Sendas Oscuras
El silencio se hizo parte de su vida cotidiana, pensó que tras lo ocurrido su hijo se abriría a él. Sucedió todo lo contrario, Anker estaba afectado por la paliza recibida e imaginaba era más por no devolver los golpes. No tiene idea del porqué no se defendió o simplemente impidió ser golpeado y estaba seguro su hijo tenía como hacer ambas cosas.
No pudo hablar con él sobre los planes del restaurante, su comportamiento agresivo le dijo, era mejor esperar que se calmara. Enfrentarse a una miniversión de sí mismo no era muy bueno, por lo que se refugió en sus cosas y lo dejó con sus demonios.
Lleva varios días sin las acostumbradas videollamadas con Sasha, lo que ha aumentado su mal genio. Puede entender que la chica no todas las veces esté disponible, pero Anker no es del mismo modo de pensar. Sin embargo, en el día siete de no saber de ella se comunicó con su hermano Mark al no obtener respuestas en su móvil.
—¿No te lo dijo?
—¿El qué?
—Iniciaron una jornada de salud, estaría incomunicada por quince días.
Marck se escucha bastante calmado en comparación con Angelo. Ha escuchado de parte de Rodrigo lo suficiente para temerle a ciertos lugares de su país. Sasha trabaja en las favelas y de ellas hablaba mucho su compañero de delitos.
—¿Por qué la dejaste? —le prende y Mark sonríe.
—¿Has intentado negociar con mamá alguna vez? Te aseguro que Sasha es tres veces peor —le aclara.
—¿Por lo menos sabes donde está exactamente? —insiste y la risa que hasta hace unos minutos disimulaba, ya no es así.
—Papá sabe exactamente todo sobre el lugar, hay solo una manera de comunicarse...
Una torre que proporciona luz al poblado tiene el único medio de comunicación disponible. El sitio está custodiado por soldados y es allí en donde Sasha está alojada. Cuelga la llamada molesto con los O'hurn y la libertad que les dan a sus hijos. Toma el móvil y vuelve a insistirle sin éxito alguno, le envía un mensaje de texto en espera que en algún momento tenga señal y le responda.
"En Cinco días no sé de ti y juro te traeré de vuelta. Vryzas"
Pasa directo al estudio, sitio en que dejaba la correspondencia, la gran mayoría era de Atenas, las pocas pertenencias que quedaron de la casa. Solo una caja venía marcada con el nombre de Aydey y la dejó a un lado.
Correspondencias bancarias que aún llegaban a nombre de Eros Vryzas y que se negaba a cambiar. Todo lo demás fue trasladado por su tío, pero el nombre de su hermano pidió siguiera allí. Abre cada una revisa el contenido y descubre no hay nada del otro mundo.
Varios sobres a nombre de Aydey, enviados de Estambul por Elvis y Sebastián. La pareja que se hizo cargo de la empresa de seguridad que Angelo compró, aún no responde correos, pues realmente no tiene idea que hará con esa empresa. Fue dado a Aydey y una manera que no se aburriera o dependiera de él.
Mira con desdén las cajas mientras revisa lo enviado por la pareja. La gran mayoría son los balances mensuales, otras son de posibles compradores de la empresa y junta las cejas intrigados. Ha visto en el correo algunos mensajes de Elvis y Sebastián que ha ignorado, las primeras porque creyó eran los informes que solían reenviar a él y Aydey, después por imaginar que se tratan de condolencias. Se sienta tras el PC y mira el primero que ha llegado, sigue por el siguiente hasta llegar al último.
Conoció a la pareja en la época que llegó a Estambul en búsqueda de Aydey y a quien dañó a Marcela Demir. Elvis era empleado de Kurn, quien en un asaltó a su casa resultó herido y perdió una pierna. Fue acusado del secuestro de la prometida de su jefe y amigo por mucho tiempo. Sebastián era el mejor amigo de la chica y la desgracia del chico los unió, con el tiempo se casaron.
Al salir de Estambul, le quedaba la empresa y un contrato jugoso de parte del turco por los servicios prestados. Recibió de los Tomasevic, buenas referencias de Elvis y acabó por contratarlo como jefe de esta. Cada cierto tiempo se reunía con Aydey para entregar los informes o ella viajaba a Estambul.
Elvis no tendría por qué dar explicaciones a Angelo, pero lo hacía. Él y su esposo estaban preocupados por la decisión de vender la empresa y en nada tenía que ver por perder el empleo, no estaban tan mal. Era al hombre a quien su esposa había enviado para negociar la venta.
