Confesiones
Gráfico y explícito, dos palabras que describían lo que Anker narraba a su padre aquella noche y parte de la madrugada. Lo primero que contó fueron las razones por las que no devolvió el golpe al niño que intentó dañar a Ava.
El profesor Dai Fuji, como le sigue llamando y Ángelo, decide respetarlo. Le dijo en innumerables ocasiones que ser temido era más valioso que respetado, sin mencionar que con lo primero obtienes ambos. Sin importar el oponente, nunca despreciará una lucha, sería señalado como cobarde.
Su padre le decía algo totalmente opuesto. Ser respetado significaba que has logrado conectar de forma justa y afectiva con los demás. Dependiendo lo que escojas (Temido o Respetado) así será tu entorno de amistad. Ser temido le daría respeto, pero dentro de un ambiente tóxico, algo que no iba a ocurrir con lo otro.
Están sentados en la cama cada uno del lado opuesto, Anker sostiene en sus manos la cadena de su madre, aquella que le enviaron de Atenas y le fue entregada por su padre, una pinza en otra y hace pequeños pedazos con ella.
No le ha impedido hacerlo, él seguirá dándole a su hijo la libertad de decidir. Hasta el momento, ha tenido éxitos y ha dado muestras de saber distinguir lo bueno y lo malo. Prueba de ello, es que se negó a irse con ellos y el silencio que se ha impuesto es debido a no querer dañar la memoria de su madre.
—Siempre dices que una pelea debe ser justa, de otra manera la victoria sería llena de derrota. Mi oponente tendría que estar a mi altura o no me sentiré bien. —su padre asiente y su hijo se encoge de hombros —Diego no sabía ni empuñar sus manos...
—Pero te hizo daño. —le recuerda su padre —sin importar la pose de su cuerpo o los puños fueran correctos... Tenía las ganas y la ira suficiente para dañarte.
—Sentí pena por él y que tenías razón. Sus amigos eran iguales a él molestos y abusadores... Yo no quería irme a los puños, solo deseaba no golpeará a Ava.
Pasó por cobarde, pero logró lo que quería Ava no fue golpeada y se ganó su amistad desde que hizo aquello. La trabajadora social había ido a su casa tras la denuncia de la psicóloga y la señorita Smith. Ahora, tanto la niña como sus padres debían acudir a Psicóloga, Ava le había dado las gracias por preocuparse.
Ganó mucho más sin lanzar un puño y su padre le mira orgulloso. Todas las lecciones con el maestro eran parecidas a esa, era una constante lucha entre lo que papá le decía y lo que Dai sugería.
Ángelo educaba a su hijo para la sociedad, Kanoe daba lecciones que darían frutos dentro de la mafia, él no planeaba Anker perteneciera a ese mundo. Kanoe era un tipo listo, amable y diestro, en las lecciones le demostraba afecto y preocupación. Lo que más le gustaba era que su mamá sonreía mucho cuando estaba con él y eran bastante amigos.
—Mamá siempre estaba conmigo, pensé que era buena idea, un amigo. —le da el último corte a la cadena y toma los pequeños trozos de dos centímetros que han quedado en la cama. —una vez llamaste, estábamos en la sala de juegos. Ese día él no vino a las clases y no dio excusas, mamá estaba triste y tú creíste que había enfermado ¿Lo recuerdas?
Si. Regresó a casa y dejó a Noah a cargo, sus hombres se mofaron por hacer aquello, pero se sintió extraño al saber que ella estaba enferma sin nadie que la cuidara. Se alegró al verle en la puerta, cinco horas después de colgarle. Se lanzó a sus brazos y le abrazó llorando. "—¿Qué haces aquí?" Le había preguntado." —Pensé que no volverías hasta dentro de una semana" siguió diciendo al tiempo que le retiraba el morral y le ayudaba con la gabardina. "—Su alteza está enferma y no hay lacayos que la cuiden mejor que yo".
—Te quedaste con nosotros tres meses —sigue su hijo —dejaste todo tirado y nos fuimos de viaje.
A San Juan, Atenas, América, etc. Hicieron un largo recorrido, fueron unas hermosas vacaciones que los tres necesitaban. En esa ocasión le había pedido dejar ese mundo y supo que había llegado el momento de hacerlo. Pese a ello, no podía prometer algo que no dependía de él, sino de muchos factores, pero estaba decidido a hacer algo al respecto.
Retira los zapatos y sentándose del todo en la cama, estirando los pies en ella. Un acto que su hijo hace segundos después con los restos de la cadena en sus manos que pasa de un lado a otro. Cuando volvieron a casa, le prometió hacer esto más seguido, hizo llamadas y realizó acuerdos. Le pidieron un último trabajo, luego de su caso estaría en estudio. El nuevo trabajo implicaba estar lejos de casa por mucho tiempo.
