Todas en casa ''tranquilas'', y entre comillas porque aunque ya nos encontremos en nuestras casas salvo, seguimos asustadas. El anuncio de los policías sigue escuchándose por el pueblo. No sé que ocurre, ni yo ni nadie. 

Mis padres ya han cerrado con llave las puertas, tanto la de entrada como la trasera de la cocina. También hemos cerrado todas las ventanas, incluso la puerta del sótano. 

Me siento en el sofá con mis padres y bufo:

— Esto es una auténtica locura, ¿Que han dicho en las noticias? 

— Bueno...—mis padres se miran desde un extremo al otro y dudan por continuar o no. 

— ¿Qué pasa?

— En las noticas, se han anunciado asesinatos, cariño. — Dice mi padre.

— Qué ¡¿qué!? 

— No te preocupes ya estamos aquí en casa seguro, y la policía están por las calles patrullando.—Me intentan tranquilizar.

— ¿Que no me preocupe? ¿Donde han sido, cuántos? 

— Pues la reportera ha dicho que se han producido en el cine, un gran grupo de...—Deja la frase a medio terminar y eso indica que es aún peor. 

— ¿Un grupo de qué? 

— Lara...no creo que sea necesario, intenta no preocuparte y ya está—Dice mi madre apoyando la mano sobre mi rodilla. 

— ¿Que no me preocupe? Mamá han habido asesinatos y debo saberlo, no lo hago solo para que me sienta segura o simplemente para protegerme, yo también vivo en el pueblo y quiero saberlo, será mejor, saber de que se trata. 

— Dieciséis, todos en la misma sala. 

— ¡¿Qué!? Entonces no es solo una persona la que lo ha hecho, ¡es imposible! 

— Shh...tranquila se arreglará, lo solucionará la policía. — Mamá se acerca y me abraza por un lado, hasta que me separo cuando se me viene a la cabeza lo que era obvio que pensaría por esta situación. En mi hermano Conrad.

— Espera, ¿y si...? —Comienzo a hablar pero mi padre niega con la cabeza y mi madre me manda a callar. 

— No vallas por ahí Elara, no tiene por qué ser así.

— Pero papá...¿y si?—nuevamente, me quedo a medio terminar. 

— ¡Elara!,¡no!, no puedes pensar que esos son los que hirieron a Conrad, sé que es duro dejarlo por sentado, pero hazlo, no...—le interrumpo yo esta vez:

—¿No puede ser? Ya eso parece, pero y si son los mismos que ma...

— ¡No, ya basta hija! ¡ya basta, por favor! no sigas, por favor, no menciones esa palabra.—Susurra mamá en un grito ahogado. 

— ¡Pues es lo que pasó! ¡lo mataron y tenemos que asumirlo de una maldita vez!, —me volteo a mirar a mi padre una vez me he levantado, —¡ y no papá, tienes razón, no podré dejarlo por sentado porque eso significaría abandonar a Conrad y no hacerle justicia por las que le mataron! ¡no puedo dejar de pensar en quién fue, o quienes lo hicieron!, ¡no es justo! 

Me indigno a seguir con esta farsa, me niego, me niego a dejar de investigar la muerte de Conrad. Porque está bien que era un alcohólico, y también que las pocas horas que estaba sobrio no eran suficientes para perdonarlo cuando desaparecía, hasta que fuera demasiado independiente incluso cuando debía serlo. Pero también, a parte de todas esas muchas cosas, era mi hermano, estuvo a mi lado desde que nací. Me cuidaba cuando mis pares trabajaban y me dejaba la luz encendida las noches que tenía miedo. 

No lo dejaré de pensar, jamás. 

Más tarde, noto la noche que está inquietante, es como si sombras rondaran por la oscuridad en susurros que suplican atención. Las cortinas de mi ventana se sacuden a pesar de que esté cerrada, los espejos ensombrecen cada reflejo. La luna se asoma desde lo alto del cielo dejando un ligero brillo a mis pies. Cada cosa eleva el bello de mis brazos con temor. 

