Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

-◊ 3 ◊-


— ¡Uno, dos, ''V''! ¡uno, dos...no, no, nooooo! ¡¿qué hacéis!? — Maite no puede estar más estresada, a las chicas les está costando coordinarse en los ejercicios de balance, y esto a la entrenadora le produce una ansiedad extrema. Realmente cuando veo lo dura que es no me arrepiento del todo al haber dejado de ser animadora. Puede que haya sido una decisión favorable. 

— Entrenadora, yo...no puedo más, llevo más de media hora con fuerzas para levantar a Luna y sinceramente, ya no lo soporto, estoy agitada, creo que es mejor seguir mañana que ya tenemos más frescos los ejercicios. —Lo que Sofía ofrece es bastante entendible, sobretodo juzgándola por la cara que tiene, parece ser bastante urgente el hecho de que descanse. Pero la entrenadora Maite no opina lo mismo, algo que no me extraña. 

Rasca su cabeza con desespero y suspirando le contesta:

— Bueno, si lo que queréis es arriesgaros a que no estemos preparadas para el partido y que nos salga fatal...pues entonces iros. —Y valla, la ría que me provoca cuando las chicas recogen sus cosas y se van, les importa un pito lo que les diga la entrenadora, bien por ellas. Es demasiado exigente y a veces no está mal plantarle cara. 

 — ¿En serio chicas? ¿¡Os vais!? ¡sois increíbles, solo intento que estéis preparados para el partido, que será dentro de dos semanas! —Cuando ya he bajado las escaleras de las gradas para reunirme con Lexi, me volteo y le digo a Maite:

— Maria Teresa, ¿no crees que es hora de rendirse ya? Estas chicas no seguirán a tu lado como sigas de marimandona engreída. Ups, lo siento, no pretendí llamarte engreída, y tampoco odiosa, ¡ay! se me ha vuelto a escapar. —Su cara ahora es todo un cuadro, dan ganas de pintarlas titularla algo como: ''La irritabilidad'', ''afligida''. En todo caso, hecha humana y en pintura. 

— Cada vez me tienes más harta. — Rabia entre dientes cerrando sus puños. Hay momentos en los que parece que me quiera matar, da un poco de mala espina. 

— El sentimiento es mutuo. — Y ahora me largo de este deportivo con Lexi. 

— Oye Lexi, nosotras vamos a ir un rato al Montana, ¿te vienes? Puedes unirte tú también si quieres Lara— Nos ofrece Ana. Lexi y yo nos miramos y con un puchero perezoso decimos que si encogiendo los hombros. 

Pero antes le envío un mensaje de texto a mi madre avisándole de que llegaré más tarde, no quiero que se preocupen, además solo les había dicho que iría a ver a Lexi en su entrenamiento, que resultó ser nefasto: 

                                                 Yo:

                                                Mamá, llegaré más tarde, voy al Montana un rato con las chicas.

                                                Mamá:

                                               OK, avísame cuando llegues y cuando vengas camino a casa. 

                                                 Yo:

                                                 Eso haré, I love u.

                                                Mamá: 

                                                I love u 

Guardo el teléfono en mi gran bolso nuevamente y sigo el camino junto al grupo. Van muy felices y entusiasmadas, sobretodo Ana. ¿Y por qué? Por Jonathan, el chico que le gusta desde hace un año, pero nunca se ha atrevido a hablarle. Yo ni siquiera sé cómo es, es decir, lo he visto de lejos, pero nunca me ha atendido como camarero ni nada, por lo que no he podido chequearle de cerca, ¿será el adecuado para Ana? Eso espero porque está enganchada en sus redes, como se suele decir. 

— Hola, ¿me das un vaso de agua? Porque me he quedado seca al verte. — ¡¿De verdad piensa decirle eso!?

— ¿Es broma verdad? — Contesta Sofía, luego Christina añade:

— Ni se te ocurra decirle eso, es horrible. 

— ¿Tan mal está? ¡¿Entonces que le digo!?— Se estresa Ana.

— Se tú misma. —Le respondo, pero me mira como diciendo: ''¿Es broma no?''

— Dios Ana, ¿entonces que piensas hacer? 

— No lo sé... —Creo que está apunto de jalarse de los pelos. 

— Haz lo que quieras menos; coquetear de forma golfa, piropearle con frases tan cutres como la que dijiste antes, atosigarlo a preguntas... y lo más importante, y que eres capaz de hacer: besarle, ¡totalmente prohibido Ana! — Recita Christina en burla, aunque por parte parece que lo dice en serio porque todas y cada una de esas cosas es capaz de hacerlas Ana. 

— Vaaaale. Pues tengo un plan. 

— ¿Cuál? —Le preguntamos con curiosidad. 

— Directamente...no hablarle, y punto. — Con su respuesta todas suspiramos y nos llevamos la mano a la frente. Menudo desastre de chica. 

— Eres el colmo. — Dice Elsa. Que es la más mayor de todas, pero también la más inmadura, y, no es por chulear, pero creo que la más madura aquí soy yo. Repito, no es por chulear. 

Antes eso le responde Ana: 

— Lo sé. — Y tan tranquila.

