𝗰𝘂𝗮𝗿𝗲𝗻𝘁𝗮. your happy ending.
Capítulo 40
Tu final feliz.
Era la hora.
Era la hora y todo el patio de la universidad se encontraba repleta de asientos con los alumnos que se graduaban del establecimiento. Mis ojos, simplemente están buscando a las personas que venían a verme a mí, se hallaban esas personas de mi vida menos la chica que había invitado la noche anterior, y eso hacía sentirme como un completo idiota debido a que tal vez ese día en el restaurante la he cagado. Traté de concentrarme en la ceremonia hasta que escuché mi nombre sonando por el micrófono.
En eso, puedo escuchar los gritos de las personas que consideraba mi familia, luego de recibir el diploma y sacarme las típicas fotos con los directivos, bajé del escenario. Estuve así hasta que acabaron de dar sus últimas palabras a los que nos graduábamos, cuando la entrega acabó, terminé yendo con mi hermana, la cual está con los brazos abiertos, dándome ese abrazo de calma y diciéndome lo orgullosa que estaba de mí, mientras mis mejores amigos me felicitaron.
—Vayamos al departamento, hemos preparado un gran festín y solamente para ti.
—De acuerdo.
Asentí, todavía observando todo alrededor de la universidad hasta que mis ojos pudieron ver a esa persona que tanto estuve buscando. Ella se veía con una media sonrisa tímida, mientras que daba unos pasos. Hasta que quedó frente a mí, y ella da un movimiento más.
—Felicidades, abogado Kim.
Reí sin poder creer que realmente haya venido a verme, porque la última vez que nos vimos se encontraba demasiado enojada conmigo y, por primera vez, he creído que Fresita iba a ser dura con una persona.
—Muchas gracias, Fresa.
—¡Oh qué bien! Llegaste justo a tiempo, Minha. Iremos al departamento a festejar un poco. ¿Vienes?—preguntó Seungyeon. Así que ella mueve su cabeza en afirmación ante la invitación de mi hermana.—¡Bien! Vayamos entonces.
En el camino a la casa no podía parar de mirar a la mujer que estaba a mi lado, tenía muchísimas ganas de decirle lo que pensaba al respecto de nosotros como una pareja, no obstante, quería hacerlo cuando estemos a solas. No quería que nadie de mi familia, mi hermana, o mis amigos, estén presente en ese momento. Seungyeon abre la puerta del departamento a dejar que nosotros pasemos, sencillamente que la sonrisa que tenía en mi rostro se borró rápido.
—¡Hijo! Felicid...
—¿Qué haces aquí?
Fue lo primero que pregunté, pude ver que mi hermana no quería formar una discusión, que por eso agarró de mi brazo, llevándome a mi cuarto para que me vistiera y vuelva a la sala de estar con mis amigos. No quería hacerle pasar un mal momento a mi hermana, solo por eso lo había hecho. Más tarde de acabar de cambiarme de vestuario, abrí la puerta de mi cuarto, pude observar como Kim Minseung está hablando con la niña pija.
Claro que no.
—¿Sí son o no novios?
—Umma...
—¿Por qué te importa eso?
Le pregunté antes de que Seungyeon diga algo más al respecto, simplemente que la mujer me miró con un rostro de cansancio, pero en verdad no me importaba lo que ella pensara de mí en estos momentos, debido a que se suponía que no estaría en este día tan importante para mí, yo no la quería tener en mi casa y menos en este festejo.
—Quiero conocer a la novia de mi hijo.
—Eso no tendría por qué interesarte.
—¡De acuerdo! Mejor comamos, ¿no?—propuso Bang Chan, tratando de que no se vuelva una discusión esta conversación.
—Hazle caso a Chan, Seungmin.
Demandó Seungyeon, caminando a una de las sillas que están alrededor de la gran isla de la cocina. Porque está repleta de las comidas que más me gustaban, desde que nos sentamos en los taburetes no me sentí para nada cómodo con la presencia de la mujer que me dio la vida. No la quería tener en mi casa, pero parece que mis deseos nunca van a ser cumplidos.
Chan decide hablar.
—¿Ya tienes pensado en dónde trabajar?
