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— Pues mañana, en este mismo sitio. ¿Te parece?
— Mañana en este mismo sitio. — Me dedica una sonrisa y sigue su camino por las calles de Santa Cruz. Provocando que perdure una pequeña sonrisa victoriosa en mi rostro.
Ahora es mi turno de salir de este instituto que sin ninguna razón comenzó a emitir música a todo volumen creándose el alboroto. En fin, me piro a casa revisando los trescientos mensajes y ocho llamadas que me han dejado Lexi y Jasmine y...¿Por qué?
Aunque...antes, me gustaría esperar a la noche y buscar a ese estúpido vampiro. Porque todo mi interior me dice que es él quién me ha provocado las heridas. Incluyendo en este, mis recuerdos olvidados del día de ayer. Y quizás no me haya hecho nada específicamente él, pero tuvo algo que ver, SEGURÍSIMO.
Camino por las aceras mientras los coches pasan gran velocidad por mi derecha. Además de esquivar a varios ciclistas. Hasta que al fin llego a mi casa y entro. Aunque, nada más encajar la llave en la cerradura mi padre abre al momento haciendo que mi cuerpo valla de un empujón dentro de la casa.
— ¿Donde estabas Elara? — Con esa pregunta que tiene humos de ''padre furioso'' me pregunto una sola cosa: ¿qué he hecho ahora? Creo que nada, pero conociendo a mis padres, pude haber hecho mal muchas cosas.
— Pues, estaba paseando,¿por qué, qué pasa? — Suspira aún más fuerte indicándome con la mano que entre, mientras él soca la llave de la cerradura y la deja sobre la mesilla.
Mi madre está justo en frente de mi, en el arco de entrada a la cocina con las manos sobre la cadera: ''madre cabreada''
Menuda racha llevo, nada más llegar y mis padres están hechos una furia, justo cuando las cosas empezaban a ir más o menos bien.
— Suelta la mochila y siéntate, por favor. — Le obedezco, con la esperanza de que su cabreo no aumente.
Se colocan frente a mi de pie con los brazos cruzados, algo va mal...
— ¿Con quién estabas?
— Pero, ¿a qué viene esa pregunta?
— Contesta Elara, no me hagas cabrear más. — Mi madre abre tanto los ojos que parecen salirse de sus órbitas.
— Pues...con un compañero de clase. — Menuda trola, lo siento por mis padres, pero no quiero más problemas si se enteran de que estaba paseando en plena calle vacía con una desconocido, aunque...dicho así, suena peor de lo que es.
— ¿A si?
— Si.
— Ah...¡¿es que nos ves cara de idiotas!?— ¿Mi madre ha dicho ha dicho una mala palabra? Esto no parece mejorar en absoluto. Por cada minuto que pasa siento que mi estómago está más cerca de ser un gancho.
— Perdón si he hecho algo, pero es que no entiendo de qué va esto, no he hecho nada, ¿es que seguía castigada?
— No Elara, no seguías castigada, —mi madre se detiene respiradlo poco a poco, espero que se tranquilice o sino mi castigo será posiblemente, eterno. Mi padre la mira con la rabia rebosando sobre sus hombros y sigue por ella:
— Jasmine nos ha llamado, estaba muy preocupada porque nos dijo, que te habías ido con un desconocido y estaba preocupada porque ibais a ir las tres a casa de Jasmine pero preferiste ir con un chico que según tú: ''te estabas divirtiendo'', ¿es eso correcto?
— Ehm, papá...yo no...
— ¡Qué, tú qué! ¡primero te vas en plena noche , y ahora vas paseando con desconocidos! ¿¡qué te ocurre!? ¡no te reconozco! ¡tú no eras así!
— Lo ciento lo juro, pero no era malo, solo hablábamos nada más...nunca haría ese tipo de cosas, ya lo sabéis...
— Pues sinceramente ya no sé que creer Elara, ya esto es demasiado, no podemos fiarnos de ti estás haciendo las cosas sin cabeza, ¿¡y que llega a pasar si es un asesino!? ¿¡o te secuestra, o abusa de ti!?
— Oh dios, ¿os estáis oyendo? estáis paranoicos, pensáis que me mataran a igual que Conrad y eso me está haciendo deprimirme, porque no me dejáis casi salir, me tuvisteis castigada por un error que cometí durante más de una semana, ahora por hablar con un chico, ¿la próxima vez que será?
— Elara, te castigamos porque no haces las cosas bien por favor entiéndelo, cariño no puedes salir a solas con alguien que no conoces...
— Pero no es malo, en serio....
— ¡Ya es suficiente! no lo conoces Lara, ni te atrevas decir que no es malo, porque no lo conoces, a saber cuales son sus planes.
— ¿Pero por qué todo tiene que ser malo papá? no entiendes nada.
— La que no entiende eres tú, ese chico es un DESCONOCIDO, no sabes ni como es realmente, ni que quiere hacer contigo.
— El que no entiende aquí sois vosotros, sé perfectamente los riesgos que puedo correr, y se cuando veo a alguien si es malo o no, no soy tonta, y te aseguro, que él no tiene malos planes.
— Me da igual lo que pienses sobre él, te vuelvo a repetir que no lo conoces, no vas a volver a hablar con él, por favor no lo hagas más difícil.
— Pues que lástima, porque mañana he quedado con él. — Me levanto para evitar estas discusiones tan repetidas de siempre, el mismo caos de cada día y subir a mi cuarto a observar la ventana y respirar el vapor que se pega en ella, pero mi madre me coge del brazo.
— ¡Que no lo conoces! — Ya es bastante bronca cuando no tienen ni idea de lo que hablan. Es hora de que diga como me siento:
— ¿Pues sabéis qué? Para ser un desconocido, o un asesino como decís, resulta que se preocupó más por mi en una sola hora que vosotros en todo este tiempo; así que si, mañana lo volveré a ver, porque es el único que ha logrado hacerme sonreír desde hace tres malditos años. Y lo ciento si no hago las cosas a la perfección, pero lo hago como mejor puedo, así que dejadme por una vez, decidir que es mejor o no para mi.
Se desata el silencio, las lágrimas en el rostro de mi madre... pero es lo cierto. Nadie ha hecho realmente lo que necesitaba, mientras que Eric, por muy raro y desconocido que sea, creo que es a quien necesito a mi lado en este instante.
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