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Hermandad, Honor y Lealtad

La visita la estaban haciendo alrededor de Anker, este los recibió como si de su familia se tratase. Viéndolo reír con ellos y abrazarlos, le hace cuestionarse sobre algo, no recuerda haber visto ese tipo de comportamiento con sus hermanos.

Que su hijo se sintiera más a gusto con Noah, Iroshka, Estanislav y demás, que con su familia de sangre le hacía pensar que había transmitido a su hijo el rencor a los Vryzas. Si es así, no lo planeó, las diferencias con sus hermanos no los ha hablado con Anker, aunque pudo deducirlo por la poca cercanía entre ellos.

De los primeros que iniciaron este viaje, pocos prevalecen. Por circunstancias de la vida fueron abandonando el grupo, algunas muertes, otros por ser llamados a trabajar con Sergey o en cualquier otro país, conflicto entre ellos, etc.

El común denominador era porque su destreza llamó la atención y quisieron reclutarle. Hacer parte de los mejores lograba que muchos jefes los quisieran y Hermes era un jefe dispuesto a ver a sus hombres crecer si era su deseo, un crecimiento que no era posible en sus filas.

Ese crecimiento no era el que se acostumbraba en la legalidad. Crecer dentro, significaba más poder, dinero y pueda que gloria, pero también enemigos, responsabilidad. Significaba además que tu nombre estuviera en la DEA y que tu cabeza un precio.

Con todo, él les permitía ese mal llamado crecimiento.

Gran parte de los invitados se han ido y solo quedan en el jardín un par de ellos. William ha decidido quedarse un tiempo más al ver la inesperada visita. Ha estado hablando con Sasha toda la reunión, rostros lúgubres y tensos la gran mayoría del tiempo. En este instante ambos caminan hacia él, pero es William quien habla al llegar primero.

—Te espero en el estudio —habla pasando por su lado.

Todo estaba claro en las teorías de su tío: sus hombres habían dado con la infidelidad de Aydey, descubrieron a Kanoe y le pidieron dinero. Kanoe lo entregó no por miedo a ser descubierto, sino para que Angelo notara la traición más adelante.

Suicida y absurdo.

La experiencia le dice que no debe meter la mano al fuego por nadie, que todo en este mundo es válido. Los códigos con los que han trabajado le dicen que no es posible algo de esa naturaleza. Ha existido mucho más dinero en juego... jamás fueron tentados.

Ha hecho este trabajo por miles de personas a lo largo de todos estos años, hoy lo tiene como protagonista ¿Cómo dejarlo pasar? Su sexto sentido le da la certeza que esto tiene que ver con algo totalmente distinto.

—En unos minutos estoy contigo —comenta viéndole alejarse.

—No tardes.

Su hijo tiene una conversación con Elvis y Sebastián, mientras Sasha avanza hacia él. Conserva la inquietud por saber lo que Andrés le había dicho antes de salir, lo que la hizo cambiar de comportamiento.

Le ha costado mucho concentrarse durante la velada. Es incapaz de verla sin recordar su desnudez, gemidos y besos. Sonríe acariciando su barbilla ante el cúmulo de recuerdos de aquella noche cuando la ve llegar frente a él.

—¡Deja de mirarme así! —se queja al llegar frente a él —me haces sentir desnuda.

—¿Soy solo yo? —pregunta en tono irónico. —las tuyas son peores.

Sostienen sus miradas, la de ella enojada y la suya divertida ¿Quién dijo que debía existir incomodidad? Lo sucedido puede ser verse como algo normal si son lo suficientemente adultos. El brillo peligroso de sus ojos debería hacerle guardar silencio, pero hoy no es posible.

—Nos tenemos la suficiente confianza para aceptar la realidad... estuviste grandiosa...

—¡Eres increíble! —murmura viendo a Anker quitando la hermosa vista que tenía de su rostro.

—Eso mismo decías esa noche... —replica divertido, porque su mayor deseo es que recuerde esa noche tanto como él.

—¡Joder!

Gira en su dirección avanzando un paso amenazante, Ángelo retrocede dos no por miedo, sino respeto. Alexandra no le importa hacer un escándalo y las consecuencias de este.