Dai Fuji. Un hombre cuyo comportamiento creó sospechas, la imagen de profesor humilde y un poco torpe no le creían. Sebastián le escribe en uno de los correos que ha visto comportamientos audaces y miradas astutas en más de una ocasión.
"—No me equivoco y antes que acuse, no soy prejuicioso, simplemente este tipo no nos gusta. Puede estar engañando a Aydey, pero se niega a escucharnos"
Apoya ambas manos en el escritorio, las junta en sus labios y resopla. Si él hubiera visto por lo menos uno de estos correos... es probable que su matrimonio acabara, pero sin víctimas que lamentar.
Un mes antes de la desaparición de Aydey enviaron un correo, ellos han logrado un préstamo teniendo como aval a Kurn Tomasevic y están dispuestos a comprar. Los siguientes son los contratos de venta y una copia del cheque que fue consignado a la cuenta que Aydey pidió.
Elvis y Sebastián Yilmas, eran el vivo retrato que aún existían personas honradas en el mundo. Los últimos correos son Angelo, desconocen lo que le sucede, pero han comprado la empresa. La tendrán hasta que él aparezca y si es su deseo volverá a sus manos si llegan a un acuerdo en cuanto al préstamo bancario.
—Pagué por mi destrucción —comenta en voz alta a una habitación vacía —cada dólar invertido en este crimen salió de mi bolsillo. ¿Lo sabías Aydey?
Había encontrado la persona que auspicio tan horrendo crimen. Aletargado y con el cuerpo pesado decide sacar las cosas enviadas de Atenas. Sacarlas trajo consigo el recuerdo del sitio que ocupaba en su hogar. Fueron enviadas por Jaz y agradece la buena intención, pero le afecta ver solo trozos de un hogar tan "aparentemente" bien establecido.
Se convierte en un alma en pena tras abrir cada caja y buscar un sitio en que ubicar el objeto, fotografía o decorado. Sin darse cuenta en algún momento se vio imaginando que lugar le gustaría Aydey que estuviera, el mejor sitio de la casa en que ella pudiera verlo al entrar. Lo hace de manera inconsciente al vaciar varias cajas. En algún momento se detiene con un jarrón italiano obsequio de Alana y descubre lo que está haciendo.
—¡Ella no va a volver! —se reprende así mismo —y de estar viva la volverías a matar... —sigue diciendo enfadado consigo mismo por no entender la traición de la que fue víctima.
El resto de las cajas las desocupa y deja en sitios libres de cualquier manera. Halla varias fotografías de los padres de Aydey, con ellos y Anker, que deja dentro de la caja a entregar a su hijo. De poco la sala de estar se va convirtiendo en un sitio acogedor. Apila cada caja que lleva fuera de su hogar junto con las cosas que no va a usar. La gran mayoría, adornos japoneses que fueron apareciendo en su hogar y hoy sabe de qué sitio han salido.
En musculosa, pantalón deportivo y tenis hace varios viajes del estudio a la calle. Puede ver en varias ventanas de sus vecinos las cortinas moverse. La presencia de él y su hijo ha causado intriga, más Ángelo que el pequeño. Pueda que sea su aspecto, su estatura, su poca o nula vida social o el conjunto de todo.
Lanza la última caja llena de diversas artesanías que desearía quemar o destruirlas, pero que el sentido común le dice, son costosas y alguien puede vender para comer.
—Es una lástima de no tener a quien obsequiar. —murmura.
Al lado izquierdo de su casa, una mujer de cincuenta años riega unas rosas desde hace una hora tiempo que lleva él sacando la basura. De cabello rubio teñido, con raíces ya grises, líneas de expresión y mirada hostil, la mujer lo mira de reojo sin disimular el enojo. Ángelo decide no dejarse llevar por el rostro descompuesto de la dama y decide saludar.
— Buenos días —saluda a la dama que le ignora.
La dama alza el mentón con facciones indignadas, su enojo es por la osadía de dirigirse a ella directamente. Le sonríe cruzándose de brazos y viendo a su vecina que no disimula su molestia.
—El saludo es solo cortesía que conlleva el buen deseo hacia alguien a quien se saluda. — Justifica con una sonrisa y viendo como de a poco se forma un pequeño estanque en las raíces de las plantas. — Es más fácil responderlo que mirar a tu vecino como si fuera un asesino en serie. Viéndola a usted, uno puede entender el comportamiento de algunos de ellos...
