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━━ IV | serendipia



❝¿Cómo se reclama algo que no se posee?

¿por qué no se concibe algo que se desea?

¿dónde se encuentra una epifanía?❞

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boston, massachusetts | café roustique | viernes, marzo 5, 2021, 1:55 p.m | actualidad.

HABIENDO DICHO ESA ÚLTIMA FRASE, entraron al café, se sentaron en una de las muchas mesas vacías al fondo, ¿por qué nadie disfrutaba de tomar un café a las dos de la tarde?, las luces tenues del lugar y la decoración sobre la mesa lo hacía un lugar cálido para pasar el tiempo con quien cualesquiera que fuesen los transeúntes que pararan por una experiencia cremosa. Ada se sentó con la vista frente a la entrada, y Larisa en su contrario, pusieron sus mochilas sobre las sillas para ir a ordenar, al volver, Ada se llevó una grata sorpresa.

—Lari, ¿ya viste al bombón tomando café allá?— Con voz alta y sin disimular en lo más mínimo, Ada estuvo casi a punto de señalarlo con el dedo índice, avistaba a un hombre que volteaba con disimulo a su mesa —Lástima cariño, te la perdiste, soy lencha— Esto último hizo a Larisa reír levemente, volteó hacía su espalda y lo vio, era el mismo hombre al que había estado apreciando desde su sentido ocular por 3 semanas.

Cuando devolvió su vista a Ada, esta sonrió ampliamente, había cierta complicidad en sus interacciones cuando se dejaban llevar, a pesar de que su rostro mantenía un semblante neutral y hasta incluso indiferente, Ada pudo saber por las arrugas de sus ojos que algo más estaba pasando, al no saber qué era, sus dotes de paparazzi salieron disparados, otro misterio que resolver para ella. 

Larisa trató de desviar su atención dando sorbos a su café sin levantar la mirada, y maldecía profundamente haber echa notoria su leve sonrisa sintiéndose como una adolescente, experimentando un revoloteo intestinal, las mariposas en el estómago. No pudo evitar levantar la vista de nuevo, y cuando lo hizo, había un nuevo cuestionamiento.

—¿Lo conoces?— Ada juntó ambas manos como si de un aplauso se tratara, lo acercó a la comisura de su labio inferior y levantó ambas cejas repetidas veces. Larisa recargó ambos codos en la mesa, juntó las palmas de sus manos en medias lunas cubriendo su boca y le susurró un 'sí'.

Para ser discreta, escribió en su libreta "lo veo aquí al menos una vez por semana a la misma hora", arrancó el pedazo de papel y se lo dio, al desdoblarlo y leerlo, Ada dejó salir una breve exhalación de su nariz, volviendo su vista hacia ella.

Ada supo inmediatamente que por "conocerlo", se refería a que físicamente lo reconocía, pero saber sus datos personales entre alguna que otra cosa trivial era algo que ella no sabría, Larisa había sido pretendida por hombres dentro de la carrera y Ada vio como uno a uno eran rechazados por Lari.

Sintió su labor de cupido ensancharse, junto con su ego y radar de parejas, había visto en las caras de ambos algo más que una oportunidad de amistad, había visto amor erótico en sus gestos y por el desconocido sonrojo entre otros movimientos de la pelirroja, vibraba entre la tensión sexual que emanaban. Entonces Ada decidió hablar.

—Ve y háblale— Como si de un sacrilegio se tratase, Larisa agrandó los ojos y movió su cabeza sobre su eje ligeramente hacia atrás, dejando ver una ligera papada, frunció sus cejas al igual que sus labios.

—No— Exageró aquel 'no' más de la cuenta, dando a entender que había algo de interés, más su falta de compromiso le hacía premeditar si realmente quería conocer una nueva persona y se lo hizo saber a Ada —Creo que no necesito otra persona en mi vida, además, él tampoco me ha hablado, alguien a quien quieres conocer te hablaría.

Ada apretó los labios, torciéndola a un lado en una mueca de diversión— Lari, es 2021, las mujeres también pueden presentarse con hombres.

Aunque Larisa lo dudó un par de minutos, dando sorbos a su café, sintió un extraño impulso ideático por conocerlo, sabía que actuar por capricho estaba mal, pero reflexionando después de tantos años sola, volver a aprender a comunicarse con las personas y sobre todo, la sabiduría que la aparentemente experta en relaciones interpersonales de toda índole Ada le había transmitido poco a poco la convencían de levantarse y acercarse a su mesa. La joven morena solo la miraba impaciente por saber cual sería su siguiente movimiento y en un intento por motivarla le planteó la siguiente situación.

—Está bien si no quieres hacerlo, admito que no te imagino con ese estilo tan liberal en las relaciones por tu pinta de excéntrica, pero, imagina que tal vez él ha estado viniendo cada semana con el único propósito de verte y tal vez llegar a hablarte— Larisa se llevó un dedo a la boca, específicamente, mordisqueando su uña ligeramente sin llegar a romperla, y pensó en ir a hablarle —Y por lo que veo, él te sigue mirando.

Larisa no dijo nada, solo se limitó a seguir el impulso que las palabras de Ada habían despertado en ella, caminando se acercó a la mesa del ojiazul, donde este la miraba intrigado de saber por qué repentinamente se dirigía a su mesa. Miles de pensamientos se cruzaron en ambas mentes, pero ambos se quedaron callados una vez estando el uno frente al otro. Ada solo los miraba sonriendo.

Larisa no sabía que decir, y francamente, no lo había pensado ni antes de acompañarlo a su mesa, ni cuando caminaba hacia él, ni en ese mismo instante en que lo estaba mirando de frente. No obstante, él si había pensado en qué decirle, lo había practicado esas largas tres semanas frente al espejo de su baño cuando se lavaba los dientes, cuando estaba en alguna fila para lo que sea o cuando la miraba de lejos. 

Ambos pensaban demasiado las cosas, estando en un incómodo silencio que solo traía la incertidumbre a sus mentes, ¿qué sería lo primero que se dirían?, Chris pensó que ella iría a pedirle que no siguiera observándola al beber de su café, Larisa pensó que él la correría de su mesa o simplemente se iría por su cuenta. Pero, ninguno de los dos se atrevió a hacer algo, sabían que respiraban porque sus hombros se movían, y aún así, se sentían ahogarse cada uno en su propio vaso.

Chris relamió sus labios, los cuales a pesar de que acababan de tomar un sorbo, se habían comenzado a sentir secos y su boca pastosa, la miró directo a los ojos, le sonrió levemente y de forma sutil le preguntó —¿Cómo te llamas?

Larisa abrió ligeramente los labios y aunque pensó en darle una identidad falsa, sintió el extraño sentimiento de realmente hablar sinceramente con alguien, suavemente habló —Me llamo Larisa.

Chris se recargó en la silla, aunque marcaba distancia para ser cordial, quería ser un cercano a ella, la miró, examinando su rostro, tratando de descifrar si su rostro correspondía al nombre Larisa, su voz era diferente a como la imaginaba, esperaba una voz tal vez chillona y empalagosa, al escucharla, fue pausada y suave, le transmitió tranquilidad, una tranquilidad que realmente Larisa no tenía, pues estaba muy nerviosa. Solo le quedaba el fingir que no.

Él bajó por un segundo la mirada, recargando su codo derecho en el apoyabrazos, con su mano derecha, apoyó sus dedos índice y medio en su cien, y su pulgar en su pómulo, no dejó de sonreír, algo que no le desagradó a Larisa. Después de tan breve silencio, Larisa habló.

—¿Cuál es el tuyo?— Intentó no sonar tímida, puesto que realmente no lo era, pero no intuía si la sonrisa era por cordialidad o se burlaba de ella.

—Yo me llamo Chris.

La tenue luz del café, hacían que sus pupilas se dilataran, y al verse el uno al otro de frente, se deleitaban de su compañía, ambos podían jurar sentirse en una comedia romántica, donde ellos eran unos protagonistas sosos y estereotipados, pero ni siquiera la sensación rara de la nube en que estaban sumergidos los motivaba a cortar la atmósfera.

—Te he visto amm... viéndome estas últimas semanas— Titubeó Lari. El rubio asintió sin pena alguna y Larisa soltó una pequeña risa —No me molesta, pero, ¿por qué no me habías hablado?— De todas las preguntas que pudo haber figurado, era especialmente esa la más fresca en su memoria.

