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𝘀𝗶𝗲𝘁𝗲. reborn of the exes.

Capítulo 7
Renacer de los exs.


Estaba sorprendido y a la vez asustado de lo que estaba pasando, porque ella está al frente mío, mirándome con esa enorme sonrisa. Había guardado su móvil para dar los últimos pasos, quedando frente a mi cuerpo, sin embargo, sacó la sonrisa que tenía al darse cuenta de que no estoy entendiendo muy bien su aparición de repente. ¿Por qué vino? ¿Qué hace aquí? ¿Cómo llegó? ¡¿Por qué?! ¡Demonios! Tengo que decir algo, pero, ¿qué debería decir? ¡No sabía! Lo único de lo que soy consciente es de escuchar que ella mencionó que quiso visitarme, solamente que no encontró ningún hotel que esté disponible y ahora estamos encaminándonos a mi casa.

En todo el camino me quedé callado, porque no sabía cómo reaccionar al respecto, frente a la puerta de mi casa me quedo por unos segundos analizando la reacción de mi hermana, que espero que no esté en la casa. No obstante, tenía que ser valiente, abrí la puerta, ayudándola a meter su maleta, después de darle unas pantuflas, las cuales eran mías, caminamos por el pequeño pasillo llegando al centro, donde dividía la cocina y la sala de estar.

Giro la cabeza hacia la izquierda, notando a mi hermana en plena faena culinaria. Me había saludado como si nada, hasta que mi murmullo nervioso captó su atención. Al levantar la vista, sus ojos se toparon con la mujer que se encontraba detrás de mí. Podría jurar que la expresión de disgusto en el rostro de mi hermana me hizo sentir incómodo, pero no por mí, sino por la chica.


—Yeonbin...

—Hola, unnie¹.—saludó con una reverencia.

Seungyeon me lanza una mirada, indicándome que vayamos a su habitación.

Le indico a Yeonbin que se acomode en la sala por un momento, mientras yo iba a buscar algunas cosas con mi hermana. Fue una excusa tonta, lo sé, pero prefiero que mi hermana me regañe en su habitación, alejados de la invitada, que lo haga frente a ella. Cuando la puerta se cerró, mi hermana comenzó a gritar, agitando sus manos de un lado a otro en un gesto de exasperación, mientras yo me apoyaba contra la puerta blanca con la cabeza mirando al techo y los brazos cruzados, buscando la paciencia que sé que no tendré en pocos días. ¿Por qué? Bueno... ¿Cómo resumirlo en pocas palabras? A Seungyeon nunca le ha caído bien Yeonbin por el simple hecho de que es hija única y un poco caprichosa, quizás porque sus padres siempre le concedieron todos los caprichos que ella quería. Incluso podría decir que se asemeja a una niña mimada, además de que el primo de Yeonbin es el exnovio de mi hermana mayor.

Se puede decir que el rechazo empieza desde allí, de alguna manera.

—¡¿Qué hace aquí?!

—No encontró un hotel para pasar la noche, mañana mismo me levantaré temprano para buscarle un buen hotel a que se quede en toda la estadía que decida quedarse aquí. Tú tranquila.

Noona está cruzada de brazos, mirándome con mala cara, mueve su cabeza en afirmación corriéndome de un movimiento para salir de su habitación. Dispuesto en irme con ellas, doy un paso encontrándome con el pasillo, ahí me detengo porque mi celular sonó, un mensaje de la niña pija diciéndome que este sábado tendríamos que salir juntos a una fiesta, era algo que no me está agradando en lo absoluto, sin embargo, era parte de ser contratado, suponía. No obstante, no sé qué haría con la mujer que ahora estaba instalada en mi sala de estar.

Kang Yeonbin no tenía que saber del trato que tenía con la niña pija, eso sería para una larga discusión. Sencillamente, voy hasta ellas, notando el aire de incomodidad, mi hermana ha agarrado el cuchillo con mucha fuerza, que ocasionó que la invitada abra sus ojos aterrada por lo que ella podría hacer, pero cuando le hago una señal a mi hermana. Ella solo finge una sonrisa, clavando bruscamente el cuchillo en la carne con la misma sonrisa psicótica que heredó de mamá.

Exactamente a las seis y cuarto de la mañana del día sábado me desperté para ir en busca de la nueva estadía de la invitada que se encontraba durmiendo en mi habitación, mientras que yo opté por dormir en la sala, aun cuando, mi hermana no le había gustado la idea. Después de haberme cambiado y beber del café que mi hermana ha preparado la noche anterior, simplemente, abandoné el departamento, en todas esas horas en las cuales no me hallaba en mi casa me dediqué en buscar un buen lugar para Yeonbin, quien la noche anterior me dejó su tarjeta de crédito, ya que yo no llegaría con el dinero, apenas comenzaría a trabajar el lunes que viene.