No espera por respuestas e ingresa de nuevo a su casa. No debería molestarse en ser sociable, qué sentido tiene si los prejuicios hacia él estarán allí sin importar que tan amable sea.
Sigue con el trabajo hasta desocupar todas las cajas dejando solo la que dice Aydey y un paquete dirigido a Anker que toma en las manos y revisa con cuidado. Una caja de 50 cm de alto y bastante ligera te peso enviada por Sasha desde Brasil. Sale con ella en manos y la deja encima de uno de los muebles, justo al lado de las cosas que dejó para su hijo.
—¡Anker! Hay algo para ti. —grita en mitad del salón y regresa de nuevo al estudio.
Recibe la llamada del arquitecto que le pide revisar el correo, le ha enviado diversos tonos para la decoración interior. Los restaurantes y hoteles Vryzas suelen distinguirse por el decorado. La gran mayoría de ellos, son en crudo y naranja. Las losas del piso conservan aún las diminutas flores naranjas escogidas hace cuatro décadas por el bisabuelo.
Su rebeldía no llega a tanto, no desea cambiar algo tan básico y que los distingue ante sus comensales. Hace una llamada a casa solicitando en contacto que suelen usar cuando decoran.
—Puedes hacer la decoración que desees —ofrece Demitrius —es tu lugar...
—Te agradezco la oferta, pero no sería un Vryzas si lo hiciera.
—No creí verte seguir las reglas —ambos sonríen y les sigue un silencio cómodo —Envié con Jaz lo de Aydey, la policía liberó sus pertenencias.
—Tengo el paquete frente a mí. —le dice tocando la caja con cautela.
Lo mira como si en su interior existiera algo que pueda estallar en cualquier momento. Literal, se siente así, lo ve de la misma manera que vería un explosivo y destruirá la poca paz que tiene, una que se ha resquebrajado al leer los correos de los esposos Yilmas.
—Uno de los móviles no pudo ser desbloqueado, el otro estaba limpio. Envié todo tal cual lo recibí, creo que hay cosas el niño puede querer. —sigue diciendo su hermano —le enviaré el contacto a tu arquitecto y se encarguen entre los dos... Si necesitas algo...
—Por el momento estamos bien. —saca una navaja de uno de los cajones escuchando la respiración pesada del otro lado.
—No tenían por qué irse tan lejos, somos la única familia real que tienes Ángelo...
—Soy un peligro para todos, una bomba de tiempo... —le recuerda las palabras dichas siempre que solía llegar a verlos al tiempo que abre la caja y se queda sin mirar el contenido —No puedo confiar en nadie más que en mí mismo.
—Y en Axel Russo... —su tono es una queja que no puede ignorar.
—Axel vive en un sitio que es casi el paraíso, su familia está protegida... No es nada personal.
Aydey y él tomaron esa decisión, al darse cuenta Anker se llevaba bien con los hermanos Russo. La pareja tenía dos niños, ambos ahijados de Ángelo, que veían en Anker un primo y era querido. Nunca lo hicieron para lastimar a nadie y en lo último que pensaron fue que esa decisión sería mal vista por los Vryzas.
Siendo honesto, nunca pensó que lo usarían tan pronto.
—Discúlpame, sé que no es el momento y que te dimos motivos...
—Te lo llevaré en vacaciones, necesito hacerme cargo de algo antes de abrir el Vryzas. Nos vemos entonces.
Cuelga antes que el interrogatorio inicie, en tres meses Anker estará en vacaciones, lo dejará con sus tíos. Subirá a Japón, sitio en donde encontrará respuestas, eso sí, los chicos no encuentran algo antes.
Se levanta y observa el contenido de la caja, algunas cosas fueron enviadas dentro de bolsas policiales, otras cuidadosamente dobladas. Aydey tenía un solo móvil, no entiende de donde ha salido el segundo. De lo que está seguro es que, si le pertenece a ella, su hijo o él pueden desbloquearlo. Los enciende ambos y los deja en un lugar a la vista en espera que se enciendan del todo.
Saca una a una las bolsas plásticas, encontrando en una de ella la cadena de Aydey. Todo ese tiempo creyó que su hijo la llevaba en su cuello. Ahora, descubre hay detalles que dejó pasar y que diferencia a una de otra. El labrado en la botella, su hijo solía desenroscar el dije y este no era posible.
Guarda la cadena en el bolsillo del pantalón y va por los móviles. El primero lo desbloquea con la clave de su esposa. Un móvil sin ningún tipo de registros de llamadas o mensajes.
—No me extraña —susurra tomando el móvil y yendo a su laptop —... Yo llegué primero, tú solo fuiste un perro al servicio de alguien más.
Enlaza el móvil con su computadora, abre un icono rojo con las iniciales LG que a muchos podrá parecer la marca de electrodomésticos, pero que la realidad es otra (Legión) y espera. Un mensaje en la pantalla de un porcentaje en ascenso, bastante lento para su gusto. Se dirige a la ventana con el segundo móvil en la mano en espera que el programa haga lo suyo y recupere todo lo borrado.
Tiene seis oportunidades para acceder al móvil, con esa realidad digita la clave de Aydey descubre no funciona. Respira frustrado restándole a ese seis una oportunidad, es posible el móvil sea de Kanoe ¿Cómo se llamaba su hijo? El recuerdo de cómo inició esta cacería llega a él.
Inicialmente, le daba el beneficio de la duda al pensar que el robo y toda su conducta era por el pequeño enfermo.
Flashback
Tokio nunca ha sido su ciudad favorita y en nada tiene que ver su gente o gastronomía. No hay un motivo de peso para que le disguste, no tiene sentido, pues a todas luces es un lugar mágico. Pero que no logra conectar con él, por alguna razón.
—Es aquí —el chófer que le han enviado le señala un club. —él le espera.
Sin hacer comentario sale del auto observado las iluminadas calles, avisos publicitarios, el ir y venir de turistas. Que el motivo de regresar a esta ciudad sea por ese miserable le jode. Avanza hacia el sitio indicado, cinco hombres dispuestos en la entrada vestidos de blanco. Todos ellos con el tatuaje de un dragón en el cuello de unos diez centímetros. Le saludan con la leve inclinación de cabeza y se hacen a un lado sin hacer comentarios.
Solo sabe que está allí por algo que hizo Kanoe, estaba a cargo de un banco propiedad del hombre. Pidió un año libre con el pretexto de solucionar problemas. En ese tiempo se fue a San Juan e hizo aquello con Alana mientras fingía ser un hombre decente, administrador de un hotel.
Allí descubre que su "mercancía", como solía llamar a las chicas que traficaba, habían sido descubiertas en una redada de la policía local y que Zack, un amigo de Axel (noten la ironía) fue el causante de todo ese caos.
Una chica baila en encima de una mesa de un hombre y al verle sonríe junta los dedos, corazón e índice indicándole acercarse. El hombre frente a él viste en traje negro de la cabeza a los pies y manos cubiertas.
—Hoy no—le dice a la chica que se baja de la mesa acercándose a él. —¿Qué sucede? —vuelve a negar a la mujer que insiste en tocar su miembro.
Toma las manos de la chica y las retiene cerca de su pecho, tira de ella hasta quedar a escasos centímetros sus rostros.
—¡Dije que no! —advierte haciéndola a un lado.
—Solo quiero ser amable con mis amigos ...—el oriental sonríe divertido y le indica a la mujer alejarse —algún día sabré como complacerte.
—Me hice una jodida imagen mental de ese comentario... y acabo de comer Xen—le advierte cerrando los ojos. —¿Qué hay por hacer?
Kanoe ha usado a sus hombres, dinero y nombre para otros fines. Le ha pedido explicaciones y se ha llenado de excusas, la gran mayoría hace referencia a problemas familiares.
— Tiene un hijo enfermo, que espera por un trasplante de corazón, —le dice al anciano —alguien con ese dolor no puede quedarse de brazos cruzados y usará lo que esté en sus manos para salvarlo.
—¿Le excusas? —niega al hombre quien le sonríe —también soy padre Hermes ¿Crees que no le ha pensado? ¿Por qué crees que recurro a ti y no a otro? Sé que antes de tomar una decisión miraras si es culpable o no. Además.... ¿No te debe una afrenta? Has pedido su cabeza una y otra vez. Algo que tendrás si lo que averigües me satisface.
No responde y recibe los documentos que él entrega, tiene razón. Pero ha sabido que la salud de su hijo ha empeorado y todo esto podría ser por ello. Se levanta sin hacer comentarios y evita a la mujer que vuelve acercarse a él.
—¿Te gusta el peligro? —comenta a la chica que sonríe divertida. —Amarías el harakiri con esta espada...
