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— ¡Elara! ¡¿qué haces ahí parada!? ¡¿donde narices estabas!? — Lexi sé acerca desde su coche aparcado en junto a borde del parque, mientras camina hasta mi y al árbol en el cual estoy apoyada. 

— Paseando, ¿algún problema, ''mamá''? — Tras su ceño súper fruncido me mira enojada, por ser la culpable de haberme ido sin avisar.

— ¿En serio, vas de broma ahora? ¿ese es tu nuevo rollo? Katherine soy tu mejor amiga y sabes que puedes confiar en mi para lo que sea, pero quedar con un tío que no conoces no es lo mejor y menos cuando...— se detiene a mirarme el cuello, donde me caen gotas de sangre, y donde mi labio arde por el pellejo al ser mordido anteriormente por Eric. Me lo sujeto mientras me subo la chaqueta, pero entonces se me nota la banda en mis muñecas, y en meso de dos segundos ya Lexi me ha avisto todas las heridas. Lo que faltaba. 

— No es nada...

— ¿Quién te ha hecho sangre en el cuello, y en el labio? ¿y por qué llevas bandas en tus muñecas? Elara me estás preocupando, qué te ocurre...— Extiende su mano para poder sujetar mi brazo y tener una mejor visualización a mis heridas, pero la aparto y contesto seca:

— He dicho que estoy bien. 

— Espera, ¿ha sido él? ¡a sido el verdad! ¡nos podrías haber llamado, y sino no llegamos a venir, y si llegas así a tu casa que pensarán tus padres!— su estrés se acumula cada vez más y más, mientras que mis emociones se conjuntan para dejarse llevar y profundizarse hasta no poder sentirlas, porque mis estrés es solo eso, una depresión que me exige cada vez más dejar las cosas por sentadas. 

El vampiro me ha hecho algo y por ello tengo mis muñecas así.

Eric me ha mordido el cuello. Me ha mordido el labio. Ha intentado hacerme olvidar de alguna manera que no ha funcionado, aunque él cree que si. Y también es un vampiro. Me dijo que no lo buscara cuando intentó borrarme la memoria, pero, ¿qué debo hacer? ¿Obedecerle para que no sospeche de que no se me ha borrado ningún recuerdo, o lo busco?, ¿contacto con él para que me explique todo esto?. 

No sé que es lo correcto, aunque tengo claro que lo que yo hago si que no es lo correcto: Mis padres y mis amigas se pasan el día preocupados por mi, no sé de que forma debo asimilarlo todo, no entiendo como seré capaz de encontrarle solución, porque mi cabeza se entorna en, ¿ y sino me hubiera escapado esa noche? ¿si me hubiera quedado en casa todo seguiría igual? ¿y si no hubiera conocido al vampiro, (al otro que no es Eric)?

¿Y si me hubiera ido con Jasmine a su casa a hablar como habíamos planeado y no me hubiera quedado con Eric a bailar, todo seguiría más o menos bien? ¿Cómo es posible que en una semana todo haya pegado tremendo giro? 

— Lexi, por favor, necesito que me dejéis.

— Pero déjanos ayudarte, no puedes estar sola en todo, no está mal necesitar ayuda, si quieres duerme en mi casa y mañana vamos juntas a clase, necesitas un descanso de todo, incluso de ti misma. Por favor Elara...— Suena razonable, lógico, y como una medicina para mis problemas.

— Vale. — No estoy convencida, pero si decidida. Quizás no esté mal contarle todo y hablar, yo no puedo solucionar nada por ahora, aunque...¿cómo reaccionará a la existencia de vampiros? Tal vez no lo haga, tal vez no se lo cuente. 

Ya en carretera, estoy sentada en el asiento de atrás del coche, con Lexi conduciendo y Jasmine a su lado mirándome cada rato al retrovisor. Ni quisiera sé lo que se me pasó por la cabeza al aceptar entrar en el coche. Realmente hice lo más adecuado para evitar más discusiones, como siempre suelo hacer: Ni mirar, ni enfrentar, sino huir. Asimismo, es cierto que necesito ayuda pero, no la quiero, es eso. No quiero ayuda, quiero enfrentarme yo misma, porque al fin sé la respuesta: nada de esto es bueno para mi vida pero aun así, me mantiene lejos de los recuerdos de Conrad. No quiero estar cerca de mis padres, no quiero estar cerca de mis amigas. Y sí, los quiero, pero por una vez en mi vida tengo claro que no son ellos a los que necesito, sino a mi misma por muchos baches emocionales que tenga. 

Me necesito al corriente de mis propios problemas, para poder enfrentarlos. También puede sonar extraño, en defecto, me da igual, porque como ya he dicho antes, me mantiene al margen de mi pasado, me distrae. ¡QUIERO UNA DISTRACCIÓN!

— Para el coche. — Digo mirando a Lexi por el retrovisor que queda frente a su cabeza. 

— ¿Qué? ¿es qué no te encuentras bien? —Me responde mirando por el mismo. 

— Me encuentro mejor que nunca. 

— ¿Entonces? ya hemos hablado de esto...

— Lexi, no lo hagas más difícil, para el coche por favor. — No sé como mejor pedirlo, ya he dicho por favor, estoy calmada. Y al finde cuentas, no son mis padres. Por otro lado, tal vez ellos tengan razón: he cambiado. 

— No, no voy a parar, te dejé claro que no te llevaría a casa en ese estado, a no ser que quieras que tus padres te castiguen un mes más. — Sonríe un poco, cambiando de tema, pero eso ya no funciona conmigo:

— Yo no he dicho que valla a ir a casa. Lex, detén el coche. 

— ¿¡Qué te pasa!?— Añade Jasmine. 

— ¿¡Por qué estáis tan empeñadas en que me pasa algo!? ¡Estoy de maravilla! 

— Pues yo diría que no a juzgar por tus heridas, sé que te asusta lo que sea te haya pasado, pero puedes confiar en nosotras.

— ¡Joder, para el puto coche! 

— ¡Eh, eh! ¿Elara qué te pasa? Ya basta. — Vuelve a añadir Jasmine. 

— Os he dicho por las buenas que paréis el coche, así que hacedlo o lo haré por las malas. Vosotras elegís. — Jasmine se gira en su asiento como puede para mirar hacia atrás y contesta:

— Mira ya basta ¿entiendes? No sabemos que coño te pasa pero que te quede claro que no te dejaremos sola Lara. Vienes con nosotras y te ayudaremos. 

— No me podéis ayudar. 

— Si que podemos, y lo vamos a hacer. — Contesta Lexi antes de que diga:

— No, no podéis hacerlo, creedme ¡y ahora dejadme salir o lo haré por las malas! 

— ¡Bueno ya está bien! — Grita Lexi justo cuando frena en medio de la carretera, aunque está casi vacía así que no supone problema. Es entonces cuando voy a abrir la puerta rápidamente, pero Lexi ha cerrado el coche. Maldita sea. 

— ¿Qué haces? ábreme la puerta, no podéis retenerme. — Creo que mis buenas formas ya han desaparecido, porque estoy rabiando, cabreada y ahora mismo odio más que nunca a Lexi y Jasmine. 

— Si que podemos, y lo vamos a hacer. Te vamos a ayudar te guste o no porque eres nuestra mejor amiga, aunque eso a ti ya no te importe, a nosotras si. 

— Vale, ¿y cuál es el plan? Porque me parece que os he dejado bastante claro que no podéis ayudarme. Así que por favor...— Vuelvo a intentar, pero en eso Jasmine me interrumpe contestándome a lo que pretendía pedir:

— No. Cuéntanos que pasa, y por qué estás herida, sabes que no te haremos nada malo, ¡por todos los dioses somos tus amigas!, ¿desde cuándo no confías en nosotras? — Esa pregunta por parte de Lexi  me hace encender la parte de mi que apagué en estos cinco minutos de discusión en el coche, y es la parte en la que sé que las quiero, a pesar de que cerca no me hacen ningún bien que yo quiera tener. Por ello, contesto lo que mejor se me ocurre. 

Me acerco a Lexi, de manera autoritaria, pero no amenazante, la miro a los ojos y digo antes de pulsar el botón que abre las puertas sin que ella se dé cuenta: — Desde que supe que no quiero que forméis parte de mi vida, ni vosotras, ni mis padres. Así que dejadles el mensaje. Por favor. — En ese momento pulso el botón y salgo corriendo después de salir del coche. Ellas al principio salen también dan un par de pasos, pero no se molestan en perseguirme. 

Saben que ya están perdidas para mi, que no tengo arreglo para lo que siento, y que de todas formas, pensaré y haré lo que me dé la gana aunque me ayuden de cualquier manera. No quiero nada de mi pasado, no quiero mi propia vida deprimente y rutinaria. Quiero emoción, y sobretodo, una distracción a mi sufrimiento. 



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