𝘃𝗲𝗶𝗻𝘁𝗶𝘁𝗿𝗲𝘀. issues.
Capítulo 23
Problemas.
¿Por qué tuvimos que conversar cerca de Bang Chan? Ahora no podíamos sacarle la cara de traumado que tenía, además de que estaba enojado con su amigo por no haberle dicho la verdad y ahora mismo tenía mucha necesidad de hablar con Seungmin, aunque le dije que era mejor que no lo haga, por demás de que también le había pedido que no dijera nada, debido a que el plan estaba yendo tan bien que no era momento de que se arruinara. Changbin prometió que le iba a hacer entrar en razón y se lo ha llevado, recordé que tenía que ir al restaurante con mi prima a lo cual salí de la universidad corriendo, ella iba a otra universidad y habíamos acordado en juntarnos una cuadra antes del restaurante de mi padre.
Llegué y vi a mi prima esperándome impaciente. Cuando me vio, se acercó y comenzamos a caminar hacia el restaurante, charlando y riendo sobre tonterías. Desde lejos, pude observar a mi hermana Soojin. Al ver a nuestra prima, puso un rostro de disgusto y se alejó rápidamente. Entramos al restaurante y noté que el recepcionista habitual no está en su lugar. En su sitio hay una mujer, probablemente una de las meseras, supuse que se encuentra cubriendo a Kookie por el momento. Nos dirigimos al centro del restaurante, donde vi a mi falso novio llevando una bandeja de plata hasta el mostrador.
—¡Justo a tiempo!—exclamé, corriendo hacia el hombre—. Ella es mi prima Jung Vaitiare y él es Kim Seungmin, mi novio.
—Oh... Así que tú eres el famoso novio de mi primita.
—Así parece...—respondió, soltando una pequeña risa.
—Es un placer conocerte, Seungmin.
—Igualmente, lamento ser descortés, pero tengo que irme. Estamos cortos de personal porque falta un empleado y ya sabes cómo se pone Seokjin hyung. Nos vemos después, Minha-ssi, y un placer conocerte.—dijo Seungmin con una sonrisa, despidiéndose.
—Nos estamos viendo.
Justo en ese instante, mi prima me lanzó una sonrisa traviesa y me comentó que había escogido bien y que Seungmin parecía ser un chico decente. Mientras conversábamos sobre esto, apareció el fiel asistente de mi padre, a quien yo solía llamar «papito nuevo».
—Vaitiare.
—Señor Namjoon, hola.
—¿Estás lista? Tu padrino te está aguardando en su oficina.—comunicó, mostrando su sonrisa.
—Por supuesto. Gracias por venir conmigo, Minha.
—No hay problema, ya sabes que siempre estaré aquí para lo que necesites.
—¿Dónde está Jungkook? Lo estoy buscando desde hace media hora.—la voz de mi padre se puede escuchar por el pasillo que lo conducía a la cocina.
—Está afuera, Seokjin-sabonim, estaba sacando la basura.
—¡Namjoon!
—¿Lo ven? Lo hemos hecho esperar mucho tiempo y ahora estaré pagando las consecuencias...—demandó Namjoon, aterrado.—¿Si, hyung?
—¿En dónde está el niñ...? ¡Vaitiare! Que bien que ya has llegado. Estamos muy atareados el día de hoy.
—Sí, padrino, acabamos de llegar.
—Yo mejor los dejo a solas.
—No, hija. Necesitaré que te quedes aquí por mientras.—explicó.
—¿Uh?
—Soojin se fue y tomarás el lugar de tu prima.
—¿Y cuál es su lugar?
—Vaitiare ocupará el puesto de tu hermana, mientras que tú estarás atendiendo la zona VIP del restaurante. ¡¿Y dónde carajos está Jeon...?!—exclamó al borde de la histeria. Sus ojos buscaban frenéticamente a la persona que parecía haber desaparecido.
—Cálmate, papá. Te va a estallar una vena.
—¡Es que en se...! ¡Tú! ¡¿Dónde has estado?!—gritó mi padre, cruzando la barra para acercarse a su recepcionista—¡¿No sabes que tu lugar está en la recepción y no sacando la basura?! ¡Dios, niño!
—¡Usted me mandó atrás!
—¡No pongas palabras en mi boca!
—¡Eso es verdad!
—¡Agh! ¡Ya cállate y lleva a mi sobrina a su puesto de trabajo!
—¡¿No qué mi lugar es la recepción?!