—El director me recomendó al Bufete Soultae.
—¿Y hace cuánto están juntos?—indagó Kim Minseung, mirando directamente a la mujer que estaba a mi derecha. Ella dejó sus palillos para ver a la señora.—Veo que no por mucho tiempo.
—B-bueno, hace cuatro meses... o... ¿Cinco?
—No le respondas.
—Basta, Seungmin, quiero con...—fue callada.
—Y yo no quiero que la conozcas.
—¿Por qué?
—Ni siquiera te importo yo, Minseung, ¿y quieres conocer a mi novia? ¿De verdad?
Tengo que admitir que el decir eso me hizo sentir incómodo y puedo observar que la niña fresa también, su faz se volvió rojo de repente. Por eso prefirió seguir comiendo con apuro y sus luceros casi saliéndose de su sitio.
—Sí, eres mi hijo.
—No te quiero en esta casa.
—Basta, Minnie...
—No, ella me ha arruinado la vida y no quiero que lo siga haciendo, noona.
—Mejor sigamos hablando sobre el bufete en el cual te han recomendado.—retomó Changbin.—Es uno de los más importantes en todo Seúl.
—Quieras o no, Seungmin, me seguiré metiendo, porque eres mi hijo.
—O... podemos seguir hablando de eso.—dijo mi mejor amigo, siguiendo los mismos pasos que la niña pija. Comer sin entrometerse.
—¡No me importa, Kim Minseung!
—¡Basta, Seungmin!—exclamó Seungyeon con sus ojos brillosos.
—¡No la quiero en mi casa! ¡No la quiero en mi vida! ¡No quiero saber nada de ella! Yo no tengo padres, soy un simple huérfano de 23 años, así que quiero que lo entiendan de una maldita vez. ¡Con un carajo! ¡Mierda!
Me levanté del taburete enojado, abandonando el departamento.
No iba a tolerar su presencia en mi casa y mucho menos fingiendo que es la mejor madre del mundo, porque no lo era, porque no la quería, porque nunca me dio ese cariño de madre desde el momento en que nuestro padre murió. Así que ella no se merecía mi cariño, mi atención, muchísimo menos mi dinero, era demasiado obvio que está aquí por eso. Traté de relajarme un poco. Sin embargo, era imposible cuando esa mujer se encontraba sentada en mi cocina y fingiendo estar arrepentida de todo lo que nos hizo a nosotros. Todavía no entendía por qué razón mi hermana la ha perdonado, ya que fue la que más sufrió cuando esa mujer nos abandonó, eso era lo que más me molestaba en este instante.
—Seungmin...
Abandoné mi trance para levantar la cabeza a mi derecha. Me había sentado en el suelo del pasillo para tratar de relajarme, pero Fresa salió a verificar que sucedió conmigo.
—Lo siento.
—No es algo que no haya visto antes.
—Se supone que este día iba a ser el mejor de todos... Después de tanto, me gradué y puedo ejercer la carrera que mi padre no pudo. Estoy con las únicas personas que me importan y hoy... Te iba a decir algo y, entonces, llega ella a joderlo todo.—expliqué frustrado.
Me hallaba molesto con todo lo que estaba pasando en este momento. Fresa toma asiento a mi derecha, colocando sus piernas sobre sus pechos y viéndome calmadamente.
—Jamás has hablado de tus padres...
Eché un suspiro.
—Supongo que la escena de ahí adentro te confundió un poco. Minseung es mi madre, lastimosamente.—bufé, imitando su posición.—Pero desde que mi padre murió no es la misma persona de antes, y eso es lo que me caga, que ya no es la mujer qué en su momento yo hubiese dado la vida por ella. Una madre no hace lo que nos hizo a nosotros. Una madre es la que está ahí contigo, en tus buenos y malos momentos, una madre hace todo por sus hijos... Es algo que Kim Minseung no sabe hacer.—informé, mirando al frente.
—Con un jodido carajo, tenemos unas madres de mierda, Seungmin.—comentó riéndose.
Logrando que yo repita su misma acción, en eso puedo ver su rostro. Se veía tan calmada y al mismo tiempo incómoda. Suponía que todavía no hemos solucionado el problema que tuvimos en el restaurante, pero en el minuto en que le quería decir la verdad la puerta fue abierta para que podamos ver a Bang Chan.
—¿Se quieren ir a otro lado?
—¿A dónde?—indagué, alzando el cuello.
—No lo sé. Es tu día, Minnie.
—Podríamos ir al departamento.—demandó Changbin, apareciendo detrás del mayor con su boca en movimiento. Estaba comiendo algo.
—¿Qué quieres hacer tú?
—Lo que quieras, Seungmin. Los chicos tienen razón. Es tu día, no el mío.
Directamente, abandonamos el edificio por completo, lo que quedó de la tarde la pasamos divirtiéndonos. Llegada la noche fuimos a comer a un restaurante, el cual la niña fresa lo quiso pagar, simplemente que no fue posible debido a que su padre era el dueño del establecimiento. Estando en ese lugar, con esas personas, me pude dar cuenta de que me encontraba en el lugar perfecto, que fui un idiota todo este tiempo, que no supe valorar a la única persona que siempre estuvo conmigo y me ha ayudado, esa persona en estos momentos me está viendo con una sonrisa de felicidad en sus labios. Dadas las 23:00 de la noche fue cuando le pedí que me acompañara afuera, le quería hablar de algo muy importante, cosa que ella se puso más nerviosa de lo normal y es algo que me gustaba en parte de ella, sencillamente que las palabras no salían de mi boca. El temor que estoy sintiendo me está ganando en estos momentos, pero uno de mis mejores amigos decidió ser el portador de mi voz.
—¡Que le gustas!
Cerré los ojos ante el grito de Seo Changbin, el hombre que salió corriendo cuando pronunció esas palabras. Había visto el momento justo en que se subió al auto de Bang Chan con mucha velocidad. No obstante, cuando nos veamos le dejaría muy en claro que sí recordaba ese grito que ha pegado en la calle.
—¿C-cómo? ¿A qué se refiere?
—Aunque no era la forma en la cual te lo quería decir, es verdad. Me gustas muchísimo, Myeong Minha, solo que tengo demasiado miedo en estar contigo y llegar a lastimarte.
Observé que ella estaba en shock, porque solo me veía con sus ojos sobresaltados, parecía que no estaba respirando y eso me está dando un poco de miedo. Hasta que mueve su cabeza en negación, expulsando una risa nerviosa y dando unos pasos atrás, supongo que no era la forma de decirle la verdad.
Fresa me mira.
—¿Es un chis...?
—No, no es un chiste.
—¿Por qué me estás diciendo esto ahora?
—No quiero que pienses que si estoy contigo es porque quiero olvidar a tu hermana. Quiero que sepas que me gustas, Fresa, que me gustaría estar en una relación contigo, simplemente que eso conllevaría a tener demasiado miedo.
—Seungmin...
—Entiendo si no quieres estar conmigo, porque estuve con tu hermana, pero tampoco creas que si me rechazas, el trato se rompería, no será así.—le expliqué.
—T-también me gustas, eso lo saben todos, pero no voy a negar que tengo muchísimo miedo a que estés jugando conmigo para olvidarte por completo de mi hermana o que lo estés haciendo por venganza a ella por todo lo que te hizo a ti.
Di unos pasos más, quedando más cerca de lo normal a la mujercita que está a punto de comenzar a derramar lágrimas.
—Mereces todo el amor del mundo, Minha.
—Por favor, no me hagas daño...
—Jamás te haría una cosa como esa, Fresita.
—Entonces, ¿si te gusto?—preguntó con sus mejillas rojas y ojos brillosos, sin sacarme la mirada de encima. Entre que yo me reía de la forma en que lo decía.—Kim Seungmin.
—Así es, Myeong Minha.
—No es divertido jugar con los sentimientos de las personas. ¿Si sabes, no?
—Tienes razón, porque no quiero jugar con tus sentimientos, quiero jugármela por ti. Tú sí te mereces todo el amor que hace mucho tiempo no puedo dar, eres la única persona a quien le quiero demostrar realmente como soy, sé qué siempre estarás para mí, pase lo que pase, Minha.
Puta madre, me sentía como un idiota.
—Entonces, quiero que lo hagas.
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