Se había quedado en silencio, supongo que pensando en su respuesta o en qué evitar mencionar. Su mano, que había aflojado su agarre, vuelve a presionar mi cuello.

-No te interesa.

-¿Vas a hacer lo mismo? ¿Cómo cuando me ocultabas que era tu padre quien te hacía daño?

Él se quedó en silencio de nuevo, creo que sorprendido. Me suelta el cuello y parece alejarse un poco.

-Nunca podré entenderte, Touya...

-Dabi -corrige. Hice una mueca.

-Como sea. Solo quiero saber una cosa más... -suspiré-. Aquello que dijiste esa noche... ¿Lo decías en serio? ¿Realmente era tan hartante estar conmigo?

Mi voz se quebró un poco al recordar tan vivamente aquellas palabras. No hubo respuesta ni ruido alguno. Yo ya comenzaba a cuestionarme si seguía allí o se había ido. Apreté los dientes y agaché la cabeza molesta pero sentí por sorpresa como me tomaba por las mejillas, obligándome a levantar la cabeza, podía sentir su respiración contra mis labios.

-Cada maldita palabra... -intenté apartarme pero me agarra más fuerte-. Fue la mayor mentira que alguna vez habré dicho.

-T..Touya...

A pesar de tener la venda aún sobre los ojos, abrí estos de par en par al sentir como sus labios se pegaban a los míos tan intensamente. La venda en mis ojos se humedecía por las lágrimas... No pude evitarlo y correspondí a aquel beso como siempre había anhelado, desde que éramos más jóvenes.

-Idiota... -murmuré cuando se separa un segundo.

Me había dejado sin aire, razon por la que mi respiración ahora estaba agitada, pero luego me besa nuevamente. Podía sentir su labio sano y su labio quemado pero en realidad no me importaba, para mi era lo mismo... el mismo sabor...

Una de sus manos, que anteriormente sostuvo mis mejillas, baja rozando mi cuello pero enseguida ambas manos me sujetan la cintura y me apega a él para alcanzarme mejor. El beso era intenso y apasionado, casi podía sentir que quería arrancarme la ropa en ese instante, pero de alguna manera... también era tierno y dulce a la hora de tocarme. Como si no quisiera lastimarme de verdad. Cosa que me sorprende.

Muerde mi labio inferior y jala de él para luego soltarlo, escuché que jadeó de forma que me erizó todos los pelos del cuerpo.

-Te extrañé... no sabes cuanto -hablé luego de sentir como él me abrazó.

-También te extrañé...

Esas simples palabras me alegraron más que antes. No creí que Dabi fuera a decirlas... Empecé a sentir que la venda en mis ojos se aflojaba y luego caía. Parpadeé unas cuantas veces para acostumbrarme a la luz y luego vi a todos lados. Estábamos en una habitación un poco pequeña con solo una cama, unos estantes y un sofá.

-No estamos donde la Liga... -comenta él al ver mi mueca de confusión.

-¿Ellos saben que estamos aquí? -pregunté. Él negó.

-No saben donde estamos pero saben que yo estoy a cargo de vigilarte.

Asentí comprendiendo pero volteé a ver mis muñecas. Las levanté un poco pero apenas podía hacerlo por lo corto de las cadenas.

-¿Piensas dejarme estas puestas o... crees que puedas quitármelas?

Él suspira mientras me mira y se acerca peligrosamente a mí otra vez.

-Estás secuestrada... ¿quién me asegura que no te irás al momento de quitártelas? Además... -suspira y pasa sin pudor su vista por mi cuerpo-. Es tentador tenerte de esta manera...

Me sonrojé al instante. Claro que había pensado en Touya de esa manera, de ángel solo tengo las alas, pero... saber que él también piensa eso de mí...

-¡Touya! -aparté la mirada avergonzada.

Escuché su risa, la cual era ronca y profunda, e hizo que mi cuerpo entero temblara y más cuando sentí sus labios rozar contra mi oreja.

-Admite que... también te tienta la idea... después de todo... no eres un angelito tan puro, si tienes esa clase de pensamientos...

Me sonrojé hasta las orejas pero recordé algo al instante que me hizo sentir culpable y... estúpida.