—Luego te fuiste y me prometiste al volver estarías conmigo cuando me ganara el cinturón azul. Mamá estaba muy feliz por esa noticia, nunca estuviste en los otros. Pregunté si era verdad que estarías allí y me dijo "Tu padre nunca hace promesas en vano".
Sonríe lanzando cada pieza de plata a una cesta de basura ubicada frente a la cama. Algunas caen en el interior, por fuera, quedan a medio camino o cuelgan encima de ella. El profesor volvió dos días después de su padre irse y estaba muy enojado.
—Nos llamó irresponsables, la disciplina y constancia eran muy importantes para el triunfo. Nunca llegaría a cinturón negro o aprendería japonés fluido. Le dijo a mamá que nunca me adaptaría a Japón si ella insistía en las malas enseñanzas. — se encoge de hombros apoyando la espalda en la cama al lanzar la última pieza. —creí que era por mí y lo seguí creyendo por un tiempo más. Fui un tonto.
En su rostro se dibuja la sonrisa molesta que suele poner su padre cuando le han hecho pasar por imbécil. Su hijo tenía nueve años en aquel entonces y Angelo estaba casi alcanzando, con su esposa con amante por dos años sin que él lo notara ¿Quién fue más imbécil?
—Nunca imaginamos que quien nos ama puede mentir o dañarnos, no nos preparamos para eso. No tenías como saberlo, estaban rodeados de hombres y ninguno vio algo raro. —le excusa su padre —Lo ocurrido fue culpa de mía y de tu madre, en nada tienes que ver... Espero logres entenderlo.
Asiente en silencio y su padre le pasa en móvil de su madre libre para ser usado si lo desea. Solo le dejó las fotos familiares, se cuidó de eliminar en donde aparecía con Kanoe en poses comprometedoras. Su esposa le fue infiel con quien menos imaginó, sin embargo, no desea manchar la imagen que su hijo pueda tener en ese instante de su madre.
Sabe lo doloroso y dañino que es para un niño saber algo así. Se ha prometido no hablar mal de ella o alimentar su confusión. Cuando esté grande sabrá darle a cada uno el valor que corresponde.
—Luego de ese día no volvió en algún tiempo.
Aydey le despidió, le dijo que en adelante su esposo se ocuparía de ubicarle un buen profesor y el idioma podrían practicarlos con él, pues Ángelo lo hablaba fluido. Fue allí en que el japonés mostró que tan astuto era, piensa Ángelo al escuchar lo que siguió.
Se comunicaba con su hijo a través de correos, le enviaba videos que debía practicar, talleres de lectura y escritura. Los saludos y preguntas sobre su salud "¿Comiste, dormiste? Feliz cumpleaños, te envié un regalo..."
Le hizo ver que lo importante que era para él y con ello logró que su hijo le estimara aún más. No era lo mismo las clases en línea que presenciales pidió a su madre contratarlo de nuevo, le rogó.
—Si no quería verle, podría no estar allí y uno de los chicos si —comenta bajando el rostro. —aceptó sin problemas y en los primeros días estuvo lejos de los dos.
Hasta que el profesor quiso pedir disculpas y Anker le dio acceso a aquella zona de la casa en que hasta ese instante no podía pasar. Se quedó en el puerto por algún tiempo, hasta que fue la hora de la siguiente clase. Entró sin hacer ruidos, el silencio del lugar era extraño.
La casa estaba dividida en tres zonas, aquella en la que transitaba solo ellos, la de los escoltas y la popular, que compartían con sus hombres.
Aquel día Anker los vio en la cama, le exigió salir de ella negándose a hablarle a su madre hasta tanto no hablará con su padre, algo que su madre no quiso hacer, por lo que se negó a dirigirle la palabra. Angelo recuerda la época como aquella en que no le pasaron al teléfono por estar castigado. Le acusó de haber sido tosco con ella y no pudo contradecir una orden de su madre, ella hacia lo mismo cuando él le prohibía algo.
—Me dijo que estaba castigado... Le dije que ella estaría peor cuando tú supieras lo que te hizo. —su altanera respuesta hubiera sido motivo de reprimenda en otras circunstancias, pero no en ese instante. —me enojé mucho y me negué a recibir clases o hablarles... Solo quería hablar contigo y buscaba la manera de hacerlo en secreto.
