𝘁𝗿𝗲𝗶𝗻𝘁𝗮 𝘆 𝗰𝘂𝗮𝘁𝗿𝗼. reality hit.
Maratón 2/3
Capítulo 34
Golpe de realidad.
Ella caminó hacia mí.
Sus pasos eran firmes y decididos. No sabía si quería decirme algo o si planeaba golpearme. Incluso si lo hiciera, no estaba seguro de cómo reaccionaría. Sin embargo, me sorprendió ver cómo se sentó en mi cama, colocó sus manos sobre sus piernas y bajó la mirada al pavimento. A pesar de todo, mantenía la cabeza erguida, sin perder la postura que sus padres le habían inculcado.
—Perdón.
—¿Umh?—musité confundida, jamás he escuchado esa palabra salir de los labios de mi madre.
Esa mujer era alguien que nunca se disculpaba, por lo cual, me estaba pareciendo demasiado raro que lo esté haciendo ahora mismo.
—Todo lo que hice, y lo que hago, es para que tengas un mejor futuro.
—No, no lo creo.
Min Sowon me miró de inmediato. No le gustaba que nadie la contradijera, pero yo tenía mucha razón en mis palabras debido a que la forma en la que intentaba ayudarme no me agradaba en absoluto.
—Tú aún no lo entiendes...
—Para mí fue una bendición que él entrara en mi vida, mamá. Solo quería ser feliz por una vez en mi vida, pero eso te hizo llorar.—expresé melancólica y triste de que sea así conmigo.—Supongo que debo olvidar que tengo sentimientos y seguir adelante, ¿verdad? Es lo que me has enseñado en estos últimos años, Sowon.
Ella no respondió. Simplemente se levantó de la cama y se quedó ahí durante un buen rato. En un instante, me miró con sus ojos brillantes y luego abandonó mi habitación, dejándome solo, que era lo único que quería en ese momento. Las lágrimas acudieron a mi rostro de inmediato, pero preferí meterme en la ducha y llorar todo lo que quería, tapándome la boca para que nadie pudiera oírme.
No quería que sintieran lástima por mí, ya estaba muy cansada de eso. Al salir de la ducha, vi a una de mis hermanas mayores acostada en mi cama de dos plazas con el control remoto en sus manos. Cuando me vio, bajó el volumen de la televisión y me miró con una media sonrisa. Vi cómo golpeaba suavemente el lado derecho de la cama, invitándome a sentarme junto a ella. Así que me senté a su lado y ella tomó un peine y comenzó a peinarme lentamente.
—¿Recuerdas cuando solíamos hacer esto? Esa época era muy divertida. Todos estábamos felices.
—Unnie...—llamé lentamente, queriendo mirarla a los ojos. Solamente que no podía, porque me está peinando el cabello.
—Solo quiero hacer esto una vez más, Minha. No puedo soportar la idea de que, por culpa de mamá, puedas pensar en poner fin a tu vida.
—No es eso...
—¿Es por lo que te dijo ella, verdad? Mira, Eunji puede tener muchos defectos, pero nunca sería capaz de acostarse o estar con la pareja de alguno de sus hermanos.—declaró.
—¿Cómo fue tu primera ruptura?—le hice la pregunta, girando mi cabeza para mirarla.
Parecía que no se encontraba captando lo que realmente quería decir. No obstante, mi pregunta hizo que bajara el peine y me mirara con sus faroles brillantes, como si le hubiera reabierto una vieja herida que no quería recordar.
—Oh, bueno. Lloré toda la noche.
—Lo siento, no era mi intención...
—Tranquila, tú y yo nunca hemos tenido este tipo de conversaciones, supongo que era hora de que ocurriera—respondió, acostándose a mi lado con la cabeza apoyada en la pared—. Dolió más de lo que imaginé y me hice la pregunta de siempre: ¿Todos sienten este dolor cuando terminan una relación? ¿O solo soy yo? ¿Es porque soy joven? Pero a medida que pasaba el tiempo y mis lágrimas se secaban, me acostumbré a los días sin ella.
—¿Ella...?—cuestioné confundida.
—Sip, era una chica.
—¿Por qué terminaron?
—Min Sowon.
—Oh...—susurré, mirando la televisión para que ella no se sienta presionada.
