Ha pasado una semana del atraco de ese ladrón de guante blanco, kaito y conan salen muy a menudo, aunque la gente los vea como hermanos.

«La realidad que vives es un sueño, que cuando termine sera olvidado»

Kaito y conan caminaban con las manos entrelazadas, el niño con un leve sonrojó, que solo el ladrón podía provocar, pero se sentía triste, como el ataba a kaito de esa forma, kaito... No merecía esperar 10 años para que el creciera, por que no sabia si existía cura, para aquel veneno, que lo rejuveneció 10 años, no quería que kaito se sintieron obligado a esperar y mucho menos atado.

Por otra parte kaito se sentía feliz, claro deseaba que el detective volviera a su verdadero forma, pero si no era posible tendía que esperar, porque si el en verdad lo ama, lo esperara, no importa que no vuelva a ser el detective shinichi kudo, no importa lo que tenga que esperar.

Alguien los vigilaba, Dios y Lucy los veía, Lucy parecía molesta, estaba haciendo un puchero, después de todo, ella cumple los pecados capitales, uno de ellos era la gula, y la vanidad, él la miraba, como ella veía el carrito de helados, y no vigilaba a la pareja, algo que a Dios no le gustaba era la pareja de mismo sexo, eso era un pecado, por eso mismo los había castigado.

–Lucy que haces–. Dijo al ver a la aludida dirigiéndose al carro de helados.

–Quiero uno–. Dijo sin dudarlo, dios sabia a que métodos iba a acudir lucifer, así que suspiro y la agarró de la mano impidiendo que marchase.

–No, lucy tienes algo que hacer y es recapacitar este error–. Le dijo, ella lo miro con disgusto, y por un momento aquellos ojos parecieron rojos sangre, como los de un gato, pero se le olvidaba algo, el es mas poderosos que ella.

–No, prefiero ser castigada–. Susurro entre dientes, él escucho y se limito a suspirar, esparció una luz blanca que hizo desaparecer a Lucy.

Ella apareció en un lugar, montañoso, la única luz era una color naranja y roja, se escuchaban gritos de dolor, pidiendo ayuda, y suplicando, otros pidiendo perdón, o cosas así, Lucy suspiro, y se dirijo a un trono en lo alto, y se sentó, allí podría ver todo el hermoso paisaje, aun dios sabía lo que la tranquilizaba y le gustaba, solo le gustaba una cosa y la tranquilizaba a la vez eso era ver a la gente sufrir, ver a la gente sufrir, suplicar por su vida, era tan divertido, desde lo alto observaba a muchas personas, quemadas de la cara, unas personas vestidas de rojos, tanto hombre como mujer, tenían alas negras y vestían de negro, eran sin duda demonios, ellos golpeaban a la gente, o las aventaban al fuego.

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Kaito, llevo a la casa de ran al pequeño detective, el sonrió, toco la puerta, y la chica peli cafe oscuro, y ojos azules, lo miro con odio, ambos se odiaban ¿Porque? Todo era tan simple, ambos pelean por el amor de shinichi, aunque ella sabia que shinichi amaba a kaito, ella quería entablar una amistad con dicho detective, pero kaito con sus celos posesivos no lo permitía, por desgracia esa pelea duró solo una semana, porque el detective volvió a encoger, pero ambos se odiaban, ran dejaba que conan saliera con kaito, porque el pequeño no tenia la culpa de dichas peleas, conan por su parte sabia que todo era culpa de el y eso lo hacia sentirse mal.

–Pasa conan-kun–. Dijo ran dejando pasar al menor, sin embargo no invito pasar a kaito. –Adiós–. Dijo cerrándole la puerta en la cara al mago, el Mago bufo, cortando la vuelta y yéndose, maldiciendo  mentalmente a la karateca.

–"Maldita karateca, marimacho, quien se cree, shinichi es MIO, me pertenece"–. Pensaba el ladrón caminando, en la calle, se fijo de lado a lado, antes de pasar, escuchó un sonido sordo, que lo hizo percatarse y moverse rápidamente, una bala paso muy, muy cerca de su rostro, por fortuna no lo rozó, buscó el origen de la bala y vio a una persona arriba de un edificio, no se apreciaba bien, pero vestía de negro, una capucha cubría su rostro, y traía una pistola de francotirador, sin duda lo quería matar, después de todo un francotirador no falla o ¿si?, ese hombre al darse cuenta que el mago lo observaba no disparo, y decido retirarse por mientras no lo eliminaría, recogió sus cosas, y se puso de pie y se retiro, desapareciendo de la vista de kaito.

–¿Quien era...?–. Dijo kaito ocultando el temor, con su típica cara de poker face.

Algo que ni Lucy sabia era que ellos tenían distintos destinos, aunque Lucy supiera eso, ella trataría de cambiarlo, Dios solo quiere protegerla, porque el sabe tanto como ella, que el destino es algo que no se puede cambiar y si alguien lo trata de cambiar sufrirá el peor  los castigos, tal vez a lucy no le seria tanto, por que después de todo ella es la reina de las tinieblas, pero sus sirvientes pagarían por ella, y el no quería ver que Lucy saliera dañada.

Si tratas de cambiar el destino, tu vida estará en peligro, y si no lo llegas a estar, todo en ti cambiara, desde el físico, y tu corazón arrepentido sera, tu belleza se acabara, como cuando los años pasan en ti, peor será.
Huye no trates de escribir tu propio destino, los que te rodean estarán en peligro, y tu el castigo obtendrás si en verdad te aprecias es mejor que lo dejes de intentar.