Chapter Four: La Tierra está en Peligro
Capítulo Cuatro: La Tierra está en Peligro.
No conocía la existencia de otros saiyajines en el universo, solo sabía que mi hermana pequeña Jihyun era saiyajin pero también tenía una mitad ángel; eso la volvía una mestiza, además el eterno rival de Piccoro era un saiyajin puro: Goku. Pero por lo visto existía otro... ¿Cuántos más habrá?
Ese individuo se acercaba a gran velocidad, tanto que pareció que un parpadeo ya estaba cerca de nosotros.
—¿Q-qué? —logró articular, lucía sorprendido. Tal vez por el poder que poseía pero a decir verdad no sería un rival para mí.
Antes de que ese hombre pudiera notar mi presencia, desaparecí de la vista de ambos. El desconocido aterrizó frente a nosotros pero parecía desconcertado al ver a Piccoro, tal vez no era a quien buscaba.
—Sé que tú no eres Kakaroto —observó el hombre, ¿Quién es ese tal Kaka-quien sabe qué?
Pero efectivamente, no lo buscaba a él.
Ese hombre lucía intimidante, su musculoso cuerpo y su gran tamaño no se comparaban a mi estatura y masa muscular, yo era mucho más pequeña que él. Imagínense, si me veo chiquita al lado de ese saiyajin ya sabrán cómo soy al lado de Piccoro quien es más alto que él... Me sorprendió lo largo de su cabellera, sobrepasaba su cadera, además era demasiado frondosa; con el típico estilo que poseen los de su raza.
—¿Quién diablos eres tú? ¿Qué es lo que buscas de mí? —interrogó el namekusei a la defensiva.
—No quiero absolutamente nada de tí —negó, permanecía calmado.
—Entonces ¿Por qué viniste? —Piccoro se notaba cada vez más irritado— ¿Acaso quieres morir?
«¡Oye! Esa es mi frase. Ladrón.» pensé con fastidio.
El extraño rió entre dientes.
—Te sientes muy poderoso... —llevó su dedo índice al aparato en su oreja izquierda y presionó un botón en él, el objeto pareció calcular algo y cuando terminó el hombre volvió a hablar— Mmm, tu poder de pelea es 322, con que también hay sujetos así, pero tú no eres el oponente indicado para mí —desechó la posible idea de un combate con el de piel verde, al ver la diferencia de poder se sentía demasiado confiado... Algo altanero, diría yo.
Pero no lo culpo, en ese momento la diferencia de poder era muy evidente.
—¿¡Qué dijiste!? —se ofendió— Antes que nada ¿Sabes realmente con quién te estás metiendo? —su cuerpo demostró lo enojado que estaba.
—¿Quién sabe? —definitivamente se sentía superior.
Pude ver cómo Piccoro comenzaba a sudar pero cualquier rastro de nervios fue opacado por lo molesto que el saiyajin había logrado ponerlo.
En todos estos años que he pasado a su lado he podido ver el progreso del namekusei en comparación a lo que era cuando lo conocí. Había mejorado bastante. Sabía que él tenía técnicas poderosas, pero me preocupaba más el hecho de no saber qué tenía oculto el invasor.
Cuando menos lo esperaba Piccoro lanzó un ataque de ki al saiyajin y una nube de polvo se levantó a su alrededor cubriendolo por completo, una sonrisa autosuficiente en el rostro del de piel verde no se hizo esperar, mas sin embargo le duró unos cuantos segundos.
—Que técnica tan aburrida —no tenía ni un solo rasguño, ni siquiera se había movido un centímetro—. Solo estás levantando el polvo.
Está vez Piccoro estaba realmente impresionado, tal vez no esperaba que alguien más fuerte que él apareciera.
—Esta vez será mi turno. Ahora te enseñaré lo que es una verdadera técnica —levantó su mano derecha para cargar su ki, Piccoro estaba igual que yo pero en mayor cantidad, no saber qué le esperaba lo asustaba.
Antes de que su adversario pudiera hacer algo más, el aparato en su oreja pareció detectar algo y luego se elevó en el cielo y desapareció. Por un momento Piccoro pareció respirar bien pero su cuerpo se mantenía tenso, estaba preocupado. Al desaparecer el otro volví a hacer presencia.
—N-no puedo creerlo... Mi ataque no le afectó en nada —murmuró anonadado, aún así me fue audible.