Es lo que la diferencia de las demás mujeres que ha conocido, no le tiene miedo y le enfrenta sin problemas. Sabe que él sería incapaz de levantar la mano o de hacerle daño. Tira su dorso hacia atrás sin dejar de sonreírle, mientras sus ojos grises lanzan fuego.

—No sé por qué me sorprende, siempre has sido un pícaro —se queja —aún me cuesta creer que fueras hasta allá y le hicieras eso...

No esperaba que le agradeciera, menos flores o halagos, pero debe confesar que la defensa hacia Andrés le dolía. Mackenzie cometió una falta en contra de alguien que estaba con él y merecía un escarmiento. Sin importar de quien se trataba lo haría, le bastaba saber que era cercano y fue dañado de alguna manera por su causa.

—No sé cómo los demás pueden hacerse los tontos ante una injusticia... Yo sigo sin ser inmune a ellas —responde reaccionando al llamado de William al estudio pidiendo un tiempo más —puedes ir a consolarle y de paso le haces saber que la próxima vez espere que la cama se enfríe.

Gira sobre sus talones dejando a Sasha petrificada ante la explosión de enojo. Si desea volver con él puede hacerlo, está harto de hacerle entender, merece algo mejor.

Al entrar al estudio el tío William tiene la palabra. Está dejando claro su opinión y narra lo que (ante sus ojos) había sucedido. Más de dos decenas de rostros le escuchan atentos.

No muy felices...

Si bien, guardan silencio, labios apretados y mandíbula tensa, dan cuenta de lo enojado que están. ¿Quién será el primero en hablar? Alguno de ellos explotará, se queda en silencio mirando a cada uno en espera que alguien lo haga.

—Sus acusaciones hacia nosotros no están fundamentados. —Noah es el primero en alzar la voz. —estuvimos todo el tiempo en campo, no hubo momento de compartir llamadas o mensajes. —sigue y señala a Angelo—él puede decirlo.

—Lo de traición está por demostrarse. —habla Estanislav.

Noah, Estanislav, Nikolái y Akim, un ruso, un ucraniano, un polaco y un finlandés. Los únicos sobrevivientes de la selección de los primeros cincuenta. Su antigüedad los hacía más unidos en comparación al resto, siendo algo que no llegaba a molestar a los demás.

Emigraron de sus países desde temprana edad, siendo las calles su mejor universidad. Su llegada a Moscú fue luego de un largo recorrido por varios países y un acumulado de diversos delitos. Los cuatro compartían muchas cosas, ser huérfanos, relegados, diversos delitos y una infancia trágica.

Los hacían sentir un hombre que nunca fue consciente de lo afortunado que era al tener un hogar, hermanos, tíos y hasta madre.

—Detallo los hechos. Aydey fue infiel en las narices de sus compañeros y nadie vio nada fuera de lo común. —insiste William —encima de todo sé distribuyendo el botín... —apoya su cuerpo en el escritorio abriendo los brazos para finalizar —es un caso más de los muchos que ya han hecho.

—Murieron impidiendo la llegada de esos bastardos a la casa grande. —irrumpe Akim sacudiéndose de su compañero que le pide bajar la voz —los mejores en entrenamientos y pruebas estaba allí...

—Tuvieron un sepelio con honores... Un lujo que no han tenido sus hermanos muertos en batalla.

Lanzar sal a la herida y llevar a sus hombres a terrenos peligrosos hace parte del día a día de William. En discusiones anteriores sencillamente hubiesen pasado la página, lo distinto en esta ocasión es que están mancillando los códigos que por años lo han distinguido.

—Tantas veces que arriesgaron su vida por usted es lo mínimo que se merecían —explota Nikolái.

Sin ofenderse por el comentario le mofa de ellos abiertamente. Tienen todo en derecho a detenerse, por lo que se limita a sonreír tras cada ataque a su jefe. De en vez su tío le mira en espera que intervenga, limitándose a guardar silencio cruzado de brazos.

—Nosotros aumentamos sus bolsillos, merecemos es respeto. —replica Noah —hemos expuesto nuestras vidas, esas que al parecer a usted les importa cinco centavos... ¿Qué hay con hermandad, honor y Lealtad?

—Que solo funciona con los siervos, los de sangre azul no se rigen por ellos —responde Akim.

Le divierte más de lo que está dispuesto a aceptar, ver a su tío lidiar con cuatro, Angelo resulta liberador.