Por fin conseguí un cuarto que tenía lo que Yeonbin le gustaría de comodidad y me dediqué en volver al departamento, sin embargo, fueron unas largas horas en las cuales no he estado en mi casa y digamos que mi estómago lo sabía, porque en este momento está sonando a lo loco, pero no tanto cómo unos gritos que venían desde mi casa. Corriendo llegué a la puerta indicada, no me importó sacarme las zapatillas antes, solamente quería saber qué sucedía y cuando llegué a la división pude observar a Yeonbin contra la mesada de la cocina, mientras que Seungyeon está detrás de la isla con un palo de amasar en su mano derecha y Chan trataba de que mi hermana no le diera golpes a la visitante.

—Pero, ¡¿qué está pasando?!

Cuestioné confundido de lo que mis ojos están viendo, mi mejor amigo me miró con sus ojos expresivos, tal vez diciéndome con su mirada que era momento de que deje las preguntas y lo ayudara a controlar a mi hermana que se está subiendo a la isla, dispuesta en atacar a la mujer que yace a punto de subirse a la mesada en forma de defensa.

—¡Minnie, ayúdame!

—¡¿Seungyeon noona, qué haces?! ¡¿Estás loca?!—indagué, colocándome frente a ella a sacarle el palo de amasar.—Carajos, ¿qué lo tienes pegado a la mano o qué? ¡Dámelo!

—¡Córrete, Seungmin! ¡Déjame darle un buen golpe de una vez a esta maldita idiota! ¡Se lo merece!

—¡Ya contrólate! ¡¿Qué le hiciste, Yeonbin?!

—¡Nada! ¡Lo juro!

—¡¿Nada?!—gritó Seungyeon parando de moverse, ocasionando que Bang Chan pueda aprovechar a sacarle el palo de amasar y yo pueda bajar a mi hermana de la isla, sosteniendo de su abdomen.—¡Me dijiste ramera en miles de idiomas, maldita niña! ¡Te juro que cuando estos par de imbéciles me suelten te sacaré todas las siliconas que te has mandado a hacer!

—¡No fue lo que quise que entiendas, unnie!

—¡¡Ya deja de decirme unnie!! ¡¡Tú y yo no somos amigas, Kang!! ¡Quiero fuera de mi departamento a esta mujer! ¡Ahora mismo!—exclamó la mayor, mirándome enojada. Moví mi cabeza, dándole a entender que eso es lo que pasaría.

De alguna manera, logré sacar a la mujer del departamento que compartía con mi hermana y abandonar el edificio. Con la ayuda de Chan, subimos las maletas a su auto para dirigirnos al nuevo edificio donde ella estaría quedándose por el momento. Durante el trayecto, ninguno de nosotros dijo nada, y eso era algo que agradecía, porque en serio no entendía muy bien lo que acababa de suceder. Después de unos quince minutos de viaje, llegamos al nuevo departamento de Yeonbin.

—Gracias por ayudarme, Minnie.

—No hay de qué. Adiós, Yeonbin.

—¡No! ¡Espera!—jaló de mi mano, haciendo que me volteara. Ella me mira con esa delicada sonrisa que siempre ha tenido.—¿Qué te parece salir a cenar esta noche? Me gustaría hablar contigo sobre algunas cosas que quedaron sin resolverse de nosotros.

La observé por unos breves segundos, sin embargo, deslicé mi mano para que ella comprendiera que no quería entablar una conversación en ese momento. Kang Yeonbin borró esa sonrisa que tenía para mirarme con sus faroles oscuros, que han cambiado de un instante a otro. Además, aunque quisiera hablar sobre esos problemas que tuvimos en algún momento, no podría porque esa noche tenía que ir a una fiesta con la niña mimada, sin mencionar que Chan está en mi casa, seguramente a llevarme a su departamento, porque supuestamente teníamos esa noche de chicos.

—¿Estás bien, Seungminnie?

Simplemente, asentí con la cabeza, mientras mi mirada se desviaba hacia la ventana del copiloto, observando todo el paisaje hasta que llegáramos al departamento que Bang compartía con mi mejor amigo. Una vez en el pasillo correcto, veo cómo Chan saca sus llaves para abrir la puerta. Justo en ese momento, la puerta de enfrente se abre, dejando ver a un hombre que parecía un poco mayor que mi amigo, vestido de negro al igual que su cabello. Unos hoyuelos más profundos que los de Chan aparecieron en sus mejillas, cuando el mayor lo saludó educadamente.

—¡Llegamos!

Apenas ingresamos al departamento se podía oler el aroma de la comida que estaban preparando mi mejor amigo con la novia de Chan, ya que al parecer Naseul no asistió a la pequeña reunión, que hasta donde yo sabía, solamente, íbamos a ser hombres. No obstante, en el minuto en que termino por saludar a las personas, un muchacho se hace presente en la cocina rústica de mis amigos.

—Minnie, él es Han Jisung. Es el nuevo del equipo. Jisung, él es Kim Seungmin, nuestro mejor amigo.

—Hola.

—Un placer, Seungmin.

