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Culpa Y Resarcimiento

Traspasó límites, mismos que ha impuesto con ella desde que supo lo que sentía. No tenía autoridad para juzgarla y cada uno lleva el duelo del final de una relación como mejor le parezca; aun con todo eso en su cabeza, no dejaba de doler verla llorar por alguien que sabía, no la quería. No se arrepentía de aquellas palabras eran sinceras y no era de los que mentían para maquillar la verdad.

Señala directamente a sus padres, estos muy a sabiendas de las intenciones de Mackenzie no hicieron nada para apartar a su hija.

Se detiene en mitad del pasillo al descubrir lo que hace. Debería estar solucionando sus problemas, que son muchos, no estar pendientes a los de Sasha. Molesto con el mismo entra a la vieja habitación de su niñez, que no ha visitado desde hace años.

Un par de valijas marrón están en mitad de la habitación, obra de William y Verónica, que anticiparon no tendría ropa. Deja en un lado el saco, va directo al espejo y le da una vista a lo que acaba de suceder. La camisa blanca tiene una marca rojo escarlata en el costado izquierdo de su cuerpo.

"—Unos centímetros más abajo y no contarías la historia" fueron las palabras del cirujano. Toma el móvil y digita el número de Marck y espera que levante la llamada.

—¿Cómo estás mi hermano? —habla la voz del otro lado del móvil.

—Muriendo por escuchar tu voz Marck —replica escuchando la risa del mayor de los O'hurn Ivannov.

—Es lo que te falta por hacer en esta vida Vryzas... que te den por el culo.

Retira con violencia la corbata que lanza encima del saco y va por los botones de la camisa. El dolor es similar a tener algo filoso en la piel siendo enterado y sacado lentamente.

—Me gusta innovar, así que no diré que no se me ha ocurrido —comenta muy a sabiendas mayor de su adorado tormento, lo conoce.

—Espero cualquier cosa de ti... menos lo que dicen la prensa —se apresura a decir.

—¡Gracias!

Se saca la camisa, luego el vendaje que cubre la herida, abriendo lo suficiente para verla. La tinta oscura de sus tatuajes la cubre el rojo oscuro de la sangre, una fresca y la otra seca.

—¿Has hablado con Sasha? —pregunta distraído sacando lentamente el vendaje por sus bordes.

—Hace una hora más o menos ¿Por qué?

Porque está a punto de destruir su vida alejándose del mundo....

—¿Sabes que se va a Brasil y las verdaderas razones?

El suspiro del otro lado le indica que no lo sabe y le da un detalle escueto de lo que le ha contado hace unos minutos.

En Israel creyó, era una idea o proyecto a futuro de esos que se te ocurre y jamás madura. Se repite que no tiene por qué callar cuando se trata de algo tan delicado. Brock le colgaría de las pelotas, si se llegase a enterar lo sabía antes que él y no le dijo nada.

—Es una mujer capaz de tomar sus propias decisiones, confiamos en ella. —empieza a decir y maldice en silencio.

Odio y admiración se cruzan en su mente con los O'hurn. Odio por las libertades que les dan a sus integrantes, admiración porque le hubiera gustado hacer parte de ella.

Aunque fuera por un día. Por más que deteste el comportamiento de Brock e Ivanna, admira el que crean en sus hijos y los dejen cometer sus propios errores.

—En esta ocasión debo aceptar que su decisión está sesgada.

Se distrae viendo la figura en remera blanca, jeans, zapatos deportivos y cabello recogido al mejor estilo de los Pica piedra que hace presencia detrás de su imagen. Mira la herida, luego a él sonriendo divertida. Jazmín Kelly es todo lo contrario al prototipo de mujer que un hombre desea, pero tiene su atractivo. Inteligencia y capacidad de hacerte enojar. Sonríe alzando una mano sentándose en la cama.

—No tengo problemas en que pase un tiempo aquí... lo que me jode es ese malnacido revoloteando —confiesa. —Ella no se ve bien ....

—Hablaré con papá... Gracias por preocuparte por ella.

Con un no hay nada que agradecer, cuelga la llamada para atender a la visita.