—Éramos la pareja perfecta y lo arruinó todo. Siempre diré que es el amor de mi vida—una media sonrisa fue a su faz.—y que un destino cruel nos separó tan abruptamente. Hace poco me la encontré y sonreí de forma tan natural. ¿Acaso he madurado un poco? Me pregunté en ese entonces, porque fui capaz de soportar el dolor, y la razón fue ella.
—¿La extrañas?
Myeong Soojin dirigió sus ojos hacia los míos, permitiéndome mirar la sonrisa que tenía en su rostro. Pude notar el brillo en su mirada, realmente parecía que quería llorar, pero lo estaba ocultando muy bien.
—No tienes idea de cuánto la extraño.
—Pe...
—Sé que si vuelvo a interrumpir su vida, estaré sollozando y dolida, pero incluso si estoy triste, puedo sonreír al recordar su rostro.
—Lo siento, unnie.
—¿Por qué me haces esa pregunta, Minha? No me digas que crees en las palabras de mamá...
—¿Me puedes dar tu experiencia de eso?
—De acuerdo, después quiero que me digas qué está pasando por tu cabeza, eh. La pasé muy mal, pero pude renacer de nuevo. Crecí mucho desde ese momento y ella sabe perfectamente que me gustó mucho, no importa cuánto trate de no pensar en ella, simplemente la pienso. Aun cuando he fingido que nada pasó en el medio y seguí con mi vida como si nada, en realidad, era una máscara. Hoy en día la sigo extrañando como nunca.
—Vaya...
—Honestamente, estaba bien hasta ahora, así que...—bajó la mirada a sus manos—Debería intentar un poco más no recordarla. No voy a negar que todavía sigo pasando por el mismo lugar donde antes paseábamos de la mano. Supongo que eso significa que he madurado bastante.
—Y lo has hecho, porque estás hablando de la mujer que amaste toda tu vida sin derramar una sola lágrima, Soo.
—¿Verdad?
—Eres fuerte y eso es lo que admiro de ti.
—Gracias, Minha-ah.
—Pero, ¿qué le dirías si tuvieras la oportunidad?—pregunté, mirándola.
—Le diría que no pude hacer mucho por ella, que no pude estar con ella hasta el final, que no pude mantenerme a su lado y que lo siento, pero que fui muy feliz mientras estuvimos juntas.
—Estoy segura de que le gustaría escuchar eso.
—A veces lo pienso... Pero cuando terminamos, creí que volvería, al menos una vez. Pero solo se alejó más y más de mí.
—Lo siento, no quería que recordaras todo esto.
—Ahora tú tienes que responder a muchas de mis preguntas, Minha.
Inmediatamente, miré mis manos nerviosa. Tenía miedo de lo que podría preguntarme en este momento. A pesar de que no hablábamos mucho, ella era una de las pocas hermanas que de alguna manera me conocía. Supongo que los hermanos llegamos a conocer algo especial el uno del otro.
21:30 p.m
Me dejé caer en el sofá de la casa. De todas formas, pude observar a mi hermana asomándose desde la cocina, sentada en uno de los taburetes mientras tecleaba en su portátil. Supongo que la manera en que me había tumbado en el sofá fue lo que captó tanto su atención.
—¿A ti qué?
—Nada.—respondí con la mirada en el techo.
Ya no sabía qué hacer con todos los sentimientos que estaba experimentando en este momento por la mujer con la que he pasado unas semanas de vacaciones en la Isla de Jeju. Realmente no quería que esto me sucediera a mí, y muchísimo menos con ella. De todos modos, no entendía lo que me está pasando, de verdad me gustaba su hermana y era la mujer que quería para mi vida.
—¿Estás bien, Minnie?
—Tengo una cita y no tengo qué ponerme. Solo eso.
—¡¿Qué?!—Seungyeon noona estalló en risas. Eso es lo que llama mi atención—. Veo que salir con Eunji en serio te está afectando, hermanito.
—¿Por qué lo dices?
—Se ve que ni tú mismo te das cuenta del gran cambio que has tenido desde que estás saliendo con ella.
—Sé más específica.—pedí sentándome en el sofá.
—Nunca te importó cómo vestirte para ir a algún lugar, ¿y de repente te importa? Me parece lo más est...—se calló cuando sonó el timbre de la casa—. Ve tú, seguramente es uno de tus amigos o alguna de tus novias.
—Solo tengo una.
—Eso depende del día, ¿no?—bromeó, riéndose.
—Agh.