Nos dimos un apretón de manos educadamente, intercambiando sonrisas. A los pocos minutos, Jina se marchó de la casa, dejándonos completamente solos. Durante esas horas, estuvimos conociendo más al nuevo integrante del equipo de baloncesto. Era un chico divertido y de la misma edad que yo, al menos tendría a alguien con quien no tendría que usar honoríficos, y digamos que Jisung me lo dejó saber muy bien. No era muy bueno socializando, así que supongo que teníamos un nuevo amigo en el grupo. Fue a las siete de la tarde, estando en la sala de estar, jugando a la PlayStation, cuando recordé que en pocas horas tenía que ir a una fiesta de algún universitario de nuestra facultad, y era lo que me estaba agobiando, pero lo dejé reflejar en mi rostro.

—¿Qué sucede, Seungmin-ah?

—Recordé que tengo que ir a una fiesta.

—¡¿Qué?!

Estallaron los dos viéndome con sus ojos enormes y labios un poco más en el suelo, quizás porque jamás asistía a las fiestas, ni siquiera a los que mis amigos me han invitado. Digamos que no era mi fuerte, por ciertas cosas que he hecho en el pasado estando aún en esta ciudad, era mejor mantenerme lejos de las fiestas, solo que ahora mismo no tenía decisión, solamente tenía que obedecer.

—¿A dónde?

—¿Fiesta? ¿Iremos?

—Amh. No, ustedes no irán, solo yo.

Repetí dirigiendo mis ojos de nuevo a la pantalla, eso no fue impedimento para que Changbin se coloque frente a la televisión, imposibilitando que pueda seguir jugando con tranquilidad, sabía que ninguno de ellos, mucho más él, me dejaría en paz hasta que le revele la ubicación de la fiesta y el obligarme a ser parte de la diversión, pero mi idea no era que mis amigos sepan sobre el acuerdo que tenía con una de Las Myeong.

—¿Por qué no quieres que vayamos?

—Además, le hará bien a Hannie conocer a nuevas personas que seguramente serán de la universidad. Es bueno tener amigos.

—No irán porque no están invitados.

—¿Y tú si?

—Espera, ¿con quién irás?

—Se me hace tarde.—dije rápidamente, levantándome del sillón blanco y cómodo que tenían en la sala de estar, me despedí de mis amigos con un movimiento de manos, encaminándome a la salida.

Sencillamente, oigo las risas de los chicos y los comentarios obscenos de Seo Changbin sobre que supuestamente no iría a ninguna fiesta, sino que me revolcaría con la invitado sorpresa que llegó la noche de ayer, empero, prefiero mil veces que ellos crean eso a que sepan la verdad.

20:36 p.m

¿Por qué estaba siguiendo los consejos de una mujer que solo tomaba malas decisiones con respecto a los hombres? No quería ser parte de esta farsa de fiesta, pero bueno, aquí estaba, frente a una enorme puerta marrón decorada con un león de cerámica, o algo así, el cual tenía un llamador colgando del animal. Dirigí mi mano al objeto, haciendo sonar el llamador dos veces, pero como quería que los cálculos fueran similares volví a tocar tres veces, lo que al parecer, captó la atención del dueño, porque de inmediato se escuchó el movimiento de las llaves contra la puerta, dejándome ver a una mujer alta, rubia, con una bonita sonrisa y un vestido ajustado al cuerpo, que dejaba todo a la imaginación.

—Hola, guapo. ¿Vienes solo?

Debía admitir que de vez en cuando tenía derecho de darme un permitido, no obstante, la enorme sonrisa que formó mis labios, desapareció al oír el sonido de unas botas colocándose atrás de mí y de sentir aquel horrible perfume que lo podría usar una sola persona con mal gusto de aromas. Pude saber de quién se trataba, a mi derecha pude ver de reojo a una mujer baja, y es ahí cuando nuestros ojos chocan, tenía una sonrisa. ¿Siempre sonreía? ¿Nunca tenía un mal día o qué carajos?

La niña pija se dio cuenta de que algo está pasando por mi mente a lo que inmediatamente colocó su brazo izquierdo sobre mi brazo derecho, acercándome más a ella, eso logró que la rubia dejara de verme con morbosidad, para así, abrir el portón dejándonos pasar a su hogar. La felicidad que he sentido se fue cuando la niña pija tomó de mi mano, encaminándome al patio delantero, el cual está lleno de personas divirtiéndose, mientras que yo sería el único que no la estaría pasando de maravilla. ¿Por qué estábamos aquí? ¿Qué se supone que debemos de intentar?

Ni siquiera fue capaz de comentarme algo al respecto y eso me estaba molestando.

—Tomemos algo...

Escuché el murmuro de la mujer, soltando mi mano para correr, más o menos, hasta la barra, la cual tenía el alcohol libre debido a que ahora mismo tenía una botella de soju en su mano bebiendo como si fuese agua. Iba a decir algo al respecto, solamente que veo cómo aparece una mujer de cabello celeste, agarrando la mano de su hermana para alejarla de mí.

Genial, ahora me dejó solo.

—Vaya, ¿qué fue lo que trajo el viento?

«Dios, dame paciencia.»

BREVE GLOSARIO.

Unni: Manera en la que las mujeres se llaman.

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