C.2
Jungkook despertó confundido y algo mareado, se encontraba tumbado en una cama. Al mirar a su alrededor pudo divisar una pequeña habitación, no había más que solo la cama en la que se encontraba, una pequeña mesa en la cual no cabrían más de dos personas, una puerta y al lado de esta, un estante donde se encontraba una lavadora, aunque se veía demasiado vieja.
Volteó hacia el otro lado, había una pequeña nota, la cual estaba perfectamente doblada a la mitad. Con cuidado la leyó. Conforme pasaba los renglones, sonrió.
"Es lo único que puedo hacer por ti, te deseo lo mejor.
-Seokjin."
Él era amado por sus hermanos, y esta era la mejor prueba. Ahora él tendría que valerse por sí mismo, conseguir un trabajo y así poder ganarse el pan de cada día, también tendría que buscar a su protegida, intentaría ayudarla lo más que pudiera. Jungkook tenia que empezar desde cero como cualquier mortal.
[...]
Semanas despues...
Mina miraba con desespero hacia todos lados y después hacia la máquina expendedora de boletos.
─ ¿Ahora que hago? ─
Ella estaba entrando en pánico, pues su ultimo billete fue robado por una máquina, la cual no le dio su boleto para poder subir al metro.
Mina caminó hasta donde estaba uno de los empleados, tal vez él podía ayudarle.
─Disculpa, la máquina expendedora se tragó mi billete, pero no me dio mi boleto ─ dice ella completamente nerviosa.
─Lo siento, pero nosotros no podemos hacer nada, puedes ir a las oficinas que están en la siguiente estación, ellos te pueden resolver el problema ─
─Pero no tengo boleto para abordar, ¿puedo subir así? ─ pregunto con esperanza.
─No, tiene que comprar uno ─
─Pero le digo que la maquina se tragó mi billete, era el único que tenía ─ Mina estaba cada vez mas asustada y nerviosa.
El hombre no ayudaba en nada con su cara de seriedad, solo levanto los hombros sin decir mas.
─ ¿Y ahora que hago? ¿Cómo regresaré a casa? ─ dijo ella hacia el hombre.
─Puede hablarle a alguien para que venga por usted... ¡Oye tú, espera! ─
El hombre salió corriendo cuando un chico pasó con su patineta.
Mina se quedó parada, aun mas asustada que antes. Ella no contaba con crédito en su teléfono y dudaba que alguien le ayudara, últimamente estaba teniendo muy mala suerte en todo.
Cubrió su boca para ahogar un pequeño sollozo, estaba asustada y eso le impedía pensar con claridad. No sabía cómo regresar a casa y las horas pasaban, pronto oscurecería y dejarían de dar servicio, y ahora sí, ella estaría acabada.
─Disculpa, ¿te encuentras bien? ─
Mina levantó su rostro solo para ver quién era la persona que le estaba hablando.
Frente a ella había un chico con sudadera gris y pantalón de mezclilla azul, una mochila colgaba de su hombro.
─Estoy, gracias ─ dijo ella limpiando sus lágrimas con el dorso de sus manos.
─ ¿Segura? Hace un momento parecías desesperada por algo, ¿puedo ayudarte? ─ ella estaba a nada de decir que todo estaba bien, pero se mordió la lengua, un poco más calmada, habló.
─Es solo que no tengo como regresar a casa, la maquina se ha tragado mi último billete y nadie puede hacer nada por mí ─
─Oh vaya, eso sí que es mala suerte ─ dijo el chico, quien después sonrió─. Toma, te presto para que puedas comprar un boleto ─
─ ¡Oh, como podría! ─
─Tómalo, esto suele pasar más a menudo de lo que crees ─ dice él mientras le entrega un billete que ha sacado de su cartera.
─Te lo pagaré, si me das algún número y tu nombre, juro que te lo pagaré ─
─Si insistes... ─ el chico sacó un papel y lápiz para garabatear rápidamente en el─. Este es mi número, mi nombre es Jungkook ─
Mina coge el papel y agradecida se inclina varias veces.
Jungkook ve como Mina se va corriendo hacia la máquina y coge su boleto, más tranquilo de ver como ella emprende el camino a su hogar.
Si él no hubiera aparecido para ayudarla, una catástrofe sucedería, pues Mina seria involucrada en un tiroteo que cobraría la vida de más de diez personas.
Solo en el quedaba el don de predecir los mortales accidentes hacia su protegida.
La vida de los humanos era muy dura.
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Esta situación me ha pasado a mí, pero no en el metro, sino más bien en el camion. Una vez perdí mi dinero y no podía regresar a casa, le pedí a unas personas explicándoles la situación, ellos me veian muy mal. Yo solo quería llorar, pues estaba saliendo del hospital esa vez, era cuando me estaban tratando por un pequeño tumor, yo solo sentía que todo estaba en mi contra.
Creo que es por eso que esta historia nació, pues todos tenemos un Ángel que nos cuida, ya lo verán.
(A final de cuentas, un chico se acercó a mí y me dio las monedas para regresar a casa)
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