—Eso se ve mal —comenta dándole el frente —¿Tienes botiquín?

—No recuerdo...

De tenerlo debe estar vencido, hace más un poco de dos décadas que no pisa esa habitación. Afirma y sale apresurada, no hace preguntas o comenta que sucedió, una de las tantas razones por la que admira a la que espera sea pronto la esposa de su compañero y amigo. Retira del todo su camisa, va al cuarto de baño, saca una toalla que moja y pasa por la herida.

—Encontré uno. —le escucha decir.

Antropóloga de profesión y soltera por convicción, eran sus palabras al describirse. La mujer se convirtió en lo más parecido a una amiga en el trabajo que marcó su vida. Le tocó custodiar a un niño cuya vida trágica le hizo recordar la suya. Jaz, era su tía, demostró el amor al pequeño cuando abandonó el trabajo de su sueño para cuidar de él.

La mujer con la que engañó Mackenzie a Sasha era la madre de ese niño, hermana de Jaz y culpable en gran medida de la tragedia de ese pequeño.

—Pensé que no estabas aquí. —dice saliendo a su encuentro con la toalla en la herida —Noah habló sobre un problema familiar.

Tuerce los labios en una mueca molesta y Ángelo sonríe. Jaz es como él, no se lleva bien con su familia; aunque, por razones opuestas. Él es la oveja negra del rebaño y jazmín la blanca en medio de las negras. La gran mayoría de su familia están en prisión, salvo ella y tres hermanas, incluyendo a la amante de Andrés.

—Los de siempre... Edine. —señala la cama y abre el botiquín al lado de Ángelo.

Fósil, como le dice desde que supo a qué se dedica y en un comienzo se enojaba al escucharlo decir aquello, hoy día lo ha normalizado. Se sienta a su lado, buscando dentro del lugar lo que necesita para curarle.

—Ver a Edine, estaba ligado a rozar con Mackenzie ¿Se enojó Noah? —resopla en respuesta y eso le da una idea.

A ella no le ha interesado saber qué ha pasado con su familia, hermana y demás. Son ellos, los que insisten en buscarle por todos lados, solo Edine sabe el sitio exacto en donde está y el nombre que usa en Atenas. Es lo suficientemente astuta para no engañar a la única persona que le apoya.

Su hermana mayor que ella, tuvo una relación de joven con Mackenzie, que dejó a un lado por órdenes de su padre. Se encontraron tiempo después cuando la mujer estaba casada y tenía un niño, al parecer eso no fue impedimento para seguir donde lo habían dejado.

El resultado.

Su esposo alcohólico, un niño en coma y un Andrés Mackenzie enamorado de la hermana de su amante. Fósil no podía verlo a los ojos, sin asociarlo con la persona causante de tanto daño. Para aquella época estaba enamorada de otro y planeaban casarse.

La solución de Mackenzie, propietario de una ensambladora de autos con sede en varios países, fue comprometerse con Sasha. Gracias a la familia de la chica, le habían abierto las puertas en América y su empresa tuvo buena recepción.

Jamás debió presentarle a los O'hurn; gracias a eso, ahora Alexandra sufre. Una maldita larga historia que no desea recordar, pues le recuerda lo imbécil y débil que puedes ser cuando hay un niño de por medio.

—Aseguró, tener cáncer en estado terminal ¿Cómo no creerle? Nadie juega con su salud de esa manera. —cubre un trozo de algodón con líquido rojo que alza hacia él sin disimular el goce que le produce lo que va a ocurrir. —te va a doler.

—Y lo lamentas mucho por lo que veo...—se queja y se alza de hombros indiferentes — ¿Qué hizo luego?

Le dijo lo mismo a Andrés Mackenzie, llegó a mostrarle exámenes y el imbécil la acompañaba a controles. A ambos le aseguró iba a morir y solo necesitaba el perdón. Recurrió a la lástima para atraer a Mackenzie y su hermana. Jaz se nota decepcionada y algo molesta por caer de nuevo en las mentiras de su familia.

