Chapter Two: La Tierra
°~Regalo Navideño~°
Capítulo Dos: La Tierra
Dos años pasaron desde que Yin Chen la dejó con la pequeña Jihyun recién nacida que ahora tenía dos años, la princesa Juno se deprimió los primeros meses pero luego decidió que no podía seguir así, ella vería por su hija y haría lo que fuera para que no le faltara nada y la protegería a costa de su propia vida si era necesario. La niña ya tenía dos años y aunque no lo pareciese su primo, el primogénito del rey Vegeta, jugaba de vez en cuando con ella (aunque no le gustaba admitirlo), el niño de nombre Vegeta como su padre le había tomado cariño.
Jihyun era lo que muchos llamarían una "bastarda" pues sus padres no estaban casados y su padre no era digno de Juno, o con otras palabras; no tenía sangre real. Al principio el rey Vegeta se esforzó mucho en ocultar a su sobrina pero luego de unos meses todo se complicó, un soplón sacó la información del castillo y pronto el rumor de la deshonra de Juno corrió más rápido que la luz y el sonido. El primero en buscarla fue su amigo Bardock quien se encontraba previamente preocupado por ella, quería saber si era verdad o solo una difamación.
«—¡Juno! Me alegra encontrarte —dijo el saiyajin una vez que estuvo cerca.
—Bardock —se limitó a decir.
El pelipalmera sonrió de lado, su amiga no había cambiado.
—¿Cómo has estado? Me preocupé cuando vi que no salías, ¿qué pasó? —preguntó, Juno al ver su ceño fruncido se puso nerviosa, no sabía cómo ocultarle la verdad pues la conocía tan bien que sabría que estaba mintiendo.
—Pues... verás... —suspiró—. La verdad es que... tuve una hija —soltó de forma abrupta.
Bardock no lo podía creer, todo lo que se decía era cierto... pero lo importante es: ¿Cómo es que su mejor amiga pudo tener una hija con alguien que no la ayudaría? Estaba enojado pero aún así escucharía su versión de los hechos, después de todo era su amigo.
—¿C-cómo... cómo fue que pasó? —inquirió Bardock tartamudeando un poco.
—Es algo extraño... —comentó la mujer rascando nerviosa su nuca pero aún así prosiguió— Conocí a un hombre, su nombre es Yin Chen y... es un ángel...
<Todo es verdad... ¡Lo que dicen de Juno es cierto!> pensó Bardock alarmado.
—...Específicamente mi Ángel Guardián, con el tiempo nos enamoramos y de ello nación Jihyun —contó Juno son dejar los nervios, no sabía como iba a reaccionar su amigo con esa noticia.
Realmente no esperaba una reacción positiva por parte de Bardock puesto que ningún saiyajin la había tratado bien desde su embarazo. El mayor cambió su expresión a enojo, estaba listo para reclamarle por sus acciones.
—Pero, Juno —no sabía que decir— ¿Cómo pudiste? Es decir, ¡Por favor! Él jamás iba a estar contigo, ¿de verdad le creíste?
¿Por qué le estaba reclamando? Él verdaderamente no lo sabía, se preocupaba por su amiga pero sabía que no había necesidad de gritarle, podía simplemente apoyarla. Ese comentario le dolió.
—¡Oye! Mi hermano ya me sermoneó, no hay necesidad de que tú también lo hagas —exclamó Juno, ahora estaba molesta—. Si quieres gritarme, adelante pero yo no voy a escucharte.
Le dio la espalda y se fue, no necesitaba amigos si solo iban a criticarla».
Después de un tiempo se dieron cuenta de que ninguno puede estar sin el otro así que se perdonaron. Las cosas se volvieron difíciles para la princesa con una hija mestiza que cuidar a la que todos miraban con desprecio y eso la hacía sentir fuera de lugar, como pez fuera del agua.
Pero todo eso quedó en el pasado gracias a que una voces a lo lejos la despertaron de su sueño, eran Bardock y otro hombre que los acompañaba de regreso de su misión. Lo único que pudo escuchar fue la discusión que mantenían ambos hombres sobre la llamada de regreso urgente de Freezer, para el saiyajin peli-palmera era sospechoso el hecho de que dicho dictador los convocara cuando podría informarles a través de sus rastreadores, en cambio el otro saiyajin no sabía que pensar.
(...)
Desde su última charla con Bardock supo lo que debía hacer: salvar a su hija, generalmente los presentimientos de él no fallaban y después de pensarlo bien tal vez tenía razón, Freezer no los llamó por buenos motivos.
«—Si amas a tu hijo es mejor que lo envíes lejos porque es lo que yo voy a hacer con Jihyun —le dijo Juno a su amigo antes de partir a su casa»
Un manto de estrellas cubría es cielo nocturno, la vista era hermosa y seguramente Juno la disfrutaría de no ser porque debía sacar ya a su hija de ese planeta, la mujer llevaba en brazos a la pequeña que no lograba entender qué hacía su madre. Juno se detuvo frente a una nave donde sentó a su pequeña hija, ella automáticamente estiró sus brazos queriendo que Juno no la dejara.
