Una celda, el lugar donde me encuentro, y donde vale por el suelo, con hambre, y sed, con cansancio, y miedo, a parte, de arrepentimiento. El arrepentimiento de haber decidido buscar a este vampiro demoniaco, el cuál es el responsable que esté aquí, aunque, casi que es mejor esto a que me mate otra vez retorciéndome el cuello, y reviva como si fuera un dichoso zombie. 

Una parte de mi cerebro quiere que llegue pronto con una bandeja de comida o algo así, mientras que mi otra mitad reza porque no baje aquí nunca jamás, dicho esto no tiene mucho sentido, no me puedo ni incorporar sobre mis pies, y si le sumamos el deseo de que ese sociópata no venga, puedo morir perfectamente. Al final todo esto se reduce al hecho de morir, entretanto, supongo que el vampiro no lo permitirá, creo, no sé, tal vez le dé el arrebato y me deje aquí para siempre. Quien sabe...

— ¿Qué tal tontita?— su rostro aparece por la ventanilla que nos separa. Lo veo al revés ya que estoy acostada en el suelo mientras lo miro inclinando la cabeza hacia atrás. Estoy como una auténtica desgraciada. 

— ¿A ti que te parece?

— No tienes muy buena pinta no...— Cuando lo veo hacer esa mueca de ''culpabilidad'' me dan las remotas y enormes ganas de decirle <<¡no jodas!>>

— Por favor, sácame de aquí, o al menos dame algo para comer e hidratarme, no aguanto ni un minuto más aquí...por favor— su mirada sigue envuelta en la culpabilidad, sumada al posible sentimiento que puede estar sintiendo por haberme encerrado aquí, quizás después de todo tenga pizca de sentimientos humanos, aunque, retiro lo dicho cuando abre la pesada puerta de hierro y se desvanece hasta mi, pega totalmente mi espalda a la pared y me levanta sujetando mi cuello con una gran fuerza que me va cortando la respiración poco a poco. 

— Tu y yo vamos a hacer algo, pero debes obedecerme, o sino apretaré tanto tu cuello como ahora, solo que esa vez no me detendré y te asfixiaré hasta verte tirada en el suelo como una lagartija, ¿entiendes? — asiento como puedo mientras me sujeto sobre sus manos que aprietan mi cuello por encima de mi clavícula. Después de unos segundos me suelta repentinamente dejándome así caída de rodillas sobre el suelo, entonces sale y me acerca una bandeja con un plato de carne y una pieza de fruta, junto a una pequeña botella de agua. 

— Ahí tienes niña, come, y luego vendré a por ti para cumplir mi plan. —comienza a cerrar la celda, pero antes le detengo:

— ¡Espera!, ¿qué tipo de plan es ese? — mantiene sus ojos sobre mi de nuevo y dice relajado:

— Preocúpate más por hacer lo que debes. — Paf, la puerta se ha cerrado de par en par. Al menos no seguiré con estas condiciones tan inhumanas, pues esto, es en toda regla mi secuestro. 

Narrado por Lexi

¿Qué tipo de persona es realmente? ¿Por qué no puede simplemente confiar en nosotras, por qué nos aleja? ¿No podría comportarse como una verdadera amiga?, nosotras lo hacemos. 

¿Y como leches haré que cambie de opinión respecto a su decisión? Solo quiere abandonar su pasado, abandonar su presente, a nosotras, a sus propios padres, a saber que está haciendo con ese Eric cuando se escapa de su casa. Sabía que la muerte de su hermano la afectaría cuando me enteré, pero nunca llegué a imaginar el tremendo daño que le causaría. Su alma se ha hecho añicos, y ya es demasiado tarde para juntar los trozos de nuevo y transformarla en la persona que siempre ha sido, y no en la que es ahora. 

Su corazón, su mente, sus ojos, ya nada de eso es de la propia Elara Framon que yo conozco, cuando la miro, solo veo una chica que tiene un fondo negro y oscuro en su interior, y que no sabe como devolverlo al color, así que lo único que puede hacer es mantenerlo, alejarnos, y conseguir una nueva meta, un nuevo propósito parra darle esas ganas de vivir que ella necesita. Solo que cuyo propósito y meta, es el que me preocupa, y más si se trata de ese chico, Eric, lo veo sospechoso, con un interior aún moñas oscuro y tenebroso, solo hace falta mirarle unos segundos para descubrir el infierno en sus ojos. Es desolador, y estoy segura de que es eso lo que le atrae a Katherine, alguien igual o más destruido, poder rellenarse uno al otro. Cueste lo que cueste. 

Y, cueste lo que cueste, habría luchado por ella, pero ahora, sé con total certeza que nunca la recuperaré, y mientras más lo intento más me pierdo a mi misma, así que ha sido la hora de detenerme, y dejar que transcurra su camino. 

Y de esa forma, yo continuar con mi vida. En la misma ciudad, pero en distintas calles.