Después de esta charla tan poco prometedora llegamos al bar. Bar, restaurante, sala de juegos...es un poco de todo. 

Es todo muy rústico. Con plantas en la entrada, mesas y sillas, paredes y suelo de distintos tonos de madera. Un mesa de billar y una diana para dardos a la izquierda junto el montón de mesas altas. A la derecha están los aseos y mesas al igual que en el centro, y al fondo del todo tenemos la barra. Todo un....¿entretenimiento? No sé si es esa la palabra adecuada. En fin, aquí no te aburres, porque a parte de todas esas cosas, está la gente, que siempre suele ser mucha y la mayor parte siempre son conocidos. 

Es el bar más popular del pueblo, así que si buscas a alguien, ven aquí y lo encontrarás. Es algo así como el bar de las reuniones. 

— Sentémonos en allí. — Elegimos la mesa grande de sofá. 

Una vez acomodadas se acerca un cameros y bueno, no es lo que me esperaba porque no es Jonatan, y no soy la única que se decepciona, Ana ya tiene pucherito de drama. 

— Buenas animadoras, ¿qué les pongo? — La camarera nos lo dice por el uniforme, a pesar de que yo no lleve.                                                  

— Hola, mojitos de arándanos por favor. — Dice Lexi. La camarera enarca una ceja y al final Lexi se rinde y dice:

— Bueeeno, sin alcohol.

— Eso ya es otra cosa, —ríe, —pues ahora mismo os lo traigo. — Se da la vuelta con la libreta en su mano y se mete en la barra a prepararlos. 

Mojitos de arándanos, son la bebida más rica que se hubieran podido fabricar, tan dulces y fresquitos con el acabado de arándano. ¡Auténticamente deliciosos! 

— Ana...¿no has visto al amor de tu vida? —Le dice Elsa. 

— Nop, y no quiero, no servirá de nada si no le hablaré. — Contesta y justamente aparece una bandeja en el medio de la mesa con los mojitos. Levantamos la vista y:

— ¡Jonathan! ¡Hola, qué tal estás! —Le saluda Christina para fastidiar a Ana, que ahora mismo no sabe por donde meterse, si debajo de la mesa o tal vez colgada de la lámpara. 

— Hola Chicas, muy bien ¿y vosotras?, ¿entrenando? En nada empiezan los partidos. 

— Si, hoy mismo fuimos y Maite cada vez está más amargada así que...— Contesta Christina. 

Jonathan sonríe y asiente por ello: 

— Siento que sea tan dura con vosotras, y os digo una cosa, -baja la voz en broma, — aunque sea mi madre, reconozco que hay veces que puede llegar a ser demasiado intensa. 

— ¡¿Solo intensa!? — Dice Lexi. 

— ¡Es insoportable! — Todas nos reímos, pero yo solo veo a Ana pidiéndole a la tierra que se la trague de una vez. 

— Lo sé, intentaré hablar con ella, pero no sé si conseguiré algo. — Se ofrece Jonathan tan amable. Me va cayendo bien.

— Pues no estaría mal. —Interviene de pronto Ana, y parece que lo ha hecho inconscientemente porque tiene los ojos como platos. Me da un poco de pena la vergüenza que está pasando. 

— Pues eso haré, bueno chicas ha sido un placer veros, hasta luego. — Coge la bandeja una vez ha dejado los mojitos en la mesa y se va. 

Ana inmediatamente se lleva las manos a la cabeza avergonzada:

— ¡Soy idiota! 

— Mucho. ¿''Pues no estaría mal''?, ¿¡eso es lo que se te ha ocurrido decir!? ¿de verdad? — Dice Elsa. 

— Ohhh, lo sé, pero me salió solo ni siquiera lo pensé. 

— Tranquila, otra vez ser, no te comas la cabeza. —La intento animar. 

Tomamos nuestra bebida tan...ideal, y mientras hablamos sobre todo tipo de cosas, empezamos con el pelo quemado de Christina  y terminamos con opiniones sobre películas de terror. Hasta que un fuerte estruendo suena de la calle. 

Es una sirena de un coche de policía, lo confirmamos cuando vemos las luces azules sobrepasando los cristales. 

— ''Señoras y señores que estén en las calles, regresen a sus casas inmediatamente y mantenganse protegidos, con puertas y ventanas cerradas hasta nuevo aviso'' — Dicen desde la radio del coche. El mensaje se transmite una y otra vez, yo solo pienso: 

¿Qué ocurre? ¿Hay algún peligro? 

Entre tanto, la gente empieza a salir aterrada incluyéndotelos a los camareros que salen dejando su turno se trabajo. Después de unos minutos las chicas y yo decidimos salir también, aunque nuestras caras solo miran las ventanas así la procedencia de la voz.

Estoy asustada pero sobretodo preocupada, ¿qué está pasando? 

Las chicas y yo empezamos a caminar por la calle ya oscura (ya que se ha hecho de noche) con idea de llegar a nuestras casas, hasta que aparece una furgoneta que se para justo a nuestro lado en la carretera. 

— Sube, y vosotras también, os llevamos a casa. — Son mi padres. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro