Jungkook entra a la cafetería que está cerca de su trabajo, mira con cuidado hacia todos lados y sonríe cuando la ve a ella de un lado a otro.

Toma asiento mientras espera su turno de ser atendido, pide deseoso que sea ella quien venga a su mesa y le hable, no quita sus ojos de ella, sonriendo con ternura a cada momento al verla.

Y sonríe aún más cuando Mina va hacia su mesa, cuando ella se da cuenta de quien es el siguiente cliente, sonríe abiertamente al ver a alguien que conoce.

─Hola ─ dice ella emocionada─. ¿Qué haces aquí? ─

─Vengo a comer algo, estoy en mi descanso, trabajo cerca de aquí ─ Jungkook hace una seña con su dedo, señalando la dirección de su trabajo.

─ ¿De verdad? ─

─Así es, y por lo que veo eres nueva aquí ─

─Si, hoy es mi segundo día ─

─Ya veo, ¿Cómo te está yendo? ¿Estas bien? ─ Jungkook la mira con cuidado.

─Sí, aunque mi jefe suele ser algo duro, pero entiendo, soy la nueva ─ sonríe ella, escondiendo su ansiedad.

─Ya veo... ─

─ ¡Mina! ─ la llaman, la voz suena gruesa y enojada─. ¡Los pedidos no se harán solos! ─ ella pega un brinco al recibir el nuevo grito.

Ella odiaba que le llamaran la atención frente a los clientes y sus compañeros, pero su jefe tenía es manía de poner en ridículo a sus trabajadores.

─Discúlpame, ¿Qué te puedo traer? ─ dice ella, con una sonrisa algo triste.

─Un jugo de naranja y un sándwich de pollo, por favor ─ Jungkook sonríe con suavidad.

─Te lo traigo en un momento ─

Mina se va después de haber apuntado el pedido de Jungkook en su libreta, estaba avergonzada y por eso su cuello, orejas y mejillas estaban sonrojadas. Jungkook frunció un poco el entrecejo al ver eso, realmente no merecía esos tratos.

[...]

Mina sale por la puerta trasera después de un día difícil, pega un gritito cuando ve a un hombre parado un poco más adelante que ella.

─Perdona por asustarte, no sabía a qué hora salías ─ dijo él.

─Jungkook, realmente me asustaste ─

─Lo siento ─ Jungkook sonríe mientras camina hacia ella.

─ ¿Qué haces aquí? ─ pregunta Mina después de recuperar su respiración normal.

─Quería acompañarte, vamos casi en la misma dirección y salimos casi a la misma hora ─ Jungkook mintió a medias, claro que iban a la misma dirección, pero él salía mucho más temprano de su trabajo, solo no quería dejarla irse sola.

─Gracias ─ agradece sinceramente Mina.

─De nada ─

Ambos empiezan a caminar rumbo a la estación del metro, mientras caminan guardan silencio, pero no es nada incómodo. Ambos estaban apreciando la compañía del otro sin decir nada, pero fue ella la que habló primero y Jungkook presto atención.

─ ¿Sabes? ¿Nunca te has preguntado si has hecho algo malo en esta vida? ─ Mina mira a Jungkook, sin dejar de caminar ella siguió hablando ─. Yo me he preguntado muchas veces lo mismo y siempre termino con la respuesta de que tal vez cometí un graven crimen en mi vida pasada, desde que tengo uso de razón recuerdo solo tener mala suerte en todo ─

Mina sonríe tristemente y volteo a mirar hacia el frente, Jungkook nunca se había puesto a pensar en ello, pues siempre vivió en el cielo, donde todo era paz y tranquilidad, aunque varias veces había pequeñas discusiones con sus hermanos, pero que no pasaban mas allá de eso.

─A veces la vida nos da estas caprichosas pruebas para determinar nuestra valentía, dependiendo del grado de valentía será nuestra recompensa ─ dice Jungkook.

─Eso es absurdo, ¿Por qué la vida se tomaría la molestia de eso? ─

─Míralo de esta manera entonces, si has cometido un error, aprenderás de eso ¿no? ─ Jungkook comenta después de pensar en que decir─. Es lo mismo con la vida que nos toca, dependiendo de cómo afrontemos esto, es la cantidad de buenos momentos que nos esperan ─

─Eres raro, ¿te lo habían dicho antes? ─ Jungkook soltó una risilla.

─ ¿Soy raro? ─ comenta mientras mira a Mina─. Supongo que eres la primera que me lo dice ─

─ ¿Debería sentirme afortunada o algo así? ─ ella sonríe tambien.

─Quien sabe ─ Jungkook se encoge de hombros─. Veras que pronto serás plenamente feliz, solo tienes que esperar un poco más ─

Las palabras de Jungkook se incrustaron en la memoria de Mina, para que se repitieran varias veces como un mantra.