—No tengo buen presentimiento sobre ese hombre —dije de manera neutra, Piccoro me miró con mala cara, parecía querer decir "¿Enserio?"—. ¿Qué piensas hacer?
—Moonbyul, ese hombre es una amenaza mientras esté aquí, yo...
—Espera —lo interrumpí, ¿Va a decir lo que creo que va a decir?— ¿Piensas salvar a la Tierra? Porque con el poder que tiene solo es cuestión de minutos antes de que decida exterminar a los seres humanos.
—¡Claro que no! No creas que has logrado hacer un "avance" en mí. ¡Entiende que nunca seré bueno como tú lo deseas! —gritó, parecía molesto, siempre que tocamos el tema se pone a la defensiva. El namekusei me dió la espalda—. Simplemente se interpone en mi camino para conquistar la Tierra, así que voy a buscar una manera de quitarlo del camino.
Y luego se fue volando.
—Hombres... —murmuré para mí, en coreano; mi lengua materna, después de un suspiro.
Aunque lo niegue sé que he logrado algo, estoy segura.
Y ahí estaba yo, siguiendo a Piccoro sin saber a dónde iba. Volaba detrás de él como había hecho ya muchas veces atrás.
Es irónico pensar que cuando era humana odiaba seguir a las personas sin parar, amaba tener mi espacio personal y gozaba de la paz que me brindaba la soledad pero ahora las cosas eran muy diferentes. Todo mi tiempo lo ocupaba en tratar de que Piccoro se volviera bueno y para eso tenía que estar detrás de él las 24 horas del día, estudiandolo para encontrar la mejor manera de persuadirlo y lograr mi cometido.
Aunque...
Una vez que lo logre tendré que irme pues mi misión estará cumplida y después me asignarán a otra persona para cuidar.
Se siente un poco extraño invertir años de tu vida en una persona y de repente desaparecer... Pero así son las reglas, algunos de nosotros debemos hacerlo.
Todas mis ideas se fueron cuando noté como la velocidad del vuelo del namekusei aminoraba, mis ojos se desviaron hacia abajo logrando ver con mi técnica de vista aumentada a un grupo de personas en una pequeña isla, entre ellos se encontraba aquel con quién mi protegido lucho años atrás: Son Goku. Los demás individuos debían ser sus amigos. Pero lo más raro era que este lucía adolorido, cómo si le hubiesen dado una paliza.
El de piel verde descendió en dirección a la isla y yo lo único que hice fue seguirlo.
—¡Ustedes no podrán hacerlo! —exclamó lo más alto que pudo para que todos lo escucharan.
¿A qué se refiere?
Aún en el aire los rostros de susto y sorpresa de los presentes nos recibieron (aunque ellos no pueden verme).
—¡Piccoro!
Ambos bajamos hasta tocar la arena, cómo siempre el recién nombrado tenía su cara de pocos amigos asustando más a la mujer de cabello azul haciendo que cayera de espaldas al suelo y gateara intentando alejarse lo más posible de él.
—Piccoro dime... ¿Qué haces en este lugar? —exhaló una pregunta el más viejo de los hombres, no lucía tan asustado con la mujer pero aún así lo estaba por dentro y no lo culpo, sabía todo lo que el extraterrestre había hecho hace cuatro años.
—He estado siguiendo a ese individuo —explicó sin cambiar de expresión.
Así que ese hombre había pasado por aquí... Tal vez por eso Goku yacía adolorido en el suelo cuando recién llegábamos.
—Con que tú ya lo conociste ¿Verdad? —observó el saiyajin pelipalmera, pareció imitar la postura rígida y sería de Piccoro.
—Exactamente, y no podrás derrotarlo con los que quieren ayudarte —ellos se sorprendieron.
Algo que he aprendido de el namekusei es que podía escuchar una conversación a una distancia considerable, cosa que yo no podía hacer. He de decir que esa es una ventaja de ser Piccoro: oír cosas a lo lejos. Tal parece que hizo lo mismo justo ahora.
Al ver las expresiones del amigo de Goku y el anciano me quedó claro que ellos dos lo pensaban ayudar pero debían ser realistas, ni siquiera uniendo fuerzas podrían acabar con ese sujeto pues los superaban en poder.
—Yo iré contigo, Goku —apartó con decisión un lado de su capa que cubría su brazo izquierdo y caminó hacia ellos—. Ustedes deben saber muy bien qué tan fuerte es, no podremos derrotarlo. No importa que seas tú o que sea yo el oponente —se detuvo una vez que estuvo a sus espaldas— pero si unimos nuestras fuerzas entonces habrá posibilidades ¡de ganar!
