𝗰𝗶𝗻𝗰𝗼. mbr.
Capítulo 5
Myeong beauty restaurant.
El día de anoche tuve que oír los gritos de felicidad de mi hermana Eunji diciéndome que estaba feliz por mí al saber que pude hacer un amigo. Si supiera todo lo que tuve que hacer para que el chico sea mi «amigo», no tuve nada más que fingir que estuve agradecida de tener un nuevo amigo en mi vida, agradecí que Eunji es medio lenta de la familia, así que se lo creyó de inmediato. Cuando bajé las escaleras a desayunar algo antes de ir a la universidad, me encuentro a mi familia sentados en la mesa, aprovechando de sus pocos minutos de paz hasta que llegue nuestra madre, a lo que preferí hacer lo mismo. Le agradecí a la señora de la cocina por la comida que dejó frente a mí, a comenzar a disgustarlo con una felicidad en mis ojos.
Sin embargo, Myeong Eunji decide por abrir sus enormes labios comentando de la nueva y repentina relación amistosa que estoy teniendo con Kim Seungmin, algo que ocasionó la mirada de mi padre en mí, se suponía que éramos amigos de toda la vida, no obstante, cuando pude tragar de mi desayuno, había aclarado que Seungmin y yo éramos amigos desde hace mucho tiempo, solo que nunca nos veíamos en la facultad, porque teníamos carreras diferentes y los horarios eran muy distintos. Seokjin se relajó apenas escuchó eso, quizás, aliviado de que no gastó su dinero en un jóven que no conocía para nada a su hija y se está lucrando de su dinero que le costó mucho esfuerzo conseguir y la verdad sí era así.
—Muy rico el desayuno, ahjumma¹, pero debemos de irnos. Vamos, Minha. Te llevaré a la universidad.—ordenó Jooheon, quien me llevaba a la facultad, asentí agradeciendo a las señoras para ir por mi bolso. Estando fuera de la mansión vamos por el auto de mi hermano, después de dejarme en el establecimiento seguramente volvería a trabajar como lo hacía el resto de mis hermanos.—¿Quién es tu nuevo amigo?
—¿Mmh...?
Musite, saliendo de mis pensamientos sobre lo que se supone que deberíamos de hacer hoy para que Hwang Inseo no piense que es todo una farsa, es lo menos que quiero que piense, debe de ser todo creíble. Jooheon suelta una risa que me trae a la realidad, una vez más, se podían ver sus hoyuelos mientras reía. En verdad la persona que sea su futura pareja deberá de estar muy orgulloso de lo que tendrá para él o ella sola.
—Nunca oí el nombre de Kim Seungmin de tu parte. Pensé que si tenías un amigo me lo ibas a decir, sueles—frunció su rostro.—ser muy expresiva cuando consigues nuevos amigos, Dongsaeng.²
Exhale un inmenso suspiro, dándome a entender de que no es buena idea hablar sobre eso, mi hermano lo entendió doblando a la izquierda, donde se podía ver la entrada de la universidad. Me saqué el cinturón de seguridad agradeciendo de que me traiga a la facultad, aunque podría venir con Eunji, solo que ella pasa por sus amigas para ir a la universidad y la verdad no me gustaría sentirme incómoda cuando ella esté con sus amigas. Salí del auto de Jooheon notando que algunas chicas veían a mi hermano con morbosidad y veo que él estaba aprovechando eso haciéndose el galán.
Exhalé con frustración y me di la vuelta, dirigiéndome hacia la entrada. No pude evitar notar que algunos estudiantes parecían estar en peores condiciones que yo. Algunos estaban totalmente absortos en sus libros, mientras que otros charlaban animadamente con sus amigos entre que tomaban café. Levanté una ceja al ver a una pareja en un rincón cerca de la puerta de la facultad, claramente muy absortos el uno en el otro. Estuve a punto de ponerme los auriculares para escuchar música mientras buscaba mi próxima aula, pero justo cuando metí la mano en el bolso, sentí el vibrar y el sonido de mi móvil, interrumpiendo mis planes.
Estaba muy concentrada viendo el mensaje del hombre cuando decido por responderle, sencillamente, mi cuerpo chocó contra otro, ocasionando que escriba para la mierda a lo que levanto mis ojos decidida en mandarlo al carajo a la persona que me llevó por delante. Simplemente que con los fanales que me encontré eran de la persona que me ha dicho que debía de hablar conmigo, pero sus orificios parecían ser distintos a los que alguna vez he conocido.
Parecía estar molesto.
Seungmin jala de mi mano, llevándome a toda velocidad por el pasillo, logrando que algunas personas nos vean con curiosidad y la verdad yo también quería saber qué carajos estaba pasando, porque no entendía nada. Me terminó metiendo al salón del conserje, logrando que mi espalda choque contra la pared morada del pequeño salón de limpieza. Y entonces, Kim Seungmin prende la luz, dejándome ver sus ojos más que enfurecidos.
—¿Estás bi...?
—Tu amante fue a mi restaurante.
—Primero: ¿Qué? ¿Mi amante? ¿A quién le dic...? Espera, ¿tienes un restaurante?
Seungmin rodó los ojos dando un paso atrás, supongo que conteniendo las ganas de darme un golpe, la verdad a veces yo también quería darme uno, me cuesta un poco entender algunas cosas y veo que se había relajado para verme, pero aún se veía en sus fracciones que está enojado.
—Soy camarero en un restaurante. Bueno, lo era. Porque con una simple ojeada de su padre, me despidieron.
—¿Te refieres al señor Hwang? ¿Qué sucedió?
—Tu enamorado me pintó como un ladrón de corazones y ya ves cómo terminó todo eso.
—Y-yo... Lamento mucho eso, Seungmin.
—Hacer esto me ocasionará muchos problemas, me largo.—demandó, dando un paso, colocando su mano en el cerrojo, que por instinto mi mano fue ahí, interrumpiendo que haga algo más.—Quítate.
—Te conseguiré otro trabajo.
—No, córrete.
—¡Uno mucho mejor! El restaurante al que Los Hwang suelen acudir no es el más destacado de todos, los de la universidad prefieren el... MBR. Es más sofisticado, tiene un aroma más agradable, presenta una temática que atrae a los jóvenes de hoy en día y los trabajadores reciben un sueldo mucho mejor. Seungmin, solo dame la oportunidad de conversar con el propietario.
Se quedó mirándome por unos segundos, como si estuviese pensando en lo que le acababa de decir, simplemente, quería que me diga un «sí», o un asentón de cabeza para que entienda lo que él quería. No obstante, con un movimiento me sacó de su camino, abandonando la sala de conserje sin decirme nada. Salí de la sala de limpieza con la mirada más que perdida, sin saber muy bien qué hacer, cuando Kim Seungmin deja de caminar doy unos pasos viendo su formada espalda con esa chaqueta de cuero y algunos dibujos sobre ella. Giró apenas su rostro viéndome por sus hombros para hablar.
—Okey. Tienes hasta mañana.
Suspiré aliviada al ver cómo siguió su camino nuevamente.
Mi mano va a mi pecho, riéndome de mi cara que ni siquiera podía verlo, empero, sabía que era uno gracioso, ahora la pregunta era: ¿Cómo hago para que mi padre me deje meter a Seungmin a su restaurante? Porque ya me había ayudado una vez y dos no creo que suceda, a no ser que necesite algo y yo no tenga de otra que aceptar con aquello para tener la ayuda de Seungmin.
Odio esto.
Tragué duro.
Sentía que me atragantaría con la saliva en cualquier momento, ahora yacía en frente del enorme y lujoso restaurante de mi padre, aunque analizándolo mejor era demasiado lujoso. Hay algunos arbustos en la entrada con un suelo más brillante que el trasero de Minhyuk, comencé a caminar hasta la entrada del lugar, desde aquí se podían ver a algunas personas aún en el establecimiento. Claro, apenas eran las 20:00 de la noche, supongo que a esta hora comienzan a llegar más clientes.
Atravesé la puerta de vidrio buscando con la mirada a mi padre, pero lo único que veo son a los mozos que van y vienen con ese uniforme que mi padre les ha diseñado con la ayuda de Eunji, era la que está estudiando Diseño de Moda, no era tan horrible si uno lo veía con buenos ojos. Una camisa blanca, pantalones negros de vestir, una tela negra con gris, ¿o son puntos grises parecido a esa piedra para las paredes de las casas? La verdad no lo sé, lo único que puedo notar es que los hombres están bien buenotes y ejercitados. Demonios, ya veo porque a mis hermanas les gusta venir a «ver a papá», ya entiendo esa excusa.
—¿Minha-ssi?
Levanté la vista hacia mi derecha, observando al chico de la recepción. Vestía el mismo uniforme que los camareros, aunque sin la tela alrededor de la cintura. Unos cuantos botones de su camisa están desabrochados, y las mangas estaban arremangadas, dejando a la vista algunos de sus tatuajes. Y ni hablar de los piercings que adornaban su moreno rostro. Hacía mucho tiempo que no lo veía en la universidad y ahora comprendía por qué, no tenía idea de que trabajaba aquí.
—¿Kukencio?
—¡Agh! ¡Creía que ya no me llamarías así!—reprochó, moviendo su cabeza. Me reí de él, mientras que caminaba a la recepción.
—No sabía que trabajabas en el restaurante de mi padre. ¿Cómo llegaste aquí?
—En bus.
Rodé los ojos ante su respuesta, sin embargo, eso logró su risa, dejando que su nariz como ojos se arruguen mostrando su raro parentesco a un conejo, es por eso que en la facultad algunos de sus amigos le decían así.
—Mi compañero de piso me recomendó trabajar aquí, al parecer, es amigo de uno de los hijos del dueño.
—¿Uno de mis hermanos...? Qué bien que estés trabajando aquí, ¿sabes si hay alguna vacante?
—¿Quieres trabajar aquí? ¿Con tu padre...?—inclinó un poco su rostro cerca del mío.—Dicen que Seokjin hyung es severo con los empleados, no creo que le importe que seas su hija. Te dará con todo. Es por eso que estoy en recepción.—dijo colocándose recto.
—No es para mí, es para un amigo.
—Mmh... No lo sé, tu padre seguro que está en la cocina, ve a averigüar o saca provecho de que eres una Myeong.
—Gracias, Kook. Adiós.
—Adiós, enana.
Comencé a alejarme de la recepción en busca de mi padre. Sin embargo, cuando intenté pasar por un pasillo, un hombre me bloqueó el camino. Claro, hasta que mencioné que era la hija del dueño. Inmediatamente, se apartó y me dejó pasar. Al llegar a la cocina, vi a los cocineros y a los ayudantes de mi padre, pero no a él. Decidí ir a los vestuarios, donde algunos empleados suelen estar cuando no están en sus puestos designados o cuando es su hora de comer. Mientras caminaba por el largo pasillo, decorado con varias fotos de mi papá con sus empleados, mi mamá y nosotros durante la inauguración del restaurante, no pude evitar sorprenderme por la cantidad de fotos de él que hay colgadas por todo el lugar.
Finalmente, mis ojos se posaron en la puerta que buscaba. Extendí la mano para abrir la perilla, solo que estaba bloqueada. Exhalé con frustración y decidí dirigirme a la oficina de mi padre. Me dirigí directamente a su despacho, cuya puerta, para mi sorpresa, estaba abierta.
—¡Bingo!
Clame feliz de haber encontrado sus llaves, así que otra vez me dirijo a los pasillos para colocar la llave correcta en la puerta, para así, girarla. Ya estando con la puerta marrón abierta comienzo a dar unos pocos pasos, sin embargo, unos murmullos raros hacen que mis ojos se abran del horror y a la misma vez abra mis labios de lo asombrada que estoy de escuchar dos voces masculinas.
—¿Papá, estás aqu...? ¡Ahhhh!
Lo llamé, decidida a encontrarlo, pero cuando hice la pregunta, mis faros se toparon con una escena que nunca podré olvidar. Por eso el grito que solté, mis manos volaron a mis labios, intentando sofocar el sonido. Mi padre, quien inmediatamente apartó al hombre que estaba encima de él, se acomodó la ropa y caminó hacia mí con una mirada de vergüenza intensa. Bueno, yo estaría igual de mortificada si mi padre me encontrara en una situación similar a esta. Todavía estoy procesando lo que acababa de suceder frente a mis ojos.
No es que me sorprendiera que estuviera con un hombre, lo que me dejó boquiabierta fue quién era ese hombre. Digamos que el hijo del hombre que estaba con mi padre tenía cierto interés en mí y lo había rechazado más de una vez. Empero, siempre estaba allí cuando iba de compras, coqueteándome. Tenía que admitir que a veces era divertido hablar con Yang Jeongin.
—Minha. Ay, demonios...
—¡¿Con él señor Yang?!—pregunté señalando al hombre que está detrás de Seokjin, aún con mi mirada bien enorme.—¡¿Innie sabe esto?! ¡Oh, por Dios! ¡¿Qué está pasando?!
Mi papá baja la mirada por unos minutos, que para mí fueron simples segundos, y es ahí cuando una enorme sonrisa va a mi rostro debido a que sí mamá supiese sobre este encuentro «inadecuado» de parte de mi padre no sería nada bueno para el padre de Jeongin. Una idea vino a mi mente rápidamente, supongo que fue algo que mi padre se dio cuenta, ya que arrugó su entrecejo y su cabeza se inclino un poco a la izquierda, como pensando en lo que yo estaba pensando.
—¡Házme un favor!
Seokjin suspiró exhausto, bajando la mirada para así mover en negación, mientras que su mano izquierda fue a su sien y también pude notar su enojo al mismo tiempo, ha levantado el rostro tan de repente que logró que dé un salto hacia atrás y puedo ver al señor Yang Namjoon dando un paso hacia adelante, deteniendo el caminar de mi papá.
—¡Juro que si me haces el favor no le digo nada a Sowon! ¡Por favor, papá!
Seokjin apretó su mandíbula y se podía ver el enojo que está emanando, no obstante, la sonrisa de felicidad no se podía ir de mis labios. Sabía que era muy probable de que mi padre no tenga otra opción que, simplemente, hacerme el favor.
—Pequeña insolente..., juro que te haré pagar cuando menos te lo esperes... ¡¿Cómo te atreves a amenazar a tu propio padre, ridícula?! ¡¿Quién te enseñó eso, eh?! ¡Seguramente fue Min Sowon! ¡Nunca hizo nada bueno por ustedes! ¡Estoy furioso en este momento, Myeong Minha! ¡Así que más te vale...!
—¡Solo tienes que darle un empleo a Seungmin! ¡Por favor, papá! ¡Te lo digo en serio! ¡Si me haces este favor, mamá no se enterará de nada!
El señor Yang quitó su mano del hombro de mi papá, dejándolo más que expuesto a que me ahorcara ahora mismo, pero mi padre me miró por unos segundos para mover su cabeza pensando. Entonces, comenzó a caminar de un lado al otro, poniéndome más que nerviosa debido a que necesitaba una respuesta y conociendo a mi papá no me la daría hasta que pueda alimentarse, hacerse el skincare, ducharse, relajarse, dormir, y recién ahí, cuando haya disfrutado de su rutina de medianoche, tendría la respuesta hacia mí imploración.
—Tsk... Mocosa...—murmuró.—Está bien, pero no creas que le haré sencilla la entrada a tu amigo. ¿Escuchaste? Todos los que trabajan aquí tienen que respetar mis reglas y una de ellas es... ¡No entrar al vestidor si ven que está cerrado!
Gritó dando una gran zancada, señalándome con su dedo índice, dándome a entender de que eso era especialmente era para mí y no para Seungmin. Abandoné el restaurante de mi padre muy feliz, a lo que mientras iba caminando a la acera dispuesta en buscar algún taxi para volverme a mi casa, me encuentro con un muchacho que vestía absolutamente de negro. Jean, remera, botas y no olvidemos de su chaqueta de cuero, además de que con el viento que estaba en la ciudad esta noche dejaba que su melena más o menos largo se mueva, dejándome ver sus piercings en sus orejas.
¿Cuál era su idea ahora?
Porque lo menos que quería ahora era tener que charlar en medio de la noche con Hwang Inseo, pero lo que más me sorprendió fue que no tenía esa misma mirada de la cual me ha mirado cuando estábamos en la universidad, sino que parecía estar... ¿Triste? Creo que esa era la palabra correcta de llamarlo y aunque me parta en el medio que se sienta de esa forma, ya no era más mi problema debido a que se suponía que él ya no me importaba en lo absoluto como me lo dejó en claro de la misma manera. Así que pasé por su lado, ocasionando que mis fosas nasales se llenen del olor de su perfume, el cual en su momento me dejaba en un éxtasis de locura, intenté olvidarme aquello, lo que me ocasionaba, para alejarme por completo de él, sin embargo, lo que salió de sus labios fue lo que detuvo mi caminar.
—Te extraño, Minha.
GLOSARIO BREVE.
I) Ahjumma: Mujer mayor casada.
II) Dongsaeng: Hermano menor, sin importar su género.
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