—No pensé que llegara tan lejos, mentir para inspirar lástima y recuperar a Andrés. —sigue diciendo y Angelo guarda silencio.

Jazmín solo sabe que la prometida de Mackenzie se llama Sasha y es hija de una familia importante americana. Más de aquello no ha querido averiguar por respeto a la chica.

—Intentó matar a su hijo... Tú más que nadie sabe que lo logró —le recuerda. —¿Cómo descubriste que era mentira?

—Noah... Estaba furioso por mi partida, irritado por mi cercanía con Andrés, aseguraba, era toda una treta para tenerme cerca. —niega, pero puede ver el brillo de alegría que esos celos causan en ella.

Le dijo que fuera a esa clínica y averiguara que tan mal estaba su hermana. Insistió mucho y amenazó si ella no iba a buscar respuesta, él iría y ella sabía cómo resolvía las cosas.

—No tuve otra opción. —comenta encogiéndose de hombros.

Allí se enteró de que la enfermedad no era de vida o muerte. Podría extraer o desvanecer lo que había en sus ovarios, Edine pidió hacerlo con medicamentos. Era a esos los que le acompañaba Mackenzie e imagina el motivo por lo que andaba con ella. Olvidó decírselo a Sasha o de plano acabar con el compromiso.

—Enfrenté a Mackenzie, creí que él la había obligado...—pasa el algodón mientras él se las arregla para que la sádica no note que le afecta o lo hará más fuerte —Hasta ese momento no pensé en su prometida y él no hablaba de ella. Se atrevió a confesar que no la amaba, pero que era... —alza la mano que sostiene el algodón y le mira a los ojos antes de seguir —la mujer adecuada, con la familia perfecta para que su empresa surgiera.

No tiene idea como logra ocultar el odio que siente al escucharle decir todo. El hijo de puta no estaba enamorado de Sasha, asegurando era ella quien solía buscar los encuentros. Hasta que supo sus orígenes era familia de los D'angelo y Frederick.

—Espero y confío que la chica este feliz por lo que se ha librado —continúa ajena a todo el mar de emociones que sus palabras causan en él—Está tan seguro de que va a perdonarle que le ha dado espacio.

—¿Cómo es eso?

Está pasando vacaciones con quien asegura, le hará entender que él es el correcto. Sigue diciendo enojada que el miserable tiene el ego del tamaño de su estupidez. Ojalá y la mujer encuentre a alguien y le conquiste...o que lo mande a la mierda, lugar donde merece estar con Edine, su hermana.

—Ya me gustaría ver su jodido rostro cuando le vea de la mano de quien si la valora.

—¡Joder Fósil! —se queja cuando aprieta la pieza blanca contra su pecho, aún adolorido por el golpe de Sasha. —¿Puedes ser delicada solo una vez en tu vida?

Ella estaba pensando en vos alta, era poco probable que supiera Ángelo le estaba entendiendo o que la mujer en mención dormía tres habitaciones de la suya.

—Me emocioné, lo siento—pero no lo hace, si rostro sonriente es la vil prueba. —me enoja que se aproveche de la inexperiencia de la chica. Alardeó de cómo la tiene comiendo de su mano, como si eso lo hiciera más atractivo.

El nudo que crece en sus entrañas está a punto de explotar al escucharle lo siguiente. Un Amor adolescente la marcó tanto que no quiso escuchar nada de amores hasta que pareció Mackenzie.

Ella nunca se había mostrado afectada, en las veces siguientes fue la Sasha de siempre. Declinó cada uno de sus ofrecimientos para acompañarla y creyó fue su manera de poner límites.

Una hora más tarde y cuando el sol se ha opuesto del todo. Acompaña a Jaz hasta su auto y se queda allí viéndola partir. Sasha baja por las escaleras que da a la playa a pasos rápidos, al tiempo que él siente la presencia extraña detrás.

—Lamento mucho lo ocurrido, no pude llegar a tiempo... llegar tarde es una costumbre muy mía. —suspira aliviado al descubrir que es Otis sin perder de vista a Sasha. —¿Han discutido?

