[~Entre ustedes ni siquiera debe mencionarse la inmoralidad sexual, ni ninguna clase de impureza o de avaricia, porque eso no es propio del pueblo santo de Dios.~]

—Shh... —calló Seokjin al castaño antes de posar una de sus palmas en el pecho del contrario para calmarlo. No pasó mucho tiempo para que una tenue y cálida luz emanara de aquella unión, regocijando de paz al menor de los siete arcángeles —. Es mi deber protegerlos a todos... sin embargo ahora tú cargas con esa responsabilidad —le susurró Jin, acariciando sus suaves cabellos tan oscuros y terrosos como la noche vista desde la Tierra —. Solo tienes que aguantar un poco más, Jungkook y por favor no dejes que el temor se apodere de ti. Eres fuerte.

El menor asintió y abrió sus ojos cuando fue consciente de que los había cerrado tras sentir aquella calidez. De un momento a otro, el miedo y la duda lo abandonaron por completo, llenándolo solo de la calma que necesitaba en esos momentos. Sabía que debía confiar en su mayor, porque nadie más que aquel poderoso ángel sabía lo que hacía.

—Los encontré —habló Namjoon, apareciendo nuevamente frente a los otros dos, esta vez, sin la intención de pasar desapercibido. Seokjin pronto lo miró atento, pidiéndole con una simple mirada que prosiguiera a lo que el peliverde suspiró con pesar y negó —. Están perdidos.

Jungkook cubrió su boca horrorizado y el mayor de los tres se tensó al comprobar lo inminente.

El Mal había comenzado a realizar sus sucias jugadas.

—Los ángeles fueron corrompidos. El grupo completo fue seducido por las mujeres de la aldea que fueron a proteger. Todos pecaron con la carne. Ahora están presos en mi cielo.

Seokjin asintió sin que su semblante se perturbara y acarició uno de los hombros de Jungkook para que éste lo mirara. El menor sabía lo que le pasaba a un ángel cuando era apresado en el cielo del arcángel de verdosos cabellos. Jin no necesitó decirle palabra cuando el menor asintió y salió de aquella sala para ir por Yoongi y Taehyung.

Los arcángeles debían dar una sentencia a aquellos pecados.

En el séptimo cielo, un tribunal se levantó de la nada misma en el que la figura de Seokjin, Namjoon, Yoongi y Taehyung brillaban. El arcángel mensajero, el de la muerte, el del castigo divino y el de la misericordia; todos frente a aquel grupo de ángeles guardianes que ya no portaban alas doradas como el regente del cuarto cielo.

—Confiesen sus pecados —ordenó Seokjin con aquella voz que estremeció el corazón de los ángeles inferiores.

El escuadrón completo elevó sus rostros al mismo tiempo, revelando ante el tribunal sus ojos puramente negros. Dos segundos después diez pares de alas se desplegaron como un manto sombrío y en el suelo bajo sus pies se dibujó un enorme círculo que los encerró, dejando emanar una tenue luz roja, como la tentación misma. Luz que gritaba lo corrompida que estaban sus alas.

Seokjin miró a Taehyung que negó dolido, afirmando que sus almas ya no podían ser salvadas ante tal pecado. Luego miró a Yoongi quien asintió de acuerdo con que todos debían ser castigados. Entonces el arcángel del primer cielo elevó su mano derecha y la dejó caer, dándole la orden a Namjoon de ejecutar el castigo.

El de cabellos verdosos no tardó en mirar a sus ángeles y dar la orden. Otro escuadrón de ángeles redentores se posicionó tras los corruptos y elevaron sus guadañas tras ellos, dejándolas caer cuando Namjoon lo ordenó.

Yoongi tragó grueso cuando un grito desgarrador rasguñó la garganta de aquellos caídos y plumas negras volaron por los aires cuando sus alas fueron cortadas.

Ese era el castigo para un ser corrompido.

Una nueva reunión de emergencia se estaba llevando a cabo en el gran salón del primer cielo. Pues se debía informar a todos sobre el último acontecimiento y ya no estar alertas, sino comenzar a atacar a su enemigo que parecía sin intenciones de tener piedad.

Sus ángeles eran lo más sagrado que los regentes tenían, así como los humanos por proteger, así que no iban a permitir que los suyos sufrieran la provocación del Mal.

—Este ha sido el primer gran golpe del Oscuro así que ya no podemos permanecer solo alertas. Debemos atacar —la mirada de muchos era afligida ante las palabras de Seokjin —. Jungkook y yo nos encargaremos de proteger a los humanos. Namjoon y Yoongi al reino de los cielos. Hoseok será nuestro respaldo y...

Todos miraron a Jimin.

—Jimin... quiero que tú permanezcas bajo la protección de Yoongi.

—¿Qué? ¿Por qué? —cuestionaron ambos arcángeles implicados, al mismo tiempo, mientras el resto también dudaba en silencio acerca de la decisión que tomó el arcángel mayor.

—Porque Jimin es el regente del amor. Su fuerza es lo que nos fortalecerá al final, por eso debe ser el último en correr peligro. Tú, Yoongi, eres el más fuerte de nosotros después de Jungkook y es por eso que quiero que lo protejas.

Ambos, pelinegro y peligris se miraron por unos segundos, hasta que el primero asintió de acuerdo con aquella conjetura. Seokjin tenía razón, la fuerza y luz de Jimin era lo único que los mantendría en pie hasta el final.

Rompiendo con la repentina tensión, un dulce celestial de hebras color oro, levantó su mano derecha para llamar la atención del mayor que dirigía al resto.

—¿Qué debo hacer yo? —susurró Taehyung apenado al ser olvidado por el resto. Ahora la mirada de todos se posó en él y Seokjin meditó unos segundos antes de asentir convencido y volver a tomar la palabra.

—Ayudarás a Namjoon. Quiero que Yoongi proteja exclusivamente a Jimin. Él será su prioridad y solo debe ser requerido si es necesario para una sentencia.

Todos volvieron a asentir y se pusieron de pie al momento en el que el arcángel del primer cielo lo hizo.

—No olviden que nuestra prioridad es proteger ambos reinos —todos asintieron —, pero también debemos proteger nuestras almas —sentenció Seokjin y esta vez todos se quedaron con la mirada perdida, mientras el celestial de cabellos verdosos observaba al primer regente de mirada decidida.

Nina Glastor

[corregido 08/04/19]