Bufé, dirigiéndome a la puerta principal para abrirla. Entonces, vi a mi novia Myeong Eunji con dos grandes bolsas de color celeste pastel en sus manos. Saludó a mi hermana y luego me llevó a mi habitación donde vació todo el contenido de esas bolsas.
—¿Qué es eso?
—¡Tu ropa, oppa! Hoy vamos a comer a uno de los restaurantes más lujosos de todo Seúl. Así que no puedes ir con tu ropa de todos los días, por eso te compré algo nuevo.
Mis ojos se encontraron con los de mi novia. No me gustaba nada el tono que estaba usando conmigo ni la forma en que está actuando.
—Eunji-ssi...
—Apúrate, solo tenemos unos minutos para llegar.—dijo con un tono chillón.—No quiero perder el tiempo con mi hermoso novio.
Dejó un beso en mis labios, saliendo de mi cuarto. Simplemente, comienzo a analizar los vestuarios que ella me ha comprado para poder elegir uno y salir con ella. Únicamente que lo que me compró no era de mi gusto y no me gustaba, empero, Eunji lo compró con su dinero y lo hizo en buena voluntad. No podía decepcionarla, sin embargo, cuando escogí lo que me regaló pude oír la risa burlona de mi hermana mayor, todavía con la mirada en la pantalla de la laptop.
—¿Por qué se ríe tu hermana...?
—No le hagas caso.
Desde que salimos del departamento, no conseguía que Eunji se callara por un momento. No paraba de hablar sobre los problemas que está teniendo en su casa porque supuestamente su mamá sabía sobre nuestra relación. Nadie en casa le creía a Min Sowon, lo cual me agradaba de alguna manera, ya que no quería tener problemas con nadie, menos con mi jefe. Pero al mismo tiempo, estoy rogando porque mi novia dejara de hablar de sí misma. Desde que volví, no me había preguntado en ninguna ocasión cómo me fue, si había disfrutado de mis vacaciones o qué ha sucedido.
Myeong Eunji simplemente hablaba de sí misma, algo que nunca hacía conmigo. Sin embargo, todos los Myeong tenían ese ego que los hacía únicos. Bajamos del auto de su chófer y observé un enorme lugar de comida elegante. Mi novia tomó mi mano.
—Señorita Myeong, ya tenemos su mesa.
—Gracias.
Durante todo el camino, no pude evitar escuchar cómo los dueños y gerentes del establecimiento la trataban como si fuera una reina, lo que me dejó confundido. No entendía por qué estábamos comiendo tan lejos de su casa. Normalmente, íbamos a comer a algún restaurante cercano o pedíamos comida para llevar y comíamos en mi casa. Nos sentamos en una de las mesas privadas ubicadas en el centro del restaurante. Pude notar enormes ventanales que dejaban apreciar la hermosa vista de la noche. No podía negar que el lugar era muy bonito, sencillamente que no quería estar allí. Este era el restaurante que competía con el lugar donde yo trabajaba. Así que miré a mi novia, esperando que me diera una explicación razonable de lo que estaba sucediendo.
—Come, oppa. Se enfriará.
—¿Puedes explicarme qué estás haciendo?—cuestioné asombrado de su comportamiento.
—Algo que tú deberías estar haciendo.
—Sabes muy bien a qué me refiero, Eunji.
Ella masticaba, sus ojos recorriendo la comida en la mesa. Luego me miró con seriedad.
—Siempre apoyas a mi hermana, ¿pero a mí no? A pesar de que sabes que lo necesito ahora mismo.
—Tengo un acuerdo con tu hermana, Eunji, por eso lo hago.—expresé evidentemente de la situación. Ya que era una charla estúpida la que se avecina.
—¿Estás seguro?
—Okey, no entiendo lo que estás tratando de decirme.—fruncí mi rostro.
—Estoy cansada de que siempre estés del lado de mi hermana y no del mío, Kim. Yo soy tu novia, no ella.
—Te dije que no quería discutir sobre eso cuando estamos juntos. Se supone que nos reunimos para disfrutar del día, no para discutir.—intenté calmar la situación, tratando de no perder la paciencia.
—Quiero que estés de mi lado.
—Lo estoy.
—Está bien, oppa. Entonces, voy a llamar al gerente del restaurante y le voy a pedir que te contrate.—notificó cínicamente.
—¡¿Qué?!
—Baja la voz, Seungmin.
