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━━ XVII | satre



❝ Saturno no debía criar hijos. ❞

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baltimore, maryland | mansión munro-lamb | jueves, diciembre 15, 2011, 7:54 p.m. | 9 años antes.

LARISA ESTABA NERVIOSA CAMINANDO DE UN LADO A OTRO, no sabía como Rhys se tomaría la noticia, habían pasado solo meses de su boda y aunque era todo lo que los demás esperaban de ellos, realmente se preguntaba si era lo que ella quería. Él no era un mal esposo, era amable, comprensivo, aunque a veces su temperamento flaqueaba, se impacientaba y gritaba, pero, nunca la había golpeado, eso lo hacía un buen hombre, ¿no? 

Su padre lo adoraba e incluso podía verlo como el legado de la firma. Se comía las uñas ante la ansiedad de saber su respuesta, quería que llegara lo antes posible para liberarse de aquella carga, escuchó un coche estacionarse en el porche de la casa, sabía que era él, lejos de estar emocionada estaba completamente aterrada, él estaba por abrir la puerta pero Larisa fue más rápida y la abrió, viéndolo visiblemente agotado.

—Hola cariño— Le dio un corto beso en los labios, entrando a la casa aflojando su corbata.

—Hola— Dijo ella sin ganas, esto llamó la atención al rubio —Tenemos que hablar— El rubio se tensó inmediatamente, se mantuvo sereno para no asustarla a gritos como algunas veces había pasado, Larisa tenía un corazón de pollo. 

Él se volteó rápidamente dejando su maletín en el suelo —Cariño, ¿qué sucede?, ¿estás bien?— Tocó la pálida frente sudorosa de la pelinegra, temía perderla. 

—No es fácil lo que te voy a decir—Respiró hondo y se armó de valor —Pero necesito que me escuches con atención, nada en la vida es sencillo, solo te pido que me comprendas— Él la obligó a sentarse en el sofá de la lujosa sala, se veía para desmayarse.

—Sabes que puedes decirme lo que sea, Lari— En efecto ella lo sabía, confiaba ciegamente en él, a pesar de las dificultades, siempre fue el único que estuvo con ella en los malos momentos sin contar a Jano o a cierta persona cuyo nombre casi siempre olvidaba. 

—Estoy embarazada— Sacó la prueba positiva del bolsillo trasero de su pantalón. Rhys puso una cara de asombro, brincó de su asiento emocionado, estaba más que feliz ante tal noticia, su mente comenzó a maquinar millones de escenarios imaginándose a su primogénito, llevándole al parque, paseando, enseñándole algún deporte, se derritió de ternura con solo imaginar a Larisa embarazada de su hijo, tomándolo en brazos.

La alzó en brazos, en un intento por celebrar la concepción de su retoño, la abrazó fuertemente, no quería separarse de ella nunca. Ella solo se preguntaba como es que su anticonceptivo pudo fallar si ella estaba al corriente con su ginecóloga sin saber que era Rhys quien había estado cambiando sus pastillas por dulces desde hace un par de meses y que su objetivo se había cumplido.

—Te amo Larisa, te amo, te amo...— Repetía una y otra vez sosteniéndola aún, besando su mejilla, con una mano en su espalda y la otra en su cabeza —Soy el hombre más feliz del mundo, voy a adorar a mi hijo con mi vida, te prometo que ahora seré un mejor hombre por nuestro hijo— Larisa estaba casi al borde de las lágrimas escondiendo el rostro en el hombro de Rhys, y no precisamente de la felicidad. ¿Sólo estaba dispuesto a ser un buen hombre por una maternidad forzada?

Se separó de él, tomando sus manos y juntándolas frente a ella, Rhys la miró confundido, pero tratando de mantenerse feliz, ella aún se veía asustada, el rubio solo se preguntaba ¿por qué seguía asustada si ya le había dicho que estaba feliz por su bebé?, iba a reconocerlo, quiso justificarlo con que eran cosas de mujeres o temía que el bebé le robara la atención, pero al escucharla hablar supo que no era así.

—Es que no sé si estoy lista para ser mamá— Su voz se quebró al decir aquello, había estado teniendo síntomas desde hace un par de días, creyó que sería una alergia o algo le cayó mal pero al hacerse la prueba su miedo solo creció y creció.

—¿De qué estás hablando?— La tomó de ambas sienes, tratando de apaciguar las posibles dudas que había en ella, sin embargo, para ella no habían dudas, no estaba lista y no quería ser mamá.