La sonrisa de la mujer aumenta y hace un guiño que él imita mientras se aleja. Lee las direcciones de su familia y decide caminar por la ciudad. Revisa cada uno de los detalles hasta aprendérselos y al llegar a una fogata callejera aviva el fuego con ella mientras finge darse calor.
—Aiko y Aika Kanoe... creo que empezaré por allí.
Fue a Tokio solo, no esperaba que se diera algo en contra de Kanoe. Por mucho tiempo ha intentado a través de Young que le cobren la falta a Alana sin mayores resultados.
Toma un taxi tres calles más adelante y da la dirección cerca de la casa de sus padres. Media hora más tarde ve a la chica salir de la mano de un niño cubierto de la cabeza a los pies, delgadez extrema y con algo en sus manos que se lleva a su boca cada cierto tiempo.
Aika era hermosa y podía entender, por qué su primo acabó cayendo en tentación. Se lamenta con una media sonrisa no tener una prima en su juventud con la que desfogar sus arrebatos juveniles mientras los sigue hasta un parque cercano. Espera hasta que el niño se aleje y su madre se siente en una banca y lo hace en la que está a su lado.
Saca un cigarro de su bolsillo viéndola verle de vez en cuando. No hay nerviosismo o algo que indique le teme, un comportamiento extraño para alguien tan pequeño.
—No sé dónde está. —le habla sin verle y sonríe
—En el trompo con tres niños—le responde dándole una calada al cigarro —¿Qué tiene?
—Usé sustancias mientras estaba en embarazo. Supe mi estado en el quinto mes, tuve fuerte dolor en mi vientre y Colín... Mi hermano me encontró inconsciente en el baño.
—Síntomas de abstinencias, respiratorios y está en espera de un trasplante —detalla y ambos tienen la mirada fija en el pequeño que intenta jugar sin agitarse.
—Me dijeron que debía abortar... así de poca fe me tenían.
Puede entenderlo. Sin embargo, no dice nada y algo le dice que ella dice la verdad al decir no saber nada de Kai.
—Destruyó mi vida y quiso hacer lo mismo con Alana... yo lo vi —comenta al darse cuenta la mira —caí en las drogas tras la muerte de mi padre, no me justifico, solo le digo como inicié.
Su familia hizo de todo para que no obtuviera dinero y comprara. Acabó prostituyéndose en los bares y clubes, entraba un jueves y salía un lunes sin tener idea que hacía en ese tiempo.
—Hasta que fui pillada por Kai... en uno de ellos —le dice y puede notar el odio en su voz—llegué a casa drogada y alcoholizada, él estaba en las mismas que yo... no tengo del todo claro que sucedió solo que no es lo que él recuerda. Guardé el secreto de lo que sucedió aquel día, decirlo significaba que el tío se enterara de lo que Kai se dedicaba. No creí, tendría consecuencias, me cuidaba y pasaba tan drogada que todo me daba igual.
Todo este tiempo imaginó, fue una relación consensual, pero no es así. Estuvo sola con la enfermedad del niño, solo su madre y hermanos le ayudaron, Kai nunca dio la cara y solo lo hizo cuando supo ella iba a casarse.
—Logró alejarme de Elián, sin importarle que mi soltería no significaba que me casaría con él o que mi hijo tenga a Elián como padre... me ha apoyado más que cualquiera y no le importó cuando se fijó la meta de destruirlo. Él y sus matones...
Así lo supo, el dinero robado y los hombres no fueron para ayudar a su hijo, sino para arruinar al único padre que el pequeño reconocía. La descripción de la violación hacia su prima coincidió con Alana, ambas estaban inconscientes, la esposa de su amigo por estar en coma y Aika drogada.
Investigar más sobre Kai Kanoe, trajo consigo un montón de Alanas y Aika, en grandes cantidades, cuyos precios a pagar en algún momento fueron la muerte. Él solo podía colocar en la mesa a Alana, las demás no tendrían peso en Xen.
Pensó en su amiga, en la chica, en el niño que al final podría tener lo que le quedaba de vida con una familia real. Le siguió la pista por todos lados, hasta llegar a Adrien Leblanc en París, la persona que le estaba protegiendo. Le entregó un móvil que le permitió conocer todos sus posibles paraderos. Lastimosamente, llegó demasiado tarde, pues había muerto calcinado tras agonizar al sufrir un accidente aéreo.
Fin del flashback
El sonido del finalizado del PC le trae de vuelta a la realidad, digita el nombre del niño y es rechazado una vez más. Lo intenta con la su madre y tampoco resulta, se instala frente a la computadora dejando el móvil a un lado.