Su silencio lo hace maldecir. Él intenta reponerse o hacer que no le afecta lo que acaba de descubrir. Su rechazo hizo a Sasha no buscar otra persona ¿Puede un adolescente enamorarse? Con base en su experiencia diría que es imposible. En una mujer la historia podría ser otra.

—No voy a juzgarte, no tengo moral para ello...—le escucha decir — la vi salir de tu habitación segundos después lo hiciste tú...

—No hemos discutido —responde entendiendo lo que esa revelación le dice. Los ha escuchado—solo tiene mal temperamento.

—¿Más que tú? —asiente y escucha la risa de Otis, pero sigue viéndola caminar por la arena. —¿Con quién estabas encerrado?

Inspira fuerte dándole la espalda a la imagen de Sasha y mira a su hermano antes de responder. ¿Por dónde empieza? Solo piensa que Sasha acaba de enterarse de la peor manera que fue usada y que le dé alguna manera ayudó a quien le dañó.

—Christian Mackay Kelly —empieza a decir y asiente.

—¿Qué hay con él? —increpa sosteniéndole la mirada y Angelo señala el sitio por donde Jaz se ha ido.

Es su tía, la conocí hace años en uno de mis trabajos.

Lo contrató Tanned Duncan, meses antes de morir, y el trabajo era bastante simple. Ayudar al doctor que había salvado la vida de su sobrina Gabriela Doyle. Tanned Duncan era tío de Mackenzie, quien también ayudó a la causa de alguna manera.

En un comienzo el doctor peleaba la custodia del niño con su esposa. Edine Kelly, quien en ese entonces ya estaba divorciada y era la novia de Mackenzie. William y su hijo habían quedado con el testamento del magnate en espera que todos los herederos aparecieran.

—El Mackenzie del que te hablo es el prometido de la mujer que vez pasear en la playa... —continúa y le divierte el rostro de sorpresa en su hermano —el trabajo era simple. En ese punto el tío William no tenías más que esperar el tercer heredero apareciera, pues la custodia muy seguramente era para el doctor.

Hasta que el pequeño enfermó y de una manera rápida. Gino Doyle presionó y Mackenzie dijo lo que sabía, el pequeño se había golpeado. Edine nunca le llevó a revisión y fingió que sí, le dio medicamentos en casa que acabaron con empeorar al niño y le redujeron a un coma.

Tanned tenía dos sobrinos a quienes amaba como hijos suyos, Gabriela y Gino. Ambos hermanos eran amigos del doctor y, por ende, el viejo zorro quiso ayudarle... algo que nunca quiso el orgulloso hombre. Otis lo mira estupefacto y su hermano se encoge de hombros.

—Me llamó el tío William una madrugada... el pequeño estaba en cuidados intensivos. Su abuelo, hijas y cuñado eran dueños de una clínica dedicada al tráfico de órganos. — —alza la mirada hacia Otis y sus ojos amenazan con salir de sus órbitas.

Era lógico que no le convenía el niño viviera, contaría lo que su madre le hizo. Ello llevaría a una investigación y está a su vez debelaría la verdad de lo que se hacía en esa clínica.

—¿Me estás diciendo que entrego a su nieto? —le pregunta estupefacto.

—¿Pensaban que solo era un delincuente más? Te contaré solo uno de los miles de casos que este delincuente ha tenido.

Lo primero que debe saber es que a él nunca le dijeron que la persona a rescatar era un niño, menos que la edad era de cuatro años. Mackenzie se enteró de lo que le harían al niño, fingirían su muerte y lo llevarían a Canadá, allí estaría con su madre hasta su recuperación.

—Eso era lo que el padre de Edine le había prometido, aunque sus planes eran otros.

Flash Back

Christian Mackay Kelly, sería declarado muerto en unas horas. Eso le había dicho el abuelo Christopher Kelly, la persona que le había vendido el corazón de su propio nieto a un empresario Japonés cuyo hijo estaba necesitando un trasplante. El pequeño cubría perfecto con el perfil de donante y de nuevo el dinero abrió puertas.

—Es un niño —comenta viendo la imagen del pequeño y William asiente —¿Dices que fue su madre quien le dejó en ese estado?