—No estoy diciendo nada que ustedes mismo no lleguen solo con ver las pruebas. —el tono de voz cambia a uno más pacificador, pero el daño ya está hecho. —revisen todo y sabrán que tengo motivos.

El señalamiento del tío William solo es a los veinte fallecidos, los presentes no deberían sentirse aludidos. Sin embargo, ocurre todo lo contrario, hasta Angelo ve como ofensa señalar a uno de los suyos.

Encontrar respuesta va de la mano de limpiar el nombre y dar con los verdaderos culpables. Es su esencia, lo que saben hacer y no lo dejaran pasar o cambiaran la página, en ese sentido son como él.

—Una razón de más para estar aquí. —insiste Estanislav. —nuestra antigüedad nos permite hablarles como un igual. Le exijo, modere el tono de las acusaciones.

Antes de responderles mira a los demás que en silencio escuchan la voz de sus compañeros. Ellos han dejado a los miembros más antiguos que tomen la vocería.

—¡Es suficiente! No vamos a llegar a un acuerdo —habla por fin, baja sus brazos y retira su espalda de la pared —intentemos pensar que es un trabajo más, yo pagaré en esta ocasión.

Niega al saber que están por no aceptar, pero así son las cosas en esta ocasión. Avanza hacia la cartelera en la que estaba trabajando con Elvis y revela lo que de momento tiene. El silencio que sigue le permite detallar cada punto y ser escuchado.

La mejor manera que tiene William de demostrar su inconformismo es saliéndose de la reunión. No espera que le entiendan, con que respeten su decisión le basta.

No podrá seguir adelante desconociendo que sucedió exactamente. Si alguien está detrás, pueda que espere baje la guardia para atacarle.

Y él no es un hombre que conceda espacios a sus enemigos.

Un mes después ...

Noah, Akim, Estanislav y Nikolái, fueron los escogidos por todos para quedarse. No era necesario hacerlo, pero no tenía sentido dar su inconformidad. Noah quería estar allí cuando la señora Harrison diera los detalles de quien fuera su padre y Estanislav quiso dar apoyo a su amigo de juventud.

Buscar a Gary Harrison era el paso por seguir, lo siguiente era, según Estanislav, bastante sencillo. "—Solo sigue con tu restaurante, nosotros nos encargamos". Una buena idea si su presencia fuera importante. El arquitecto estaba en contacto con Atenas, por lo que era de allá que recibía las indicaciones.

Pasó sus días arreglando su hogar, llevando a su hijo a la escuela o jugando ajedrez con la madre de Gary. A este último se lo había tragado la tierra, empezaba a creer que había que buscarlo en la morgue, cree que su progenitora ya había iniciado.

En las tardes, cuando Anker hacia la siesta, subía al ático a destruir sus músculos. Las horas de ejercicios lograban calmarle y distraerlo. Detestaba que no tuvieran un indicio de nada, de haber un cerebro detrás de todo hizo bien su trabajo.

De vez en cuando el rostro de Sasha se cruzaba en una que otra flexión (como en ese instante) y recurría al saco como terapia anti-distracción. Desde la fiesta no lo había buscado y él tampoco, ella había dicho que lo llamaría.

De ninguna manera se convertiría en su perro guardián, si ella quería seguir con ese hijo de puta.

¡Bien por ella!

El mundo está rodeado de muchas personas como ella que piensan que soportar imbéciles hace parte de amar. El ruido de su móvil lo hace abandonar el saco de arena y tomar la toalla confiado en que sería uno de los chicos.

—¿Diga? —pregunta a la voz del otro lado al notar el número desconocido.

—¿Es el papá de Anker? —la inconfundible voz infantil de la amiga de su hijo lo hace lanzar la toalla y bajar las escaleras —Soy Ava...

—Soy el padre de Anker Ava ¿Qué sucede?

—Es... Mami no despierta —habla la chiquilla entre lágrimas.

Entra a la habitación de su hijo y agradece que está ya despierto. Le hace señas para que le siga, sale de la habitación bajando al primer piso.

—¿Está herida o solo duerme? ¿Con quién estás?

—Papá la golpeó...

Escuchando las respuestas sale a la calle y le ordena a su hijo llamar al 911 mientras escucha la dirección que la niña le da.

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