Capítulo 19
Suspiré profundo al despertar y no sentir a Touya a mi lado. Miré a mis lados pero no estaba y yo tampoco estaba encadenada. Me senté pero me sentía adolorida y tuve que hacer un esfuerzo mayor para pararme. Vi un espejo a un lado de la cama y me coloqué en frente para ver mi estado actual.
-¡Hm! -abrí los ojos de par en par al ver las quemaduras en mi cuerpo.
Se veían perfectamente las marcas de sus manos. Me di la vuelta y fue lo mismo o quizás peor ya que también habían mordidas como en mi cuello.
-¿Huh? -miré como pude mi espalda baja y chillé sorprendida y a la vez queriendo golpear a Touya.
-Creí que dormirías más tiempo... -hablando del rey de Roma.
Me di la vuelta y lo vi parado en la puerta recién abierta, de brazos cruzados.
-¡Tú! -lo fulminé y caminé hacia él, quien baja la mirada por mi cuerpo.
Recordé que no traía nada de ropa aún y me sonrojé pero me crucé de brazos y me cubrí con mis alas.
-¡¿Estás loco?! ¿Por qué me escribiste eso en la espalda?
-Es un recordatorio para ti, una advertencia para los demás -se me acerca hasta sujetar mi barbilla-. Significa que me perteneces; nadie más puede tocarte, solo yo.
Agarré su muñeca y la aparté mientras fruncía el ceño molesta.
-No soy un juguete como para escribirme tu nombre, idiota -élsonríe y yo fruncí aún más el ceño.
-Bueno, da igual, ya está hecho. Así que ya no importa cuánto te enojes conmigo.
-Dan ganas de ahorcarte -comenté pero él se inclina hasta mi oreja.
-¿Cómo lo hice contigo ayer...?
Me sobresalté y di un gran paso hasta atrás.
-¡Oye! ¡No digas esas cosas! -me cubrí por completo con mis alas para esconderme de él, que comenzó a reír roncamente.
Escuchar su risa... me gustaba...
Resoplé apartando esos pensamientos y me destapé antes de mirar a todos lados en busca de mi ropa. Me puse la ropa interior primero y luego mis pantalones; no pude ponerme mi remera porque alguien y no voy a decir nombres, la quemó.
La tenía en la mano, viendo el daño que le habían hecho. Pero lo sentí acrcarse, me hace dar la vuelta para luego agarrar mi cintura y tumbarme de nuevo en la cama, agarra mis muñecas a ambos lados de mi cabeza y me besa de nuevo con la misma intensidad que ayer.
-Oye... Dabi, espera, es muy temprano... -comenté, aún no me recomponía por lo de ayer y ya quería volverlo a hacer.
¡Me quiere matar!
-El sexo mañanero es lo mejor, ¿no lo has intentado ya?
-Sí, pero aún no me recompuse de lo de ayer.
Él se queja frustrado pero me suelta y yo pude sentarme en la cama. Lo miré un segundo e intente descifrar que es lo que haría conmigo, pero al no tener ni idea decidí preguntar.
-¿Vas a dejar que me vaya? ¿Me entregarás a los demás villanos? ¿Qué harás conmigo... Dabi?
-No dejaré que te vayas, y... por ahora... no planeo reunirte con la Liga -suspira-. Me tengo que ir, si intentas escapar lo sabré e iré a buscarte.
-¡Oye! Mi mamá seguro está preocupada por mí.
Él se queda en la puerta y me mira por sobre su hombro, con una sonrisa... sexy.
-Y debería de estarlo... al igual que tú, angelito.
Mi cuerpo vibra y mis alas se erizan. Él ríe antes de salir de la habitación y cerrar la puerta. Yo suspiré levantándome y fui hacia ésta pero la cerró con llave. Me crucé de brazos mientras fruncía el ceño.
-¡¿Qué se supone que voy a comer?! -le grité pero no obtuve respuesta.
Comencé a balbucear cosas hasta que vi la ventana y fui hacia ella, miré através del vidrio. Traté de abrir la ventana pero estaba soldada. Creé una pistola, me fui unos cuantos pasos atrás y disparé al cristal pero no se rompió. Intenté con la cerradura de la puerta pero tampoco.
-Demonios -me quejé.
Resoplé frustrada deshaciendo la pistola y me dejé caer sobre la cama.
-Bueno... lo intenté -me cubrí los ojos con un brazo.
Aunque vi mi muñeca, la marca de la mano de Touya seguiría allí por mucho tiempo. Mi estómago exigía comida y yo no podía dársela. Me quejaba y hacia berrinches cual niña de primaria en un supermercado en la sección de juguetes y golosinas. Me levanté de un salto pero me senté de piernas y brazos cruzados en el suelo.
Bufé aburrida y comencé a delinear en el suelo. Las horas pasaron tan lento que creía que el día era eterno, se hizo de noche y yo estaba muerta de hambre en el suelo. Hasta que escuché las llaves y luego vi la puerta abrirse y Touya entra. Levanté mi mano y lo apunté.
-Me quieres matar de hambre ¿cierto?
Él levanta una bolsa y me muestra la comida. Me levanté rápidamente y agarré la bolsa. Habían golosinas y ramen. Abrí el ramen del cual salía el vapor por lo caliente que estaba y comencé a comer al fin.
-¿Dónde fuiste? Me aburrí todo el día -comenté mientras masticaba.
-Fui con la Liga -responde simple y se sienta en la silla frente al escritorio.
-Aha, ¿en serio no me dejas salir? -él niega.
-¿Que parte de "estar secuestrada" no entiendes, angelito? -pregunta sonriendo.
Me encogí de hombros y terminé mi ramen para luego empezar con las deliciosas golosinas. Al fin algo de comida y además deliciosa, que bien me conoce este idiota.
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