—Según expresa fue un accidente, el pequeño se cayó y golpeó con la piscina. No se desmayó, no dio señales de nada raro (según ella) y solo se quejaba de dolores de cabeza que ella remediaba con analgésicos.

Inspira fuerte cuando el auto se detiene en la clínica y aprieta con fuerza el maletín con el dinero. ¿Es que las malas madres no se extinguen? ¿Por qué el mundo no las hace estériles? Decían que la madre naturaleza es sabia ¿Entonces?

—Cinco de tus hombres están ingresando por la principal y harán firmar a los padres del niño la incineración —sigue diciendo.

Es extremo, pero no hay otra manera de liberar a ese pequeño de una muerte segura. Si no son ellos los que compren, serán otras personas con resultados más trágicos.

—Confiamos en ti Angelo —afirma y mira a Noah, quien se ve igual de contrariado que él.

—Transportar un corazón será muy complicado... debes decir que te encargaras de los restos del niño —sigue su primo.

—¿Qué sucede si muere antes de llegar a ...?

—Esperemos que eso no ocurra Noah... ustedes no lo van a permitir —interrumpe el tío William con rostro severo.

Mira el móvil que ha vibrado, luego a ellos y afirma indicándoles salir. Tienen pocos minutos para entrar y llevarse el niño en una ambulancia que los espera en el sótano. Han adecuado una habitación de la mansión Duncan y los mejores especialistas que han encontrado estarán a cargo de su recuperación.

—Es la primera vez que odio este trabajo —comenta su amigo y le salen las palabras.

Le han dejado libre un ascensor, en cinco minutos cuando presionen el llamado de este las cámaras se apagarán. Su presencia en el hospital de Tanned Duncan no sería registrada. No es la primera vez que rescatan a alguien de esa manera, debe admitir que jamás ha sido un niño.

Ingresan a la caja metálica y suben, en dos minutos las mismas se abren dentro de una habitación. Un hombre mayor y tres doctores le acompañan, una camilla con un cuerpo pequeño cubierto está apoyado en la pared frente a ellos.

—¿El dinero? —Angelo deja el maletín en el escritorio abriéndole rápidamente y deja a Noah arriesgarse a descubrir el cuerpo.

—¿Mi mercancía? —pregunta y le señalan la camilla —espero no desee contarlo... el tiempo apremia —les dice y se ven entre sí.

—Tiene razón, el padre está afectado, pero ha llamado al Doyle... todos sabemos cómo es —comenta uno de los médicos. —los acompañaremos hasta el vehículo.

Ingresan la camilla dentro del ascensor con Noah y Angelo de cada lado de esta. Ambos asidos a la pieza metálica libre, en algún momento siente el roce en tres de sus dedos y al bajar la mirada ve la mano del niño aferrarse a ellos.

—¡Está con vida! —exclama y es su abuelo quien niega sonriente.

—Debe estarlo para hacer el trasplante y lo que ve son solo reflejos.

Ese acto lo marcó en adelante, fue para él la manera que tuvo el niño de pedir ayuda. Mackenzie se había separado de su prometida al no soportar lo que planeaba y se dedicó a ayudarles, también por descubrir amaba a la hermana de esta. Por fortuna el niño logró llegar a tiempo y fue estabilizado por el personal médico.

El problema se dio cuando el pequeño salió del coma y empezó a hacer preguntas. Alfonso Sousa llamó a su tía quien para esos días estaba en la ciudad y ella ayudó a controlar el estado emocional del pequeño. Ellos solo debían esperar que el doctor quisiera entrar a la casa o pidiera ayuda a William para que supiera la verdad. Algo que se hizo cada vez más imposible porque el hombre había caído en el alcohol tras la muerte de su hijo.

Fin del flashback

—Nunca te habías tomado el tiempo de decirnos que hacías en realidad —le dice tras una larga pausa —creíamos que era droga, prostituta, armas y demás...

—En algunas ocasiones hay un par de ellas... pero no tráfico con mujeres o niños —le confiesa a su hermano —no soy traficante de sueños o no lo era. —corrige.