Los otros se sorprendieron más (si es que era posible), admito que yo también me habría sorprendido si fuera ellos.
—Muy bien, entonces dime qué es lo que realmente quieres —indagó, sentía curiosidad de saber por qué Piccoro le ofrecía su ayuda.
—¡No quiero que te confundas! Por supuesto que yo no busco la paz de este planeta. No me interesa lo que pueda pasarle a tu hijo —así que eso era... El saiyajin extraño se llevó al hijo de Goku. Piccoro arrugó su cara en molestia y desagrado—. Él está interfiriendo en mi plan para conquistar el mundo.
Ante su declaración, la mujer peliazul se ocultó detrás de la tortuga que los acompañaba.
—Ahora nos uniremos, después tú y yo acabaremos con sus otros dos amigos y por último acabaré contigo de una vez por todas —sentenció mostrando una sonrisa, le emocionaba esa idea—. Así conquistaré al mundo entero.
—¡No te lo permitiré! —intervino Goku, no dejaría jamás que Piccoro se adueñara del planeta Tierra—. No te lo permitiré pero... Es una buena idea que unamos nuestras fuerzas —se volteó hacia él con media sonrisa—, tal parece que no tenemos otra opción ¿Verdad?
—¡Exacto! No creas que me agrada. Yo también pienso que es algo insoportable cooperar contigo —esta vez ambos se miraron directamente, tanto el saiyajin como el namekusei tenían una sonrisa de rivalidad en sus respectivos rostros.
Esto es increíble... Ambos se unirían para acabar con el extraño, nunca creí que Piccoro estaría dispuesto a aliarse con su mayor enemigo con tal de deshacerse de alguien.
—Bulma, préstame el radar del dragón, por favor—pidió Son extendiendo su mano derecha a la mujer.
—¿Qué? A-ah, sí —logró articular, aún no procesaba lo ocurrido.
El muchacho se subió a lo que parecía una nube dorada. Había escuchado sobre eso hace mucho, era una nube que te permitía subirte en ella solo si tenías un corazón puro, de lo contrario te caerias de ella en el momento en que pusieras un pie arriba. Esta nube podía llevarte volando a todas partes.
—¡Oye, Piccoro! ¿Podrás ir a la velocidad de mi nube voladora?
—¡No seas torpe! Para empezar mi técnica de volar es mucho mejor que la tuya, tu nube parece una tortuga —se vanaglorió de sus poderes.
Más trayecto que cubrir volando...
Cuando llegamos al sitio logré divisar al saiyajin desconocido y cerca de él había un enorme agujero donde en el medio aguardaba un objeto esférico, esa debía ser su nave. Pero no veía por ningún lado algún niño que pudiera parecer el hijo de Son Goku.
Lo único que pude hacer fue observar su inminente pelea, el extraño (que ahora sé que se llama Raditz) empezó a cuestionar si la elección de ambos de unir fuerzas había sido lo suficientemente inteligente, pero sé en mi interior que sí lo era, ambos individuos eran increíbles peleadores y si juntamos eso con las estrategias que podía armar Piccoro era posible la victoria... Solo debían saberla obtener.
Piccoro se quitó su capa y sombrero impresionando al pelipalmera quien le preguntó si todo ese tiempo había estado entrenando con ropa pesada así como él hacía ganándose un sí como respuesta. Su contrincante leyó en su aparato el nivel de poder de los dos notando como habían incrementado.
No tomó mucho para que su pelea comenzara, aunque Raditz demostró ser más rápido que ellos, Piccoro y Goku lograron mantenerse en pie. El contrario los halagó en cuanto a su capacidad de defensa pero al revelar que sus otros compañeros eran más fuertes que él, la información les cayó como balde de agua fría al de piel verde y al saiyajin.
Por mi parte había logrado rellenar los huecos que le faltaban a mi información: Raditz estaba en busca de su hermano menor Goku que resultaba ser ese tal Kakaroto, él lo necesitaba para cumplir con sus planes pero el menor de los dos se había negado puesto que su forma de crianza de la Tierra lo ablandó lo suficiente como para que Raditz tomara la decisión de secuestrar a su hijo para darle una lección a su hermano menor. Quería unirlo a ellos, pero por obvias razones éste se negó llevándolos a la situación actual.
