto de este mal viaje entre todos los personajes, especialmente los protagonistas, hoy publico más temprano por petición de stqrkvoid tqm.

Con este capítulo se concluye la segunda parte de esta historia, les pido paciencia ya que la tercera parte no comenzará inmediatamente, sin embargo, estoy muy emocionada porque sigan leyendo Angos, por ahora puedo invitarlos a leer alguno de mis otros fics disponibles en mi perfil, actualmente los únicos que estarán activos son Clair y Devotion (les recomiendo este si buscan drama). 

Quiero agradecerles a ustedes por leerla y seguir apoyándola.

Agárrense porque se vienen cosas impresionantes, más drama, más acción, más exploración de los personajes pero sobre todo desenlaces tanto para bien como para mal.

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