𝘁𝗿𝗲𝗶𝗻𝘁𝗮 𝘆 𝗰𝗶𝗻𝗰𝗼. misery needs company.
Maratón 3/3
Capítulo 35
La miseria necesita de compañía.
01:00 a.m
Mis párpados se abrieron de golpe, confundida y desorientada. A mi lado, mi hermana mayor Soojin dormía tranquilamente. Supuse que había sido una mala idea hablar sobre la mujer que amó toda su vida y de la que se ha alejado por culpa de nuestra madre. Sin embargo, no me desperté por voluntad propia. Mi celular sonaba insistentemente, rompiendo el silencio de la madrugada. Creo que iba a despertar a toda la familia en cualquier momento si es que no contestaba en este instante. Empero, al observar su nombre en la pantalla, sentí un escalofrío.
No solía llamarme a estas horas, de hecho, rara vez me llamaba, y eso me inquietó.
—¿S-seungmin...?
—Fresita.
—¿Qué pasó? ¿Estás bien?—pregunté alarmada, su voz sonaba quebrada, cada palabra parecía un esfuerzo y eso me llenaba de miedo.
—Necesito un favor.
—¿Ahora?—cuestioné, frotándome los ojos adormilados.
—Sí, ahora.
—¿Qué necesitas?
—Mi ropa.
—¿Umh?—mascullé confusa. Quizás no estoy escuchando bien por el hecho de que apenas me estaba despertando.—¿Dijiste ropa?
—Estoy desnudo, Fresita. Necesito mi ropa.
—Dios, ¿qué pasó?—me levanté de un salto de la cama, buscando la ropa más cómoda para salir de mi habitación en un apuro.
—Es una larga historia, hay una copia de las llaves en la planta cerca de la puerta, ya te envié la dirección de donde estoy.
—Vale, ya voy.
—Gracias, Fresita...—agradeció con un tono de voz que me daba a entender que algo muy grave sucedió en esta noche. No obstante, aunque tenía muchas ganas de preguntarle qué era lo que había sucedido, decidí por no hacer muchas preguntas ahora mismo.
—Pero... ¿hoy no tenías una cita con mi hermana?
—Adiós, niña pija.
Y colgó la llamada.
Resoplé, agarré mis llaves y salí de mi habitación, evidentemente tuve que despertar al chofer para que me llevara al lugar donde se encontraba el chico que necesitaba de mi ayuda en estos momentos. Pero al ver el lugar donde estaba, me sentí muy confundida. Me había llevado al restaurante que competía con el de mi padre, por lo que el miedo y la ira comenzaron a apoderarse de mí. Era muy probable que Kim Seungmin estuviera en esta situación debido a alguna travesura de mi hermana. Leí un mensaje de él diciendo que estaba escondido en el callejón, así que le pedí al chófer que me espere en el auto, que yo ya vendría en unos minutos.
Un trueno resonó en la distancia, provocando que diera un salto por el sobresalto. Aceleré el paso, no quería que la lluvia nos sorprendiera. No obstante, mis pies se quedaron clavados en el pavimento al entrar en el callejón. Allí está un hombre completamente desnudo, con la única excepción de unas medias blancas y unos calzoncillos. Verlo así me molestaba, por lo que me apresuré hacia él.
Empero, nunca antes había visto a Kim Seungmin tan vulnerable, especialmente ahora que la lluvia comenzaba a caer. Su rostro está rojo por las lágrimas, evidencia de que había estado llorando durante un tiempo considerable. Me acerqué a él y saqué la ropa que he traído para él, intentando vestirlo lo más rápido posible mientras la lluvia caía cada vez con más fuerza. Le puse la sudadera, le até los cordones de las zapatillas y noté que parecía estar en su propio mundo, ajeno a lo que estaba pasando a su alrededor. Por eso mismo me arrodillé, poniendo mis manos en sus piernas, tratando de captar su atención.
—Vámonos, la lluvia está arreciando.—dije, y en ese momento, nuestros ojos se encontraron, creando esa chispa que siempre había entre nosotros.
Caminamos hasta el auto y le pedí al chofer que nos llevara al departamento donde él me había llevado anteriormente. Durante todo el trayecto, no pude apartar la mirada del chico que encontré solo en el callejón de aquel barrio. Al llegar a su casa, lo senté en su sofá y me dirigí a la cocina para prepararle un café, ya que parecía necesitarlo urgentemente. Mientras que esperaba que el café estuviera listo, no pude dejar de pensar en lo que podría haber pasado para que Kim Seungmin terminara desnudo en un callejón. Justo en ese momento, mi celular empezó a sonar. Al notar que era mi hermana mayor, no contesté. No quería parecer maleducada, pero en este instante, Seungmin era mi única preocupación. Vertí el café en una taza y me acerqué a él.