—¿Por qué me dices eso?
—Acabas de decir que estás de mi lado, si realmente estás de mi lado harás esto por mí—afirmó, deslizando su mano por la mesa hasta tocar la mía. Pero retiré la mano rápidamente—. Seungmin...
—No, no voy a hacer esto.
Eunji pasó la lengua por sus labios, algo que solía hacer para mantener la calma. No obstante, pude notar que la he perdido, porque me lanzó la mirada más fría que nunca tuvo conmigo.
—¿Cuánto?
—¿Cuánto qué?—levanté una ceja, inclinando la cabeza ante su repentina pregunta.
—¿Cuánto dinero quieres para trabajar aquí y renunciar al restaurante de mi padre?
—Wow...
Nunca pensé que me decepcionaría de esta manera. Me resultó imposible no mirarla con mucho resentimiento. Estaba mirándola de una manera que nunca pensé que la miraría, porque en este momento no quería verla.
—Dime.
—Mierda, Myeong Eunji.
—Dame un número, Kim Seungmin.—insistió, en un tono de voz duro.—Sé que mi hermana te propuso de esa manera para que trabajaras con ella. Quiero hacer lo mismo contigo, así que dame un número.
—¡Jódete...!
Exclamé en un susurro, levantándome de la silla con furia. Hice que todos en el restaurante nos miraran, algo que sabía que no le gustaba a la muchacha. Me miró asustada y avergonzada por el escándalo que estaba causando.
—Seungm...—fue interrumpida.
—Eres la misma basura que tu madre.
—Ya basta.
—¡No! ¡Basta tú!—le grité, sacudiendo mi cabeza por el impacto de mi propia voz—Qué idiota fui al estar contigo. Es la primera vez que elijo mal. Pensé que esto me pasaría con Fresa y no contigo, pero estuve tan equivocado—solte una risa irónica—. Oh, por Dios... nunca podrás cambiarme. Lo has intentado todo este tiempo y no te he dicho nada, porque te amaba.
—Hablemos en otro lugar...
—No, Eunji. No hablaremos en otro lugar, porque esta será la última vez que tú y yo tengamos una conversación.
—Oppa...—puso las palmas de sus manos en la mesa elegante, parándose y viéndome con sus ojos brillosos.—No es lo que quis...
—Sí, eso es lo que quisiste decir. Porque esa es tu forma de ser, crees que el dinero lo puede comprar todo y no es así. Me puse este atuendo horrible por ti, tuve que soportar a tu madre respirándome en la nuca por estar contigo y «jugar» con el corazón de Minha. Tuve que aguantar las malas miradas de mis amigos por estar contigo y rechazar en silencio a una mujer que realmente me quiere. Pero... ni siquiera tengo el valor de decirle la verdad, porque tengo miedo de que mi veneno la mate.
—Seungmin, por favor.
—Ojalá nunca te hubiera conocido.—dije, quitándome la chaqueta que me había dado. Hice lo mismo con el cinturón, las zapatillas, la camisa blanca y todo lo demás que ella me ha comprado.
—¡Kim Seungmin!
—Señor...—llegó el gerente del restaurante.
—Por favor, ya basta. No hagas esto...
No le respondí porque estoy decidido a cortar cualquier tipo de contacto con ella. En un acto de rebeldía y frustración, me quité cada prenda de ropa que ella me ha comprado. La chaqueta, el cinturón, las zapatillas, la camisa blanca, todo. Cada pieza de ropa que caía al suelo era un grito silencioso de mi descontento, una protesta contra su intento de comprarme con regalos y lujos.
Dejé las prendas esparcidas por el piso del restaurante, sin importarme las miradas desconcertadas de los demás comensales o el rostro atónito de Eunji. En ese momento, solo quería demostrarle que no era un objeto que pudiera comprarse con dinero o regalos. Así, vestido solamente con mi ropa interior y mis medias, abandoné el restaurante. Podía sentir la vergüenza y la humillación en el aire, pero no me importaba. Si quería hacerla pasar vergüenza, lo iba a hacer a lo grande. Y así, dejando atrás una estela de ropa y una relación rota, me alejé. No hay vuelta atrás, había tomado mi decisión.
Y aun cuando dolía, sabía que era lo correcto. Porque al final del día, mi dignidad y mi autorespeto valían mucho más que cualquier cantidad de dinero o regalos caros.
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