En resumidas cuentas, la pelea no era pan comido para la dupla pero ellos no se rendían, seguían dando todo de sí. El plan de Goku era sostenerle o quitarle la cola para que éste perdiera su fuerza y así poder acabar con él, en un determinado momento esto casi fue posible de no ser porque ante las súplicas adoloridas de su hermano mayor, Goku le soltó la cola aún con las advertencias de Piccoro de fondo. Me palmeé la frente ante lo tonta que había sido esa acción. El enemigo lo mandó a volar lejos dejándolo aún más débil por todos los golpes recibidos.
Piccoro por su parte quería intentar hacer su técnica más poderosa llamada "makankosapo" pero sabía que el otro lo esquivaría con facilidad, lo que no se esperaba que pasara era que el pequeño hijo de Goku se escapara de la cápsula en la que Raditz lo mantenía oculto, solo para defender a su padre. El pequeño niño de cuatro años reveló el gran poder que tenía guardado en su interior al escuchar los quejidos de Goku, me había sorprendido incluso a mí. Él era un simple niño y a tan corta edad ya poseía una increíble fuerza... Wow.
Pero el niño al ver a su padre tirado en el suelo murmurando su nombre, cualquier rastro de furia se esfumó, solo quería saber si su padre estaba bien y cuando quiso acercarse Raditz lo mandó a volar de una patada, eso me hizo enfurecer. ¡Él era solo un niño! No merecía ser tratado así, ese Raditz es un bastardo.
El mayor de los hermanos tuvo la idea de asesinar al hijo de su hermano menor, levantó su mano dispuesto a eso, quise intervenir pero sabía que no podía y no debía. Está no era mi pelea. Por suerte, Goku logró detenerlo justo a tiempo tomándolo por la espalda tratando de inmovilizarlo con todas sus fuerzas, éste le comunicó a Piccoro que esa era su única oportunidad y que debía disparar de nuevo hacia ellos el makankosapo a lo cual el namekusei le recordó que él también moriría, pero a sabiendas de eso aún así decidió hacerlo.
Aunque el de cabellera larga suplicara por su vida, Goku no lo soltó, sabía que solo era una treta de parte de su hermano. Cuando estuvo preparado Piccoro lanzó su técnica atravesando al par de saiyajines, luego ambos quedaron tirados en el suelo.
Piccoro había matado a dos pájaros de un tiro.
Pero para nuestra mala suerte, el namekusei le reveló al enemigo toda la información acerca de las esferas del dragón sin saber que todo lo que decía estaba siendo grabado para ser enviado a sus amigos.
«¡No puede ser!» pensé asustada.
Si las esferas del dragón caen en sus manos podrían hacer lo que quisieran, hasta lo impensable... Si Raditz había sido un dolor de cabeza para ellos, no me quiero ni imaginar cómo serían los otros.
Ya no quería seguir escuchando su desagradable voz petulante así que me hice visible a la vez que formaba una espada en mi mano y con ella terminaba el trabajo de Piccoro. Al retirarla y limpiar la sangre en ella noté como la contraparte de Kami-sama me miraba impactado, él sabía de sobra que yo era una persona fría (al menos con algunos) pero tal vez jamás pensó verme asesinar a alguien.
—¿Qué? Tu ya has hecho esto, no debería sorprenderte —hablé sería, mi tono característico en cada una de nuestras conversaciones.
—E-es la primera vez que...
—¿Me ves matar a alguien? —continué su oración y este asintió, en el mismo estado—. Si, bueno, siempre hay una primera vez.
Me tomé un momento para observar mejor a Piccoro, su vestimenta estaba rota pero su brazo... Su brazo izquierdo lo había perdido como consecuencia de la pelea. Iba a recordárselo cuando el sonido de una nave llamó nuestra atención, desde la distancia pude ver que eran los amigos de Goku.
«Es cierto, ¡Goku!»
Miré al muchacho tirado en el suelo desangrándose, sin duda esa herida en su torso sería la causa de su muerte y ninguno podría hacer nada. Ya era muy tarde.
Cuando la nave aterrizó lo primero que hicieron fue ir a ver a su querido amigo, ellos ni siquiera notaron mi presencia puesto que me hice invisible, a decir verdad empezaba a cansarme de eso. La mujer peliazul, Bulma, corrió hacia el niño de nombre Gohan para revisar su estado verificando que estaba con vida, aliviandola. Piccoro se posicionó al lado del más viejo observando al herido, el muchacho calvo tomaba la mano de Son realmente asustado pues no quería ver a su amigo morir y lo entiendo; es lo mismo que siento con mis hermanos cuando salen a hacer misiones, siempre me preocupa su bienestar.