Tiene solo tres intentos más y empieza leer los mensajes en la bandeja de entrada. Al hacerlo, tiene una idea de cuál sería la clave y decide dejarlo para el final de su lectura. Si Kanoe o Dai Fuji llegó a amar a Aydey en verdad lo desconocía, al parecer ella si logró sentir algo fuerte por él.
Tan fuerte que vio solo una salida a su liberación, huir con su hijo, fingir secuestro y luego muerte. Sigue leyendo los mensajes intercambiados y en algún momento logra alejar a la mujer que amaba de la que escribía los mensajes.
Lo hizo por amor al hombre que le pintaba una vida feliz, libre, sin restricciones y miedos. Su hijo crecería en un mundo real y no en la burbuja en que su padre lo tenía. "—¿Crees que llorará tu muerte? Te aseguró antes que tu cuerpo se enfríe tendrá otra"
Algo que al parecer llegó a comprobar cuando tras su desaparición Angelo se fue a Israel con Sasha y le tomaron fotos bailando en aquel club. La imagen la envía él junto con la ubicación de donde se encuentra y un mensaje "—¿Aun dudas de mí?" se leía debajo de la imagen.
—Estaba allí, todo el tiempo...
Desbloquea el segundo móvil y empieza a leer los mensajes. Le basta solo diez minutos de lectura para levantarse de la silla y correr escaleras arriba en búsqueda de su hijo. Abre la puerta de golpe y lo encuentra con ese dije en sus manos jugando con él. Anker se levanta de la cama asustado con el dije en una mano y una fotografía en otra.
—¿Qué sucede? —le pregunta y cierra el puño al ver que su padre mira la pequeña pieza.
—¿Quién te dio ese dije y para qué? —empuña la mano que sostiene la pieza de plata y deja la fotografía a un lado despacio.
No va a obtener respuesta y lo que le diga tampoco lo creerá. Lo toma de las manos y tira de él por los pasillos hasta llegar a las escaleras. Lo carga en sus hombros antes sus negativas y golpes en medio del llanto.
Cegado por la ira y la desesperación, lo lleva hasta la única planta en el interior de la casa. Tras dejarlo en el piso y retirarle el objeto de sus manos, destapa la pieza delante de él y lanza solo pequeñas gotas a la planta.
—¿Sabes que es Anker? —le pregunta y lo observa mirar la planta con la respiración irregular—te dijo tómala o dásela a tu padre... ¿Ambas Anker?
Minutos después y ante ellos la planta se entristece, en unas horas estará seca en su totalidad. Su hijo retrocede llevándose las manos a su cuello, rompiendo la cadena con violencia.
—Ese era el hombre al que has protegido...—habla señalando la planta — ahora mismo me dirás todo lo que te dijo o juro por los restos de mi padre y de Eros que no volverás a saber de mí tras dejarte en San juan... si es tu maldito deseo que me aleje de ti, lo haré.
No está educando a un enemigo, se niega a pensar que su hijo fue dañado tanto. No hay manera que alguien lo destruya al punto de dejarlo sin nadie por quien luchar. Anker sostiene con fuerza los restos de la cadena y le observa lanzarla al suelo.
—¿Deseas que me tome lo que ha quedado Anker? —insiste y él se queda viendo la planta frente a ambos.
—Me dijo que era la lágrima del dragón, que tenerla me daría felicidad, si te la daba serías feliz y nosotros también —comenta derrotado sorbiendo su nariz —esa mañana me quedé en casa solo, no quería irme o dejarte, no deseaba cambiarte, solo que todo volviera a ser como antes. Quise averiguar ... la lágrima del dragón no existe, no como él lo dijo. Supe por qué insistió tanto en que lo lanzara en tu coñac y los planes de irnos lejos...
La pieza en sus manos le quema al igual que la verdad que acaba de escuchar y la que seguirá está seguro será aún peor. Camina hasta la cocina, abre el bote, lanza el objeto seguido a eso abre el grifo y se queda viendo el agua correr.
—Lo siento mucho papá —escucha la voz detrás de él y cierra los ojos apoyando la cabeza en el lavado —no deseaba dártela... quería tomarla, te traicioné al igual que mamá.
Siente sus brazos en su cintura y se alza dando media vuelta para abrazarlo. Siempre quiso un mundo perfecto para ambos, al no poder dárselos en el real pensó que podía crearles uno...
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