—Jihyun, no puedo quedarme contigo pero prometo que si es una falsa alarma te buscaré y seremos solo tu y yo, ¿Está bien? Nos esconderemos de mi esposo con tal de que podamos vivir tranquilas —su voz se entrecortó, la pequeña Jihyun al ver a su madre afligida quiso llorar pero fue consolada por caricias en sus mejillas—. Mi amor, pequeña niña, no llores ¿sí? Tu padre y yo te amamos, recuerda eso. Siempre serás mi estrella más especial.
La puerta se cerró dejando a la nave partir con las coordenadas de la Tierra, lugar a donde Bardock y su esposa Gine enviaron a su segundo hijo Kakarotto. Jihyun desde adentro lloraba gritando por su madre, para ambas era muy doloroso el hecho de separarse por un tiempo pero la princesa haría todo lo que estuviera en sus manos para volver a estar juntas, sin importar lo que pasara ella cumpliría su promesa.
Mediante el camino a la Tierra la pequeña de dos años no tuvo más remedio que calmarse y dormir, ella no lo sabía pero sus Ángeles Guardianes la cuidaban vigilando que ningún soldado de Freezer la siguiera con la intención de matarla.
—Que buena idea hacerla dormir, Yue. No dejaba de llorar —mencionó Kerberos más aliviado, no soportaba el llanto de la niña.
—No podía llorar en todo el camino —respondió Yue sin dejar de mirar al frente, sin una pizca de amabilidad o sentimientos.
Entre las montañas, en algún lugar de la Tierra, yacían dos naves idénticas: la de Kakarotto y la de Jihyun. Un hombre de avanzada edad se aventuraba de regreso a su hogar cuando de repente se topó con un niño y una niña llorando a todo pulmón.
El niño varón fue el primero en ser observado por el anciano quien se acercó para verlo, con lo primero que se impresionó fue con la cola de mono que salía desde su coxis meneándose ante la presencia del señor, no sabía como reaccionar hasta notar la presencia de Jihyun. Son Gohan (como se llamaba el señor) quedó embelesado con la belleza de la niña, parecía un angelito con esa cara de aspecto dulce y tierno pero también notó la cola de mono que salía desde su espalda baja.
Un poco de polvo llenó la nariz de Jihyun haciéndola estornudar y ante la fuerza empleada sus pequeñas alas de ángel salieron de su espalda sorprendiendo más a Gohan.
Ahora sí lo había visto todo.
La pequeña lo miraba curiosa como si tratara de averiguar quién o qué era el hombre frente a ella, al igual que dicho hombre hacía.
«¿Es un angelito?... Pero no debería tener cola de mono... ¿O sí?» se preguntó mentalmente Gohan.
Pero por más raros que fueran ambos niños él sabía que no podían quedarse solos en ese bosque, su corazón no le permitiría hacerlo pero aunque dudaba una voz en su cabeza le sugirió, o más bien le ordenó, que no los abandonara.
«Llévalos contigo, si los dejas podrían morir» habló una voz extraña en la mente del hombre.
Pero no era un secreto quién era el portador de esa voz; Kerberos usó su poder para hablarle al señor pues no quería que los niños quedaran a su suerte por si algo les pasaba la madre de Jihyun se habría sacrificado en vano.
—Es un bebé que tiene cola —dijo el hombre mirando a Kakarotto para seguidamente reír, luego vio a Jihyun— y una niña con cola de mono y alas de ángel —volvió a reír, estaba realmente impresionado—. No puedo dejarlos en este lugar, sería peligroso. ¿No quieren ir a mi casa?
El pequeño en manos de Son Gohan rió y luego lo pateó en la cara pero aún así se mantenía feliz. Se dirigió hacia la pequeña con una sonrisa amable, ella le estiró los brazos con la intención de que la llevara con él y así fue como Gohan supo que los tres serían familia de ahora en adelante. Para que Jihyun se dejara llevar por el anciano, Yue, el otro Guardián de la niña, controló sus sentimientos e hizo que lo viera como su abuelo.
—Bien, a partir de hoy serán los nietos de Son Gohan —les informó el señor y vio al hijo de Bardock— Tu nombre será... —levantó la vista hacia el cielo pensando en un nombre—... serás Goku.
Kakarotto, ahora de nombre Goku, lucía emocionado con su nuevo nombre aunque realmente no supiera lo que sucedía. Gohan le habló esta vez a Jihyun.
—Y tu serás...
«Jihyun»
—¡Ah, ya sé! Te llamarás Jihyun y los dos llevarán mi apellido —la niña se mostró feliz porque la llamó por su nombre— ¿Oyeron, Goku y Jihyun?
Gohan alzaba a Goku y acariciaba la cabeza de Jihyun, ambos niños reían.
—Yo cuidaré muy bien de ustedes.
Tanto Yue como Kerberos sabían que así sería pues antes de que el hombre se encariñara de los pequeños los Ángeles Guardianes examinaron el corazón de Son Gohan preocupados por el futuro de los niños pero ahora sabían que estaban en buenas manos.
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