Fueron años de lucha y dolor para ese niño, al final logró reencontrarse con su padre, a quien un juez le había dado la custodia póstuma. El grupo se disolvió, Jazmín descubrió que su prometido le había engañado y Mackenzie...

—Cometí la estupidez de llevarlo con los O'hurn. Él quería entrar al mercado americano y Vincent tenía sus contactos. —comenta mirando hacia atrás y viéndola sentada en la roca que él solía usar —se hicieron novios y luego se comprometieron...

—¿No me dices que gustaba de tu amiga? —le pregunta y su hermano enarca una ceja.

—El tipo es ambicioso y ella era sinónimo de buena vida-

—El pasaporte para entrar a ese mercado. —afirma sintiendo el amargo en la garganta y Otis suspira.

—Y acaba de escuchar a Jaz decir que Mackenzie le narró los motivos por los que estaba con ella. Jazmín acaba de llegar de visitar a su hermana. —Otis asiente y mira detrás de Angelo algo preocupado.

—Creía era tu amante... es una lástima que no sea así, es hermosa —finaliza viéndola otra vez —¿Primer amor? —al verle asentir sigue —te dejaré libre entonces.

Da media vuelta para ir tras ella y se encuentra de frente con Miles que se queda viéndolo en silencio. Cuánto tiempo lleva allí no lo sabe y tampoco le interesa, lo rodea empezando a bajar los escalones que da a la playa.

Camina en silencio hasta llegar a su encuentro y se queda detrás de ella debajo de la piedra.

—Él tío Giorgio solía decir que el mar podía llevar nuestras penas... Solo debíamos saber cómo.

Es su espacio y su dolor, entrar en él sin ser invitado le hará despreciable. El viento frío de la noche mece su cabello rubio y él contempla el cuadro magnífico que es ella en ese sitio. No hace pie por responder y le permite ese silencio.

—Fui a pedir disculpas y a ver si estabas bien —empieza a decir —No escuché a Marck, debí hacerlo.

—En ningún momento creí que te había dañado de esa manera. Si existe algo que pueda hacer para resarcir mi error...

—No imaginé lo caballero que fuiste hasta el día de hoy —le interrumpe —tú pudiste aprovecharte de mis sentimientos al igual que él... No lo hiciste

—De hacerlo estuviera en prisión o muerto... eras como mi hermana. —inspira fuerte antes de seguir y empieza a subir la roca, solo continua al sentarse a su lado, dejando un espacio prudente entre ambos —el viejo Alexis me hubiera matado y consumido mis restos... "El trasero es la parte más jugosa y el tuyo se ve bastante firme" —dice intentando imitar su acento.

Ten mucho cuidado como manejas muchacho o acabaras en mi plato—repite ella en el tono de su abuelo y ambos sonríen. —¿Lo recuerdas?

—Alexis Ivannov es de esos personajes que dejan huella... —la mira antes de seguir y ella le sonríe, pero es una sonrisa que no llega a sus ojos. —no dudo que hubiera sido un buen sexo Alexandra, pero tú merecías algo mejor que eso. No paso por mi cabeza hacerte daño y estar contigo era hacerlo.

Afirma mirando el mar y luego a su móvil, en silencio la observa borrar cada una de las fotos, mensajes y demás. Lo último que queda en la pantalla es el contacto que dice "Mi amor" y se queda un instante antes de darle bloquear. Al terminar su labor sonríe de manera triste viéndolo a los ojos.

—¿Te lastimé?

Su pregunta es la manera que tiene de alejar el pensamiento del acto que acaba de hacer. Ella no quiere hablar del tema y él no podría hacerlo sin enojarse de nuevo.

—No mucho —miente y ella lo sabe porque sonríe.

—Ella es...—pasa saliva antes de seguir. —Jazmín... él solía hablar de ella.

—No es una mala persona, es la novia o ... lo que sea de Noah. —se acerca a él apoyando su cabeza en su hombro y pasa su brazo por los de ella. —si alguna vez necesitas golpearlo ella te ayudará gustosa.

—Lo intuí... creo que nos llevaríamos bien.

Sin dudas...

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