—¡Aish, niño! Harás que te despida... y no sabes cuántas ansias tengo de hacer eso...—murmuró mi padre, demostrando en su mirada cuántas ganas tenía de hacer aquello.
—Y hágalo.
—Ya basta.—detuvo Namjoon. Dio un paso, estando en el medio de ambos hombres.—Los clientes los están viendo. Por favor, Jungkook, lleva a Vaitiare a la zona VIP, ¿puedes? Por favor.
—¿Vaitiare?
—¿Jungkook?
Ambos pronunciaron sus nombres al unísono, y en ese instante pude notar cómo mi prima y el recepcionista se miraban fijamente. El desprecio fue evidente de inmediato en sus rostros. Mi prima lo observaba como si fuera presa fácil, mientras que Jungkook la miraba con una expresión de repugnancia que fue demasiado rápida y evidente. Mi padre y su amigo íntimo los observaban con la misma intensidad que yo.
—Esto tiene que ser una broma...
—¿Tú qué haces aquí?
—¡¿Tú qué haces aquí?!—chilló mi prima, su voz cargada de resentimiento. Dio un paso adelante—¿No te cansas de estar en todas partes?
—Mira quién habla.
—Vete a la mierda.—escupió Vaitiare con odio.
—Mmh. No, gracias. Para eso estás tú.
—¿Por qué no te vas a un lugar donde sí te necesiten? Porque veo que aquí no es así.
—Oh, no empieces con ese juego, teletubi.
—¡Ah...! Ya veo, al parecer, no te cansas de hacer el papel de víctima en todos lados, ¿no, tonto? ¿Por qué mejor no te vas a un club? Ese sí es tu lugar.
—Oh... Miren quién me lo dice. La reina de la fiesta—replicó Jeon Jungkook, gesticulando con sus manos—. Mejor no la dejen en el bar, quizás para mañana no quede ninguna bebida.
—¡Ja! Habla el Casanova de pacotilla.
—Y tú, la reina de copas.
—¿Y si mejor te vas a buscar a tu próxima «víctima»?—devolvió, girando su cabeza.—Mira, hay damas de cierta edad por allí. ¿Qué loco, no? ¡Justo en tu rango de edad preferido!
—¡Y tú deberías ir a buscar otra botella para olvidar tus miserias!
—¡Al menos no tengo que vender mi dignidad para conseguir un poco de cariño!
—¡Y al menos yo no necesito anestesiarme con alcohol para soportar la realidad!—gritó demasiado furioso. Tanto que mi prima se quedó callado.
—¡Ve a que te abran el cul...!
—¡¡Suficiente!!—interrumpió mi padre, metiéndose en medio de la pelea que están teniendo—Está claro que ustedes dos se conocen demasiado bien y que no van a hacer del trabajo un lugar agradable. Les aconsejo que empiecen a comportarse como adultos y a tratar de llevarse bien. No quiero tener que lidiar con peleas infantiles. Si no pueden hacer eso, les aseguro que no dudaré en echarlos a ambos del restaurante en este mismo instante. ¿Entendido?—agregó, mirándolos a los dos con severidad.
Ellos asintieron, aun cuando, todavía se miraban con hostilidad. Sin embargo, por el momento, la pelea había terminado. Pero aunque mi papá haya dicho eso, no ha evitado que ambos se sigan mirando con mucho odio, a mi papá no le quedó de otra que mandar a Seungmin para que lleve a mi prima a la zona donde trabajará y a Namjoon a que lleve a Jungkook a su puesto y a mí me dejó como mesera de la zona VIP, mientras que veía a las dos personas que se estaban por matar en cualquier instante.
Han pasado casi cuatro meses desde que me embarqué en esta locura de ser el novio falso de una Fresita. Al mismo tiempo, fueron tres meses y medio de conocer más a fondo a Myeong Eunji, la chica que cada día me volvía un poco más loco con sentimientos que no me gustaba admitir. Pero, de todos modos, lo dejaba pasar. Me gustaba cómo me sentía cuando estaba con Eunji. Sin embargo, de vez en cuando, ella mostraba un lado de su personalidad que no me gustaba en absoluto. Ocasionalmente, sacaba su lado de «niña pija» que conseguía sacarme de quicio. No obstante, era algo que podía soportar por mientras, además de que por ella podía hacer todo lo que quería con tal de verla feliz y con esa hermosa sonrisa que siempre tenía cuando estaba contenta.
Únicamente que desde hace días hay algo que me está agobiando.