-Y..Yo... tengo novio -comenté.

-¿Lo recuerdas ahora luego de besarnos?

Hice una mueca de culpabilidad por eso, bajando más la mirada y pensando en lo mala novia que soy. Aún no había hablado con Ryo, dije que lo iba a hacer después del campamento pero sucedió lo que sucedió y... no pude hacerlo. No es excusa, y por eso me siento mal.

-Lo digo para que no hagas algo más -le respondí con completa ingenuidad. Recordé en qué posición estábamos cuando vi de reojo su sonrisa de diversión.

-¿Crees que me importa? Angelito... Soy un villano, no me importa que tengas novio, aunque eso ya lo sabía.

Abrí los ojos de par en par y volteé a verlo mejor.

-¿Lo sabías?

-Sí, ¿en serio te creíste eso de que cambió por ti? Necesitas abrir los ojos, angelito.

-¿Qué quieres decir...?

Touya me mira sonriendo y sorpresivamente me deja acostada sobre la cama, con él encima.

-¿T..Touya...? -apenas pude pones mis manos frente a mí como "protección".

-Esa pelea, que según tú fue lo que te hizo cambiar tu forma de verlo, fue solo el mejor momento para ellos. Se habían molestado por otra cosa y usaron la situación a su favor, la pelea fue real... pero las razones no fueron las que tú crees. ¿Crees que te está buscando? Está de vacaciones con otra mujer, pagándo las cosas con tú dinero. A él no le importas, angelito.

Me enojaba, él hablaba como si supiera algo de nosotros siendo que él jamás estuvo. ¿Y quiere llegar ahora y hacerme cambiar de parecer con respecto a Ryo? Se ha vuelto más imbécil que antes.

-No es verdad... no puede ser... Ryo es bueno -lo miré segura-. Me ayudó muchas veces, estuvo para mí en mis peores momentos... mientras que tú no.

Me mira sorprendido pero a la vez decepcionado. Aún así, seguía pensando en sus palabras, mi seguridad flaquea un instante y quise mantenerme firme.

-No te crees ni a ti misma. Se nota. Sabes que lo que digo es verdad.

-No. -lo miré molesta-. No puede ser verdad.

-Eres una ilusa, angelito.

-Ya cállate, Touya. Es cierto que saber que no estás muerto me alegró tanto, pero estás siendo un maldito imbécil.

Me mira con severidad antes de agarrarme por sorpresa ambas muñecas y apoyarlas a los lados de mi cabeza, quemándolas un poco y haciéndome hacer una mueca de dolor.

-Suéltame -exigí.

-¿Aún crees que te haré caso? En este momento solo quiero hacer uso de ti... -acerca su rostro a mi cuello y baja hasta mi pecho, jadeé sorprendida-. Con novio o no; con tu consentimiento o no... Eso no me importa.

-Touya por favor... no lo hagas... Así no... -pedí ya rogándole.

-¿Qué? ¿Te doy miedo? -levanta su cabeza hasta estar frente a frente conmigo.

Lo miré a los ojos, aquellos azules que seguían brillando como siempre a pesar de todo. Por un momento recordé al Touya de años atrás. Mi mano se extiende con esfuerzo hasta su mejilla, tocandola ligeramente.

-Jamás me darías miedo... -respondí segura, pero cambié mi expresión a una de lastima, dejándo caer de nuevo mi mano-. Pero no quiero que esto sea así, sé que a ti no te importa pero a mí sí. No quiero hacer esto contigo teniendo novio, y quiero darte mi consentimiento antes...

Él se me queda viendo de nuevo pero entonces cierra los ojos y resopla. Por más que Touya pueda llamarse a sí mismo un villano, sé que no es capaz de lastimarme de verdad así... aunque lo niegue, por sus acciones se nota que mis deseos le importan. O sino, ahora mismo no estaría levantándose de encima de mí.

-No me crees, eh...

-Lo siento, pero pasé más tiempo con Ryo que contigo... -respondí sentándome.

-Está bien. Tendré que demostrártelo.

-¿Qué?

Touya agarra la venda de nuevo y me cubre los ojos antes de que pueda apartarme. ¿Qué estaba haciendo?