Una especie de alivio invadió a Chris, al no sentirse como un hombre que asistía religiosamente a acosar a una mujer en un café, ahora teniendo la noción de que no le molestaba su mirar, ya que no trataba de mirarla desde la lujuria, sino desde el amor platónico, reflejaba mayor tranquilidad. E incluso así, era innegable que había cierta tensión no clarificada entre ellos.

—No sé— Se encogió de hombros, ya que le decía una verdad, se había imaginado tantos escenarios hablándole, que olvidó el detalle más importante, la acción de dirigirle la palabra.

—Me gusta ser honesta con las personas— 'vaya manera de empezar un discurso', pensó Chris—Y por eso quiero decirte que no tenía pensado hablarte en lo absoluto, hoy he decidido romper una barrera personal y si accedes a la posibilidad de otro encuentro para conversar, estoy dispuesta a que nos citemos otro día, tal vez incluso el siguiente también.

Larisa habló con toda la intención de pactar una cita, sin saber siquiera que esperar. En otro plano del roustique, se encontraba Ada al borde de la euforia, interesada al 200% en saber de qué estaban hablando y qué tanto había dado frutos su 'filosofía de ligue'. Ni bien se acercara a ella, haría un interrogatorio directo a la pelirroja.

Chris lo meditó, sabiendo que realmente no había nada que meditar, tomó una servilleta y extrañamente ese día llevaba una pluma en el bolsillo de su camisa, anotó su número y la fecha de su siguiente encuentro, provocando un espontáneo misterio para la pelirroja. Se lo tendió y esta lo leyó.

—¿Aquí a las 7:00?— Chris asintió sin decir nada más, tomó su chaqueta y se fue.

Ella se quedó ahí, sentada todavía, preguntándose qué acababa de pasar, tenía sus dudas acerca de si en verdad se verían, sobre todo tomando en cuenta que las probabilidades de que él fuese un hombre de palabra se encontraban en cierto equilibrio en la balanza, pero nadie podía asegurar o negar por completo su asistencia. La curiosidad solo le daba más aliento a Larisa para asistir puntualmente.

La pelirroja se devolvió a su asiento anterior, junto a Ada. La morena quitó sus cosas de la silla contigua a la de Larisa, y se sentó junto a ella para transmitirle seguridad y cercanía.

—Wow Lari, eres la ley— Exclamó Ada con sinceridad, puesto que, realmente no esperaba que lo hiciera. Larisa solo pudo atinar a llevar sus dos manos cruzadas a su frente, agachándose ligeramente—¿Qué tienes?— preguntó Ada, poniendo la palma de su mano izquierda en su espalda para intentar mostrarle que no había pasado gran cosa.

—No puedo creer que le hablé.

—Bien por ti, no pienses en lo que hiciste, piensa en lo que pasará— Larisa vio mal a Ada, de solo imaginarse entablar una relación afectiva en sus condiciones, solo pensaba en la tortura. Muy contrariada, también se sentía satisfecha, había echo algo por el simple placer de hacerlo y eso le causaba un placer mayor.

—¿Qué te dijo?, cuéntame— Como si de una niña se tratase, estaba preparada para saber todo tipo de información.

—Se llama Chris, me dio una servilleta.

—¿Y luego?— la pelirroja le sonrió, ya que no había nada más, Chris era su nombre y le había entregado una servilleta rayada— ¿Qué dice el papel?— Ada se lo quitó y pudo leer su número telefónico y una fecha 'sábado 13' —¿Qué se supone que pasará el sábado 13?

—Tengo una cita con él, a las 7:00, nos veremos aquí en el roustique— Dijo Larisa, ahora habiendo recuperado su postura, bebiendo su frío café.

—Larisa, ese letrero dice que los fines cierran a las 6.

La pelirroja maldijo internamente, ¿cuál era el plan ahora?, no se atrevería a llamarlo por teléfono, esperar respuesta parecía ser todo lo que podía hacer.




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hola, aquí el cuarto capítulo, a partir de la próxima semana la modalidad serán capítulos dobles, los martes y viernes para que no resulte tan tedioso el asunto de las actualizaciones en vista de que a partir de aquí los capítulos que tengo en borradores son más largos.

muchas gracias por leer hasta aquí, espero no les moleste una pregunta, ¿ustedes que opinan de Ada?, me gustaría conocer sus opiniones respecto a los personajes que se vayan relacionando, sin más que decir disfruten el capítulo y nos leemos el próximo martes.


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