Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Nueve: No otra vez

—¿Puedes ya dejar de tirar las bolas de esa manera? Ya has rajado el techo. —Pidió impacientemente NamJoon, que como siempre, era el único que se aguantaba el malhumor del menor aunque le ponía de los nervios.

JungKook decidió salir del trabajo por un tiempo y se fue a los bolos, lo cual terminó por llamar a NamJoon para descargar su ira con un poco de palabras y no acciones...

Aunque eso era un tanto muy complicado de lograr, ya que todas las personas allí salieron corriendo antes de terminar con el craneo destrosado, porque de un momento a otro, comenzaron a caer bolas de bolos por doquier. Además de que no terminaron fuera del lugar porque, hasta el hombre que atendía allí quedó horrorizado.

¿Qué clase de bestía era ese muchacho?

—No entiendo por qué de todos los tipos, tuvieron que traer a Mincho para las sesiones...

—Es MinHo.

—BUENO..., como sea, Mincho —Revoleó otra bola, NamJoon puso los ojos en blanco y sacudió la cabeza en desaprobación —, pero justamente ese que resulta ser amigo de TaeHyung.

A JungKook se le notaba la venita del cuello y el de la frente, poniéndose rojo como si hubiera tomado sol en el desierto.

NamJoon, que en ese momento se encontraba sentado en una de las mesas, lo miró especulativo.

—¿Y qué tiene que ver que sea amigo de TaeHyung?

—No ha dejado de prestarle atención, se supone que Jin le asignó como mi buda personal y termina perdiéndose de mi vista. —Otra bola más que derriba los bolos con rabia.

—Bueno, literalmente fuera de tu vista no estuvo, porque los vigilabas constantemente. —Recordó NamJoon con diversión.

JungKook giró la cabeza para mirarlo inexpresivamente.

—No empieces con eso.

—Pasa que no puedes aceptar el hecho de que no eres el único en este mundo quien puede acaparar toda su atención. O mejor dicho, del mundo entero. —Tuvo que decirlo, NamJoon no era de decile las cosas directamente, porque el menor lo miraba amenazadoramente y podría acabar muy mal...

Justamente como ahora.

—¿Quén dice que yo quiero acaparar toda su atención? A mí no me importa en lo absoluto, sólo quería asegurarme de que tendré su apoyo si llego a descontrolarme. —Rodó los ojos, y deslizó una bola un poco con fuerzas.

—Por Dios, JungKook, sólo era unas fotos, ¿qué hubiera salido mal?

—Conmigo nunca se sabe —Confesó.

Era la primera vez en la que NamJoon estaba de acuerdo con él.

—Hola, ¿van jugando bien?

Uy, esa voz, esa espantosa voz. JungKook presentía, sin ver a la persona, que le era familiar. Giró un poco la cabeza y apenas mirarlo, se sobresaltó inconscientemente.

Era uno de los bailarines vestido de perros que tanto destestaba.

Cómo detestaba a esos perros disfrazados de perros.

—Oh, JungKook, NamJoon, casi no los reconocí. —Sonrió ampliamente. —¿Pasándola bien?

—Eeeh... —NamJoon pasó la mirada hacía el castaño que parecía demasiado inquieto —sí, pasándola bien. ¿Todo bien Mark?

Mark, así que ese es su nombre. ¡Y NamJoon lo conoce!

—Hace mucho que no nos vemos JungKook, ¿mejor después de la última vez?

¿Tenía que hacerle recordar? Todo comenzó gracias a eso. O mejor dicho, gracias a todos esos espantosos e insoportables bailarines y director.

JungKook preparó su sonrisa falsa, por ahora, con éxito.

—Mmh, claro, mucho mejor.

—Eso me alegra, se nota demasiado. —Miró a su alrededor, y JungKook le siguió con la mirada furtiva. Todo estaba un tanto desordenado (claro que tendría que pagarlo después) —. ¿Y el chico que siempre estuvo junto a ti? Su nombre creo que era TaeHyung, ¿ya pudiste superarlo?

¿Superarlo? ¿Qué quería decir con eso?

—No entiendo de qué hablas. —Su sonrisa se volvió mucho más falsa e inexpresiva.

—Claro, él siempre estuvo detrás de ti para ayudarte a controlar tus impulsos. ¿Ya no te acompaña más?

NamJoon los observaba un poco nervioso, podía notar lo tenso que aquel chico dejaba a JungKook.

—Sí, de vez en cuando, pero no siempre.

El chico sonríe ampliamente.

—Ah, supongo que ya se hicieron amigos, eso está bien. Los chicos que estuvieron en tu último vídeoclip no han dejado de recordarte, todavía uno de ellos tiene la cicatriz de la mordida en el brazo —menciona, y JungKook arruga la cara de vergüenza —, pero supongo que es una buena manera de no hacer que te olviden.

JungKook hizo un mohín, ¿acaso ese chico lo molestaba a propósito?

—Lamento que me recuerden de esa manera, pero ahora no puedo seguir hablando de esto —se da media vuelta y toma una bola de su lugar —, necesito...

—¿Calmar tu ira? —Cuestiona, y cuando JungKook lo mira, su sonrisa ladina vuelve a ampliarse. —Creo que..., no importa cuánto trates de ocultarlo, siempre seguirás siendo un niño con problemas de ira al que necesita de alguien más para avanzar.

JungKook se congeló por un momento, casi duro en su sitio. NamJoon abrió grande los ojos, sabiendo horriblemente que ahora todo volvería a empezar.

—Eh-eh, yo creo que hay que cambiar de tema. —Trataba de calmar NamJoon.

Pero para JungKook ya era tarde. Abrió la boca para decir algo, pero su pecho subiendo y bajando agitadamente, y su mente casi nublado, no se lo permitió. Miró con hostilidad al chico, sus dos ojos como brillantes hojas afiladas de navajas suizas.

De un momento a otro, la bola cae al suelo, rodando con un leve sonido de desliz. Aquel castaño sin escrúpulos, se lanza sobre el rubio que ha colmado su paciencia, desconcertándolo. Rodaron sobre el suelo, JungKook lo sacudía bajo su anatomía mientras gritaba y, NamJoon que los observaba con las manos tomando su cabeza, no sabía qué demonios hacer.

—No otra vez.

Dios, necesitaba algo que domara a la bestia, y él sabía quién podría ayudarlos.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro