𝗼𝗻𝗰𝗲. family meeting.
Capítulo 11
Reunión familiar.
Mis manos se encontraban temblando, quizás porque había recibido un mensaje de mi padre diciéndome que sabía todo sobre la verdad y que no le ha gustado para nada que no se lo haya contado. Ahora mismo estaba dispuesta en irme a su restaurante a saber que sucedió, no obstante, cuando bajé las escaleras para irme, puedo ver a mi madre vestida elegantemente como suele estar y sus ojos van a los míos, mirándome con interrogación.
Sin embargo, prefiero ignorarla para seguir mis pasos rápidos a la salida, cuando ella también sale detrás de mí, algo que me ha confundido por un momento. No me decía nada, solamente se encontraba caminando a mi par, mientras que yo buscaba con la mirada al chófer de la casa porque el bus no llegaría tan rápido como lo necesito en este momento. ¿Dónde demonios está? Mi madre se pone a mi lado, sacándose sus guantes que acoplaba con su vestido de funeral.
—Le di el día libre al chófer.
—Carajo...—farfullé molesta. Sin importarme doy un paso para salir de la casa cuando ella habla nuevamente.
—Te llevo.
—¿Ah?
—Yo también voy al restaurante de tu padre.
—¿Cómo sabes que voy a ir allí?
—Soy tu madre. No soy estúpida, Minha.
No le dije nada más porque necesitaba de su ayuda a lo que, simplemente, decidí seguirle el paso al enorme garages que tenía en la casa, donde se quedó como unos minutos pensando en qué auto podríamos ir, algo que me estaba poniendo de mal humor y ella parece notarlo. Min Sowon termina por desbloquear el auto rojo, moviendo su cabeza para que me metiera en él, en esos minutos entre que esperábamos para llegar al restaurante, mi cabeza comenzó con sus miles de preguntas, lo menos que quería era que mis padres sepan del plan que estoy haciendo contra mi exnovio.
Apenas mi madre apagó el auto yo había salido volando del carro, era tanto que casi me caía enfrente del establecimiento, donde usualmente asistían la mayoría de socios como de amigos de mis padres. Simplemente que en este instante no me está importando para nada aquello, supuesto que estaba más preocupada de lo que podría pasar en pocos minutos. Al entrar al restaurante lo primero que veo es a Kook tomando de su bebida, como si no le importara nada más en el mundo, él me ve y mueve su dedo índice, señalándome dónde se hallan las personas que me importan.
—Esta niña...
Ignoré el comentario de mi madre y comencé a avanzar con determinación por los pasillos en busca de mi padre. Pasé detrás de la barra y por la cocina, pues sabía que por allí se encontraba el pasillo que conducía a los vestidores y a su oficina.
La voz de mi padre resonó en el pasillo apenas entré. Tenía esa peculiaridad de hablar en un tono elevado, lo que hacía difícil discernir cuándo estaba realmente enfadado. Aún así, conocía las señales: su rostro se teñía de un rojo intenso cuando la ira lo consumía. Oí los tacones de mi madre detrás de mí, avanzando a un ritmo tranquilo, en contraste con la tormenta que se agitaba dentro de mí. Finalmente, llegué al despacho de mi padre. Él está apoyado en su escritorio, los brazos cruzados, mirando fijamente a un hombre sentado en una de las sillas frente a él. Al entrar abruptamente, ambos voltearon a mirarme.
—¡Tú, ridícula!—vociferó mi padre.
Mi rostro comenzó a hacer miles de muecas incómodas respecto a cómo le podría explicar a mis padres el plan malévolo que he hecho para vengarme de mi madre y de su socio debido a que le gustaba hacerme la vida imposible, pero era inevitable explicarme bien. Sowon termina por entrar al despacho de mi padre con menos ganas de estar en este lugar y, solamente, mira a mi papá dispuesta en hablar cuando sus ojos van al chico que está sentado.
—¿Qué está pasa...?
—¡Seungmin es tu novio, Minha!
—¿Qué?
—¿Ah...?
Mi madre y yo reaccionamos al unísono, ambas confundidas. Sentí un alivio que salía de mis fosas nasales, por un momento había temido que mi padre se hubiera enterado del plan que he organizado. Sin embargo, parecía que solo sabía sobre esa pequeña mentira, y esperaba que siguiera siendo así por un buen tiempo.
—¿Tienes novio?—preguntó mi madre, mirándome con ojos desconcertados antes de dirigir su mirada al chico sentado, vistiendo el uniforme de mesero—¿Y con un camarero?
—Sowonnie...
—¿Qué ocurre, Seokjinnie? Estaba haciendo referencia a un simple chequeo que acabo de ver.—mencionó malévola.
—¿Por qué estamos aquí?
—Porque cuando descubrí que tu supuesto amigo no es solo un amigo, me sentí bastante herido. ¿Cómo es posible que mi propia hija no me haya confiado que ya tiene novio?—comenzó mi padre, exagerando su tono—¡Pero eso no es todo! Ya que estamos aquí, los cuatro, pensé que sería el momento perfecto para organizar una cena familiar y así, dar la bienvenida oficialmente al nuevo miembro de nuestra familia.
—Ay, no lo puedo creer...—susurré apenada de lo que mi padre acaba de decir frente a Seungmin, el cual no dijo una palabra desde que hemos llegado.
Él simplemente se ha mantenido mirando sus piernas, supongo que yace nervioso, o incómodo de la situación. Miro a mi mamá que se cruzó de brazos, viendo directamente a los faros de mi padre con esa mirada que te decía absolutamente todo, menos algo bonito.
—¿Es una broma, cierto?
—¿No piensas que tu hija sea capaz de tener un novio sin que tú estés en el medio, Sowon?
Ella arrugó su rostro, demostrando todavía más que sí se había ofendido ante las palabras que usó mi padre y tenía que admitir que sí me sentía incómoda ahora mismo, mucho más si es que en cualquier punto tendrían una discusión frente a una persona que no sabía nada de ellos, usualmente a mi familia les gustaba tener una máscara de falsedad. Aunque conociendo a mi madre, sabía que iba a hacer cualquier cosa para que ella no quede mal frente a cualquiera que no sea parte de la familia.
—¿Quién es tu novio?
—Ah, sí—dije dando un paso hacia adelante, acercándome a la silla donde se encontraba Seungmin. Él se levantó ligeramente y yo abrí la boca para presentarlo—. Él es Seungmin. Ella es Sowon, mi mamá.
—Min Sowon.
Ella extendió su mano derecha, cubierta por esos guantes horribles que había decidido ponerse hoy. Observé cómo mi supuesto novio aceptaba el apretón de manos con una sonrisa que nunca le había visto. Al parecer, él siempre sonreiría con todos, menos conmigo... genial...
—Kim Seungmin. Un placer, señora Myeong.
—¡Bien!—mi papá chocó sus manos con alegría a vernos—Es buen momento para que vayamos a cenar antes de que el restaurante cierre.
—Pero es tu restaurante.
—Eso no quiere decir que no tenga un horario establecido.
Sencillamente, habíamos abandonado la oficina de mi padre, encaminándonos fuera de los pasillos, estando en el mismo sitio que los clientes. Entonces, noto como mi papá se acercó a la barra hablando con uno de sus empleados, diciéndole algunas cosas. Seokjin se vuelve a acercar a nosotros a dirigirnos a una de las tantas mesas disponibles que hay en el restaurante, lo único que observo es que nos estaba dirigiendo a las mesas con reservación, o sea, las mesas privadas, solo visualizo que mi papá nos señala la mesa de cuatro personas para que tomemos asiento juntos.
—Nosotras aquí.
Mi mamá me indicó que nos sentáramos frente a los hombres, tirando un poco de mi brazo. La ventaja era que Seungmin estaría frente a mí y no a mi madre, que no dejaba de mirarlo ni un solo instante. Todos los que estábamos reunidos en esta mesa sabíamos muy bien que a mi madre no le agradaba nada el hombre que está con nosotros. La simple razón era que vestía de mesero y, digamos, a nuestra madre no le gustaba que sus hijos o hijas salieran con ciertos tipos de personas. Algo que a mi padre no le gustaba de ella. Creo que esa era una de las muchas razones por las que él estaba tan feliz de que estuviéramos haciendo esto.
—Aquí está el vino que pidió, sabonim.
—Gracias, Jiseok. Déjalo, yo lo sirvo.
Jiseok se marchó de nuestro lado y a los pocos segundos aparecieron unos meseros dejándonos los platos de comida frente a nosotros. Es ahí que noto que mi mamá le ha dirigido la mirada al señor Yang. El hombre la miró por unos breves segundos antes de terminar su trabajo y marcharse. Fruncí el ceño, confundida por todo aquello. Si hubiera sido una hija a la que realmente le preocuparan sus padres, en este momento hubiera dicho algo, o algo por el estilo. Sin embargo, lo único que quería era liberarme de mis padres y de esta cena.
—¿Y qué haces de tu vida, Seungmin?
Empezó mi madre con su interrogatorio, entre que se acomodaba la servilleta blanca sobre sus piernas y veía con adoración la comida que está frente a ella, mientras que mi papá solamente estaba sirviendo el vino en nuestras copas, sin importarle que mi madre se encuentre enfrente de él.
—Estudio y trabajo, señora Min.
—¡Oh, no! Por favor, Seungmin, nada de formalidades. Con que me digas Sowon yo estoy más que agradecida.
Mi padre y yo nos miramos al escuchar el comentario de mi madre, ya que rara vez era tan amable de repente, y eso solo significaba una cosa. Min Sowon exprimiría todo lo que pudiera de mi supuesto novio solo para obtener la información necesaria. Estoy convencida de que aún no está 100% segura de que yo pudiera conseguir una pareja por mi cuenta. De eso estoy completamente segura.
—Está bien, Sowon-nim.
—¿Qué estudias?
—Leyes.
—Oh...—abrió sus ojos alucinada de ese dato tanto que me ha mirado a mí, tal vez creyendo que sería capaz de encontrarme saliendo con un drogadicto o alguien que no era para nada de su agrado—¿En qué año estás, Seungmin?
—Cuarto año.
—Este es tu último año entonces.
—Así es.
—¿En qué universidad vas?
—Mamá.—advertí, echándole una mirada.
—¿Qué? Quiero conocer al chico que está saliendo con mi pequeña. Tengo todo el derecho, no me culpes por eso, cariño.
—Está bien por mí.—dijo Seungmin, dejando los cubiertos.—Asisto a la misma universidad que su hija, Sowon-nim.—interpretó Seungmin observando con atención a Sowon.
Mi madre entrecerró los ojos, desconcertada por esa información, y entonces me miró. Hizo lo mismo con mi padre, preguntándose cómo ese muchacho podría ser parte de esa universidad sabiendo su postura. Decidió tomar un sorbo de su copa y retomar el interrogatorio.
—¿Y solo trabajas aquí, Seungmin?
—Sí.
—¿En serio?—preguntó con una sonrisa de satisfacción. Mi padre, al darse cuenta de esto, decidió carraspear para llamar la atención.
—Creo que sería mejor comer primero y luego continuar con las preguntas. ¿No lo crees, cariño? Los chicos acaban de salir de la universidad y es mejor que se alimenten. Vamos, coman.
Mi padre dio la orden y todos nos dedicamos a cenar. Aunque lo menos que podía hacer era tragar la carne, mi madre no dejaba de analizar al chico que está frente a mí, quien parecía muy tranquilo. Eso me molestaba, pero no de una manera negativa, sino que lo envidiaba. Me gustaría tener esa misma calma cada vez que estoy al lado de Sowon.
—Aquí está el postre.
—Oh, mi preferido...—musité, asombrada de lo que Hojoon había dejado frente a mí.
—Jungkook nos ha dicho que eran tus preferidas, así que no dudamos en traerlo. El jefe quiere que sus hijos sean bien recibidos en el restaurante.
—¿Jungkook?
—¿También salías con el recepcionista? Tsk.
Fruncí el ceño al escuchar el comentario innecesario que mi madre había soltado. Eso logró que todos los que estaban cerca de la mesa, incluyendo a mi padre, Seungmin y los meseros, y por supuesto yo, la miráramos sorprendidos. Bueno, eso era lo que ellos demostraban. Mientras tanto, yo me estaba enfadando cada vez más con esta mujer.
—Sowon.
—¿Ahora qué dije?
—Jungkook y yo somos solamente amigos.
—¿No que él también era tu amigo, cariño?—señaló a Seungmin. Ella todavía seguía con su copa en la mano, observándome con esa cara de falsedad.—Pero ya ves, no sabes tener amigos, así que no sería sorpresa de que también te lo hayas volteado.
—¡Sowon!
Clamó mi papá, enfurecido con su esposa. Yo, sencillamente, he mirado el postre que dejó Hojoon frente a mí, ni siquiera quería mirar a la persona que estaba frente a mí de la vergüenza que me dio los comentarios horribles que decía mi madre de mí.
—Esto... fue... mala idea, papá.
—¡Tienes razón!—exclamó Sowon, lanzando una risa irónica.—¿Puedo decir algo más sin que se sientan ofendidos por las críticas qué son cien porciento libres de hacer? También fue un error que dejarás a Hwang Inseo para estar con... él.
Seungmin suelta una risa nasal irónico, o es lo que quiso hacer a tal punto en que lo miré un poco confundida de aquello. Él ha levantado sus ojos a los de mi madre que lo miró molesta por ese sonido.
—¿Qué es lo gracioso, Seungmin?
—Que usted crea que Hwang Inseo es la mejor opción para su hija, cuando en realidad no lo es.
—¿Ah, no? ¿Y por qué no lo sería? Es un joven inteligente, habilidoso en el básquetbol, tiene una gran capacidad para socializar y hacer sentir cómodas a las personas, además de ser amable y romántico. ¿No es eso lo que todas buscamos? A las mujeres nos atraen ese tipo de hombres, aquellos que solo tienen ojos para nosotras, y eso es exactamente lo que deseo para mi hija.
El comentario de mi madre logró que mi supuesto novio soltara una risa sarcástica, solo que esta vez no hizo ningún esfuerzo por ocultarla.
—Hwang Inseo no es precisamente un as en el deporte, simplemente adorna el equipo, porque hasta donde yo sé, no es el capitán. Un hombre tan narcisista y egocéntrico como él, no es en absoluto lo que desearía para mi hija—comenzó con amargura—. Y ni hablemos de su fidelidad y de tener ojos solo para su hija, porque esta misma mañana lo vi muy acaramelado con una de sus compañeras de universidad. Si yo fuera su padre, no querría que mi hija estuviera con alguien como Hwang Inseo.
Internamente, estaba exultante porque ha dejado a mi madre con una expresión poco agradable. Sabíamos que no le gustaba lo que el chico le está diciendo. Miró a mi padre, esperando que él interviniera, pero él sonreía ampliamente, agradecido con el joven a su derecha.
—Aun así, no tienes lo que se necesita para ser parte de nuestra familia, Kim Seungmin. Jamás lo tendrás.
—Está claro que nunca tendré la fortuna que tiene Hwang Inseo, porque eso es lo que realmente le molesta. Pero permítame decirle, Sowon-nim, que lo único que me importa es ser suficiente para su hija y no para usted.
Por un momento, quedé petrificada. Sus últimas palabras me dejaron en estado de shock. Solo podía mirarlo con asombro, nunca pensé que sería capaz de decir algo así. Al parecer, él también se dio cuenta porque me miró de inmediato. Por un instante, pensé que nada de eso había sido parte del plan, aunque está claro que solamente me estoy haciendo ideas tontas.
¡Qué el diablo se me lleve!
Bueno, se cancela maratón por esta semana porque aún no estoy en mi choza y mi computadora como para que no se me borren los gifs.
Espero que les esté gustando por ahora la historia y muchas gracias a las personas que se siguen pasando por mis historias 😭🤍
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