Eunji insinúa constantemente que deberíamos hacer oficial nuestra relación. Dejé las bandejas negras en sus respectivos lugares para tomar un respiro. Había llegado mi turno de 15 minutos de descanso para cenar con el resto de mis compañeros de trabajo. Sin embargo, preferí sentarme un rato, ya que me dolían los pies de tanto ir y venir. Algunos meseros no estaban en el restaurante porque ha surgido un evento y Myeong Soojin se los llevó con ella. De todos modos, mi atención se desvió hacia una parte del restaurante, donde pude ver a la prima de Fresita y a Jungkook, el recepcionista. Ambos se miraban con odio desde esquinas opuestas del lugar.
—¿Es buena idea dejarlos a solas?—cuestioné, mientras que Fresita se sentaba a mi lado. Tenía una expresión de cansancio en su faz y admiraba sus uñas como si quisiera ponerse a llorar en ese mismo instante.
¿Ven? Ahí está el claro ejemplo de por qué le puse ese apodo. Era la personificación perfecta de una «Fresita». Ya que en algunos lugares, el término «Fresa» se usa para describir a una persona que proviene de una familia acomodada, que suele ser muy consciente de las modas y las tendencias, y que a veces puede ser un poco superficial o presumida. A menudo, las personas etiquetadas así son vistas como privilegiadas y pueden ser objeto de burlas por su aparente falta de conciencia sobre el mundo real.
—¿Te refieres a mi prima y Jungkook?
—Exacto.
—Mmh... La verdad es que no creo que sea una buena idea, pero...—hizo una pausa, asintiendo un par de veces sin dejar de mirar a los dos que acababa de mencionar—. No, no hay un pero.
—¿Por qué se odian tanto?
—B-bueno... no sé si yo pu-puedo...—titubeó, con sus ojos clavados en los míos. Elevé una ceja, confundido por sus palabras. Saqué la soda y la comida—Está bien, lo diré de una vez. Mi prima y Jungkook se gustaban, hacían todo eso que hacen las parejas, hasta que mi tía anunció que se iba a casar. Cuando mi prima conoció a los hijos de su nuevo padrastro, se dio cuenta de que Kookie era uno de sus hermanastros.
—¿Y qué con eso? No entiendo.
—Jungkook era su enamorado.
Escupí todo el jugo que metí a mi boca, la verdad me había sorprendido de lo que me acababa de comentar. Supongo que no era nada bueno estar en una posición como esa, sus sentimientos estaban en el medio y sería todo complicado cuando legalmente ellos eran una familia gracias a sus padres.
—Sí, es muy complicado, pero sé que Vai estará bien.—notificó. Se acomodó rápidamente en la silla y sus faroles se clavaron en mí.—Escucha.
—¿Mmh?—mascullé, comiendo del kimchi que estaba frente a mi rostro.
—Hoy habrá una fiesta...
—¡¿Otra vez?!—interrumpí con la boca llena.
—Vayamos a divertirnos, dime que sí.
—Es la cuarta fiesta de la semana.
—¡¿Por qué mientes?! Es la tercera en la semana. Además, nos hará bien despejarnos un poco de todos los problemas. Puedes llevar a tus amigos y yo llevaré a mi prima, es para pasar un buen momento juntos sin la necesidad de estar fingiendo.—propuso.
—Probablemente estarán los de la universidad y eso significa tener que fingir.
—No, Kim Seungmin. Las personas que quiero que sepan sobre esto—nos señaló—no estarán en esa fiesta. Porque como sabrás, estamos cerca de las vacaciones de verano y la mayoría está organizando para irse de vacaciones con sus amigos. Esas personas están haciendo eso. Me gustaría celebrar que Hwang Inseo ya no me está acosando tanto.
El último comentario me había hecho pensar por unos segundos, porque era verdad.
Hwang Inseo no la volvió a molestar desde que pasó eso en el parque de diversiones y cuando nos cruzábamos simplemente era mirarnos con un poco de odio. Lee Saeri era la única que llegó a convertirse muy cercana a mí, puedo decir que éramos amigos, no mejores amigos, pero sí amigos. De vez en cuando nos cruzábamos en algunas fiestas que Fresa me obligaba a asistir y nos quedábamos charlando. Gracias a eso, supe que ella y Hwang están saliendo oficialmente, así que quizás por eso mismo también era que no está molestando más a Fresa.
—Está bien.
—¡Perfecto!—clamó Fresa, sus ojos chispeando de alegría.