Al día siguiente Dai le busca, le cuenta quien es, lo que hace su padre, el apodo de Hermes, los cincuenta y como veinte de ellos custodian su hogar. Menciona, de manera delicada, lo peligroso que sería para su madre si se enteraba de la traición. Aseguró amar a su madre, estar dispuesto a darles una vida más tranquila y libre de aquella que tenían.
—Siempre creí que la mafia era como en las pelis o libros —comenta negando por largo tiempo.
—¿Autos lujosos, mansiones, armas y muchas mujeres a nuestro alrededor? —pregunta y su hijo sonríe asintiendo —eso llamaría la atención, suelen ser muy comunes. Pasar desapercibido hace la diferencia entre vivir o morir y hay mujeres a montón, pero las tienen su espacio para eso.
—"Lloverá sangre sobre el cielo de Moscú" ¿Es falso? —imita un acento extraño y asiente divertido. —¡Bah! Me han estafado.
Ambos sonríen Angelo por lo poco que conoce su hijo del tema y agradece eso. Toma entre sus manos una de su hijo quien alza el rostro hacia él.
—Lamento desilusionarte, la realidad es un poco más sencilla —dice abrazándolo — Tú puedes verlos en Moscú o Tokio, pasear al perro en mocasines, remera deportiva y pantalones de diseñador. Un rico más de los cientos que existen, lo que te muestran está lejos de ser real.
—Dai no parecía uno, y tú tampoco... creo que tienes razón. —afirma acariciando su hombro y su hijo suspira —Me pidió callar por el bien de mamá, me dijo que tú le harías daño...
No necesitaba detalles explícitos, le bastaba saber que en adelante Kanoe se acostumbró a cruzar la zona permitida solo para un Vryzas Müller. Su hijo le afectaba narrar aquellos hechos, no era tan inocente como para no entender lo que había pasado. Se concentró en datos puntuales, aquellos que importaban y era el bienestar de su hijo en adelante.
—¿Tenía tatuajes? —se anima a interrogar al ver que se ha abierto del todo.
—Cubría su espalda y trasero, un dragón en colores rojos, negro y naranja. Un segundo en el pecho y otro en el cuello.
Lo vio aquel día cuando los pilló en la cama, luego cuando le explicó el significado de cada tatuaje. No lo tocó o lastimó y aquello era un triunfo en medio de todo. De hecho, que su hijo saliera ileso y ambos no lograran dañarlo en su contra, fue una victoria.
—¿Lo escuchaste hablar con alguien alguna vez o lo viste? —piensa un poco antes de hablar.
—Una vez, pero hablaban en ruso... era un hombre, solo eso puedo decir.
Y él no maneja el idioma, fue en videollamada, parecía mostrarle algo a quien estaba del otro lado.
—¿Algo como qué?
—El puerto y los alrededores, me dejó practicando en él ante jardín y quise ir a ver porque no llegaba —comenta bostezando —los escuché, pero no pude entender.
Una vez se asegura su hijo duerme, baja a fumarme un cigarro al jardín. Al final de la jornada, sabe al detalle de la traición de su esposa, de cómo Kanoe se ganó a su hijo, pero sigue sin tener el rostro de quien le ayudó. Salvo que es su enemigo, poderoso que cuenta con personal tan o más entrenado que él y con poder suficiente para obtener la ubicación de su familia.
En estos meses ha aprendido que no es la puñalada en la espalda lo que duele. Es cuando volteas y te das cuentas quien sostiene el cuchillo.
(...)
La relación entre ambos mejoró, la rutina volvió a ellos de la mano de los arreglos de la casa. Seguía sin darle la noticia del restaurante, pues quería darla cuando fuera un hecho.
¿Recuerdan los oficiales del primer día de escuela? Pues los llamaron e invitaron a un juego. Tenían un equipo entre amigos, padres y niños, compartían alrededor de una barbacoa. Fue la primera salida como familia, una fragmentada por la tragedia, pero no le fue mal.
—¿Te divertiste? —pregunta al ir de regreso aquel sábado.
Con una sonrisa en los labios, mejillas sonrojadas y sudor en todo su cuerpo asiente. Su traje deportivo es un asco y muy seguramente debe lavar el jeep mañana, pero el rostro alegre que le brinda lo paga todo.
—¿Volveremos?
—Si nos invitan —responde viendo el auto de su tío parqueado frente a su casa. —ve a asearte. —le pide.
Ambos se bajan, Anker saluda a su tío antes de entrar y Ángelo vigila su rostro gris. Preocupación, enojo, tristeza, dolor, son tantas las emociones que pasan por el rostro de su tío que acaba por preocuparse una vez está frente a él.
—Necesito de tu ayuda ... —el ruego que sale de sus labios no le gusta y lo que sigue menos —el campamento médico donde estaba Alexandra fue asaltado...
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