—Hablo de que no siento que quiera a este bebé, y sé que está mal porque se supone que es mío y debo quererlo pero el solo hecho de pensar en tenerlo entre mis brazos me llena de angustia, de verdad no estoy segura— Ella estalló en llanto frente a Rhys, quien solo la miraba estupefacto.

—¿Qué clase de broma de mal gusto es esta, Larisa?, ¿qué te sucede?, ¿estás loca?— Preguntó él exaltadamente, no estaba preparado para escuchar de los labios de la mujer que amaba que no quería asumir la maternidad de su heredero —Vamos a tener un hijo, ¿cómo puedes no alegrarte?— Le reprochó.

—Te estoy hablando sinceramente, no siento esa ilusión de ser mamá, no sé si realmente pueda con esa responsabilidad, no sé si tengo instinto maternal, simplemente no sé y tengo miedo de arruinarle la vida a un niño por mi indecisión— Dijo ella, moviendo las manos de forma frenética, respiraba entrecortadamente con las mejillas empapadas.

—¿Y qué esperas que hagamos?— Los gestos de la pelinegra lo decían todo, el rostro de Rhys se llenó de mortificación —No estarás hablando en serio— Se alejó cada vez más de ella.

—¡Rhys!, Rhys por favor escúchame— Lo persiguió mientras subía las escaleras, sentía la necesidad de justificarse, como si hubiese hecho una travesura. No quería obligarse a ser una madre y terminar siendo la desgracia de su hijo.

—No abortarás a mi hijo— Le gritó, apuntándola acusadoramente con el dedo índice, Larisa sintió un vértigo indescriptible.

—También es mío y no lo quiero, no quiero tener un hijo que no sé si querré, no lo merece— Se estaba hiperventilando, su estomago se revolvía y su pecho se contraía, sintió la bilis en la garganta como en el día de su boda, sus manos temblorosas sudaban incesantemente —Merece una madre que lo ame y no soy yo— Su voz se entrecortó nuevamente al final de la última silaba.

—No lo abortarás— Respondió Rhys firme, como una prohibición.

Poco sabría Larisa de lo que estaba a punto de pasar, estaba cansada de que todas las personas a su alrededor tomaran decisiones por ella, que hicieran con ella lo que les parecía justo, correcto u honrado, lo que sea que esas palabras significasen, estaba tan normalizado en su vocabulario que fácilmente se habían deformado en su mente.

¿Sería ella libre algún día de vivir su vida?

baltimore, maryland | ubicación desconocida | miércoles, diciembre 21, 2011, 12:03 a.m. | 9 años antes.

Rhys llevaba días dándole la negativa, se sentía desesperada, estaba cansada de aquella opresión en el pecho que cargaba diariamente, aquellas palpitaciones anormales que la acompañaban cada día desde la noticia, ella no vio otra salida mas que aquella. Escuchó el sonido del bisturí antes de despertar por completo, la anestesia no había logrado adormecer del todo sus sentidos, todo le daba vueltas, las luces la cegaban completamente, sentía manos sobre ella y quería arrancarse la piel con tal de no volver a sentir esa sensación, su cuerpo seguía inmovilizado, sentía el ardor y picor invadiendo cada rincón.

Se quejó del dolor causando una queja en respuesta del doctor "aguántese señorita" le dijo una de las enfermeras en la clínica clandestina. Miró brevemente hacia sus muslos, vio la sangre, tan roja como sus ojos llenos de dolor y lágrimas, sintió miedo de verla correr sin control, su presión pendía de un hilo ante ver aquello. ¿Por qué se supondría que habría sangre?, eso no debía pasar. Lloriqueó, deseando volver a estar inconsciente para no sentir absolutamente nada.

Un inexperto y nervioso Jano la estaba esperando afuera, estaba preocupado por su hermana, al principio reaccionó de igual forma que Rhys acerca de su embarazo, pero cuando le confesó que no quería ser madre muy joven, la comprendió totalmente, era joven con una vida por delante, conocía ese miedo, también era el suyo. Larisa tenía miedo a ser para su bebé lo que su padre era para ella, una fuente de inseguridades, de tristeza y desolación. Todos temen a asumir la responsabilidad de ser padres alguna vez en sus vidas.