—¿Cuándo y a qué hora?—interrogué, dando un trago a mi refresco.
—El sábado, la celebración arranca a las diez de la noche.
—¿Debo llevar algo?—pregunté, apoyando mi antebrazo en la mesa y observándola.
—No, no hace falta.
—Estupendo—contesté, acabando mi cena—. Permíteme terminar de comer, luego debemos retomar el trabajo.
—Para ser honesta, ya deseo marcharme.—confesó, haciendo una mueca y dirigiendo su mirada hacia la salida del restaurante.
—¡Minha!
—Carajo...—masculló Fresita, levantándose de la silla para ir a donde su padre.
Por mi parte, decidí concentrarme en terminar mi comida. Durante lo que quedaba de mi turno, me dediqué a hacer lo que se me pedía hasta que llegó la hora de cerrar el restaurante. Cerré el casillero donde guardaba mi uniforme de trabajo, me colgué el bolso al hombro y me encaminé hacia la salida. Justo antes de salir, Myeong Seokjin se acercó a mí, sosteniendo en sus manos un sobre blanco con mi nombre escrito en él.
—Esto es tuyo, Seungmin.
—¿Para mí...? ¿Qué es esto?—pregunté, desconcertado, al ver la sonrisa en su rostro.
—¡Es día de paga, muchacho!
—Oh... Gracias, hyung.—le agradecí, metiendo el sobre en mi bolso.
—Además, te dejé un extra para que puedas llevar a mi hija a cenar, ya sabes, disfrutar de un buen rato como novios, tal vez organizar una cena en la playa.
—Ah-ah... Sí.
—Quizás podrían ir a un restaurante diferente a este. Minha puede parecer toda una...
—Papá.—Fresita nos interrumpió, acercándose a nosotros.
—¿Qué?
—Ya basta.
—¡Solo estoy intentando ayudar!
—No, con ese dinero puede comprar cosas mucho más importantes.
—¿Acaso tú no eres importante?
—Papá...—arrastró la palabra, cansada.
—Invítala a cenar, váyanse todo un fin de semana. El dinero que te di es suficiente para que puedan pasar estos últimos días.
—¡Papá, ya es suficiente...!
—En serio, Seungmin, saca a mi hi...—fue silenciado por la voz de su hija menor.
—¡Señor Namjoon!
—¡Ya entendí!
Después de que Fresa regañó a su padre con el simple hecho de llamar al gerente, abandonamos el restaurante. Caminamos a paso lento, y noté que la chica a mi lado parecía perdida en sus pensamientos. No obstante, ese estado duró poco, ya que me miró con sus ojos brillantes y esa sonrisa que siempre llevaba.
—Se me ocurrió algo.
—¿El qué?—pregunté, confundido.
—Con el dinero que te dio mi papá puedes ir de compras, adquirir lo que más necesites, quizás, un traje. Porque un abogado no puede presentarse ante sus clientes de cualquier manera, ¿verdad?
No pude evitar reírme.
—Fresita, con el dinero que tengo puedo pagar lo que queda de la deuda que me dejó mi madre.
—Pero con el resto podrías darte un poco de lujo para ti mismo, hace bien ir de compras de vez en cuando.
—No gastaré el dinero, niña.
—¡Vamos, Seungmin! Mañana pasaré por ti.
—¿Ah, si?—la miré divertido.
—Le pediré a Changbin la dirección de tu casa y te iré a buscar. Porque iremos de compras, eso te lo aseguro.
—Sí, claro... Adiós, niña fresa.
Me despedí sin ganas de continuar la conversación, aunque me resultaba graciosa la forma en que Fresita quería hacerme gastar el dinero. Ella se fue con su prima, mientras yo me dirigí a la parada del autobús. Por suerte, llegó rápido, porque mi primera parada era el banco para saldar todas las deudas que mi madre nos había dejado a mi hermana y a mí. Después de hablar unos minutos con uno de los gerentes y dejar en claro que ya no debíamos nada, simplemente me fui. Pasaron 20 minutos y ya he llegado a mi departamento. Abrí la puerta y la cerré detrás de mí. Pero cuando me di la vuelta, vi a Seungyeon mirando algo. Como estaba en el pasillo, no podía observar bien a qué le está prestando tanta atención, hasta que crucé completamente el corredor y pude mirar lo que mi hermana estaba observando. Me acerqué a la cocina, empero, me quedé sin palabras.
¿Qué hacía ella aquí?
—Hijo, tanto tiempo.
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