Hay algo especial hoy, algo diferente que no se explica con palabras, pero que se puede sentir con emociones flotantes en el aire. 

Estoy demasiado intrigada, no he dormido nada desde hace tres horas, es de madrugada y estoy en encerrada en mi habitación por la ''seguridad'', aunque todo mi cuerpo solo desea salir en mitad de la noche y mirar...a lo que me capte la atención en ese instante. 

Y soy Elara Framon, por supuesto que lo haré. Salto de mi cama dejando las sábanas medio cubrir sobre un cojín, es eso lo que hacen los adolescentes en las películas para que no los descubran en su escapatoria. Pues mi escapatoria, es quedarme en medio de la calle. Si hay algún asesino quiero verlo con mis propios ojos. En ese momento puede que me arrepienta, pero debo hacerlo, lo necesito. Me pongo las zapatillas, una chaqueta y abro la ventana, justo en ese momento una ráfaga de aire avanlanza mi pelo hacia atrás. La abro con máximo cuidado todo lo que puedo para entrar. Si salgo por la puerta normal me escucharán mis padres y me pillarán en pleno infraganti , entonces, ¿qué excusa puedo poner? ¿que había salido para tomar un vaso de agua? Eso nunca funciona en las películas, y no me funcionará en la realidad. Además mis padres me conocen lo suficiente para saber que pretendía irme. Por ello es mejor no arriesgarse y salir por la ventana. En plan catwoman. 

Me deslizo como puedo por el tejado tan resbaladizo que esta. Al final me acabaré matando, hasta que, ¡lo logro! Me sujeto de las tejas mientras me arrastro sentada por el bordillo hasta que al final llego a la ventana del cuarto de mis padres, donde hay una pequeña tubería verticalmente que me será perfecta para deslizarme hasta abajo. Una vez ya estoy en el suelo y suspiro de alivio miro hacia arriba y pienso: «No sé cómo narices subiré después» 

Empiezo a caminar hacia la izquierda, de donde proviene tanta brisa. Tal vez solo sea el temporal, pero mi instinto no hace más que pedirme que siga caminando, pasará algo seguro y debo estar asustada, pero no lo estoy. Solo me dejo llevar por mi curiosidad. «Lo sé, soy un tanto curiosa» A veces puede que mucho, algún día eso me acabará matando. 

Achino mis ojos para ver mejor entre la poca luz y la que hay por las farolas. No percibo nada, no noto nada. Parece que todo está normal. Hasta que unan Piera sensación de aire frío pasa por detrás de mi. Me volteo inmediatamente más atenta que nunca. Observo girado lentamente, pero esta vez el aire pasa por mi hombro. Por mi espalda, por arriba de mi, por mi derecha, izquierda. Ahora esa sensación de valiente que tenía se debilita, pero decido mantener en pie. Quería ver al asesino a los ojos y eso haré. 

Persigo ese aire en velocidad que pasa a mi lado cada segundo, hasta que se detiene y solo siento una descarga. ¿Descarga? Pues si, eso mismo. Hasta el preciso momento en el que oigo un gruñido. Algo vibra en el aire, produce una gran descarga que se marca como ondas. ¡¿Qué está pasando!?, ¿me voy, me quedo? No sé que hacer, hasta que veo la energía centrándose detrás de un árbol. Doy pasos sigilosos, mi respiración es más ruidosa. Hay alguien ahí, lo veo. Hay una mujer que parece apoyarse en el tronco y otra persona justo por su nuca. ¿Hay alguna pareja enrrolllándose? Imposible, parece más, esa descarga enorme de energía me llama a caer en la tentación. 

Me asomo y veo un hombre, produciendo esas descargas al unísono en el que el cuello de la chica sangra más y más por su abrigo blanco. Me quedo de piedra. El hombre levanta su cabeza veo una mirada oscura y tenebrosa, las ondas dejan de cesar cuando se separa de la chica y esta se desploma en el suelo. 

El hombre gotea sangre por sus dientes, su cara se afina y ahora nada me llama, nada me conduce, solo oigo a mi voz interior repetir: «vete»