Se sentía inseguro del resultado, temía por su vida, por no volver a ver a Larisa y tener el remordimiento de haberla llevado a su muerte, sin embargo, era la mejor clínica clandestina que podía encontrar en fechas tan cercanas a navidad, en ningún momento se despegó de ella, la había apoyado en absolutamente todo el proceso del aborto, tal y como ella lo había apoyado a él a aceptar su sexualidad sin pena ni miedo.

Recordó a una Larisa pequeña y risueña con la que jugaba de niño a las princesas galácticas, cuando Jano tenía catorce años les confesó a sus padres que era bisexual, sus padres no lo aceptaron muy bien, sobre todo Orman quien lo internó múltiples veces durante su adolescencia en clínicas de conversión para volverlo un "hombre" otra vez, para "corregirlo" y "enderezarlo al buen camino". Una Larisa de ocho años rogó para que ya no lo llevaran cuando aún era la consentida de papá, desde entonces siempre han sido los hermanos más unidos. Protegiéndose mutuamente, un juramento que era sagrado para ambos.

La vio salir, empujada en silla de ruedas por una de las enfermeras, su semblante estaba totalmente perdido, como si le hubiesen succionado todo el brillo que antes poseía, sabía que sería un golpe duro para ella, pero prefería verla así por un día y no toda la vida. En cuanto cruzó miradas con Jano, empezó a sollozar, quiso gritar por la gran culpa que sentía pero sabía que tenerlo también le traería la culpa de no querer a un inocente que jamás le había causado mal alguno, solo se tomaron fuertemente de las manos para poder apaciguar su dolor emocional, ambos hermanos lloraron juntos. A pesar de que el método no era del todo legal, la decisión era la correcta.

No quería ni imaginarse lo que Orman y Gisela le dirían si estuvieran ahí, sería acreedora de todo su desprecio, por ello había decidido contarle solo a Jano como un secreto de ultra tumba, nadie más que su hermano, su esposo y ella podrían saberlo, Rhys tenía derecho a saber la verdad, no tendría cara para mentirle después de todo, el asunto se manejó con total discreción.

Jano firmó los papeles de responsiva para la alta de Larisa como su tutor, después de la receta médica, solo tenía que mantenerse hidratada y en reposo. El camino en el auto era de lo más tortuoso para ella, pero su hermano jamás la dejó sola, ni cuando lloró aferrada al cinturón de seguridad, ni cuando pidió bajarse para gritar a media carretera, ni siquiera cuando se vomitó adentro de su auto nuevo. 

¿Realmente había vida después de eso?

baltimore, maryland | mansión condesa | sábado, diciembre 24, 2011, 9:43 p.m. | 9 años antes.

—¿Cómo pudiste hacernos esto Larisa?— Rhys estaba furioso, enterarse del aborto clandestino de Larisa en vísperas de navidad era el peor regalo del mundo —¿Sabes lo que estuve a punto de hacer?— Claro que lo sabía.

Estaba a punto de anunciar frente a todos el embarazo no deseado de su joven esposa para ejercer presión social sobre ella, de haberlo hecho, no habría podido escapar de aquella humillación pública, la prensa se la hubiese comido viva, tal vez incluso aparecía en las noticias con falsas felicitaciones. Su padre le había advertido en su día de bodas por ningún motivo manchar el honor y prestigio de su familia, pero, ¿era más importante cualquier honor por encima de su dignidad?, ¿a cuántas vidas debía renunciar Larisa Lamb para ser feliz?

—Yo no lo quería y lo sabes, te lo dije miles de veces— Afortunadamente sus gritos no se escuchaban, la música era bastante alta —No tenía otra opción.

—Claro que sí, pudimos tenerlo— Rhys la sacudió por los hombros a lo cual Larisa se separó bruscamente.

—¿Contra mi voluntad?, el bebé no tenía la culpa de que tu no quisieras aceptar que yo no lo quería tener— Estaba incrédula ante la idea de que su esposo era capaz de obligarla a una maternidad forzada.

—¿Qué has dicho?— Preguntó el rubio, para probar si su esposa realmente tenía las agallas de repetirlo.

—Que yo no quería al bebé— Repitió sacando valor y fuerza de quien sabe donde.

Sintió una bofetada impactar su mejilla izquierda, se tambaleó ante el impacto contra su rostro cayendo sobre una de las sillas de la habitación, estaba muerta del miedo ante quien creyó era el hombre de su vida. Vio sus ojos enfurecidos cual bestia enjaulada, lo vio aproximarse a la puerta, enceguecido aún ante la furia golpeó la puerta para liberar su frustración, no sin antes mirarla nuevamente.

—No te quiero volver a ver después de las fiestas— Cerró la puerta tras de él, dejando a Larisa ahí, sintiéndose indefensa, pequeña y frágil, no hizo nada más que llorar ante saberse vulnerable, su maquillaje se corría y su caro vestido estaba desacomodado.

¿El amor siempre dolía así?

baltimore, maryland | firma de abogados condesa | miércoles, julio 9, 2021, 10:05 a.m. | actualidad.

—¿Y qué pasó después?— Preguntó su amiga.

—Nos divorciamos en febrero del año siguiente después de una jugosa indemnización por atentar contra mi integridad física y mental, además del trato de la clínica, realizaron una operación sin mi consentimiento— Su voz se fue haciendo pequeña mientras se limpiaba algunas lágrimas.

—Por eso eres rica, bueno, de alguna manera tenía que pagarte todo lo que te hizo ese perro desgraciado— Mencionó Ada con despecho.

—Jano manejó todo mi divorcio, por algo tiene ese apodo— Mencionó Larisa haciendo alusión a los rumores de pasillo que llevaban varios años circulando.

—¿Chris sabía de esto?— La pregunta no obtuvo respuesta, el que calla, otorga.

—No, jamás podría verlo a los ojos si le hubiese dicho, ¿qué hubiera pensado de mí? que soy una mala mujer y que hubiese sido la peor madre— La morena solo observaba a la pelirroja en confusión hasta que pudo cortarle su mal rollo.

—¡Oye!— Exclamó interrumpiéndola —No sé quién te hizo creer todas esas cosas pero nada de eso es verdad, tomaste tus decisiones con los recursos que tenías, eres una mujer fuerte por la que siento mucho respeto y Chris sería un idiota si no opinara lo mismo— Las palabras de su amiga le daban ánimos para continuar, aunque esa última oración, nunca la podría confirmar. 

Así que ahí se encontraban ambas mujeres lagrimeando, Ada estaba indignada por todo el trato que había tenido su amiga por parte de su "esposo" y Larisa estaba acongojada por todas las emociones del día.

—¿Entonces tu padre planea filtrar esa información si no trabajas con él?— Larisa asintió con la cabeza, separándose del abrazo que estaban compartiendo —Lari, esto es extorsión, no podemos dejar que te manipule de esta manera— Ada tenía razón.

Por un momento Ada creyó que Chris Evans era un completo imbécil y seguía siéndolo, pero ahora parecía que Rhys Munro siempre estaba un paso adelante de él.

—Lo sé, pero será algo fácil, es algo así como la joyera, la atrapamos en meses, el asesino de Tiffany Walker no está lejos, no creo que tardemos mucho en atrapar a esta persona con colaboración del F.B.I., solo debemos ponernos a estudiar.

—No logro entenderlo, ¿qué gana tu padre con esto?— Ada tomó el folder entre sus manos revisando la información del caso Walker.

—Mejorará nuestra imagen pública, las destrocé con lo del arresto y también la de Chris— La pelirroja llevó la palma de su mano derecha a su frente con desgano —Además, si todo sale bien, yo puedo sacarlo del juego— Miró a la gran ventana del despacho, tenía mucho trabajo por hacer.

—Decidido, mañana no se hace nada, termina tus pendientes de hoy, mañana iremos por unos tragos, necesitas relajarte— Anunció Ada, sin pedir ningún tipo de permiso.

—Jefa, ¿se puede?— Exclamó Santino abriendo la puerta. Recibió un asentimiento de cabeza por parte de Lari y pasó, traía un paquete de sobres entre las manos —Vengo a traerle correo que necesita revisar, el 21 de este mes habrá rueda de prensa.

—Y tú también vienes— Exclamó Ada señalando a Santino con el dedo, quien se sonrojó bastante.




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Corran a buscar las canciones más tristes de la playlist de Angos.

No tengo palabras para describir lo doloroso que fue escribir todo este capítulo. Todavía siento el nudito, estoy en shock volviéndolo a leer. Este es sin duda uno de los capítulos más tristes que he escrito, Larisa ven que te abrazo:(

Aprovecho este pequeño espacio para aclarar que todo esto es ficción, siempre escrito con amor y respeto.

¿Qué les está pareciendo Angos hasta ahora?, espero que sigan preparadas y a la expectativa.

Sin más qué decir, gracias por leer y nos leemos el viernes.

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