—Kri-llin... —llamó a su amigo haciendo todo lo posible por no ahogarse con su propia sangre, el calvo atendió— la muerte... No es... Nada... Agradable ¿Verdad? —parecía querer aliviar la tensión, a Krillin se le formó una sonrisa.
—Sí, es cierto —pero pareció caer en la realidad— ¿Eh? Pero ¿Qué estás diciendo, Goku? Resiste por favor, ese no es el Goku que conozco.
—Goku... —murmuró el viejito.
—Creo... Qué ya no puedo... Resistir... más, Krillin —informó, sentía la vida irse de su cuerpo pero eso no borró la pequeña sonrisa de su rostro, una sonrisa de alivio al ver que habían ganado.
Ante lo que dijo me agaché a su lado y llevé mis dedos índice y corazón juntos para tomarle el pulso, todo bajo la atenta mirada de Piccoro, solo él podía verme en ese momento. El ritmo de sus arterias era casi nulo indicando que si, su vida estaba por terminar.
Miré al de piel verde asintiendo en su dirección, él entendió que le daba la razón a Goku.
—No te preocupes, te reviviremos en cuanto reúna las esferas —estaba al borde del llanto y su voz lo demostraba.
Goku rió:— Por... Fa... Vor...
Un último aliento salió de sus labios.
—Goku... ¡¡¡Goku!!!
El único que parecía inmutarse era el namekusei, pero los demás se lamentaban por su perdida, los gritos de Krillin habían logrado incrustarse en mi corazón ablandandolo mientras un escalofrío recorría todo mi cuerpo, esa escena trajo a mi mente viejos recuerdos de la muerte de uno de mis hermanos: cuando su cuerpo fue presentado ante nosotros, Jihyun gritó de dolor junto a varios, él era uno de los más queridos entre nosotros los ángeles y su muerte fue una de las más dolorosas.
Sentí que las lágrimas escocían en mis ojos pero me mantuve fuerte, no fue fácil para mí recordar los agudos gritos de mi hermana mientras lloraba.
La sensación cálida de una mano me sacó de mi burbuja, mis ojos divisaron a Piccoro quien sostenía mi brazo preguntando con su mirada si todo estaba bien conmigo. La vergüenza de mostrarme débil ante él me hizo volver a mirar el cuerpo de Goku siendo sacudido por Krillin que aún no lograba aceptar su fallecimiento, mis facciones se endurecieron tratando de fingir que nada pasaba.
«Es la primera vez que parece interesarse en mis sentimientos...» pensé algo confundida, quería creer que si era cierto que se preocupaba por mí.
Lo que no me esperaba era que el cadáver del saiyajin pelipalmera desapareciera frente a nosotros.
—Ha desaparecido —dijo impresionado el viejo Roshi.
—Mmm, ya lo veo —dijo Piccoro llamando la atención de todos—. Fue obra de Kami-sama —una sonrisa ladina se plantó en su rostro.
—¿Qué? —preguntaron los hombres sorprendidos ante su declaración.
—Él es el único que puede hacer ese tipo de cosas —explicó— ¡Ja! Sinvergüenza, se le habrá ocurrido algo inútil y volverá a utilizar a Goku para ese fin.
—¿Algo inútil? —indagó Bulma sin entender, yo estaba en su misma situación, no sabía a qué se refería con "inútil".
Aunque era comprensible la manera en la que Piccoro se expresaba de Kami-sama, después de todo no eran los mejores amigos.
Dentro de mí tenía el presentimiento de que este suceso había cambiado algo en todos, que los haría tomar decisiones, incluso en Piccoro.
°.° 🌙
¡Hola! ¿Cómo están? Espero que bien, aquí les traigo el capítulo cuatro del fanfic de Piccoro, ¿Qué les parece?
Ya lo tenía escrito espero no encontrar el momento para publicarlo pero aquí está.
Saliendo del tema, ¿Qué les parece un fanfic de Zoro del Live Action de One Piece? Ya sé que tengo varios por terminar pero prometo ponerme en ello. El fic solo estaría en borradores hasta que algunos de los otros estén más avanzados (y cuando la universidad me lo permita).
O tal vez uno de Sanji...
Díganme qué opinan.
Si les gustó el capítulo voten y comenten ya que me motiva a seguir escribiendo.
Bye.
minaela1234~
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