—Toma.
Seungmin hizo una reverencia ante el gesto que le había dado. Me quería quedar a su lado para saber lo que sucedió realmente, pero la forma en la cual se estaba viendo me daba a entender que no iba a hablar en ningún momento, o al menos, no ahora, además de eso, tampoco me quería ir, quería esperar a que venga su hermana. Debido a que ella estaba trabajando. Lo sabía porque cuando entré a el departamento de ellos había una nota pegada en la heladera con esa noticia.
—B-bueno, es mejor que me vaya.—fueron mis únicas palabras después de unos cinco minutos en silencio.
Asi que agarré mis pertenencias en mis manos y comencé a caminar a la salida del departamento de los hermanos Kim, no obstante, en el proceso en que lo estoy haciendo, puedo oír la suave voz de Seungmin hacerse sonar, logrando que lo mire.
—Solía encerrarme en mi habitación, cerrando la puerta para bloquear las discusiones de mi madre en la cocina. Subía el volumen de la música para ahogar sus gritos dirigidos a mi padre. Siempre recurría a eso, porque en sus peleas ninguno de los dos parecía tener la razón. Me prometí a mí mismo que nunca me convertiría en ellos, pero era solo un niño en aquel entonces.—derramó una lágrima, sosteniendo la taza con fuerza.—Con el transcurrir del tiempo, empecé a comprender el motivo de todas esas discusiones y me di cuenta de que el amor es un camino tortuoso y no siempre sale como esperamos. Lo único que puedes hacer es esforzarte al máximo para minimizar el dolor en el proceso.
—Oh, Seungmin...—dije, sentándome en uno de los sillones que adornaban su sala de estar.
—Pero gracias a ellos entendí que a veces es mejor dejar ir a alguien. Supongo que eso no me había impactado hasta ahora...—mordió sus labios, intentando retener las lágrimas, pero era inevitable. Las lágrimas ya deslizaban por sus mejillas ruborizadas—Cada vez que presenciaba las peleas de mis padres, me cuestionaba por qué no podían ser felices. Cerraba los ojos y soñaba con tener otra familia. Hasta que comprendí que a veces estamos con las personas incorrectas...
Sentía mucha ira acumulada, cuando apenas bajé de la limusina fui con todo a la puerta principal de mi casa, donde Eunji estaba con el culo aplastado en las gradas y el rostro en un color rojo por estar llorando. Pero a mí eso no me importaba, ya que ella ha lastimado el corazón de alguien muy importante para mí. Detrás de ella está Minhyuk, probablemente confundido al ver a una de sus hermanas llorando y a la otra acercándose con un aire de enfado. Fue por eso que pude escuchar la voz de mi hermano llamando a Wanhee, que estaba saliendo de la casa con dos tazas en la mano. Supongo que la manera en que me acercaba a su otra hermana la había alertado de alguna forma.
—Minhyuk...—susurró Wanhee al verme de ese modo.—Haz algo.
—Min...—fue silenciada de inmediato. No iba a dejar que Myeong Eunji interrumpiera mis palabras ahora mismo, no le iba a perdonar nada de lo que le hizo a Seungmin. Era una mujer completamente egoísta, igual a nuestra madre y eso era lo que me molestaba.
—¡¿Por qué hiciste eso?!
—Minha, por fav...
—¡¿Cuál es tu maldito problema?! ¡Tienes la oportunidad de estar con él y lo único que haces es arruinarlo! ¡¿Por qué lo has herido de esa manera, Myeong Eunji?!
—Chicas, cálmense.—intervino Minhyuk con su gran estatura, colocándose entre nosotras.—Son hermanas, deben recordarlo.
—¡Al diablo, Eunji! ¡Vete al infierno!
—¡Lo siento, maldita sea! ¿De acuerdo? ¡No quería lastimarlo, Minha! ¡Estoy profundamente enamorada de él! ¡Nunca tuve la intención de herirlo tanto! Pero...—sollozó, mirando al suelo.—Sabía que... él podría ayudarme.
—¿Lastimando a papá?
—Tú no lo entiendes porque eres la niña mimada de él.—aseguró con resentimiento.
—No, tú no entiendes nada. Has herido a un hombre que te ama, un chico que es increíblemente bueno y estaría dispuesto a hacer cualquier cosa por ti, pero no supiste valorarlo. Solo lo usaste para vengarte de papá, porque según tú, él no te quiere como a sus otros hijos, cuando sabes muy bien que no es así. Papá está siempre detrás de mí porque estoy sola y no tengo a nadie en el mundo.
Mis palabras resonaron en la cabeza de mi hermana mayor, porque soltó un gran sollozo, tan fuerte que pude admirar cómo las cortinas de la habitación de nuestros padres se abrían, revelando a Min Sowon en su bata roja. Probablemente, sintiéndose feliz de que nunca estuvo equivocada y que ella tenía razón al decir que mi hermana tuvo el descaro de robarme a mi pareja, y que ahora, mis hermanos se iban a enterar de la verdad. Pero no lo haré así.
—Es hora de ir a dormir.
Decidí seguir el consejo de Wanhee, quien le pasó las tazas de té a Minhyuk, colocó una mano en mi espalda y me guió hacia la casa. Pero mientras subíamos las escaleras, Eunji volvió a hablar.
—¿Él... está bien?
—No preguntes algo que no te interesa.
—Minha...—murmuró Wanhee, tratando de suavizar la tensión.
—Eunji, déjame decirte algo,—empecé, volteándome para mirarla a los ojos.—Si él no logra recuperarse, si no vuelve a ser la misma persona alegre y llena de vida que era antes de que lo lastimaras, no solo te estarás despidiendo de él. También te estarás despidiendo de mí. Porque no voy a quedarme aquí y ver cómo destrozas a las personas que me importan. Has roto a Seungmin, y eso es algo que no puedo, ni voy a, ignorar.
09:00 a.m
A la mañana siguiente me desperté temprano porque las chicas del servicio estaban golpeando todas las puertas de las habitaciones, entonces, descubrí que nuestros padres querían que desayunemos en familia, a tal punto en que hasta su hijo casado llegó con su esposa para tener un momento en familia, solo que las cosas eran muy incómodas, debido a que no le podía sacar la mirada de encima a una de mis hermanas, sin mencionar que mi mala cara era muy notoria.
No obstante, preferí desayunar en silencio, entre que mi hermano Donghyuck le decía a la familia que sería padre. Eso emocionó a todos, pero aún más a mi papá, sería su primer nieto y él estaba más feliz que ellos mismos, por ende, dijo que celebrarían esta noche, querían organizar una pequeña fiesta por la noticia y antes de que todos volvamos a la universidad. O algo como eso escuché.
—Podríamos hacer una doble celebración.
—¿Por qué doble, mamá?—cuestionó Minhyuk.
—Sé que no he sido la mejor madre del mundo, al menos, no con Minha—cuando mencionó eso, agudicé el oído—. Y es por eso que quiero organizar una pequeña fiesta, para que ella pueda venir con Kim Seungmin. También quiero disculparme con él por el trato que le he dado hasta ahora. Ustedes pueden traer a sus parejas o amigos, como prefieran. Solamente quiero que la familia vuelva a estar unida. Espero que no haya ningún problema con eso. ¿Qué opinan?
No voy a mentir, no confiaba del todo en lo que la mujer está diciendo. Y no fui la única que se mostró escéptica. Mi padre la miró con una expresión de asombro, con el tenedor suspendido a medio camino de su boca, su mirada llena de confusión y sin apartarla de ella.
—Minha, responde...
—¿Por qué ese cambio?—fue lo primero que se me ocurrió preguntarle.
—Me quiero disculpar.
—Me parece rar...—pero fui callada por la voz de una de mis hermanas.
—Parece perfecto, suena bien.
—¿No qué sí, Minha-ssi?—apoyó Youngsun.
—Pero, ¿todos podemos traer a alguien, verdad?—interrogué, dirigiendo mi mirada hacia Soojin, quien parecía desinteresada en la conversación.—Quizás algunos de nosotros tengamos ciertos encuentros y Min Sowon los aceptará. ¿No es así?
—Minha.
—¿De quién estás hablando?
—Si realmente quieres hacer las cosas bien, mamá, supongo que permitirás que tus hijos sean felices, al menos una vez en la vida.—opiné con sinceridad.
—No entiendo a qué te refieres.
—Soojin, díselo.
—Está hablando de Soyeon, mamá.
En cuanto se pronunció el nombre de esa persona que yo no conocía en absoluto, la expresión de mi madre cambió drásticamente, hasta el punto en que mi padre volteó inmediatamente a mirar a su esposa. Al parecer, él sabía que ella podría decir algo a una de sus hijas mayores. Empero, Min Sowon no dijo nada más al respecto, simplemente continuó comiendo como si nada hubiera pasado. Eso me hizo contener una risa irónica, ya que se podía notar que todo lo que estaba intentando hacer no era en serio.
—Sabía que no lo decías en serio.
—Que venga.
Rápidamente, Sowon contestó ante mi respuesta sobre su comportamiento. Debido a que ella haría cualquier cosa para que Seungmin y yo le perdonáramos el mal trato que habíamos recibido de su parte.
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